De Margaritas y Un Amor itali...

By autumn-may

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Tiziano Amรฉndola es un hombre de negocios y padre soltero. Desesperado por encontrar a alguien que cuide de s... More

๐ŸŒผ Aclaraciรณn ๐Ÿฆ
๐ŸŒผ Sinopsis ๐Ÿฆ
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By autumn-may

Después de retornar del restaurante, Tiziano volvió a hablarle a Génesis mientras iban a buscar al niño a la casa de sus padres.

―Si quieres el sábado podemos hacer una reunión para festejar tu cumpleaños, así está Stefano también.

―Me encantaría ―le dijo con una sonrisa.

―Ve a buscar a tu niño ―contestó el hombre estacionando sobre la acera de la casa de sus padres.

La joven se bajó del auto y caminó hacia la casa de sus suegros donde tocó el timbre y Giulietta le abrió la puerta.

―Hola ―le respondió luego de darse un beso―, ¿no quieren pasar? ―preguntó la mujer―. Stef recién se duerme.

―Está bien, le aviso a Tiziano.

Cuando ella volvió al auto, él ya estaba bajándose del mismo.

―¿Qué pasó? ―inquirió él, aunque se hizo el preocupado.

―Tu madre quiere que entremos a la casa, dijo que el niño se acaba de dormir.

―De acuerdo.

En el momento en que los dos entraron al hogar, un grupo de personas le cantaron el cumpleaños a Génesis. Ella estalló en llanto y el pequeño caminó con pasitos ligeros hacia la joven para abrazarla por las piernas y enseguida lo alzó en brazos. Cuando quedaron frente a frente, él la abrazó por el cuello mientras que la muchacha le acariciaba la espalda y el cabello.

Cada uno de los familiares fue acercándose para saludarla, estaban también su primo y sus tíos. Aunque todos habían cenado, la familia de Tiziano junto con Alejo habían realizado algo parecido a un cóctel post-cena. Para agasajar a la cumpleañera y para estar todos juntos también.

―¿Tú lo sabías? ―le preguntó al italiano con intriga.

―Por supuesto, ¿por qué crees que te dije en llevar al niño con mis padres? Todo estaba preparado de antemano, Génesis.

―Con razón cambiaste de parecer cuando me dijiste que lo llevabas con sus abuelos, pero tampoco sospeché algo como todo esto. Fue una sorpresa, te lo agradezco mucho ―le respondió dándole un beso delante de todos.

―No fue nada ―dijo, correspondiendo a su beso.

―Dime algo, porque hasta recién me doy cuenta, ¿cómo es que me has regalado un pasaje libre si tienes un avión privado en donde puedes ir a cualquier parte cuando quieras? ―inquirió con mucha intriga.

―Lo sé pero quiero que experimentes también un vuelo en primera clase, iremos así y volveremos con el avión privado.

―¿No te parece que es mucho? ―volvió a preguntarle algo preocupada.

―Para nada. Cualquier cosa con tal de verte feliz ―le expresó con sinceridad.

―Te he dicho que el que estés conmigo, es sinónimo de felicidad para mí. Pero... si quieres contentarme más, regálame un diamante ―le contestó entre sarcástica y sugestiva.

―Ya tienes el par de aretes de corazones.

―Ya sé pero yo me refiero a otra clase de diamante ―sugirió con una sonrisa compradora.

―No piques, Génesis ―emitió con otra sonrisa y posando sus manos sobre los hombros de la joven que tenía por delante.

―No pico, solo me gusta decirte indirectas.

―Palabras directas también me dices.

―No las puedo evitar, lo siento ―habló haciéndose falsamente la avergonzada.

―Tú no lo sientes, solo te gusta picarme, es lo que te sale mejor.

―Si lo sabes bien, ¿por qué me lo dices? ―formuló entre risas.

Él solo la tomó de la nuca y maxilar y girando su cabeza hacia él, la besó de lleno, sin decirle algo más. Simplemente le dio un beso que casi le quita el aliento y lo más vergonzoso era que lo había hecho frente a todos.

―Dejen de comer... por favor ―contestó Brunella con burla y risas.

Ambos se rieron también cuando la escucharon.

―Tú debes de comer con Alessandro a escondidas ―acotó su hermano con burla también.

La italiana se hizo la ofendida para luego descostillarse de la risa.

Pasada la hora y media, Génesis fue agasajada con un bonito pastel de cumpleaños, un poco más grande que el que había recibido dentro del restaurante y ante los familiares, sopló las velitas cuando le cantaron el cumpleaños y pidió los tres deseos.

Cuatro horas duró el festejo y luego cada familia se retiró a sus casas, Alejo lo hizo junto con sus padres en un hotel, aunque Tiziano les había ofrecido la casa. Ellos volvieron a la casa y la muchacha acompañó al niño a su dormitorio para ponerle el pijama y hacerlo dormir con un cuento, aunque no lo entendiera del todo.

Mientras él esperaba por ella dentro de la cama, hablaban sobre la organización de la fiesta que quería hacer el italiano.

―El fin de semana que viene, podríamos ir a ver la casa, ¿quisieras? ―le preguntó él.

―De acuerdo, así veré los espacios que hay para poder decorar los rincones y demás.

―Bueno, iremos temprano y si quieres nos quedamos a pasar el fin de semana en la casa.

―¿No queda lejos de aquí? ―dijo curiosa, asomándose a través de la puerta.

―Sí, es algo lejos por eso tendremos que salir temprano de aquí, nos llevará por lo menos seis horas y poco más.

―¿Iremos en auto? ―volvió a interrogarlo pero esta vez ya saliendo del baño y entrando a la cama.

―Sí, te aseguro que el paisaje de la carretera te encantará, por eso preferí ir en coche.

―Sé que me gustará mucho ―le respondió y él apoyó el cuerpo de la joven contra el suyo―. Dime otra cosa, ¿te quedarás hoy en la casa o irás más tarde? ―le inquirió mientras sentía la lenta caricia que el hombre le estaba dando sobre su brazo apoyado contra el abdomen.

―¿Tú quieres que me quede aquí con Stef y contigo? ―formuló acariciando su cabello.

―Sí pero sé también que debes trabajar, aunque podrías quedarte con nosotros, ¿u Ottavia se pondrá furiosa si no vas?

―Por ella no te preocupes, hace rato no trabaja más para mí.

―¿Por qué? ―le expresó incrédula y levantándose un poco de su cuerpo para mirarlo.

―La despedí ―dijo tajante.

―¿Lo hiciste por mí? ―reformuló asombrada.

―En parte sí, pero también fue porque se me insinuó varias veces más antes de tener una relación amorosa contigo y después de la misma. Así que decidí echarla para evitar todo tipo de líos.

―¿Acaso tenías miedo de sucumbir a sus encantos? ―le formuló picándolo de nuevo.

―Sucumbiré a tus encantos si sigues tirándome esas indirectas ―le dijo mirándola.

―¿Y por qué no lo haces? ―le volvió a decir haciéndole círculos con el dedo índice sobre sus pectorales.

Tiziano la dio vuelta para ponerla sobre el colchón y la besó con ansias, ella se aferró a su cuello para besarlo con placer. Cuando escucharon la puerta que se abría, frenaron los besos y se dieron vuelta para mirar al pequeño.

―¿Qué pasa Stef? ―le preguntó su padre mientras ponía un mechón de su cabello detrás de la oreja.

El niño levantó sus brazos en señal de querer subir a la cama y él lo alzó en brazos, el italiano miró a Génesis que se reía ante lo que había sucedido.

―Ni digas algo, está bien si quiere dormir con nosotros ―le contestó con afirmación.

―No entiendo cómo bajó de su cama ―emitió incrédulo y curioso.

―Te sorprenderías las de cosas que hacen los niños, son muy ingeniosos y se las rebuscan bastante bien, aparte de la picardía que tienen ―le expresó con diversión.

―Ya lo creo que sí, me dejó pasmado cuando lo vi aquí dentro.

―Para mí fue algo normal, porque sé el ingenio que tienen y las de travesuras que son capaces de hacer. Cuando trabajaba en Buenos Aires, recuerdo que tuve que cuidar a uno de los niños del barrio, el pequeño tenía 3 años y terminó por colgarse de la lámpara principal del comedor, cuando lo vi lo quise comer crudo, me entró pánico de saber que podía caerse, así que subí a la mesa y lo cacé al vuelo. El señorito reía a carcajadas cuando lo atrapé mientras que yo casi me hago pis encima.

―¿Una nena tan grande como tú cómo se va a hacer pis encima? ―inquirió con burla, habiendo recreado casi las mismas palabras de cuando ella se lo dijo a él apenas se habían conocido en persona.

―Sinvergüenza ―respondió seria y entrecerrando los ojos mientras lo miraba.

Tiziano solo le sonrió porque sabía bien que estaba recordando aquel momento también. Pronto la besó sujetándola de la nuca.

―¿Cómo se subió a la lámpara? ―preguntó él apenas se separó de ella.

―Se subió a la mesa con astucia y se colgó de la parte principal de la araña. La lámpara tenía como una especie de péndulo en el medio, de ahí se colgó y el crío se columpeaba como si estaba en una hamaca.

―Terrible el pequeño ―contestó entre risas.

Génesis bajó la vista a Stefano quien dormía dentro de la cama y le acarició el cabello para después darle un beso en la frente.

―Y sí, era terrible Darío, le gustaba hacer esa clase de cosas pero nos llevábamos muy bien ―dijo con una sonrisa de alegría y nostalgia a la vez―. ¿Dormimos? ―sugirió la joven.

―Sí ―le respondió y ambos volvieron a acostarse.

La muchacha apagó la luz de la lámpara de la mesa de noche y abrazando al pequeño se quedó dormida.

Durante todo lo que faltaba de la semana, Tiziano se la pasó entre la oficina y su casa, más que nada para ayudar a Génesis con los arreglos de la fiesta que él quería realizar. Y aunque no quería ver algunas cosas, las miraba de reojo cuando ella no se daba cuenta. Él aprovechó en que estaba un rato con Stefano, para escribirle algo en la página de la agenda que tenía abierta.

<<Sei la luce dei miei occhi. Ti amo fino al infinito.>> (<<Eres la luz de mis ojos. Te amo hasta el infinito.>>)

La joven estaba con su niño aprendiendo letras, aunque la mayoría eran garabatos, pero por algo se empezaba. Entre besos, mimos y enseñanzas, pasó más de una hora con él. Lo dejó solo jugando con algunas formas de colores para encajarlas en sus sitios correspondientes mientras ella volvía a revisar la agenda en donde había dejado lo que estaba realizando.

Se encontró con una preciosa sorpresa que yacía escrita con la letra de Tiziano, al darse vuelta para mirarlo, ya que estaba él apoyado contra la mesada de la cocina, observándola y sonriéndole también. Ella lo abrazó por la cintura y él por los hombros. Le besó el cabello y la joven separándose para mirarlo de nuevo, le habló;

―Es preciosa la frase.

―No es conocida, es lo que tú significas para mí.

Cuando Génesis escuchó aquellas palabras, se derritió como un helado al sol y poniéndose en puntas de pie, llegó a sus labios para darle un beso.

―Te amo hasta el infinito también, Tiziano.

El hombre volvió a besarla y ella correspondió el beso también.

El viernes mucho más temprano que de costumbre, emprendieron el viaje hacia Laglio para ir a conocer en persona la casa que había comprado Améndola y de paso quedarse allí durante el fin de semana. Como Stefano ya tenía algo de edad suficiente para estar solo en el asiento trasero y con el cinturón de seguridad puesto, ella se sentaba en el asiento del acompañante y de vez en cuando pispeaba para ver qué era lo que hacía el niño.

Hicieron dos paradas por el pequeño para que no estuviera tan cansado del viaje y compraron algunos alimentos y gaseosas para comer en el viaje. Faltaba muy poco para llegar y a medida que Tiziano se acercaba a la casa, el paisaje iba cambiando y Génesis iba modificando las expresiones de su rostro también.

Apenas el italiano aparcó el coche en la zona de la playa de estacionamiento que tenía la casa, los tres bajaron. Él la miró y sonrió.

―Veo que estás sorprendida ―comentó con una sonrisa.

―¿Qué te parece? ―preguntó como si lo afirmara.

―Vamos a ver la casa por dentro ―le dijo abrazándola por los hombros mientras la joven tenía en brazos a Stefano.

No podía creer todo lo que en aquel instante estaba observando, desde la belleza del interior de la casa hasta el patio que daba al lago de Como. Tragó saliva con dificultad cuando se acercó más a la terraza que daba al maravilloso paisaje.

―Es imposible que organice a tiempo algo como lo que quieres ―le respondió sin saber qué más decirle.

―Podemos venir unos días antes para que te acomodes en realizar todo lo que quieras. En junio pienso enviar las invitaciones, de eso me encargo yo.

―Bueno, tú sabes a quién debes invitar, ¿le dirás a Alejo?

―Por supuesto y lo llamaré yo también.

―De acuerdo.

Los tres volvieron a entrar a la casa y se instalaron por aquel fin de semana en una sola habitación, por lo que el niño dormiría con ellos. El sábado por la mañana, Génesis preparó el desayuno mientras anotaba en su agenda varias cosas para la fiesta y bosquejaba los rincones de la casa y patio para saber dónde armar los arreglos florales o telas. Debía averiguar sobre algunos caterings de comidas, florerías, decoraciones y varias cosas más para que en el momento indicado, estuviera todo organizado y sin contratiempos.

Tiziano y Stefano bajaron para estar con ella y el primero la ayudó a terminar de preparar el desayuno mientras que al pequeño lo sentó sobre una manta en el piso para que estuviera tranquilo jugando con sus formas de colores.

―Necesito saber algo ―le dijo rascándose la cabeza con un bolígrafo y haciendo una mueca con la boca en señal de dudas.

―Dime ―contestó intrigado y mirándola.

―Como harás acá la fiesta, recomiendo buscar de aquí mismo el catering y todo lo que se necesite para la organización, lo veo más viable eso que se traslade todo lo que pida hacia aquí.

―Me parece bien.

―Si conoces algunas tiendas como las que necesito, estaría encantada que me lleves a verlas y de paso entre los dos elegimos las cosas, ¿qué te parece?

―Está bien ―le expresó con una sonrisa y dándole un beso en los labios―. Supongo que si pones Laglio en el buscador, saltará la página oficial de la ciudad y allí encontrarás muchas cosas y seguro también lo que buscas ―comentó entre risas.

―¿Acaso me estás insinuando que no sabes de ninguna tienda de decoración o florerías? ―le inquirió ofendiéndose falsamente.

―Podría decirse que sí.

―Bueno... ―dijo pensando―, si es la primera vez que vienes aquí y solo has visto la casa por internet, es factible que no conozcas nada del lugar, en ese caso, es una gran idea para que salgamos los tres y mientras paseamos, vemos las tiendas de las que necesito saber precios y demás cosas.

―No escatimes en los gastos.

Génesis lo miró perpleja, pero si le decía eso, debía hacerse como el señor Améndola deseaba.

Tardaron el mes y medio en organizar aquella fiesta porque Tiziano quería algo grandioso y con ello quiso que la joven eligiera todo lo mejor, desde la decoración, como así también el catering de comidas, los arreglos florales y demás cosas que eran necesarias para el festejo, pasando por la vestimenta, porque quería que Génesis sobre todo, se luciera y para eso no se preocupó en el valor del vestido y lo que era indispensable para complementar el vestido.

Con el largo tiempo que había pasado hasta mediados de julio, Tiziano y Génesis habían vivido muchas cosas, desde discusiones y risas, hasta enojos y alegrías, antes de ser una pareja y posterior a eso también.

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