De Margaritas y Un Amor itali...

autumn-may द्वारा

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Tiziano Améndola es un hombre de negocios y padre soltero. Desesperado por encontrar a alguien que cuide de s... अधिक

🌼 Aclaración 🍦
🌼 Sinopsis 🍦
🌼 Prefacio 🍦
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🌼 Epílogo 🍦

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autumn-may द्वारा

Antes del mediodía, Génesis se deleitó nadando en la piscina cubierta del hotel antes de almorzar y por si fuera peor, apareció Tiziano allí también.

El cretino no tuvo mejor idea que presentarse frente a ella con un speedo tan ajustado que era inevitable que los ojos no cayeran en la zona de peligro.

―Podías haberte puesto cualquier otra cosa, incluso prefería un bóxer ―comentó como sugerencia.

―Es problema tuyo si tus ojitos miran lugares que no tienen que mirar ―acotó con sarcasmo y tirándose de cabeza a la piscina.

Ella salió del agua cuando él sacó la cabeza al aire. Se recostó en uno de los sillones e intentó relajarse un rato con los ojos cerrados. Suspiró y trató de pensar en otras cosas y no en el beso de anoche o bien de lo perfecto que le quedaba aquel speedo al italiano.

Pronto sintió su presencia cerca de ella y terminó por abrir los ojos, lo tenía sentado a su lado y pegado con otro sillón.

―Hay espacio de sobra como para que te arrimes demasiado a mí ―le dijo algo molesta.

―Me gusta estar cerca de ti ―le confesó y ambos no pudieron evitar mirarse a los ojos, hasta que él volvió a hablarle―. ¿Aceptas almorzar conmigo con tranquilidad y sin nada raro? ―le preguntó regalándole una sonrisa que ella volvió a derretirse por completo.

Aunque Génesis tenía sus dudas al respecto, lo aceptó igual.

―Dejaré pasar lo que sucedió anoche ―contestó tajante y actuando como si nada de todo aquello le habría afectado.

―Perfecto, a la una de la tarde, te espero en el restaurante del hotel ―le respondió levantándose del sillón y yéndose a la suite.

―Creí que te quedarías más tiempo aquí ―le emitió desconcertada y abriendo los ojos con asombro.

―¿Y que termines mordiéndome? No, gracias ―le expresó entre risas y mirándola de reojo con picardía.

La muchacha se removió en el sillón ante la manera en cómo la había mirado, sintió que la había atravesado. Cuando quedó sola allí, suspiró e intentó calmarse más. Ya no podía creer que Tiziano le afectara tanto y no sabía qué hacer o cómo actuar frente a él. Había sido irremediable no terminar enamorada de él y dándose cuenta de aquello volvió a suspirar con pesar.

Miró la pantalla del móvil para comprobar que era tiempo de subir a la suite y comenzar a prepararse para el almuerzo. Tomó la bata de playa y el teléfono móvil y salió de allí para entrar directo al elevador y subir al piso donde estaba alojada.

Se dio una ducha para poder distenderse más y luego se secó para comenzar a vestirse y arreglarse. Había terminado por elegirse un pantalón de algodón y una camisa de mangas largas, zapatos de taco y se acomodó el pelo para luego maquillarse, perfumarse y colocarse un par de accesorios. Antes de salir de la suite, su teléfono móvil sonó, miró la pantalla, era Alejo.

Génesis atendió la llamada de larga distancia.

―Hola primo, si buscas a Tiziano, no está ―le dijo en parte mintiéndole.

―No quiero hablar con él, quiero charlar contigo. ¿Tienes unos minutos?

―Dime, ¿qué sucede? ―le preguntó curiosa.

―Sé que quizá luego de esta conversación me odiarás pero si lo he hecho fue porque creí que con eso te protegía de Tiziano.

La joven tragó saliva y de a poco comenzó a ponerse nerviosa.

―¿De qué me hablas, Alejo? ―inquirió con dudas y desconcertada.

―Siempre te dije que no era un hombre para ti y solo lo hice con el fin de que no sufrieras, pero estuve siempre equivocado, te haría realmente feliz y si te digo esto es porque acepto que tengas algo con él. Sé que desde siempre te ha gustado, incluso creo que algo se removió en tu interior cuando lo conociste por primera vez.

Génesis se quedó extrañada y asombrada ante aquellas palabras de sinceridad de su primo.

―Alejo, no creo que deba. Aunque yo sienta algo por él, Tiziano nunca me dijo algo.

Aunque el argentino en su momento le dio el acceso libre a su mejor amigo para que tuviera algo sentimental con su prima, este no le comentó nada a ella, porque quería que fuera Tiziano quien diera el primer paso si tanto le decía que quería a Génesis.

―¿Nunca? ¿Nada? ―preguntó solo por saber―, ¿ni siquiera indirectas?

―Las indirectas que él me decía no las tomé en cuenta porque me las decía y me las sigue diciendo en chiste. No podría tomarlas en serio.

―Ya veo ―le dijo pensativo―. Pero no importa, si realmente te gusta y estás enamorada de él, puedes quedarte tranquila que no te diré más nada. Lo mejor para ti es Tiziano y te pido perdón por las veces que intenté persuadirte en decirte que no te convenía y que no era un hombre para ti. Mereces que te quieran bien y con amor, Tiziano es un gran hombre y si te llamé para decirte esto es porque por mi parte no van a tener ninguna prohibición, yo fui el imbécil que te dijo que no era un buen hombre para ti pero es todo lo contrario, Tiziano siempre ha sido un gran tipo y serías inmensamente feliz con él.

―¿Él te dijo que le interesaba? ―le preguntó con intriga y dudas, levantando sus cejas con asombro―. No creo que un hombre como él te haya dicho cosas sobre mí ―le dijo entre risas―, aparte yo soy la que está interesada en él y no al revés.

―Entiendo, pero bueno... no sé que le pasa por la cabeza a Tiziano, solo te llamaba para decirte que si surge algo entre ustedes, yo no seré el que te prohíba algo, eres muy madura para la edad que tienes y sé que harás las cosas correctas.

―Te agradezco que me hayas llamado. Creo que... ―le contestó sentándose en el diván de los pies de la cama―, lo necesitaba escuchar de ti porque aunque me lo dijiste reiteradas veces eso de tu amigo, siempre creí que si tenía algo con él, tú no te irías a enojar.

―No tendría que enojarme si habría surgido algo entre ustedes mucho antes pero también está el hecho de saber que tenemos una amistad de por medio y que tú principalmente eres mi prima, casi una hermana.

―Lo sé ―le expresó sin saber qué más decirle.

―En fin... te dejo tranquila.

―Nos vemos pronto. Saludos a tus padres y un beso a ti, primo.

―Gracias, serán dados. Saluda de mi parte a Tiziano y a Stefano.

―Lo haré.

Ambos cortaron la llamada, más Génesis no le había comentado nada sobre los besos que se había dado con Tiziano y mucho menos el beso abrasador que el italiano le dio la noche anterior y que por culpa de su primo, ella lo terminó rechazando. Porque si ambos continuaban, estaba más que segura que habrían terminado en la cama. Intentó calmarse cuando pensó todo aquello que podría haber pasado y dejando sobre la mesa redonda el móvil, caminó hacia la puerta para salir de allí y encontrarse con Tiziano en el restaurante del hotel.

Cuando los dos se miraron, él se levantó de la silla para esperar que se acercara y poder sentarse de nuevo con ella. El mozo enseguida los atendió y les hizo entrega de dos cartas.

―Te envía saludos Alejo, acaba de llamarme.

―Gracias, ¿qué necesitaba? ―preguntó frunciendo el ceño y poniendo un mechón de su pelo detrás de la oreja ya que le bloqueaba la visual.

―Nada, saber cómo estábamos ―le dijo mirando con atención el listado de platos calientes―, anoche el mozo que me atendió me dijo que la cena que pedí estaba ya paga, ¿cómo? ―le preguntó entrecerrando sus ojos mientras lo miraba.

―Dejé dicho que cualquier cosa que pidieras lo cargaran a mi cuenta ―le respondió sin mirarla.

―Haciendo esas cosas sin que me entere, me siento una ramera ―le contestó tajante y sin vueltas.

―¿Por qué? Yo no te considero una y si lo hago es porque quiero, así de simple. Aparte del fin de semana de spa, el paquete incluía almuerzos y cenas.

―¿Almuerzos y cenas contigo? ―le inquirió con picardía.

―¿Acaso te viene mal compartirlas conmigo? ―formuló esta vez mirándola directamente a los ojos.

―¿Qué más quisieras compartir conmigo, Tiziano? ―fue una pregunta tan sugestiva que él se sorprendió y no supo qué decirle―, a veces veo la manera en cómo me miras y me hago la tonta ―le confesó por lo bajo y algo avergonzada.

Haber sabido por Alejo que tenía vía libre para acercarse más a Tiziano sin que se enojara, sintió que su lengua se estaba extralimitando con decirle cosas de ese tono a su jefe/amigo, porque ya ni ella misma sabía cómo llamarlo y pensó que se estaba comportando como una idiota frente a él, pero así la ponía, insegura, tímida y sobre todo más enamorada que antes.

―Génesis, eres demasiado jovencita y no quiero joderla contigo ―le expresó incómodo por la forma en que se lo había dicho, porque después de todo, no eran nada verdad aquellas palabras.

Ella levantó la cabeza de la carta del menú cuando escuchó lo que le había dicho, porque él había escuchado lo que ella le dijo antes, tragó saliva con algo de dificultad y solo asintió con la cabeza. No tenía nada más para decirle. Estaba más que claro que Tiziano no tenía ninguna intención en avanzar más de lo debido con ella y en parte se sintió como una estúpida por pensar cosas imposibles con él.

―Te lo entiendo... ¿Pedirás alguna entrada o solo el plato principal? ―le preguntó cambiando el tema de conversación porque no quería incomodarlo más y tampoco ella sentirse como una desubicada y casi lanzada con él.

Aunque habían compartido besos, estaba convencida que el italiano no estaba del todo seguro y tampoco sentía algo profundo por ella. Tal parecía que todas las veces que él le decía alguna indirecta, no eran nada sentimentales y se sintió afectada creyendo eso.

Tiziano se desconcertó cuando la joven cambió el tema abruptamente pero no le dijo nada, solo se limitó a responder su pregunta.

―Si quieres, podemos compartir una entrada, ¿qué te gustaría? ―inquirió mirándola con fijación.

Ella lo miró de aquella manera también.

―A ti.

Le respondió, sin vueltas y sin titubeos, simplemente su confesión habían sido solo dos letras. Todo lo que Tiziano representaba para Génesis.

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