De Margaritas y Un Amor itali...

Da autumn-may

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Tiziano Amรฉndola es un hombre de negocios y padre soltero. Desesperado por encontrar a alguien que cuide de s... Altro

๐ŸŒผ Aclaraciรณn ๐Ÿฆ
๐ŸŒผ Sinopsis ๐Ÿฆ
๐ŸŒผ Prefacio ๐Ÿฆ
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Da autumn-may

Fue ella la última en sentarse y poner su plato sobre la mesa para cenar, Stefano estaba muy fastidioso y lo único que quería era calmar su dolor de encías. Génesis quien ya tenía un mordillo en el refrigerador se levantó de la silla y fue a buscarlo para dárselo al pequeño. Éste cuando lo vio, lo cazó casi al vuelo y con ayuda de la joven se lo llevó a la boca.

―¿De dónde sacaste el mordillo? ―le preguntó Tiziano.

―Del refrigerador, le calma bastante el dolor de encías.

―¿Le duelen mucho? ―le inquirió Alejo.

―Le debe ser terrible porque babea mucho y se pone fastidioso muchas veces al día.

―Pobrecito, yo no recuerdo el dolor de encías ―comentó su primo.

―Alejo, ¿bromeas? Eras un bebé, solo tus padres lo saben ―le respondió ella.

―Bueno, en eso tienes razón. Cambiando el tema, ¿puedo servirme más?

―Sí, sobre la cocina hay una fuente con más lasaña.

―Tiziano, ¿quieres más?

―Sí, me serviré también. ¿Quieres un poco más Génesis?

―No, gracias.

Ambos fueron hacia la cocina mientras Génesis se quedaba con Stefano. Alejo le preguntaba en voz baja sobre lo que le interesaba.

―¿Cuándo piensas decirle algo? ¿Alguna indirecta o algo?

―No diré ni haré nada mientras tú estés de visita. Ella y yo tendremos tiempo para estar a solas y poder charlar tranquilos sin que nadie nos moleste.

―Si quieres me voy, yo no tengo problema.

―Eres mi invitado, no quiero que te vayas, ya te dije que habrá tiempo para los dos.

―Bueno, si eso quieres, me quedaré la semana ―le respondió su amigo, mientras se llevaba una aceituna a la boca y volvía a sentarse.

Pronto se sentó Tiziano y los tres cenaron tranquilos y conversando de varios temas, incluido qué clase de mujer y de hombre le gustaban a cada uno. Ese fue el tópico que sacó Alejo, para ver hasta qué punto su prima gustaba de Tiziano. Luego de que el argentino terminara de decir cómo debía ser su mujer ideal fue el turno del italiano.

―Mi mujer ideal debe de ser centrada, que sea compañera, que sea cariñosa y dulce, que tenga un lindo cuerpo y bien formadito, que le guste el hogar pero que también le guste salir fuera. Y que sobre todo, quiera a Stefano.

―La cosa esa que trajiste anoche, no parecía gustarle mucho el hogar y tu hijo ―comentó Génesis y Alejo se rió.

―Ya que me criticas a quien yo traje, ¿por qué no hablas tú de cómo te gustaría tu hombre ideal? ―le dijo mirándola con atención.

―Mi hombre ideal tiene que ser alto, bien formado, que tenga brazos fuertes para dar abrazos fuertes, que no sea celoso, los celos no van conmigo porque si estoy con él es porque quiero y no por otra cosa, tener celos es ser inseguro y eso no es agradable. Que quiera estar conmigo, que intente tenerme paciencia porque mi lengua a veces dice cosas que no puedo controlar ―les dijo mientras se reía―, que sea bueno y cariñoso, que me entienda y que sea un dulcecito. Pero que también sea un caballero, me gustan las cosas cursis.

―Dijiste que te gusta el hombre bien formado, pero ese con el que saliste parecía una lagartija de lo flaco que era ―le contestó Tiziano, para picarla.

―¿Con el que salió? ¿Con quien salió? ―preguntó frunciendo el ceño Alejo.

―Con nadie ―emitió Génesis.

―Con el chico que atiende un local de fotografías cerca de aquí ―expresó el italiano―. Salió una noche y llegó ebria, muy ebria. Por ser la primera cita, el estúpido ese ni siquiera te cuidó, pudo haberte pasado cualquier cosa.

―Tiene razón Tiziano, Génesis. No conoces la ciudad por la noche y menos una chica vuelve ebria y por la madrugada sola.

―Volví en taxi. De todas maneras, ¿por qué no le cuento lo que le hiciste al día siguiente? ―le inquirió al italiano―. Se inventó un lindo teatrito, le dijo a Gianpiere que yo estaba confundida y que cuando hablaríamos todo volvería a la normalidad, le hizo creer que Stefano era mi hijo y él mi marido.

―Ese stupido (estúpido) salió corriendo como si lo perseguía una enjambre de avispas ―comentó Tiziano riéndose.

Alejo se partió de la risa también.

―Esa sí que te la hizo muy bien, Génesis. Se lo tenía bien merecido, si sales con una chica la primera vez, no vas a ponerla ebria, intentarás que la pase bien, sin alcohol de por medio o si hay, que beban de manera normal y no a lo bestia.

―Eso mismo le dije cuando la vi.

―Bueno, ahora reconozco que quizá no estuvo bien lo que hizo, pero en el momento la pasé bien. ¿Quieren un poco de pastel de cumpleaños? ―les preguntó cambiando el tema.

Los dos le dijeron que sí y ella levantó los platos para llevarlos al fregadero.

Cortó una generosa porción para cada uno y para ella la mitad de lo que le tocó a ambos. Casi una hora después, Tiziano se había retirado a dormir y le dejó a ella elegir el cuarto para su primo. Alejo y Génesis se quedaron a acomodar las cosas y charlando. Cuando todo quedó limpio, la muchacha tomó en brazos al pequeño para darle un biberón más de leche y se sentó en el sillón de cachemir gris, a lo largo y su primo al lado.

―¿Puedes decirme algo con sinceridad?

―Sabes que siempre soy sincera contigo.

―Te gusta Tiziano. Sé que te lo dije antes pero quiero saberlo cara a cara.

Su afirmación fue tan grande que Génesis casi se espanta. Si se lo habría preguntado, podía remendarlo con otra cosa, pero eso no era una interrogación sino una afirmación, una afirmación tan cierta que hasta le dio miedo. Se removió en el sillón y le asintió con la cabeza para mirar hacia el bebé que tenía en brazos.

―Me siento como si tendría mi propia familia ―le confesó a su primo y éste no supo qué más decirle.

―¿Por qué te pones así? ―le preguntó viéndola llorar.

―Porque sé que no la tengo, porque sé que Tiziano nunca me querrá, vine por trabajo, estoy por trabajo y cuando termine mi contrato, si quiere renovarlo será por su cuenta y sino, tendré que volver. Tú mismo viste lo que era la mujer con la que él anoche llegó. Puedo bromear con decirle cosas raras con las mujeres que conoce, incluso con la que conocimos anoche, pero porque me lo permite, pero sé que le atraen de esa manera las mujeres. Quien sabe y hasta termine casado con ella.

―¿Tiziano casado? ―le inquirió partiéndose de la risa―. Lo dudo mucho y menos con esa mujer. Génesis no tienes que ponerte así, ya pasaste por muchas cosas como para volver a llorar.

―Lo sé Alejo, sin embargo a veces necesito desahogarme para sentirme mejor. Pero mis períodos son los que me ponen sensible también. ¿Qué quieres hacer mañana?

―No tengo idea.

―Tengo que comprar algunas provisiones y ropa para Stefano, ya casi no le entra nada y solo muy poca ropa le entra relativamente floja.

―De acuerdo, te acompañaré. ¿Ya tienes una idea en dónde le debes comprar la ropa a Stef?

―Sí, cuando llegué la primera vez, el bebé ya tenía una cuenta en cada negocio de marca famosa para bebés y niños, Tiziano se encargó de eso, yo solo elijo la ropa para él. Recuerdo que la primera vez que entré me sentí desencajada y ni siquiera era una tienda de ropa de mujer.

―Me imagino tu cara ―le dijo riéndose.

―Ríete pero para mí fue muy incómodo, era la segunda vez que salía sola con el bebé, la primera a hacer las compras y la segunda comprar ropa para él, menos mal que la chica que me atendió tuvo mucha paciencia conmigo y me entendió de a poco lo que le estaba diciendo.

―Pero yo te enseñé el idioma.

―Sí, pero la primera vez que sales sin nadie y con un bebé, es raro y penoso, más cuando no te entienden o no quieren entenderte. En ninguna de las dos ocasiones me pasó y fueron amables cuando me atendieron pero al principio me puse nerviosa y se me puso en blanco la mente. A medida que pasaba el tiempo, más fluidas se me hicieron las conversaciones.

―Bueno, ya esas cosas pasaron y lo hablas bastante bien, por lo menos te defiendes que es lo importante. Sé que no te habrá sido fácil cuando llegaste pero si quise que vinieras aquí, fue porque te quiero como una hermana y sabía que necesitabas un buen trabajo y sobre todo, cambiar de aire y de vida.

―Pero el trabajo ya no me sirve de nada ―le confesó volviendo a tener los ojos con lágrimas.

Alejo se quedó completamente callado y solo se levantó para darle un fuerte abrazo. Ella no pudo evitar llorar un poco más y su primo luego de secarle las lágrimas le besó la frente.

―Gracias ―le dijo con una sonrisa.

―¿Se lo contaste a Tiziano?

―No, tampoco nunca me preguntó. Creí que tú le habías dicho algo.

―No era un tema que yo debía decirle.

―Entiendo, gracias. Vamos a dormir, ¿quieres? Stefano necesita descansar y ya es tarde para él, aunque si te quieres quedar un rato más despierto, hazlo. Ponte a mirar la televisión, Tiziano no tendrá ningún problema, puedes quedarte en el cuarto que está al lado del mío.

―De acuerdo, me quedaré un rato más. Buenas noches.

―Buenas noches, Ale.

Ambos se dieron un beso en la mejilla y ella subió al cuarto, teniendo en brazos a Stefano. Antes de entrar al dormitorio, sintió la puerta abrirse de la recámara de Tiziano, éste salió en bóxer ajustado y ella no pudo evitar mirarlo con atención, aunque cuando se dio cuenta él le sonrió y la joven se dio vuelta para darle la espalda.

―¿Alejo se ha ido a dormir?

―No, está abajo, mirando un poco de televisión, espero que no te moleste ―le contestó mirándolo de reojo.

―Génesis, ¿nunca viste un hombre en ropa interior?

―Muchos ―le mintió―, pero tú eres mi jefe y por respeto tendrías que taparte.

―Estoy en mi casa.

―Pero vivo contigo y sabiendo eso, debes ponerte algo más para tapar tu ropa interior, ya me aguanté haber escuchado cosas que no tenía porqué escuchar anoche, ahora por lo menos tápate.

―Si vas a dormir, no me verás en ropa interior ―le dijo riéndose y yendo hacia el inicio de las escaleras―, buenas noches.

―Buenas noches ―le contestó molesta y caminó hacia el cuarto.

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