Las semanas pasaron bastante rápido y con ellas, la relación algo afectiva que mantenía Génesis con el chico que había conocido en el centro de fotografía, el cual la había atendido. La muchacha le había mentido al joven cuando éste le preguntó sobre las personas de las fotos que había ido a revelar aquel día y hasta ese momento no le había preguntado para no ser tan desubicado. Ella solo le dijo que eran un primo con su hijo.
El teléfono móvil de Génesis sonaba bastante seguido con los mensajes que le llegaban y Tiziano se estaba exasperando.
―¿Quién te envía tantos mensajes? Sé que no es Alejo ―le dijo el hombre sin querer saber en verdad quién era la persona que hablaba con ella.
―Es otra persona ―le respondió ella mirando la pantalla del teléfono.
―¿Quién es? ―le preguntó tragando saliva con dificultad.
―Un chico que conocí hace unas semanas atrás.
Tiziano quedó petrificado, jamás se habría esperado que ella le contestara aquello.
―¿Dónde lo conociste? ―cuestionó sorprendido.
―¿Te importa? ―le preguntó ella mirándolo por arriba de la pantalla.
―Diría que sí ―le dijo con el ceño fruncido.
―Es el chico que me atendió en el centro fotográfico.
―¿Cómo le hiciste? ―volvió a preguntar aún más asombrado.
―¿Como le hice qué? ―formuló con el ceño fruncido.
―¿Cómo se atrevió a pedirte tu número? ―contestó enojado.
―Él me pasó el suyo por si necesitaba algo más con el tema de las fotografías.
―Seguro que solo por el tema de las fotos ―respondió riéndose con sarcasmo―. Qué ingenua eres Génesis. Ese hombre quiere más cosas de ti.
―Quién sabe. Por el momento me gustan las conversaciones que tenemos.
―¿No te preguntó quiénes éramos las personas de las fotos?
―Estás intrigado qué fue lo que le dije, ¿no? ―arqueó una ceja de manera burlona y hablándole con ironía.
―Sí.
―Pues... habría quedado muy mal y raro que le dijera que vivo con un hombre que no es pariente mío y con su hijo, ¿no te parece así? Así que le dije una mentirita, que tú eras mi primo y el bebé tu hijo ―contestó de manera natural y sin mirarlo.
―No sabía que eras mentirosa ―le cuestionó con burla.
―Quiero conocer a alguien, tengo derecho a hacer eso y si con eso tengo que mentir un poco, lo haré. Si le decía la verdad, el chico jamás me habría hablado.
―Ten cuidado Génesis, a veces los chicos no son lo que parecen. No todos los hombres son como tu primo o como yo, si me quieres poner como ejemplo también. Crees que todos son iguales, te sorprenderías la cantidad de hombres que tienen la mente podrida.
―Habló el samaritano ―le contestó riéndose.
―Te hablo en serio, Génesis ―le expresó molesto continuando mirándola―, deja de lado lo que hago con mi vida privada, pero tu primo me tiene plena confianza y sabe bien que no te tocaría un pelo y hasta ahora no he hecho nada de eso, soy un caballero contigo, podemos tener conversaciones sarcásticas pero te respeto.
Génesis le sacó en la conversación la noche del beso.
―El beso que me diste difiere muchísimo con no tocar un pelo ―le expresó algo molesta.
―Eso no tiene nada que ver, lo hice porque estabas furiosa.
―¿Callas siempre así a todas las mujeres que se ponen furiosas y encima con justa razón? ―le inquirió con enojo.
―No, nunca lo he hecho pero te vi muy molesta y no sabía cómo callarte.
―Hubieras dejado que me desahogara porque verdaderamente no tenías ningún derecho a ir al mismo lugar que yo y muchísimo menos besarme como lo hiciste. Ya supe cuánto dices respetarme ―emitió con burla y puntuándole con un dedo.
―Por un beso que tuvimos no quiere decir que no te respete. Un beso puede darse por diferentes motivos. Lo aprenderás cuando seas más grande, Génesis. Todavía eres demasiado joven y tienes que tener varios amores.
¿Qué carajo le dijiste? Eso último no estaba en los planes, idiota ―le dijo una vocecita en su interior a Tiziano.
―Por eso mismo... estoy hablando con éste chico ―le respondió intentando darle poca importancia a sus palabras.
Tiziano dejó tranquila a la joven, sabía que no iba a ganar nada si le decía cosas negativas, debía tranquilizarse e intentar ser un poco más su amigo si quería que Génesis se olvidara por completo de aquel sujeto.
No sabía porqué propósito intentaría ser su amigo, pero lo que sí estaba bien seguro era que no le gustaba nada aquel tipo y ni siquiera lo había visto en persona.
Un poco menos de cinco días después, Tiziano le tuvo una sorpresa a Génesis. Cuando subió para ir a ducharse se encontró con un sobre de color azul y dentro una nota.
Mañana viajas con el avión privado a Buenos Aires.
La joven bajó de inmediato a la cocina para enfrentarlo.
―¿Me iré mañana?
―Sí, lo pensé y no sería mala idea que vayas unos días a presenciar las clases en persona, era lo que querías, aparte tampoco quiero que te pongas nostálgica.
―La nostalgia se me pasa, pero sería bueno volver por un tiempo, pasaron tres meses ya y aunque no es mucho tiempo, se extraño un poco.
―Me parece bien y por tal motivo le avisé al capitán y la azafata para que estén contigo en el vuelo de mañana.
―¿Ellos no trabajan en otra parte?
―No, son de mi exclusividad.
―Debes tener un trabajo demasiado importante como para que dos personas de la parte aérea estén solo a tu disposición.
―El tipo de trabajo que tengo, me da la posibilidad de contar con esas cosas.
―¿De qué trabajas?
―No te tiene que interesar. Mañana por el mediodía viajas y podrás tener unos días de cursada.
―No sería nada malo que me dijeras de qué trabajas o lo que haces, no lo veo mal, sabiendo que convivimos.
―Convivimos juntos pero cada uno hace lo suyo. Volviendo al tema del viaje; como estamos a casi mediados de junio, te puedes quedar hasta los primeros días de julio allí.
―Muchas gracias. O sea que tú has decidido salir de vacaciones con Stefano.
―Sí, seguro que pasaré unos días con mi familia en la casa que tienen a las afueras de aquí.
―¿Dónde tienen la casa?
―Fuera de la ciudad.
―Las afueras de aquí es un término muy amplio Tiziano. De verdad siento que no quieres decirme las cosas por algo, me inclino a pensar que no lo haces porque te parezco interesada o algo por el estilo. Cuán equivocado estás, si así piensas de mí, jamás tendrías que haberme contratado. Mañana me iré, así no te veré la cara por muchos días ―le dijo molesta ante la actitud evasiva que tenía el hombre con ella en esos momentos.
Todo lo que duró aquel día, ella se la pasó en su cuarto, armando la valija y el bolso personal con las cosas necesarias, no se llevaría mucho porque eran solo quince días y luego debía volver.
Al día siguiente, Tiziano junto con Stefano llevaron a Génesis al hangar privado donde tanto el capitán como la azafata los esperaban. Cuando todo estuvo preparado, Génesis solo le dio las gracias por haberla dejado irse, saludó con un beso en la mejilla a Stefano y saludó al padre del bebé con la mano para luego entrar al avión luego de haber subido las escaleras.
Cuando el hombre vio carretear el avión y levantar vuelo, él metió dentro del auto a su hijo en la butaca que estaba atrás y luego entró él para volver a la casa.