De Margaritas y Un Amor itali...

Autorstwa autumn-may

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Tiziano Améndola es un hombre de negocios y padre soltero. Desesperado por encontrar a alguien que cuide de s... Więcej

🌼 Aclaración 🍦
🌼 Sinopsis 🍦
🌼 Prefacio 🍦
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🌼 Epílogo 🍦

🌼 9 🍦

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Autorstwa autumn-may

A medida que la cena transcurría, varios de ellos se sirvieron un segundo plato de espaguetis. Génesis se sorprendió por la aceptación que habían tenido sus fideos caseros y sonrió por dentro.

―Vas a tener que pasarme la receta porque es una de las primeras veces que veo a mis hijos comer tan a gusto una comida ―le dijo Brunella a Génesis.

―Gracias. Luego te la paso ―le contestó con una sonrisa.

―Te salieron riquísimos ―le dijo Tiziano.

―Te lo agradezco, me alegro mucho que les esté gustando ―respondió con una enorme sonrisa―, es la primera vez que hago fideos caseros, así que me arriesgué en amasarlos.

―Te quedaron una maravilla y la salsa es perfecta también ―fue el turno de Giulietta decirle algo.

―Muchas gracias.

―Tiene el toquecito personal de Génesis ―comentó Tiziano.

―Si te surte efecto en ti, vamos bien ―acotó Alessandro y Brunella con disimulo le golpeó el muslo por debajo de la mesa.

Ella lo miró fulminándolo y éste se rió por lo bajo.

Luego de la comida, hicieron sobremesa y después sirvieron helado y un postre casero que tanto Brunella como Giulietta habían traído. Alrededor de las dos de la madrugada todos se habían retirado, incluido Alejo quien al día siguiente, volvía a Buenos Aires.

Cuando la casa estuvo en calma, ella tomó a Stefano que estaba dentro del carrito portátil y con la otra mano los regalos que el bebé había recibido por su cumplemes y se retiró a dormir. Tiziano hizo lo mismo poco tiempo después.

Cinco días posteriores, Génesis le dijo a Tiziano que aquella tarde iba a ir a comprarle ropa a Stefano y él solo le pidió que le avisara cuando llegaba a la casa.

―No me iré para otra parte, no te preocupes, como ya te dije; no conozco nada más que el supermercado y las calles de alrededor del barrio.

―Más que nada para quedarme yo tranquilo que ya están dentro.

―Está bien, te avisaré cuando lleguemos. ¿Tú quieres algo que necesites?

―No. Compra tranquila para Stefano.

―De acuerdo.

Desde hacía tres horas que Génesis paseaba por una de las dos calles principales de Roma junto con Stefano quien estaba cómodamente en su cochecito de paseo, había comprado muchas cosas para el bebé, desde juguetes de toalla hasta monitos, calzados y un sinfín de diferentes prendas para que se estrenara una prenda por día. Era la primera vez que se sentía como una especie de madre aunque obviamente no lo fuera y le entusiasmaba demasiado ser ella quien eligiera las ropas de Stefano y llevarlo a pasear también. Lo bueno de todo aquello, era que al entregarle la tarjeta personal de Tiziano a las chicas que la estuvieron atendiendo en las diferentes tiendas de niños y bebés, fueron muy amables y simpáticas a la hora de poder expresarse ella con un italiano bastante básico y se sintió realmente cómoda con el resultado. En una de las calles que estaban paseando, Génesis miró el escaparate de Versace y se quedó encantada con un vestido corto, cuando preguntó por el precio quedó aún más sorprendida que antes. Salió de allí y continuó el recorrido por las tiendas de bebés.

Si Tiziano no me paga el mes, dudo mucho que pueda comprarme algo lindo, aunque nunca hubiera estado en mis planes tener ropa de marca ―pensó.

Cuando volvió a la casa después de recorrer las calles durante casi cinco horas, le envió un mensaje de texto al padre del niño avisándole que ya estaban dentro.

El hombre llegó alrededor de las siete de la tarde.

―Me atrasé con algunas cosas, perdón.

―No te preocupes, no tienes que darme explicaciones Tiziano.

―¿Cómo te fue?

―Muy bien, las chicas que me atendieron fueron muy pacientes conmigo.

―A medida que vayas interactuando con las personas de las tiendas o gente del barrio, vas a ver que te será más fácil. No es tan complicado como se cree que es el italiano.

―Pues para alguien que nunca lo aprendió, sí lo es ―le contestó riéndose.

―Te acostumbrarás, verás que sí.

―Supongo que lo haré. Le he comprado muchas cosas, si quieres después te las muestro o bien las puedes ver tú mismo, dejé las bolsas sobre el sillón largo.

―Me cambio de ropa y las veo.

No tardó mucho tiempo en volver a bajar y mirar de a una las bolsas.

―Tienes un bonito gusto para comprarle a Stefano su ropa.

―Gracias ―le respondió ella encantada ante aquellas palabras.

―Yo suelo vestirlo más como niño que como bebé, tú tienes un gusto más delicado, como debe ser un bebé.

―Espero que no te haya molestado lo que le elegí.

―Para nada Génesis, por eso te estoy diciendo que mis gustos apuntan más al niño grande a la hora de vestirlo en cambio tú vas para el lado del bebé, para todo lo delicado y bonito.

―Me alegro de verdad que te haya gustado mucho la ropa.

―Llevaré las bolsas a su cuarto y algunas las colgaré en las perchas y otras en la cómoda.

―De acuerdo, te lo agradezco, aunque lo iba a hacer yo luego.

―No pasa nada, lo haré yo.

Cuando el reloj marcó las ocho y media de la noche, se dispusieron a cenar y mientras lo hacían, ella sostenía a Stefano en brazos para darle el biberón y de paso ella quiso comentarle algo a Tiziano.

―Sé que no tengo que decirte nada al respecto y tendrás tus razones, pero estaría necesitando mi primer sueldo aunque sería el segundo porque yo empecé los primeros días de marzo y no vi nada, pero supongo que estaba a prueba o algo parecido. No me gusta sacar un tema como éste y mucho menos tener que hablar de sueldos y demás cosas pero... surgió que una de las materias me pidió que presenciara algún evento que haya de ceremonial y protocolo aquí. Los que cursan conmigo, irán a uno que se realiza en Buenos Aires y yo necesitaría hacer lo mismo pero con alguno de acá. Estuve averiguando y encontré uno que se realiza en un hotel de cinco estrellas de la ciudad. Por eso te decía del sueldo, quería estrenarme algo de ropa.

―¿A quién tienes que impresionar? ―le preguntó y ella se quedó muy sorprendida ante sus palabras.

―A nadie, ¿acaso no tengo derecho a estrenarme ropa? Me corresponde el sueldo y con el mismo puedo hacer lo que quiera.

―Lo sé, no tienes porqué ponerte así, solo fue una pregunta normal para ver cómo reaccionabas.

―No me gusta esa clase de pregunta, me haces sentir como si no tendría derecho a comprarme ropa nueva o lo que quiera comprarme.

―No te enojes Génesis, no fue con mala intención lo que te he preguntado.

―No lo vuelvas a hacer.

―De acuerdo, mañana te entregaré el sueldo, tengo que sacarlo de la cuenta.

―Está bien.

―¿Cuándo tienes que ir a ese evento?

―Éste sábado por la tarde, no tengo idea cómo será, así que trataré de estar puntual para saber de qué se trata y qué dicen.

―Convendría que te acompañe.

Génesis entrecerró los ojos ante su sugerencia.

―¿Por qué? Es parte de mi carrera y es lo que tendré que hacer una vez que me gradúe.

―Te lo digo más que nada porque hablarán solo en italiano y no sé si llegarás a entender todo.

―No, te lo agradezco pero quiero defenderme sola.

―Ok, recomiendo que te lleves un pequeño grabador y si quieres cuando llegas aquí, lo escuchamos juntos.

―Gracias por el dato Tiziano. ¿Tienes problema en que lleve tu auto?

―Para nada.

Desde el martes hasta el sábado, todo había sido normal, rutinario como casi siempre sucedía dentro de aquella casa, aunque no faltaban las palabritas de más de Génesis y que Tiziano se las contestara también.

El sábado por la mañana, la muchacha fue a comprarse ropa mientras dejaba a Stefano con su padre y compró el bonito vestido que había visto aquella vez en la vidriera de la tienda Versace. Luego de la compra, volvió a la casa, ya que el vestido era lo único que se había comprado.

Tiziano miró con atención la bolsa y arqueó una ceja, sin saber cómo se le cruzó en su mente, como de preciosa podría llegar a verse con algo de aquella marca.

Aquel día, él fue el encargado de preparar el almuerzo y ambos comieron mientras charlaban de cosas banales. Stefano dormitaba en su cochecito y la casa estaba en calma, solo se escuchaban de vez en cuando sus voces.

Una hora y media después, Génesis subió a su cuarto para prepararse. Eran las tres de la tarde y el evento era a las cinco, eso le dio un gran tiempo a Tiziano para arreglar algunas cositas que tenía en mente para aquel día también.

De tanto que se tomó su tiempo para arreglarse Génesis que terminó por bajar casi sobre la hora del comienzo del evento. Y cuando bajó, Tiziano sintió toda clase de sensaciones, la garganta se le secó y se le dificultó tragar saliva.

―Me iré, supongo que el evento no dura mucho, de hacerlo, creo que me quedaré como mucho hora y media o dos. Cualquier cosa me avisas por mensaje de texto.

―No te preocupes, pásala lindo.

―Gracias.

Media hora después, Génesis se encontraba en el evento y Tiziano preparándose para salir también, luego de dejar a Stefano por un buen rato en la casa de su hermana.

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