¿Cómo es posible que el blanco y el negro combinen tan bien sabiendo que es una situación tan triste?
¿Acaso el cielo se burla de nosotros? Esos colores tan claros y lindos nos miran sonriendo como si no supieran lo que pasa. O tal vez la pequeña nieve que cae se une a nuestra tristeza y llanto.
Cada paso que daba era pesado. Estaba atrás de Gilbert, quería acercarme y decirle algo de apoyo, pero sabia que le incomodaría.
»¿Cuánto tiempo a pasado?« Mi mente no dejaba de pensar en eso. ¿Cuándo acabará? ¿Cuándo terminara el dolor?
Nos detuvimos en el pequeño cementerio y ascendí al cielo un momento. ¿Qué se sentirá estar en las nubes? ¿Qué sentirán al morir?
Cuando recobre la razón, vi que todos se alejaban e iban a casa de Gilbert. Quise acercarme, pero no pude.
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Todos estaban en la recepción. Todos se veían tristes a pesar que lo intentaban ocultar. Nadie logra ignorar a la muerte, que esta junto a nosotros, sentada en una silla, sonriendo y mirándonos. Intente ser amable con ella, pero ni siquiera me miro.
Camine a la ventana y vi a Anne hablando con Gilbert, parecía enojado. Salí y fui a donde estaban ellos. Antes de llegar Gilbert se alejo y dejo a Anne parada.
-¿Qué ocurrió Anne?- pregunte tomándola levemente por los hombros.
-Nada... solo yo...- dijo antes de correr a la casa.
La mire alejarse y luego mire la espalda de Gilbert que se alejaba. Camine tras él gritando su nombre, poco a poco comenzamos a alejarnos de su casa.
-¡Gilbert!- grite estando a escasos pasos detrás de él.- ¡Gilbert!
Gilbert se detuvo y me miro. Tenia los ojos y la nariz roja.
-¿Quieres intentar hacerme sentir mejor como Anne? Porque eso no funcionara.
-Gilbert solo vengo a hablar...
-¿Hablar de que? ¿Sobre la muerte de mi padre? No gracias...
-Gilbert, se que es absurdo pero quiero saber si estas bien...
-¿Bien? ¿De verdad crees que estoy bien? ¡Mi padre acaba de morir!- Me miro un poco enojado y me encogi ante su reacción- Lo único que tenia...
-Gilbert, se lo que sientes pero...
-Tenias razón.- mi mente se quedó en blanco un momento.
-¿De qué?
-"Sabes infinidad de cosas pero no las entiendes hasta que no te afectan personalmente." Bien, ahora se lo que sentiste. ¿Me podrías dejar solo?
-Gilbert pero...
-Nos vemos.- Fue lo último que me dijo antes de dar media vuelta y alejarse.
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Han pasado 3 días desde el funeral del Sr. Blythe.
Estábamos -Anne, Ruby, Diana y yo- en la casa de Diana preparando un pastel para Gilbert, Ruby insistió en que la ayudáramos.
-La clave del corazón de un hombre es a través de su estómago. Entonces debemos asegurarnos de que sea el mejor pastel que Gilbert haya probado.- dijo Ruby moviendo la masa.
-Preferiría hacerme notar por mí, no por mi cena.- dije.
-Estoy de acuerdo con Lucy.- dijo Anne.
-¿Qué tienes en la lista?- dijo Diana aplastando las papas.
-Mi cerebro, mi personalidad, como soy, quién soy. Es lo que realmente importa...
Todo quedo en silencio y vi las miradas que Ruby y Diana nos daban a Anne y a mi.
-¿No creen que Gilbert parece aún más guapo triste?- dijo Ruby.
-¿Lo dices de verdad Ruby?- dije- Acaba de morir su padre y lo único que te interesa es en lo atractivo que es...? ¿En serio Ruby? Saben algo, esperaré afuera. Ya termine mi parte...- dije antes de salir.
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-Es un pastel, lo hicimos entre nosotras.- dijo Ruby contenta.
Gilbert nos miro y luego miro el pastel. Sonrió un poco y después miro a Ruby.
-Gracias. Hum, ¿me permiten, señoritas?- dijo levantándose. Ruby asintió y Gilbert desapareció por la puerta.
Todas lo miramos y después Ruby nos miro con una gran sonrisa.
-Me miro, ¿vieron eso?- dijo en susurro.
Gilbert regreso y nos miro.
-Bueno... Hum.- Gilbert nos dio a entender que era hora de irnos.
Gilbert nos acompaño a la puerta y Anne salio primero. Sentí una mano en mi espalda y vi a Gilbert detrás de mi. Lo ignore y salí con las chicas.
Estaba molesta con Gilbert, se que su padre murió, pero... no sé, me sentía mal por lo que me dijo.
Gilbert se despidió y le sonrió a Ruby. Nos alejamos de la casa.
-¿Vieron como me sonrió? Creo que le gusto...
Metí las manos a los pequeños bolsillos de mi abrigo-que era color verde opaco- y sentí un pequeño papel.
Me detuve y saque el papel. Están doblado, lo desdoble y leí.
Lucy.
Cuando leas esto, regresa a mi casa, necesito decirte algo.
Gilbert Blythe.
Las chicas se detuvieron y me miraron mientras yo releía la pequeña hoja de papel.
-¿Estas bien, Lucy?- pregunto Diana.
-Si...-dije en suspiro- olvide que, tengo que comprar cosas. Hum, ¿las veo luego?
-Si claro...- dijo Ruby.
Diana me miro con cara extraña y Anne se acerco a mi y susurro en mi oído, »Dile que lo siento.« y después se fueron tomadas de la mano.
Di media vuelta y camine a casa de Gilbert. Cuando vi la casa de lejos, volví a ver el papel. Su letra era tan bonita que dude un instante de que fuera suya, pero al repetir su nombre no dude.
Subí los escalones y toque la puerta de la casa.
En un instante se abrió.
-¿Qué pasa Gil...- fue lo único que logre decir.
Gilbert me jalo dentro de la casa y cerro la puerta rápidamente y me abrazo.
Sus delgados brazos rodeaban mi cuello. Me quede paralizada y luego reaccione. Lo abracé por la espalda.
Mi cabeza le llegaba al hombro.
Después de un instante, lo solté y lo aleje.
Cuando lo vi, tenia los ojos rojos y llorosos.
-¿Estas bien?- pregunte.
-No...- Gilbert se dio la vuelta y se sentó cubriéndose la cara.- Esta no es la vida que había planeado...
Me acerque a él con pasos lentos y suaves. Cuando estuve lo suficientemente cerca, me senté en la silla que estaba a su lado.
-Es el destino... Es decir, es débil y estúpido decir que no puedes soportar lo que está escrito en tu destino...
-¿Por qué esto pasa con nosotros...- Gilbert sollozaba.
-Es el plan de Dios.- intente sonreír, pero Gilbert no me miraba.- Tanto dolor para alguien tan joven...
-Necesitó que alguien tome mi mano y me diga que todo va a estar bien...- bajo sus manos y vi su rostro.
Estaba hinchado y tenia los ojos rojos, al igual que la nariz. Tome su mano y dije:
-Se que necesitas a tu padre. Pero todo va a estar bien... creeme.
Gilbert miro nuestras manos y se levanto. Me quede sentada y después me levante.
-Prometeme- dijo en voz baja- Prometeme que siempre estarás a mi lado. Por muy triste o feliz que parezca...
-Se lo terrible que es... En una fracción de segundo, un latido, un suspiro del corazón... se ha ido para siempre y no hay nada que se pueda hacer para cambiarlo o traerlo de vuelta...
-¡Prometemelo!- Grito Gilbert.
Lo mire y me aleje de él. Se sentó en la silla y volvió a llorar. Me acerque a la puerta y la abrí. Antes de irme susurré:
-No importa lo triste que parezcas...
Y cerré la puerta.
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.08201803.
LectoraNM
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Hora. 02:03 am.
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Canción. MIIA- Dynasty.