Adrienna's POV.
Al despertarme, luego de mi siesta de una hora, me tuve que cambiar, obviamente a elección de Ashton, porque Anetta, Paolo y Emilio ya estaban de vuelta.
El maquillaje fue natural esta vez por mi mal humor y mi impaciencia al querer saber como les fue y si Anetta es confiable.
Escucho dos golpes en la puerta de mi habitación y la abren dejándome ver a mi prometido sonriente y vistiendo un hermoso traje.
-Wow. -dice mirándome de arriba hacia abajo. Se muerde levemente el labio inferior. -¿Por qué sos tan bella?. -viene hacia mí y me besa mientras me agarra de la cintura para pegarme más a él.
-¿Qué haces acá?. -pregunto.
-Vengo a buscar a mi bella novia para bajar juntos y que vean lo hermosos que somos juntos, ¿eso está mal?.
-No está nada mal, Jason. -digo sonrojándome un poco y sonriendo.
-Amo ver que genero ese efecto en vos. A pesar de que ya pasaron tres años, siempre te ruborizas o te pones nerviosa cada vez que te hago un cumplido o, simplemente, me acerco a vos y te admiro. -dice acariciando mi mejilla con su dedo pulgar.
-Vamos abajo. Nos deben estar esperando, mi amor. -digo sonriéndole.
-Sos la Madrina, todo el mundo te tiene que esperar el tiempo necesario.
-Sí, pero mis hermanos son impacientes. -contesto mostrándole el mensaje de Amedeo pidiéndome que baje ya para poder empezar y no perder más tiempo.
-Tu hermano, cuando quiere puede llegar a ser un grano en el culo, Adrienna. -dice mi novio rodando los ojos y poniendo su brazo en jarra para yo poder pasar el mío por el espacio que deja y así salir de mi habitación.
Al estar en la mitad de la escalera, tengo un panorama completo de la sala donde están situados. Anetta, al verme se para enseguida. Sonrío y enseguida levanto el brazo dejándole a su alcance mi mano donde está mi anillo para que le de un beso y así lo hace.
-Aprendan de Anetta. -digo mirando a Paolo, Emilio, Umberto y a mis hermanos. -Al menos ella me demuestra respeto.
-Il minis illi mi dimiistri rispiti. -me hace burla Agostino. Niego riéndome levemente.
-Bien, dejando de lado lo infantil que puede llegar a ser mi hermano, ¿cómo les fue hoy? o, mejor dicho, ¿cómo le fue a Anetta?. -pregunto mirando a Emilio y Paolo.
-Bien. -contesta Emilio. -Mejor de lo que esperaba. No dudó ni un segundo en matarlo a sangre fría. Nos preguntó si alguien venía a limpiar todo o que íbamos a hacer con el cuerpo para que no haya evidencia de nada y menos que te implique a vos, a tus hermanos o a los Gangardi.
Lo que me acaba de decir Emilio me sorprendió. Miro a Anetta y ella está sin expresión alguna. Sé muy bien que Emilio no me mentiría (sin contar lo que pasó con Jason y James cuando yo creía que estaban muertos).
-¿Eso es cierto, Anetta?. -pregunta Jason al lado mío.
-Sí, señor. -contesta ella sin vacilar. Asiento.
-Perfecto. -digo mirándola. -Esperemos que sigas así porque sos mi nueva sicario. -veo en la cara de Anetta una leve sospecha y felicidad.
-Gracias, señora. -dice y sonríe. -No se va a arrepentir, se lo juro con mi vida.
-No hace falta aclarar que lo juras por tu vida, Anetta. -dice Amedeo serio mirándola mientras prende un cigarro y exhala el humo. -Si nos llegas a traicionar vas a terminar ardiendo en llamas, ¿capisci?.
-Sí, señor. -contesta nuevamente Anetta con la mirada puesta en mi hermano.
-Te tengo otro trabajo. -informo mirándola. -Hay un almacén que necesita que limpies... el ambiente. -digo y le hago una seña a Umberto para que se acerque. -Él te va a dar los nombres y fotos de cada uno de los que tenes que matar. -ella asiente y Umberto le entrega todo. -Giuseppe y Aloyoshenka te van a acompañar.
-Perfecto. -dice y asiente levemente.
-Seguime. -dice Agostino para luego dar media vuelta y encaminarse hacia la habitación donde tenemos todas nuestras armas. Anetta lo sigue sin pensarlo junto a Emilio y Paolo.
-Tenemos que fijarnos en algunos detalles con el tercer almacén. -informa Umberto mirando la pantalla de su tableta. -Parece que también hay que hacer una limpieza.
-¿Por qué?. -pregunta Amedeo frunciendo el ceño y apagando el cigarro en el cenicero para después encaminarse hacia nosotros.
-Porque falta cocaína. -para algunos segundos y se acerca más a la pantalla. -Cinco ladrillos para ser específico.
-¿Cinco?. -pregunta alarmado Jason. -¿Cómo?.
-Si supiera, Jason, te lo diría. -contesta Umberto y rueda los ojos.
-Quiero que de ahora en más alguien vigile ese almacén de cerca. -digo seria.
-¿Queres alguien dentro?. -pregunta mi hermano mirándome. Asiento. -Emilio y Enzzo, ¿te parecen?.
-Sí, creo que son la mejor opción. -asiento estando de acuerdo con él.
-¿Los llamó así ustedes le dicen?. -pregunta Umberto.
-No, solo enviales la dirección del almacén, el nombre las armas que deben usar, las fotos y nombres de los que tienen que vigilar más de cerca y todas la información que tienen que saber para que el trabajo salga más que perfecto. -ordeno.
-Perfecto. -contesta tecleando muy rápido en su tableta. -Listo. -informa con una sonrisa.
-Podes retirarte, Bianco. -dice mi hermano. El susodicho hace lo que se le ordena y se va subiendo las escaleras.
-No puedo creer que falten cinco kilos de cocaína. -dice Amedeo luego de algunos segundos. -Son tan hijos de puta. -gruñe. -Se creen más listos que nosotros.
-Tranquilo. -digo mirándolo. -Cuando los tengamos vos vas a tener el honor de matarlos como y cuando vos quieras.
-Por eso sos mi favorita. -dice sonriendo, pasa por al lado mío y me da un golpe suave en el hombro. -Por cierto. -para en la puerta principal. -Estás hermosa. -dicho esto sale de la casa. Sonrío.
-Tu hermano tiene razón. -comenta Jason. Me besa la sien derecha. -Vamos a tu oficina para organizar todo lo de la mudanza.
-Bien, vamos. -digo agarrándolo de la mano y subiendo con él rumbo a mi oficina. -También tenemos que ver como vamos a remodelar y decorar nuestra nueva casa. -Jason asiente y abre la puerta de mi oficina dejándome pasar primero. -Massimo, llama a Ashton. -pido mirando a mi guardaespaldas, quién siempre está conmigo. Él asiente y sale nuevamente.
-Tiene un gran territorio, ¿no?. -pregunta. Asiento. -Vamos a tener que mover todo hacia allá y eso va a ser un terrible dolor de cabeza.
-Sí, lo sé. -suspiro cansada sentándome detrás de mi escritorio. -Pero tenemos que hacerlo sí o sí.
-Todo por la seguridad de mi prometida y de mi hijo. -dice Jason sonriendo. Suspira y se encoge de hombros. -No pienso arriesgarme a perderlos a ambos. Te amo y amo a nuestro futuro bebé, aunque ni siquiera lo conozca fuera de una ecografía. -ríe levemente causando que yo también lo haga.
-Yo también te amo, mi amor. -sonrío enternecidamente. -Y sé que nuestro hijo también lo va a hacer.
-Obvio que sí, ¿quién no ama a Jason Gangardi, el ardiente italiano y futuro esposo de la Madrina?.
Nos quedamos en silencio viéndonos fijo a los ojos; él con una sonrisa divertida, obviamente, y yo con el ceño fruncido tratando de procesar lo que acaba de decir. Al cabo de algunos segundos, rompemos en risas para nada disimuladas.
-Dios. -exclamo limpiándome una lágrima de tanto reír. -Sos de lo peor, Jason.
-Así me amas. -dice con una sonrisa encogiéndose de hombros.
-Eso ni se discute. -digo y miro enseguida hacia la puerta, agarrando mi arma, al sentir y ver como se abre fuertemente golpeando con fuerza la pared. -Ashton, la próxima vez toca la puerta, por favor. -pido un poco enojada al verlo parado allí mismo con mi guardaespaldas al lado de él.
-Lo lamento. -dice levantando las manos y entrando junto a Massimo. -Pero ya estoy acá para ayudarte a rediseñar toda tu nueva casa.
-Sos muy útil, Collins. -comenta mi prometido asintiendo levemente. -Y eso que cuando te conocí te quería matar.
-Que hermosas palabras, Jason. -dice con ironía Ashton. -Sos un tipo tan pero tan amable y cariñoso. -rueda los ojos. -Te odio.
-El sentimiento es mutuo. -contesta Jason. Se quedan mirando y luego ríen los dos.
-Gracias por no matarme. -dice Ashton.
-No me agradezcas a mí. -contesta. -Agradecele a Adrienna. Ella fue la que me convenció.
-Yo no te la puedo creer. -dice mi amigo gay más para él que para nosotros. -Bien, quiero ver la casa. -pide. -Por afuera, por adentro y por satélite.
-Como usted ordene, capitán. -digo sonriendo y saco mi computadora portátil. La abro y prendo para luego buscar lo que me pidió. Se la entrego y Ashton sonríe.
-Perfecto. -dice sonriendo. -Comencemos.
Minutos después de que Ashton comience a teclear y mover el ratón de un lado al otro, se escuchan disparos afuera. Jason me mira y me dice que me agache, mas no lo hago y voy directamente hacia el ventanal. Aprieto mi mandíbula viendo como algunos de bajo rango, los que hacen el trabajo más sucio para mí, se revelan y nos atacan.
-Manda a mis hombres con las mejores armas que tengamos. No quiero que ninguno de ellos quede vivo. -ordeno mirando a Massimo. Él asiente y se va. -Si quieren guerra, guerra tendrán.