Al salvar una víctima más de Lepidóptero, los héroes de París se sentaron en la azotea de un edificio dispuestos a hablar sobre lo que cada uno necesitaba. Inicialmente se creó un ambiente de silencio, hasta que Ladybug rompió el hielo.
- Bueno, Chat Noir... ¿Que querías decirme? - Dijo la heroína con una sonrisa en su rostro.
- Ah, yo... Preferiría que empezases tu, por favor. - Contestó el chico, vencido por la timidez.
- De acuerdo... A ver, no sé por dónde empezar... - Empezó a explicar Ladybug. - Primero de todo quiero pedirte perdon por haber permitido que me akumatizasen, no estuvo bien. Debí haber sido mas fuerte y reprimir mis sentimientos negativos.
- Ladybug, todos nos sentimos mal de vez en cuando, incluso tú y yo. No olvides que antes de superhéroes, somos seres humanos. - Dijo el gato, expresando empatía y tratando de animar a su amiga.
- Lo sé, Chat, pero... - Dijo Ladybug, mientras le resbalaban lagrimas por sus rosadas mejillas y sobre el antifaz. - Siento... Siento que he defraudado a París, he fallado a las personas que quiero y te he fallado a ti, Chat Noir. - El chico se quedó paralizado, no sabia qué contestar. No se esperaba ese comentario, así que lo único que hizo fue abrazar a su amiga.
Se quedaron unos minutos en silencio, abrazándose, hasta que la chica se separó del pecho de su compañero.
- Ay, Chat Noir... - Dijo Ladybug, tratando de sonreír y secandose las lágrimas con el antebrazo. - No esperaba llorar... ¿Qué querías decirme tú?
- Yo... Ah, bueno... - Respondió Chat Noir, sin saber si estaba haciendo lo correcto. - My Lady, yo... Es... - Dejó de hablar. La heroína de París estaba mirándolo fijamente con una expresión tierna, se acercó a su mejor amigo y le besó en los labios.