«¿Número 12...?» pensó Jenna con desconcierto al bajar del auto, ya que en las bonitas casas que estaban delante de ella solo se apreciaban el número 11 y número 13. La casa número 12 no existía en ningún lado. Jenna miró al otro lado de la calle para verificar si había mirado la hilera correcta de casas, pero ambos Potter contemplaban las casas que tenían de frente.
-Albus: Piensa en lo que te dijo papá (le susurró).
Jenna, extrañada, obedeció a lo dicho por Albus. «El número 12 de Grimmauld Place» pensó y al instante, entre las casas 11 y 13 que tenía de frente, se materializó una casa aún más bonita que las que tenía a los lados; pareció como si de pronto se inflara una casa más, apartando las otras de su camino y empujándolas hacia ambos lados. Jenna no acababa de sorprenderse: Amaba la mágia.
Subieron los escalones y entraron.
-Jenna: Permiso (dijo al pasar por la puerta).
-Harry: Estás en tu casa, Jenna.
-Jenna: Gracias, señor Harry (sonrió radiante y contempló todo).
Era un hermoso vestíbulo, con una larga alfombra roja bajo sus pies; las paredes tapizadas de un papel con bonitas figuras floreadas manchadas de dorado y escarlata, y en el techo colgaba una elegante y muy brillante lampara de cristales. Se notaba que era una casa antigua, pero estaba muy bien cuidada y se respiraba una agradable calidez de ambiente familiar.
De la puerta que estaba al final del vestíbulo, salió una hermosa mujer de cabello rojo; a Jenna le pareció ver un parecido con la hermana de Albus, Lily. Se acercó a ellos con una amplia sonrisa, beso a su esposo y a su hijo y prosiguió a abrazar a Jenna.
-¡Jenna, bienvenida! (sonrió radiante) Nos encanta tener aquí a la... AMIGA... (miró a Albus esperando confirmación de que solo fuera su amiga)
Albus la miró con ojos muy abiertos, avergonzado.
-... de nuestro Albus (volvió a mirar a Jenna y sonrió).
Albus se lleva las manos a la cara y se ruboriza con intensidad.
-Jenna: Muchas gracias señora Potter, tienen una hermosa casa (sonrió con timidez).
-Llámame Ginny, cariño. Pasen a la sala (les dijo a Jenna y a Albus), le diré a Kreacher que les traiga unas bebidas, en unos minutos nos iremos.
La chica asintió, seguía con una sonrisa tímida.
-Harry: Deja tus cosas aquí Jenna, Kreacher las llevará a la habitación que ocuparás (le sonrió amable y luego miró a su esposa). Yo también quiero un poco de esa bebida.
-Jenna: Disculpen tantas molestias.
-Ginny: (Niega con la cabeza) Toda AMIGA de nuestro hijo... (le guiñó un ojo a Albus) pasa a ser parte de la familia.
-Albus: Ok, suficiente (sin poder aguantar más la vergüenza).
Albus y Jenna pasan a una sala muy elegante, bien decorada, con un enorme y hermoso árbol de Navidad en un rincón; toman asiento en un sofá grande color escarlata.
Observando mejor el lugar, los muebles y objetos estaban elegidos especialmente para que la decoración fuera en honor a Gryffindor, dorado y escarlata.
-Albus: Lo sé (con un toque de amargura, como si supiera lo que Jenna pensaba). Una casa de Gryffindors. En el pasado esta casa perteneció a la familia del Padrino de mi padre, la noble y ancestral casa de los Black... todos Slytherin, excepto uno, que resultó ser un Gryffindor, ya te imaginarás quién. Toda la casa estaba ambientada con decorado Slytherin.
-Jenna: Creo que tienes una casa hermosa, Albus (con dulzura). Y unos padres maravillosos que te aman.
-Albus: Desearían que fuera diferente (con amargura).
-Jenna: (Niega con la cabeza) Puedo estar segura que solo desean que tengas una actitud diferente.
-Albus: Jenna, por favor... (tratando de ser paciente)
-Jenna: ¡No! (soltó en un susurro con el ceño fruncido) Aún tenemos una conversación pendiente respecto a este tema.
Albus no respondió.
A continuación, entra una pequeña criatura llevando una bandeja con vasos llenos de jugo de calabaza. Al verlo, Jenna se sobresaltó y ahogó una exclamación llevándose una mano a la boca; Albus pareció divertido con esa reacción. La criatura iba vestida con un trapo blanco, algo manchado y de su cuello colgaba una especie de relicario que se veía muy antiguo. Le sobraba piel por todas partes, parecía muy viejo; era calvo, pero de sus orejas de murciélago le salían pelos blancos. Tenía los ojos de color verde claro, inyectados de sangre y la carnosa nariz era grande y con forma de hocico de cerdo. Se acercó hacía ellos y ofreció las bebidas con una inclinación de cabeza.
-Amo Albus (con una voz áspera y grave).
-Albus: No gracias, Kreacher (rechazó amablemente la bebida). ¿Tú sí quieres, Jenna?
-Keacher: Señorita (se inclina ofreciendo la bebida).
Jenna, muy asombrada, tomó con cautela el vaso de jugo que la criatura le estaba ofreciendo.
-Jenna: Gracias... (con un hilo de voz)
-Keacher: Kreacher está para servir (y mira a Albus). ¿Al Amo Albus no le apetece jugo de calabaza? ¿Desea que Kreacher le prepare otra bebida?
-Albus: Estoy bien, Kreacher, gracias.
-Kreacher: Siempre a sus ordenes, amo Albus.
Y se retira lentamente de la sala. Jenna lo mira marcharse aún asombrada.
-Albus: Jenna, ¿en serio nunca habías visto a un elfo doméstico? (divertido)
-Jenna: (Mira a su amigo con la boca abierta) ¿Eso era un elfo doméstico?
Albus asiente sonriendo.
-Jenna: ¡Uau! La Sala Común de Hufflepuff queda junto a la cocina del Colegio, y sé que los elfos domésticos son los que preparan la comida, pero nunca había visto ninguno.
-Albus: (Le sonríe) Pues ese es Kreacher. Ha vivido aquí toda su vida. Es un poco raro y a veces murmura cosas, pero es bueno. Especialmente conmigo, me felicitó muchas veces y me preparó mi comida favorita y una deliciosa tarta de melaza al enterarse que había quedado en Slytherin...
-James: (En off) ¡Al! ¿Sabes dónde está la...?
Entra James a la sala y se queda paralizado al ver a Jenna, muda rápidamente su expresión de asombro y dibuja una pícara sonrisa de medio lado.
-James: Que dicha tener tanta belleza ante mí (acercándose a los chicos).
-Jenna: Hola (inexpresiva).
-Albus: James... (frunce el ceño, irritado)
James toma con delicadeza la mano de Jenna, estaba cálida y la besa mientras mira a la chica directo a los ojos. Jenna baja la mirada e intenta ocultar el rubor que siente pintar su cara. James suelta su mano.
-James: ¿A qué se debe el placer de tu presencia en esta humilde morada?
-Jenna: Vamos a un funeral.
-James: No es una cita muy romántica, ¿eh? (riendo, pero inmediatamente se arrepintió de sus palabras. Carraspea). Lo... lamento por el desafortunado.
Albus lo miró sorprendido. James desvía la mirada hasta su hermano y vuelve a sonreír divertido.
-James: Los dejaré entonces, no quiero molestar más a los dichosos... mejores amigos (le guiña un ojo a Albus).
-Albus: Puedes... por favor... ¡lárgarte, James!
James se encogió de hombros, se pasó la mano por su cabello despeinándolo y se fue.
-Jenna: ¿Por qué lo dice de esa forma? (extrañada)
-Albus: No le prestes atenció...
-Lily: (En off) ¡Cuñada!
-Albus: No... (tapa su cara con sus manos)
Lily entra corriendo y sonríe radiante abalanzándose sobre Jenna.
-Lily: ¡Hola! ¡James me dijo que estabas aquí!
-Jenna: ¡Hola, Lily! (ruborizada)
-Lily: No sabía que ya habías llegado. ¿Qué tal todo? ¿Sabes? Le insistí a mamá que podía compartir mi habitación contigo, pero dijo que luego no dormiría (levemente molesta).
-Jenna: Es una pena.
-Lily: Pero puse flores en tu habitación, te agradará (sonrió ampliamente).
Los señores Potter entran a la sala.
-Harry: Es hora de irnos chicos.
Jenna se tomó el jugo deprisa y casi se ahoga.
-Ginny: Lily, ¿terminaste tus quehaceres?
-Lily: Bueno, esa es una pregunta interesante.
-Ginny: (Se cruza de brazos) Aún te veo aquí...
Lily ríe y se encoge de hombros, se despide de Jenna con la mano y corre en dirección a las escaleras.
Allí mismo en la sala, había una gran chimenea. La señora Potter busca un tarro con un polvo brillante dentro.
-Harry: Muy bien Jenna, conocerás lo que es viajar con polvos Flu (sonriendo). Iré primero para que puedan ver cómo se hace y así los esperaré del otro lado.
El señor Potter tomó un pellizco del polvo que su esposa tenía en el tarro. A continuación, entró en la chimenea.
-Harry: Cuidado con los codos, no se muevan demasiado, no se apresuren por salir, esperen a verme... Y recuerden: lo más importante es hablar muy claro. ¿Entendido?
Los chicos asintieron. Jenna disimulando su nerviosismo; y Albus con fastidio, ya que antes había viajado con polvos Flu. Harry arrojó el polvo dentro y unas llamas verdes enormes aparecieron y gritó:
-Harry: ¡Mansión Malfoy! (y desapareció entre las llamas)
Jenna estaba asombradísima y emocionada, por un segundo olvidó sus nervios.
-Ginny: Sigues tú, hijo (le dijo a Albus ofreciéndole un poco del polvo brillante).
Albus asintió y repitió la operación que había hecho su padre un minuto atrás y desapareció en la chimenea.
-Ginny: Adelante, cariño (animó a Jenna). Lo harás bien.
Jenna asintió ahora muy nerviosa. Tomó un poco de los polvos Flu y cerrando fuertemente los ojos, entró a la chimenea esperando sentir el calor de las llamas color verde esmeralda, pero éstas resultaron tener una temperatura muy agradable. Jenna respiró profundo, arrojó el polvo y gritó:
-Jenna: ¡Mansión Malfoy! (desapareció)
Le pareció que la estaban succionando por el agujero de un enchufe gigante y que daba vueltas a gran velocidad, ésto la mareó bastante. Había mucho ruido y pudo ver ante sus ojos una sucesión de chimeneas que pasaban ante sus ojos y vislumbro imágenes de las salas que habían del otro lado; aún borroso y con los ojos entrecerrados logró ver las figuras de los Potter y cayó de bruces entre ambos ensuciando de hollín su abrigo negro. Se levantó y detrás de ella apareció la señora Potter.
Dentro de la Mansión Malfoy, muchas brujas y magos entraban y salían de una amplia habitación abierta. Albus y Jenna se dirigieron deprisa allí y sin equivocarse a sus sospechas llegaron al lugar donde estaban velando el cuerpo de la señora Malfoy. Un bonito ataúd reluciente y plateado, rodeado de hermosas y diversas flores blancas, junto a un retrato de una guapa y sonriente mujer; pálida, de cabello oscuro y brillantes ojos azules. Habían muchas sillas ocupadas y elegantemente acomodadas en dirección al ataúd, y una mujer junto a éste daba un discurso en memoria de la fallecida Astoria Malfoy.
-Jenna: Oh por Dios, era una mujer muy hermosa (susurró más para sí).
-Albus: (Asintió) ¿Ves a Scorpius?
Ambos chicos intentan mirar por entre el montón de gente.
Termina el discurso de la mujer y enseguida se levanta un anciano y dirige sus propias palabras de despedida.
-Albus: Allá está... (le susurra a Jenna, señalando una rubia cabeza de entre las filas de adelante)
Ambos chicos corren al encuentro de su amigo. Al llegar detrás de él, Jenna toca su hombro delicadamente para llamar su atención. Scorpius voltea, tenía la nariz enrojecida y los ojos muy hinchados, al ver a sus amigos abrió mucho los ojos y rompió a llorar de nuevo. Jenna lo abrazó fuertemente y Albus colocó su mano en el hombro de su amigo, apretándolo con fuerza. Se quedaron junto a él.
Un par de horas después, Albus y Jenna debían marcharse. Scorpius acompañó a sus amigos para despedirse.
-Scorpius: Me gustaría que en una próxima vez puedan volver, en unas condiciones mejores, claro (sonreía tristemente).
-Jenna: Por supuesto (ansiosa).
-Albus: Cuando quieras, amigo.
Y llegaron a la chimenea donde estaban los padres de Albus esperando a los chicos.
-Scorpius: Señor Potter, señora Potter (saludó con una inclinación de cabeza).
-Harry: Scorpius, lo sentimos mucho (poniendo una mano en su hombro).
-Ginny: (Se acerca y lo abraza) Lo siento, querido.
Scorpius asintió, triste.
-Harry: Scorpius, pensamos que... (tentativo) cuando desees venir a casa con Albus...
-Potter...
-Harry: (Se vuelve en dirección de la voz) Draco.
Draco Malfoy, el padre de Scorpius, llegó interrumpiendo la conversación, y se posó protectoramente tras su hijo colocando sus manos en los hombros de éste.
Scorpius era idéntico al señor Malfoy; de cara pálida y afilada, con ojos grises y cabello rubio platinado, el cual llevaba largo atado con un coleta. Cualquiera que los viera juntos dejaría de dudar inmediatamente de los orígenes de Scorpius, ya que era más que evidente que el chico era la copia fiel y exacta del hombre que se había presentado ante ellos.
-Scorpius: Papá, ellos son mis amigos. Conoces a Albus, y ella es Jenna (señala a cada uno respectivamente).
-Jenna: Un gusto conocerlo señor Malfoy, y... lo... sentimos mucho.
Albus asintió sin decir palabra. Y el señor Malfoy imitó su gesto hacia ambos niños con una mirada seria, pero cargada de tristeza. A continuación, fijó su vista en Harry Potter, y su mirada se volvió fría y fulminante.
-Harry: Draco... le decíamos a Scorpius que si deseaba podría ir...
-Draco: Te diré lo que yo deseo, Potter... (con amargura) O creo que no es necesario, lo sabes perfectamente. Hazlo. Hasta entonces...
A pesar de lo incómodo de aquella situación, Jenna no pudo evitar notar que el señor Malfoy arrastraba las palabras, tal como lo hacia Scorpius.
-Scorpius: Quiero ir a casa de Jenna este verano, papá (soltó de pronto).
Todos guardaron silencio, Draco Malfoy miró a su hijo con desconcierto.
-Draco: Eso... lo hablaremos luego, Scorpius.
Draco dirigió otra mirada fulminante a Harry Potter y éste lo tomó como un ''Lárgense''; así lo hicieron. Los tres niños se despidieron y los Potter junto con Jenna, utilizaron la chimenea para volver al número 12 de Grimmauld Place.