6. Las Serpientes y El Tejón.

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Entran por unas puertas dobles que daban al Gran Comedor. Dentro, se encontraban el resto de los alumnos ubicados ordenadamente en cuatro enormes mesas superpuestas ante otra larga mesa que parecía estar ocupada solo por profesores. En ella, los niños vieron que el semigigante peludo que los había guiado en los botes se hallaba sentado; junto a él había un único puesto vacío, el cual suponían que pertenecía al profesor Flitwick. En medio de la mesa había una bruja algo anciana vestida con una elegante túnica color esmeralda y un sombrero muy puntiagudo del mismo color. Jenna distinguió al profesor Longbottom sentado a la derecha de un hombre de pelo color arena, aparentemente igual de mayor que el profesor de Herbología. A la izquierda de éste último, había una bruja regordeta de aspecto algo andrajoso.

El lugar era muy amplio, no por nada lo llamaban Gran Comedor; iluminado por cientos y cientos de velas y como techo, el hermoso cielo negro bañado de estrellas. Jenna y Scorpius, a pesar de que había leído en La historia de Hogwarts que aquello era un hechizo para reflejar el cielo de afuera, no pudieron evitar sorprenderse y contemplar todo con total admiración. A los niños, las piernas le temblaban y se sentían cohibidos por las cientos de miradas del resto de los alumnos que les caían encima.

Los niños de Primer curso se detuvieron detrás del pequeño profesor Flitwick; éste, posicionó un banquito de cuatro patas frente a los niños y sobre el banquito colocó un puntiagudo sombrero muy sucio, se veía viejo, remendado e incluso chamuscado, con una gran rajadura al borde.
Todos en el Gran Comedor guardaron silencio y, al parecer, toda su atención estaba dirigida hacia el sombrero sobre el banquito.

A continuación, el sombrero se movió y la rajadura se abrió más. El Sombrero comenzó a cantar:

-SS: Me llaman Sombrero Seleccionador. Desde siempre y por entero, conozco sus cabezas. ¡Son ya tantas las proezas de éste famoso Sombrero! Lo mismo me da si son bajos o altos, si tienen el cabello liso o rizado, pruébenme de una vez sin sobresaltos, y sabrán qué Casa les ha tocado: Pueden pertenecer a Gryffindor, donde habitan los valientes. Pueden pertenecer a Hufflepuff, donde son justos y leales. O tal vez a la antigua sabiduría de Ravenclaw, solo para inteligentes. O tal vez en Slytherin, donde con su astucia utilizan cualquier medio para lograr sus fines. Ahora pónganme sobre las orejas. No me equivoco nunca: echaré un vistazo a tu mente ¡y te diré de qué Casa eres!

EL LEGADOWhere stories live. Discover now