Adrienna. © (2º libro) - Ed...

Da fangirly97

271K 15.8K 1.7K

Él se fue dejándole todo el peso de su infierno a ella sobre sus hombros. Él se fue despertando al demonio q... Altro

Prólogo.
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Capítulo 29.
Capítulo 30.
Capítulo 31.
Capítulo 32.
Capítulo 33.
Capítulo 34.
Capítulo 35.
Capítulo 36.
Capítulo 37.
Capítulo 38.
Capítulo 39.
Capítulo 40.
Capítulo 41.
Capítulo 42.
Capítulo 43.
Capítulo 44.
Capítulo 45.
Capítulo 46.
Capítulo 47.
Capítulo 48.
Capítulo 49.
Capítulo 51.
Capítulo 52.
Capítulo 53.
Capítulo 54.
Capítulo 55.
Capítulo 56.
Capítulo 57.
Capítulo 58.
Capítulo 59.
Capítulo 60.
Capítulo 61.
Capítulo 62.
Capítulo 63.
Capítulo 64.
Capítulo 65.
Capítulo 66.
Capítulo 67.
Capítulo 68.
Capítulo 69.
Capítulo 70.
Capítulo 71.
Capítulo 72.
Capítulo 73.
Capítulo 74.
Capítulo 75.
Capítulo 76.
Capítulo 77.
Capítulo 78.
Epílogo.
Agradecimientos.
Tercer libro.
«Significado de los Nombres»

Capítulo 50.

2.2K 147 13
Da fangirly97

{Ashton Collins en multimedia}



Adrienna's POV.

-¡Arriba!. -gritan y salto del susto. -¡Arriba, Adrienna!. -vuelven a gritarme.

-Ya estoy despierta, pedazo de idiota, estoy tratando de calmarme para romperte la cara a golpes. -digo de mal humor mirándolo fijamente.

Cuando salga de acá, él va a ser al primero que mate y a toda su familia. Nunca olvido un rostro.

-Que fina. -dice con ironía. -Que mal que no vas a poder hacerlo, madam.

Sigo sin sacarle la vista de encima. Respiro profundamente para poder calmarme pero con la sonrisa de arrogante que me mira se me está haciendo muy difícil. Demasiado para mi mala suerte.

-Es tan lindo verte ahí adentro. -comenta sonriendo. -No sabes por cuanto tiempo te buscamos. -ríe. -Y ahora estás acá por voluntad propia, ¿Cuál es la trampa, Ginoccio?. -pregunta.

Sonrío de lado, todavía mirándolo, y me levanto de la cama de mi celda para quedar frente a frente con él. Agarro los barrotes de hierro que me separan del idiota.

-No hay trampa y si la hubiera no te diría. -digo sonriéndole.

Gruñe y le pega a los fierros. No me sorprendo ni me corro. Sigo cada movimiento de él con mi mirada. Está enojado. ¿En serio creyó que YO iba a abrir la boca contándole todo? ¡JÁ! idiota.

-Bien, si no hablas por las buenas va a tener que ser por las malas. -dice y empieza a buscar la llave de mi celda.

-Primero, ¿eso no es ilegal?; segundo, no voy a hablar ni aunque me tortures y, tercero, esas son mis frases. -digo sonriéndole mientras abre la celda y me esposa.

-A nadie le importa lo que te pase, pero a mí si me importan mis compañeros. -dice cerca de mi oído mientras me obliga a caminar delante de él mediante empujones. Suelto una risa irónica.

-Te estás metiendo solo en la boca del lobo. -digo lo más alto posible para que escuchen los demás prisioneros y el idiota que me va empujando.

-¡Miren a la reina de la mafia italiana!. -grita una haciéndome burla. -¿Qué pasó? ¿Te atraparon?. -pregunta fingiendo tristeza.

Paro de golpe haciendo que el policía detrás mío choque con mi espalda. Voy hacia la mujer que dijo eso y la quedo mirando fijamente muy cerca de la cara. Hago sonar los huesos de mi cuello consiguiendo que ella de un paso atrás con una pizca de miedo en su rostro y ojos. No se me escapa nada y menos ahora en el ambiente en el que estoy: o haces que te respeten y peleas, o te matan; y acá no hay nadie que me quiera viva.

-¿No vas a hacer algo?. -pregunta otra mirando directamente al policía.

Giro la cabeza hacia la derecha viendo como el idiota al que recién le hablaron está apoyado en una pared viendo todo con una enorme sonrisa. Frunzo el ceño y luego me doy cuenta de que eso es lo que en realidad quiere. Sé y sabe muy bien que si yo armo una pelea, aunque sea mínima, me puede llevar a donde el quiera para sacarme información sin que parezca que está haciendo algo ilegal. Muy buena jugada, pero conmigo no se juega.
Vuelvo a mirar a la mujer que me gritó con una sonrisa triunfadora mientras niego levemente.

-No lo vas a lograr. -digo alto, para que él escuche, sin quitar la vista de la ahora desconocida chica.

Sigo retándola con la mirada por algunos segundos más para después sacarla y posarla en el policía.

-¿A dónde íbamos, simio?. -pregunto sonriéndole.

Me queda mirando enojado, gruñe y viene hacia mí con pasos seguros y firmes. Al llegar, se coloca muy cerca de mi cuerpo, invadiendo mi espacio personal; obviamente, no doy un paso atrás. Tengo que levantar la cabeza para poder seguir mirándolo directo a los ojos. Me debe sacar una cabeza y media de altura.

-Te crees muy lista, Ginoccio. -comienza.

-Lo soy. -lo interrumpo y corrijo. Suelta una risa irónica.

-Lo vamos a averiguar algún día, princesa. -dice con desagrado y con la misma sonrisa irónica que le veo en la cara hace cinco días.

Me agarra de las esposas y sigue caminando en la dirección en dónde íbamos antes de que nos interrumpieran. Esta va a ser una larga noche.

-Vas a hacer algo ilegal. -comento viendo como doblamos en una esquina donde no hay absolutamente nadie. -No vas a lograr nada.

-Voy a lograr todo lo que quiera porque no sos la única que usa el sufrimiento ajeno a su favor. -dice enojado.

-No lo creo. -digo sonriendo. -No sabes quién soy y qué puedo llegar a hacer para proteger a los míos.

-Adentro. -dice para luego empujarme bruscamente haciendo que caiga de rodillas dentro de una habitación toda oscura y, por el olor asqueroso que hay, toda sucia.

Se prenden las luces y sí, estaba toda sucia, el piso manchado con, lo que creo yo, sangre; hay una silla en medio y varias lámparas colgando del techo.

-Se ve que no es la primera vez que hacen esto. -digo levantándose del suelo.

-Tengo mis métodos. -comenta sonriendo.

Me agarra de los hombros apretándolos fuerte y hace que me siente en esa silla metálica colocando mis brazos detrás del respaldo, ata mis tobillos a cada una de las patas de la silla; hace lo mismo con mi torso, atándome al respaldo y dejándome completamente inmóvil y sin escapatoria. Suspiro.

-Comencemos... ¿cómo llegaste a ser la cabeza de toda la mafia?. -pregunta. No le respondo. -Contestame la pregunta. -no lo hago, sigo en silencio. -O lo haces por las buenas o por las malas. -vuelve a hablar.

-¿Para qué te gastas en hablar si sabes que yo no lo voy a hacer?.

-Tenes razón. Entonces me puedo divertir un poco, ¿no crees?. -dice sonriéndome. -Como vos hiciste con todas esas inocentes personas.

No puedo evitar soltar una gran carcajada al escuchar salir esa terrible barbaridad de su boca.

-¿Inocentes?. -vuelvo a reír. -Como se nota que no sabes nada.

Se ve que mi comentario lo enojó mucho, ya que, me pegó con el puño cerrado en toda la mandíbula haciéndome girar la cabeza. Quedo en esa posición por algunos segundos. Me repetía una y otra vez en mi cabeza que me tenía que calmar y seguir callada.

-Sí, inocentes. -habla de nuevo. -Anna Leone, era mi amiga y ella era la persona más santa que había en este planeta hasta que vos la mataste.

-Acá ya hay conflicto de intereses, mi querido amigo. -río levemente. -Tu queridísima y santa amiga me debía dinero.

Mi información sobre Anna le cayó como balde de agua fría y, al ver que no decía nada, proseguí:

-Anna vendía para mí, era una de las mejores o eso me contaron; no tenía mucha relación con ella porque.. -suelto una risita. -no hablo con los que trabajan para mí, son inferiores y dan asco. -si me iba a pegar que sea con razón, ¿no?. -Me debía plata y ella sabía, no me la devolvió en el lapso de tiempo que le di y, pum, la maté.

Antes de confesar todo esto, al entrar en la habitación me percaté de que no habían cámaras de seguridad, ni ventanas donde otros oficiales puedan ver y escucharme. Obviamente, Anna no trabajaba para mí, sino, para Jason.

-Te voy a matar a golpes, Ginoccio. -dice entre dientes.

-Pegame, matame, hace lo que quieras. -lo reto. -Pero después atenete a las consecuencias.

-¿Consecuencias? ¡JÁ! como si fueras a salir de acá, Adrienna. -se agarra levemente el cabello y camina de un lado al otro. -Sí, le voy a pegar hasta que me diga todo. -dice para él pero, al estar todo en silencio, se escuchó igual.

-Aparte de idiota, loco. -digo pero no alcanzo a poder reírme cuando siento como empieza a repartir puñetazos por todo mi cuerpo: cara, abdomen, pecho y hasta piernas.

Duele pero no voy a mostrar debilidad y mucho menos voy a hablar. Si quiere información que la busque por sí sólo. De mi boca no va a salir nada con respecto a la mafia o que implique a mis socios, hermanos, amigo, novio y a su familia. Me juraron lealtad y yo hice lo mismo. Las promesas nunca las rompo.
Termina de golpearme porque lo llaman por su walkie-talkie pidiéndole por mí. Mi abogado ya está acá. Ni siquiera sabía que tenía derecho a un abogado y se ve que el idiota que me estaba golpeando segundos atrás tampoco. Comienza a desatarme a dos manos, rapidísimo; me para y me tambaleo un poco. Se coloca en frente mío y me dice en tono amenazador:

-Ni una sola palabra.

Río y le escupo sangre en la cara haciendo que me gane otro golpe. Pero no me importa.

-Te voy a matar lentamente. -digo mientras vamos saliendo de esa habitación asquerosa. -Y es promesa, no amenaza.

Hace caso omiso a mi comentario empujándome para que camine en una dirección específica. Entra al baño conmigo, me lava la cara para disimular la terrible paliza que me dio y luego salimos rumbo a mi encuentro con mi abogado, ¿quién es?, no tengo ni idea, pero ahora lo voy a averiguar.
Entramos en un lugar amplio, con varias sillas detrás de una mesa con teléfonos, me sienta en una y se va para hablar con mi abogado. Lo quedo mirando y, por la forma en la que se para, se me hace muy familiar. Lo veo venir hacia mí con lentes de sol y sentarse del otro lado de un vidrio, me hace una seña para que agarre el teléfono y lo hago. Antes hablarme, mira a todos lados, se baja un poco los lentes y me mira desde arriba de ellos.

-Hola, Adrienna. -saluda y se le forma una sonrisa maliciosa en la cara.

Sonrío de la misma manera y le contesto casi en un susurro:

-Hola, Giusseppe.

Continua a leggere

Ti piacerà anche

158K 4.1K 15
Cuando el amor de tu vida ayuda a asesinarte , dejas de ser como eres . - No puedo ser pareja de alguien como tu - dijo con asco esas palabras vin...
114K 9.2K 75
Hermanas adineradas, putas y zorras, o como yo las llamo H.A.P.Y.Z [Original] ?No se permiten Adaptaciones Autoras: @KateReal1 @Cassieti #479 - Novel...
246K 9.6K 65
Serie Pregúntame: Libro I Todo comenzó de un día para otro, como un juego del destino, cuando dos completos desconocidos cruzaron las miradas por pri...
226K 11.1K 44
Cuando la universidad de Amelia aumentó su cuota, ella tuvo que mudarse al departamento de su mejor amigo. Todo pintaba a que sería una estancia tran...