CAPÍTULO 40
UN INCENDIO EN UN SEGUNDO.
Después de la llegada de Harry a Hogwarts, todo fue un total desastre, se había armado el pánico y Voldemort estaba listo para atacar el castillo, eran empujones, ajetreo y gritos por todas partes, los más aptos magos estaban poniéndose en lugares estratégicos para defender el castillo.
Pansy había logrado llegar al segundo piso del castillo, estaba agitada, todo aquello era una locura, pero ya no era la misma, las cosas habían cambiado para ella, ahora su nombre estaba escrito en sangre.
- ¡Avada kedavra!
Mando a un alumno de Hufflepuff que había estado dispuesto a atacarla, lo vio caer inerte ante sus pies, no sintió nada, ni culpa, ni remordimiento, ni siquiera un ligero mal estar, se apunto en el brazo izquierdo.
- Sectum
Se hizo un pequeño corte, el quinceavo corte en su brazo, su quinceava victima desde que fue reclutada por el señor tenebroso, suspiró mirando sus múltiples cicatrices, no, Pansy Parkinson no era la misma niña del colegio.
Unos pasos venían hacia ella, se puso en guardia en el acto, pobre infeliz, no sabía que estaba corriendo hacia su muerte.
- ¡Avada... Ke...
Se detuvo por un momento cuando distinguió aquella melena roja moviéndose hacía ella, el muchacho se había quedado paralizado al escuchar el hechizo que ella le estaba empezando a mandar.
- Weasley... - dijo con amargura
- Parkinson – Tragó saliva
Ron notó el cambio de inmediato, sus ojos ahora estaban vacios, la maldad era visible en ella, en su postura, en su mirada, en sus movimientos, en su voz, miró el cadáver que tenía junto a ella, Pansy Parkinson era una asesina. Sacó muy despacio su varita.
- ¡Alto ahí Weasley! – ordeno apuntándole en la cabeza – No hagas una estupidez
Ron alzó los brazos, no le daba siquiera tiempo de apuntarla, pues si lo hacía ella le ganaría en mandar la maldición, no tenía muchas opciones, estaba a disposición de la Mortífaga.
- ¿Dónde está Potter?
- No lo sé, vengo solo
- Muy conveniente – sonrió de lado – Pero no soy imbécil, siempre traes a ese idiota pegado en el culo
Ron se dio la vuelta completa con las manos arriba.
- Hoy no tengo nada pegado en el culo – se encogió de hombros
- No te burles de mi – apretó los labios – eres valiente o muy, muy idiota.
Un brillo en el dedo de Parkinson captó la mirada del pelirrojo.
- Al fin lo conseguiste – señaló el anillo de compromiso
Era un diamante inmenso, quien sabe cuántos miles de galeones costaba, era algo que él jamás en la vida le iba poder dar a ninguna mujer.
- ¿A caso lo dudaste? – dijo orgullosa
- ¿Yo? Nah – chasqueo la lengua – Tu sí que lo hiciste, te dije que lo ibas a conseguir.
Ella frunció el ceño, era verdad, pero eso ya no importaba, las cosas estaban en su lugar.
- Muy amable de tu parte dijo con sarcasmo, ahora no nos desconcentremos – estiró mas el brazo
Ron tragó gordo, aquella distracción no había servido de mucho.
- ¡Avada... Ava... a – se quedó sin palabras
Lo miro seriamente, no, no podía ser, después de tanto tiempo, esa maldita comadreja debía de ser exterminada, su brazo tembló, lo miró, esos malditos ojos azules tenían la culpa.
Ron bajó la mirada al brazo de la Slytherin pues había sangre viva en este, miró sus cicatrices.
La bruja se dio cuenta de inmediato, se tapo con su mano derecha sin dejar de apuntarle con la izquierda.
- ¡No seas entrometido Weasley! – se puso roja de ira
- Todos hemos pasado cosas difíciles Parkinson
- ¡No te atrevas! ¡No eres nadie para decirme lo que he pasado!
- Tranquila – rogó
- ¡Cállate! – parecía fuera de si
No estaba enojada por las palabras del Gryffindor, estaba enojada porque aún no había podido matarlo, porque su mano temblaba si le apuntaba, porque él a pesar de todo estaba intentando ayudarla de nuevo.
- ¡Te odio! – grito
Iba a bajar su varita cuando una luz atravesó su pecho, la dejo inconsciente en el acto.
Ron se quedó boquiabierto, miró el cuerpo de la chica en suelo, se volvió, era Xally todavía con la varita alzada.
- Vámonos Ron, tenemos que ir a la sala de menesteres cuanto antes – corrió pasando por el pelirrojo - ¡Luego me agradeces!
El mago vio desaparecer a su hermana postiza en el pasillo, pero no fue tras ella, miró de nuevo el cuerpo de Parkinson, así dormida parecía ingenua.
Si la dejaba ahí probablemente la tomarían prisionera o la encerrarían en las mazmorras, se agacho tomándola en brazos.
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Xally corría sin parar hacía la sala de menesteres, estaba segura de que Harry estaba ahí, Hermione lo había afirmado, no sintió los pasos de Ron tras ella, seguramente se había detenido a atacar a algún Mortífago.
Iba a pasar al corredor cuando unos brazos la atraparon por atrás.
- Shhh – era Hermione - Vi a Malfoy y a sus dos gordinflones rondando por aquí, están buscando a Harry
El corazón de la bruja se aceleró al escuchar aquel nombre, una excitación inevitable la invadió al pensar que Draco Malfoy estaba cerca. Estaba vivo, y si estaba buscando a Harry era porque estaba sano y salvo.
- Tenemos que entrar con cuidado – continuo la castaña - ¿Dónde está Ron?
- En un momento viene, le he dicho en donde encontrarnos
- Bien – asintió
Después de asegurarse que nadie las veía, entraron finalmente a la sala de menesteres, después de unos minutos de andar buscando a Harry, ambas se pararon en seco, habían llegado junto a Harry y Ron, eran apuntados por Malfoy y sus dos protectores.
Draco desvió la mirada un segundo, ella había llegado, lo miraba fijamente, una oleada de calor en el pecho se apodero de él, había llegado a ponerse junto a Potter.
- Martine – no pudo evitar decir
- Malfoy – saludo
- ¡Mátalos ya Malfoy! – era Goyle
La respiración de Xally se aceleró, pues Malfoy había dejado de apuntarle a Harry para apuntarle a ella.
- Dile a tu novio que me de mi varita – exigió el rubio – si no quiere que te lastime
- ¡Mátala Draco! - esta vez era Crabble
- ¡Cierra la boca! – ordenó el rubio - ¿No me has oído Martine?
Le sostuvo la mirada, no le iba a decir nada a Harry, no pensaba que Malfoy se atreviera a hacerle daño, no lo quería creer y si era así ya todo se había muerto.
- Expelliarmus – lanzó Hermione
- Avada Kedavra – lanzó Goyle
El corazón del platinado se detuvo por un momento al ver que aquella maldición cayó junto a Martine, pues el idiota de Goyle ni siquiera se había detenido a ver quien había lanzado el ataque, volteo furioso a ver a Goyle, cerró el puño y se lo planto en la cara.
El regordete cayó al suelo con la nariz sangrando, se llevo las manos al rostro con dolor.
Crabbe miraba incrédulo la escena.
- ¡Te diste cuenta de lo que pudiste provocar! – dijo fuera de sí con los ojos inyectados de odio - ¡Maldito idiota!
Todos miraban expectantes sin mover un musculo, incluyendo a los leones y la Slytherin que sentía arder el pecho de orgullo, sabía que había reaccionado así por ella.
- Tenemos que irnos – susurró el pelirrojo a sus amigos – ahora que están distraídos.
Hermione tomó del brazo a la azabache para obligarla a avanzar. Pero algo los detuvo, un fuego descomunal e incontrolable empezaba a salir de la varita de Goyle, empezó quemando los muebles apilados, el mago estaba furioso por aquel golpe y no era nada inteligente, lo cual le impedía ser prudente.
Todos empezaron a correr, Ron se llevo de la mano a Hermione, Draco salió disparado hacia Xally con el corazón hecho una pasa palpitante, su cuerpo gritaba alarma mientras la veía desaparecer entre las llamas, una desesperación incontrolable apareció en él, ahora ya recordaba todo, ahora sabía quién era ella y porque siempre quería que estuviera a salvo, estaba tan solo a unos pasos cuando unas sillas que cayeron le impidieron llegar a hasta ella.
Xally había tomado un camino sola, había sentido la mano de Harry agarrando la suya, se habían separado cuando una mesa cayó justo en medio de ellos, obligándolos a tomar distintos caminos.
Volteo hacía todas direcciones, estaba rodeada por un fuego descomunal, era el círculo de la muerte, ella estaba en medio, cada vez se le hacía más difícil respirar, su garganta y sus pulmones se estaban cerrando, estaban ya llenos de humo.
- ¡Aguamenti! – un chorro potente salió de la punta de su varita
Apenas se abrió un camino visible delante de ella, corrió pero temía no llegar a tiempo, era su única salida, solo tenía una oportunidad, iba a saltar cuando aquel horrible fuego volvió a surgir quemándole las manos, ahogo un grito de miedo y dolor, retrajo sus manos hacía su pecho, las palmas estaban sangrantes en carne viva, las miró sollozando. Volvió a tomar su varita como pudo con el dolor de las heridas, ya casi sin fuerza. No lo iba a lograr.
- Aguamenti - Dijo en apenas un susurro
Un débil chorro de agua salió de su varita, ni si quiera alcanzó al fuego.
Después de unos segundos la vista de Xally empezó a desvanecerse, sus pulmones dejaron de jalar aire, su cuerpo cedió noqueándola y de pronto todo fue por fin tranquilidad, ya nada dolía.
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- ¡¿Adonde demonios esta?! – gritaba Harry ya fuera de sus casillas
Habían logrado salir a duras penas, pero no había señal de su amiga serpiente, contaba con que estuviera esperándolos afuera.
- No pudo quedarse adentro – animo Hermione - le dimos la vuelta al lugar antes de salir.
- ¿no creen que... - dijo Ron horrorizado – la consumió el fuego ¿o sí?
Al trío de oro se le cerró la garganta al pensar aquello, el fuego no había tenido piedad, todo en la sala de menesteres había explotado y no había nadie afuera aguardando por ellos, si ella hubiera salido los hubiera esperado.
Hermione se llevo las manos a la boca con lágrimas en los ojos.
- No puede ser – dijo ya sollozando.
Harry se quedo de piedra, no tenía sentido que ella no estuviera ahí con ellos de haber salido, cayó de rodillas mirando la puerta cerrada de la sala de menesteres.
A Ron le temblaban las manos, él era el responsable de ella, su familia la había adoptado, le tenía un gran cariño, un grito desgarrador salió de su garganta y entonces, vio a Harry retorcerse, sosteniéndose la cabeza... otra vez Voldemort.
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Draco corría a toda velocidad entre los pasillos del colegio, debía salir de ahí antes de que alguien lo viera, apenas había salido vivo del incendio, unos segundos más y no hubiera logrado salvarse.
Sus piernas se sentían pesadas, su cuerpo estaba chamuscado, apenas soportaba el dolor que le producían las quemaduras, no sabía que había pasado con el grupo de Potter, pero siempre se las arreglaban para salir de toda situación, de cualquier modo ese no era problema suyo, ya no aguantaba mucho más, pero sacaba energía de donde podía, la adrenalina ayudaba, solo debía llegar a los terrenos del castillo.