—¿Quién es?— Esas fueron las primeras palabras que Eal dijo sobre un chico de su misma edad, once años, al cual conocía de vista. Esta pregunta se la hizo a Alejandro, su mejor amigo por aquel entonces, a quien había conocido unos meses atrás cuando se mudó.
— Iván, no se relaciona con nadie. Le gusta más quedarse solo, nadie le entiende— Alejandro simplemente se encogió de hombros y se fue a jugar con los demás chicos del patio, arrastrando a Eal con él, y alejándolo de ese chico de ojos verdes y pelo negro.
Quien sería, más tarde, el mayor enigma para su ser.