Cómo ser un acosador en 90 dí...

By MMIvens

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¡No soy un acosador! Bueno... eso depende de cómo lo veas. El reinado de Near como un acosador profesional y... More

Dedicación.
Introducción.
• Nota de Autor •
Paso 1º: Mantener tu información en secreto.
Paso 2º.
Paso 3º.
Paso 4º.
Paso 5º.
Paso 6º.
Paso 7º.
Paso 8º.
Paso 9º.
Paso 10º.
Paso 11º.
Paso 12º.
Paso 13º.
Paso 14º.
Paso 16º.
Paso 17º.
Paso 18º.
Paso 19º.
Paso 20º.
Paso 21º.
Paso 22º.
Paso 23º.
Paso 24º.
Paso 25º.
Paso 26º.
Paso 27º.
Paso 28º.
Paso 29º.
Paso 30º.
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NOTA FINAL DE AUTOR.
Segundo Libro: Aclaraciones.

Paso 15: ESPECIAL SAN VALENTÍN.

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By MMIvens

"Paso 15º: Recuerda que un acosador está más ocupado que el presidente en días festivos".

~N.

Near.

Les explicaré cómo funciona San Valentín... ¡El único día en el que ser amado no es un pecado, y no es una opción recibir odio de los demás! He planeado comprar una moto y atropellar gente... para sentir que se mueren por mí.

¿Demasiado? Por supuesto.
¿Solitario en este fecha porque nadie me ama? Exacto.
¿Estoy drogado? Efectivamente.
¿Hotel? Trivago.
¿Tacos? Dos por favor.
¿Hierba? En los tacos si no es mucha molestia.

Ahora, seamos realistas. En este mundo siempre hay alguien que tiene un crush con nosotros, pero no estaremos con esa persona en un día como San Valentín. La razón es simple: no nos gusta, es medio intenso, o da miedo.

En mi caso, estoy sobre las piernas de un tipo que cumple los tres requisitos para ser bateado, y tampoco soy gay.

—¿Alguien puede bajarme? —Pregunté, moviéndome a los costados sin poder librarme, no me quería soltar, ni siquiera me habló desde que nos vimos. Dime, querido escritor Matt, ¿qué hice mal esta vez? ¿Es porque atropellaré gente?

Se me pegó como una pulga, hacía calor aunque invierno no terminaba y el sol de la escuela nos iba a derretir como chocolates asquerosos.

—Hueles muy bien... A vainilla, como una chica —comenzó a olerme el HETERO PERO NO TANTO, pegando su nariz al cuello de mi camisa. ¿Solo las chicas tenían que oler así? Me sentí ofendido—. ¿Cuándo cumples años, eh? ¿Pronto?

Giré el cuello, encontrándome con sus ojos verdes, y formé una mueca de hastío para mostrarle que mi tolerancia estaba llegando al máximo porque esa posición en la que me tenía como si fuera un niño de 20 kilos me calentaba la cabeza al punto de querer matarlo. Y sí, ahora sí se moriría por mí ese idiota.

Dios, no tenía que hacer esto en las bancas afuera de la escuela... Qué vergüenza.

—Dante... ¿Qué estás haciendo?

Volteé para perseguir la voz de Either a lo lejos. En ese momento fue lo más cercano a un ángel, caminando debajo del sol con un montón de chocolates en sus manos que parecían al borde de caerse todos y formar un charco derretido. Quién lo diría, hasta él era un imán de enamorados. Lastima que no le gustaran las cosas tan dulces, fue un acierto que yo le hiciera llegar los amargos.

Tomé aire y grité enfurecido, sin que me importara la atención de las chicas a lo lejos.

—¡Dile que me suelte! ¡Ya le iba a escupir de no ser porque odio la saliva y me falta valor para hacerlo! —Escuché los clicks que es escapaban de las sombras para tomarme fotos—. ¡Las chicas que me iban a dar chocolates ahora se ríen con sus cámaras por allá! ¡Vamos a salir en la página de la escuela, por culpa de este, AAAAH!

Me sentía como Vándalo de tanto gritar.

—¿Qué tal el día? —Rind se acercó con alegría pura que le dio aires de grandeza por los chocolates en sus manos. Guardó silencio cuando vio mi cara amenazante—. ¿Por qué estás sentando en las piernas de un hombre más atractivo que tú?

—¡¿Más atractivo?! ¡Suéltame!! —Talló más fuerte su cabeza en mi hombro, como si fuera alguna clase de almohada barata—. ¡¿Qué es lo que quieres, hombre?!

—Vine a verte un rato —se mostró decaído, como un cachorro solitario. Either y Rind dieron pasos al frente, cuestionando su salud mental—. Voy a salir del país una semana. No me podía ir sin ver tu rostro aunque sea un momento.

Su sonrisa reposando en mi hombro me dio escalofríos. Solo me quedaba manipularlo para que me soltara, y en eso yo era muy bueno.

—¿Me dejas ir si te doy un regalo cuando vuelvas? Yo que sé, ¿un chocolate?

—¡CLARO QUE SÍ! —Elevó ambas manos. Salí disparado hasta tropezar con el mismo suelo, casi lamiendo el césped en gratitud a la libertad. Estaba por llorar—. Ya tengo que partir.

El rubio de traje se levantó también, yo me arrastré desde abajo para que no volviera a acercarse. Hizo una mueca, se despidió de los chicos y con un ademán tomó su camino hacia las puertas que daban a la calle principal. Era sereno cuando no estaba detrás de mí, lo que más me asustaba era cuando se quedaba con las palabras en la boca y no externaba muchas cosas. Los Cold eran raros.

—Este tipo... —Mi cuerpo creado por los dioses casi sufre manoseo, defenderlo me agotó mucho. Ei y Vándalo se acercaron a mí con preocupación. Parecían querer preguntar muchas cosas, como el hecho de que no esté atropellando gente, o que no tenga chocolates, o que un idiota me tenía secuestrado.

Muchas preguntas y yo tampoco sé las respuestas, como en mis asquerosos exámenes.

Para mí San Valentín era el día perfecto para recibir lindos detalles, incluso si no me gustaba la persona, estaba agradecido de sentir que aunque fuera superficial sentían algo por mí. Me hacía sonreír como tonto, aunque fuera lo mismo que recibir regalos de navidad o de cumpleaños.

—Either... ¿Por qué tienes tantos chocolates...? —Inquirí, poniéndome de pie.

—Unas chicas me los dieron... —Either fue indiferente, tirando de su corbata que comenzaba a ahorcarle—. No me gusta el chocolate. —Se los dio a Rind sin siquiera probarlos.

Qué indignación.

—Uf, hoy es mi día. —Vándalo guarda sus chocolates en su mochila de Dora. Tenía mucha más suerte que yo. Nadie debía tener más suerte que yo, yo soy lo mejor—. Lástima, Near, creo que para ti no hay.

—Los odio... —Rind sonrió al ver que contenía mis palabras. Soy más mentiroso que mi papá cuando dijo que iba a ir por los cigarros—. ¡No puedo odiarlos!

—Lo sospeché... Soy el único que tiene razones para odiarte. —Me lancé encima de su espalda y comencé a tallar mi cara contra la suya. Se enojó más—. Oye, ya, voy a llegar tarde a la reunión de mi iglesia...

—¡Los necesito! —Grité, tirando del suéter de Ei. Ambos me vieron con indiferencia. Alerta, el gen Either era contagioso—. Les pagaré...

—Ok. —Asintió Ei, parando su camino. Ya sabes lo que dicen, con dinero baila el perro, anoten eso.

Esperamos afuera de la escuela, sin movernos a las paradas porque esos no iban a donde yo necesitaba moverme. Tendríamos que caminar hasta la estación pero sería pérdida de tiempo. Suspiré pues los taxis sacudían sus manos para negarnos la subida, mi cabello revivía el viento de la velocidad de los carros y la paciencia de mis acompañantes era poca.

—¿A dónde vamos? —Preguntó Rind detrás de mí intentando recargarse en el faro de luz—. Solo nos dijiste dinero y te seguimos... —analizó bien sus palabras—, qué horror, parezco tú...

Hey, yo soy guapo. No me compares contigo, vándalo.

—JAJA, qué gracioso... —Hice una mueca por esa clase de comparación.

Un vehículo se detuvo frente a nosotros, casi chocando contra una bicicleta en la vía. No tenía papeles en los cristales interiores, no llevaba taxímetro, le faltaba número y la placa estaba mal escrita. Incluso yo falsificaba mejor un taxi, porque fui taxista ilegal.

—Subamos... —Ei fue directo al matadero como estúpida indiferente.

¿Acaso quería que lo secuestraran? No recuerdo cuantas veces me intentaron subir a carros o asaltar. Hubo una vez en la que venía de la escuela y un tipo me apuntó con su arma en la cabeza. Me dijo que le diera todo lo que tenía, y le respondí: Solo tengo ganas de morirme. Se rió y revisó mi mochila y al ver que sólo tenía libros de matemáticas me lo devolvió: Sigue estudiando, niño. Se retiró sin más.

—Espera enano... —Detuve al chihuahua enojaO por cómo le llamé. Me dirigí al conductor—. ¿Señor?

—¿A dónde va? —Preguntó con tono áspero. Estaba sudado, y tenía poco cabello. Mala espina.

—Pero no le he hecho parada. —Respondí nervioso al recibir su mirada de soslayo. Ah... Esta clase de hombres me asustan más de lo que deberían.

—Súbase. —Me ordenó son una sonrisa, bajando la barbilla mientras abría la puerta. ¡Hey, hey, viejo, mi cara está arriba!

—Vámonos.

Di media vuelta, asqueado. Decidí sólo marcharme e ignorarlo, pero Rind me detuvo del hombro sin entender la situación, e insistió en que subiera si no quería llegar tarde. Lo vi alterado, ni siquiera era de su incumbencia.

—¡¿Pero para qué me voy a subir si no me quiero subir! —Grité haciendo movimientos bruscos de manos y azoté la puerta del taxi de manera indignante. ¡Yo no subiría!—. Lárguese de esta calle, viejo marrano, y ni me vea enojado porque le clavaré los dedos en los ojos o llamaré a la policía.

Mis amenazas molestaron al conductor, quien solo encendió su motor de nuevo. Se puso nervioso, devolvió las manos al volante y el miedo de seguir ahí le hizo abandonar.

—Lo iban a secuestrar si se subía, Rind. —Explicó Either, tranquilo, mirando al taxista marcharse a la mera mierda.

—¡Aprendiste nuevas palabras, niño! Te ganaste una galleta de chocolate sin azúcar, tío. —Sonreí, sacando una bolsa de plástico de mi chaqueta. Nadie debía saber que las compré para mí mismo en forma de consolación.

—No soy un perro, no me gustan las galletas, no soy un niño, ni soy tu tío.

~•~•~•~

—¿Qué se supone qué haces Near? ¿Nos trajiste a un parque de diversiones y nos estás haciendo ver tu trasero mientras acosas a alguien? —Rind se fastidió detrás de mí. Yo estaba asomando mi cabeza por una ventana, disfrutando la vista y agradable brisa del atardecer junto a los gritos en las montañas rusas. Ei, por otro lado, comía la galletas que le di de forma ruidosa.

—Joder, no lo sé, Rick. —Ni me tomé el tiempo para voltear. Mi espalda tronó hasta sacarme un quejido. No había descanso bien por trabajos en la noche que tuve por realizar. Ayer me hice pasar el novio de una chica, aunque le estaba sacando información a su hermana. La gente es rara pero paga bien.

—¡No soy Rick! —Gritó con sus pulmones de acero. Me dolió que yo fuera el único de los tres que perdía el tiempo viendo memes.

Me aparté del hoyo en la torre para permitir que ellos se acercaran. Señalé a lo lejos a una persona sentada en una piedra, con chocolates y flores, junto a esta torre clausurada de Rapunzel. Pudimos entrar por un conocido que trabaja aquí.

—Les explicaré. Ese chico me pidió que hiciera venir a una chica el día de hoy, es especial para ella así que la seguí toda una semana para meter en su cabeza la idea de venir hoy como "solitaria". Fui repartidor de folletos, le pedí a una anciana que le leyera la figuran, golpeé a su ex-novio para que no le escribiera hoy y... En fin, es fácil implantar ideas en las personas si apareces como un tercero, ellos pensarán que es cosa suya y no podrán quejarse con nadie si eso no resulta.

—Eso suena perturbador... —Susurró Rind. Manipular a alguien era sencillo. Incluso podías hacerles pensar que hiciste algo aunque en realidad no hayas hecho nada. Solo hay que buscar la forma correcta de actuar.

Anota eso, Parker.

—Debo lanzar globos cuando él le pida salir, quiero hacerlo en grande. —Tomé asiento, un poco de tos me acompañó. El trabajo me tenía mal de salud, me obligaba a aceptar cualquier trato con tal de reunir el dinero necesario, incluso he ido a babyshowers como bufón para robar información a los padres.

Tenía cero confianza en la humanidad a este punto. Aunque me hacía sentir mejor la idea de saber que no habían buenos ni malos, eran ambos.

—Oye, amigo Near, —levanté la mirada hacia Vándalo, me confundí al verlo nervioso con sus detrás de la espalda—. ¿Qué era esa cuerda negra de cuero qué estaba allá abajo?

Esto no puede ser bueno.

—Es la cuerda de los... —No me dejó terminar, me interrumpió con un grito chillón que hizo retorcerse a mis oídos. ¡Ese lugar no era tan grande como para estar gritando!

—¡Pensé que era un látigo, así que lo quité cuando llegamos! —Gritó exaltado, mis pupilas se contrajeron. Sí, definitivo, arruinó mi trabajo en grande. FELICIDADES.

—¡¿Qué carajos te pasa?! —Me puse de pie, pateando el polvo y las pequeñas rocas del suelo para aproximarme a él.

—¡Pensé que lo usabas para tus sucias fantasías, ¿sí?! —Gritó cercano al llanto, mi molestia incrementó. Todos tenían fantasías pero... yo por lo menos guardo mis cosas detrás de la puerta roja en mi casa—. PEROOOOO, ¡no te vayas a enojar que...!

Le di un golpe en la nuca con la sonrisa más sádica del mundo. Lo iba a colgar del ventanal si esto me hacía fallar mis putos planes de todo un maldito mes. —Yo odio las ventanas, el escritor me tiró muchas veces de ahí—, no te pregunté, narrador.

—¡¿Entonces los globos se fueron desde que llegamos?! ¡¿Hablas en serio?! QUÉ TE PASA ANIMAL. ¿PIENSAS CON UNA NEURONA O TE HACES PENDEJO? ¡¿Eh?!

—Lo siento, mucho... —susurró Rind apenado, se encogía con cada grito pero eso no reducía mi evidente molestia. Los globos fueron pagados con el dinero del chico. Me los cobraría por no terminar mi trabajo. Ser un acosador tampoco era la cosa más linda del mundo, ni la más sencilla, me llenaba de rabia a menudo.

—Ustedes son una pérdida de tiempo... —Balbuceé, apartando su cabeza lejos de mi cara sin soltar su camisa. Tenía poco tiempo para resolverlo.

Cuando volteé, solo me encontré a Either con cara de póker tirando confeti desde la torre. No me di cuenta de que el chico ya se había declarado y le había entregado los regalos a la chica, y yo por estar distraído no intervine en la situación.

Pero ahora el cielo reflejaba el confeti de colores cálidos, gracias al viento y la altura de aquí arriba, incluso parecía primavera y no supe si eso me hizo feliz o me amargó.

Solté a Rind, tenerlo del cuello solo me iba a enfurecer más y no podría disfrutar la vista desde lo alto.

—¿De dónde sacaste confeti...? —Suspiré, y pregunté por la sorpresa junto a mi agradecimiento por salvar mi pellejo.

Either dio media vuelta como un robot medio congelado. Retrocedí por el susto, el sol pegaba contra su espalda y cabello, hasta Rind se detuvo por la imagen.

—Siempre cargo confeti. —Dijo con seriedad, pero... Ah, yo sé que quiso sonreír, era más que obvio, porque yo también lo hice.

Either Cold era un chico muy raro, pero también me daba risa su forma de pensar.

—¿Eh, por qué? —Rind continuó impactado.

—Leí en un libro que el confeti hace feliz a las personas... —Masculló cabizbaja.

Se tomó las cosas muy literal. Creo que el libro se refería a las cosas coloridas, las sonrisas, y los momentos mágicos que vives con quienes quieres ver felices, de todas formas... ¿No es demasiado tierno que lleve confeti en una bolsa del tamaño de...? AY, DIOHMIO, ESA BOLSA ES ENORME.

—¡¿De dónde diablos salió toda esta basura?! —Gritaron desde abajo. Todos nos quedamos estáticos al oír. Tendría que barrer medio parque para deshacerme de eso, pero lo valió.

Either abrió las palmas de mi mano y puso una bolsa de chocolates antes de que yo intentara bajar las escaleras en busca de escobas. Mis cables se cruzaron junto a mis cejas, era el primer chocolate de San Valentín, y me lo entregó un tipo serio.

—Hice chocolates con café. No me gustan las cosas muy dulces, ni a mis hermanos. No recibiste uno, ¿verdad? Espero te gusten. —Su tono fue amable, aunque su rostro indiferente. Cerró mis dedos para que los sostuviera y suspiró con vista al suelo.

Either en verdad se preocupaba por otros, aunque nadie se molestara en comprenderlo a él.

Dio una vuelta, y como si fuera cámara lenta, golpeó la pierna de Rind con la punta de su zapato—. ¿Qué esperas?

—Hijo de tú mamá —Vándalo se retorció antes de dirigirse a mí con una bolsa también. Mi rostro continuó confundido—. Toma... Los míos son con malvaviscos...

Dijo sin verme al rostro, parecía querer gritarme en vez de darme algo. Rind era... un tipo hostil con los pervertidos pero en realidad todos sabíamos que era un amor de persona súper inocente, lejos de ser un salvaje. Quizás algo estúpido pero yo era igual.

Tener esta clase de amigos... ¿Amigos? ¿Estoy llamándoles así?

Ellos no son... Agh, bueno, en algún otro lugar también es el día de la amistad, puedo festejar.

—¡Yei, no me olvidaron! —Traté de forzar una sonrisa exagerada para saltar de un lado a otro. En realidad estaba muy feliz, pero no ese tipo de felicidad por la cual festejar—. Esperen. ¿Como por?

Cuestioné sus regalos.

—¿Tú fuiste el que nos mandó chocolates con los chicas, no? —preguntó Rind queriendo reír—. Fue demasiado obvio, nunca me envían nada.

Las chicas de la clase 2 siempre me dejan usar sus cocinas cuando no tengo gas. Ah... Todas son una maravilla.

—¿Cómo lo saben...? —Pregunté sorprendido. Era muy cauteloso, ¡¿cómo supieron que fui yo?!

—Los chocolates decían: Me están comiendo. —explicó Either con su mirada tan penetrante que... En realidad parece que ya se murió, demasiada emoción por hoy—. «Nada es más dulce que Hiray Near».

Qué idiotas. Feliz día de la amistad, nuevo Near.

• • •
AYNO, TARDÉ MIL AÑOS.
Pero vi que venía San Valentín y dije "alch, mejor subo el especial".

Me agarró el sentimiento cuando vi que en mi nota final agradecí por las 2K lecturas y hablaba sobre estar solos en este día. :') Pero incluso estar solo no es malo, ni estar con alguien de forma romántica solo por hoy es el verdadero significado que lo que es querer a alguien.

¡Ojalá la pasen súper, y de verdad, muchas gracias por todo!

~MMIvens.

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