Adrienna's POV.
Giorgio, Giuseppe y mis hermanos me comentaron todo el plan que tenían con Alessia. Eso me hizo enojar demasiado. Jason y James están en el mismo estado que yo.
-¿Son idiotas?. -digo levantando la voz. -¿Por qué no me detuvieron?.
-Tu cara mostraba felicidad. -contesta Giuseppe parado al lado de James.
Niego levemente.
-No me hubiese importado. -suspiro. -¡Era nuestra entrada para encontrar a Donatto!.
-Lo sabemos muy bien, Adrienna. -dice Giorgio con un tono de voz calmado.
-¡Me hubiesen sacado! ¡No importaba cómo!.
Jason coloca su mano en mi hombro apretándolo levemente. Lo miro por unos segundos y luego suspiro.
-Y ahora, ¿cómo hacemos?. -pregunto. -Stefano no va a hablar y a Rafaello lo está matando Itzae.
Un silencio sepulcral reina toda mi oficina. Mi respiración se va volviendo irregular y es lo único que se escucha. Mi vista no se aparta de Giorgio y su hermano.
-Vamos a encontrar la manera. -promete Giuseppe.
Suelto una risa sin gracia y asiento.
-Obviamente, pero si me lo hubieran comunicado antes de que la trajeras a mi casa hubiese ido perfecto tu plan. -digo mirando a Giorgio. -Pero como no supe absolutamente nada y la ira me cegó. -me encojo de hombros sonriendo. -Maté a Alessia.
Agarro la mano de Jason entrelazando nuestros dedos y suspiro tratando de calmarme con el contacto de su piel con la mía.
-Necesito respuestas y un plan antes de que me vaya a Argentina a solucionar otro problema que no les concierne en absoluto. -señalo mirando a los primos de mi novio con un tono más bajo y un poco más calmado.
-Nos vamos a encargar de todo. -dice Giorgio serio y asintiendo levemente. -El error fue mío por no haberte comunicado nada.
-No me estoy culpando porque tu plan se fue a la mierda, Giorgio. -digo calmada. -Solo me enoja el hecho de que no me lo hayas comentado ya que trabajas para mí.
Él me mira seriamente sin pestañear. Podría arriesgarme a decir que tiene ganas de gritarme blasfemias hasta quedarse sin voz, pero como no puede se limita a sonarse el cuello como todos y cada uno de los Gangardi. Debe ser un tic que tienen todos los de esa familia. Rarísimo.
-Quiero y les ordeno que de ahora en más lo que tengan planeado hacer me lo cuenten a mí primero con todos los detalles, hasta los más mínimos, ¿capisci?.
-Sí, madrina. -contestan al unísono los primos de mi novio. Sonrío.
-Perfecto.
-Me había olvidado que no sos nada comparada a nuestros primos en ese lugar, Adrienna. -dice Giuseppe con una sonrisa cínica en los labios. Lo miro seria.
-¿Perdón?. -dice indignado Jason.
-Lo que escuchaste, primo. -comenta Giorgio de la misma manera que su hermano.
-Ustedes no cambiaron para nada. -ahora el que habla es James. -Continúan siguiendo órdenes de alguien con mayor jerarquía que ustedes. Típico.
Y así es como se desata una pelea familiar que no me concierne ni importa. Ruedo los ojos cada vez que escucho como tratan de tirar abajo a cualquiera de sus primos. Son hermanos contra hermanos. Ridículo.
Hago caso omiso a la discusión y comienzo a revisar como va todo con mi negocio. La verdad, no tengo de que quejarme. Va todo más que bien, sin contar uno que otro mínimo problema y Donatto.
-¡Adrienna es mejor que ustedes en muchos sentidos!. -grita Giuseppe logrando que suelte una pequeña risa y niegue levemente.
Sigo revisando mis cosas aunque un poco más tensa porque me están nombrando en una pelea sin una pizca de sentido. Miro de reojo a mis hermanos. No están consientes de nada, solo de lo que está pasando en sus celulares.
Agarro el mío y les mando un mensaje ya que no creo que me puedan escuchar con terrible escándalo al rededor nuestro.
"Vayan a buscar la plata que me debe Gianno Andoni. Ya saben dónde es."
Levantan la vista de sus celulares y sonríen parándose enseguida sin una sola queja. Abren una de las puertas de unos de mis tantos muebles con armas, agarran unas y se van dejándome sola con los dos pares de hermanos Gangardi. Suspiro.
-¡Ella podría estar mejor sin vos!. -grita Giorgio captando mi atención.
-¡¿Crees que no lo sé?!. -grita Jason.
Frunzo el ceño y dejo de mirar los papeles todos revueltos sobre mi escritorio. Los acomodo y los vuelvo a dejar dónde estaban.
-Entonces, ¿Por qué no te vas y la dejas?.
-Ya lo hice y no pude. -Jason suspira. -No puedo estar separado de ella. La amo.
-¡Pff! ¡Se notaba demasiado, primito!. -exclama Giusseppe. -La extrañabas tanto que cada vez que te íbamos a ver estabas con una mujer diferente cada día.
Mi mandíbula se aprieta haciendo rechinar mis dientes. Mi mirada se oscurece. Esperemos que estén bromeando. Por el bien de Jason y de su paternidad, esperemos que ese comentario sea nada más y nada menos que una simple broma entre primos.
-Se quedaban a dormir con vos Jason. ¿Quién hace eso cuando supuestamente son mujeres de una noche?. -pregunta con sarcasmo Giorgio.
Esa fue la gota que rebalsó el vaso. Me paro de mi silla y me encamino hacia la puerta con pasos firmes ignorando los llamados de Jason. La abro y cierro de un portazo. Bajo las escaleras de dos en dos soltando insultos al azar.
Al no ver a nadie en el living voy hacia el patio de atrás. Sonrío aliviada al encontrar a Emilio, Enzzo y Angelo charlando animadamente.
-¡Adri!. -exclama alegre Enzzo al verme.
Me abraza por los hombros atrayéndome hacia él. Sonrío aún más.
-¿Alguno tiene un cigarro que me pueda dar?. Necesito descargarme de otra manera que no sea matar, golpear o romper vasos. -digo y me encojo de hombros.
Mis tres amigos sueltan una carcajada para nada disimulada. Angelo saca de su bolsillo una cajetilla de cigarros, saca uno y me lo da junto con su encendedor. Le agradezco y lo prendo. Inhalo y exhalo el humo. Extrañaba esto.
Los quedo mirando con una sonrisa mientras ellos siguen con su conversación preguntándome algunas cosas o que les de concejos. Ellos son más grandes que yo, de altura y de edad.
Emilio tiene 28 años, es más grande que mis hermanos por tres años; Enzzo me lleva solamente un año, ya que yo el 23 de enero cumplo los 23 años; y por último, Angelo tiene 27, un año menos que Emilio y dos años más grande que mis hermanos.
-¡Adrienna!. -escucho el grito de Jason. Ruedo los ojos y exhalo el humo del cigarrillo.
-Es insoportable tu novio. -comenta Enzzo sin dejar de abrazarme.
-Ni que lo digas. -comento.
-¡Adrienna!. -vuelve a gritar mi queridísimo novio.
-¡Esperemos que tengas una buena explicación a lo que dijeron tus primos por el bien de tu paternidad, Gangardi!. -grito deshaciendo el abrazo de Enzzo y encaminándome hacia dónde está Jason.
Escucho como mis amigos comienzan a reírse y a apostar por Jason o por mí.
-La tengo. -dice serio. -¿Celosa?. -pregunta con una sonrisa egocéntrica.
-Callate. -gruño.
Antes de que Jason pueda empezar a darme explicaciones sobre toda la discusión que tuvo con sus primos, Itzae aparece en mi campo de vista lleno de sangre y con una enorme sonrisa.
-Hola, hermosa. -me saluda sonriendo. Al ver a Jason solo asiente con la cabeza.
-¿No te había dicho que no lo hagas sufrir?.
Hace una mueca y se encoge de hombros.
-Lo lamento pero Aloyoshenka y yo nos entusiasmamos al poder matar a alguien italiano ya que con todos los Gangardi no podemos. -dice sonriendo sin mostrar los dientes.
Suspiro y ruedo los ojos.
-¿Desde cuando Aloyoshenka está acá en mi casa?. -pregunto.
-Recién. -dice el susodicho apareciendo detrás de Itzae. -Perdón por no avisarle madrina.
Asiento y sonrío levemente.
-Para la próxima háganlo.
Los dos rusos asienten. Me doy cuenta como Jason se pone tenso bajo la mirada de Aloyoshenka. Mi novio está serio y con la mandíbula apretada mientras que los dos rusos, cabe destacar que son más altos que él, lo miran con una sonrisa egocéntrica y maliciosa. Eso también lo va a tener que explicar porque me siento fuera de lugar. Algo esconden.