sɪᴇᴍᴘʀᴇ ᴀ ᴛᴜ ʟᴀᴅᴏ •ɪɴ ᴀ ʜᴇᴀʀᴛ...

By Maddy_MDF

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Él era Sherwin, un chico muy extrovertido y con una buena cantidad de amigos en la escuela Newgate... Su vida... More

Sherwin.exe has stopped working
Las mentiras tienen patas cortas
Mala suerte...
Siempre serás una buena compañía
Un día ¿bueno?
Amor "extraño"
Jonathan, el chico celoso
Quiero un remedio para esto
¡Sus peleas son insoportables, chicos!
¿El mismo error?¿Dos veces? ¡Ni lo pienses!
¡¿QUÉ PASÓ?! [Parte 1]
¡¿QUÉ PASÓ?! [Parte 2]
Un resfriado y una salida de... ¿amigos?
Esta es mi forma de decirte lo que siento
Mereces a alguien que te rompa los miedos; no, el corazón
Ser "raro" no es malo
"Preguntas, respuestas y retos"
¿Será bueno decirles?
El amor es un sentimiento muy complicado
El dramático y enigmático Jonathan Anderson
¡Oh! ¡Un iPhone!
Razona y ponte en el peor de los casos
¡Fallaste, Sherwin!
El agradable tutor de Literatura
Moretones y más moretones
La castigada más "popular" de la escuela
A veces lo que necesitas es olvidarte de todo
¡Un evento con resultados imprevistos!
A D E L A N T O S
Estrategias con consecuencias
No todo sale como lo planeas
¡Más ánimos, Sherwin!
Debes aprender a convivir con el enemigo
Siempre habrá una "primera vez"
¡Vamos a México, amor!
El malvado de la película
Pero ¡¿Por qué?!
¡Entiéndelo, Liam!
¡Pasemos una particular navidad, chicos!
Quinta víctima [Parte 1]
Quinta víctima [Parte 2]
¡Despierta, Jonathan! - Capítulo Final
Extra 1
Extra 2
Extra 3
Extra 4
Aviso

¡Malditas hormonas!

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By Maddy_MDF

JONATHAN

—¡¿Guidmer?!

Me horroricé completamente cuando vi al niño todo sonriente y con una pequeña mochila ¿Acaso tendría que soportar a este demonio en mi camino hacia la escuela? 

—Tío, ¿Jonathan irá con nosotros?

¡Hey! ¡Yo debería preguntar si tú irás con nosotros! 

—Así que te pusieron de niñero.

—Solo por hoy debo ir a dejarlo, no es para tanto.

Terminé enterándome que el pequeño engendro tendría una visita de estudio y es por eso que Sherwin, al saber que su hermano y Diana estarían ocupados ese día, se ofreció a llevarlo y ubicarlo para que no se perdiera. 

Pero al parecer el que terminó llevando al niño fui yo, Guidmer de un momento a otro me jaló de la manga de mi camisa y empezó a correr, yo para no caerme solo me quedo seguirle, aunque también tenía la opción de frenar pero sentía que si lo hacía terminaríamos lastimándonos.

—Espera, espera necesito agua ¡Espera! 

Yo sin duda casi me caigo cuando Guidmer frenó en seco , pobre de mi nariz ya estuviera rota en pedacitos si eso hubiese sucedido. Con la voz entrecortada y pasándome la mano por la frente me detuve aún tratando de no perder de vista al pequeño demonio, no podía creer que después de correr todo ese tramo Guidmer parecía como si hubiese tomado 10 tazas de café. 

—¡Hey! ¿Dónde está Sherwin? 

¡Oh, diablos volví a olvidar a Sherwin!  ¡¿Dónde diablos estamos?! Este mocoso me llevó por un lugar por donde nunca en mi vida había pisado. Ahora... ¡mi celular!

—Mocoso, mi celular. 

—Yo no tengo tu celular. 

—Sí lo tienes. 

—Que no. 

—Que sí.

¡Oh, Jonathan! Llegarás tarde a tus clases... otra vez. Maldito niño, sabe que si tiene mi celular y no me lo quiere dar. 

—¿Y por qué sonries entonces? 

—Ahmm... No lo sé. 

—Dame mi celular. 

—Que no lo tengo. 

—Bien, si no me das mi celular no vamos a llegar a... 

—Hay un corazóncito en la conversación que tienes con mi tío. —Guidmer entrecerró los ojos y se acercó más a la pantalla —Dice: Te... veo... pronto... Sher...

—Trae para acá niño, ni siquiera puedes leer.

—¡Sí se leer!

Sherwin no me había escrito ni nada, pero Guidmer aún así vio —aunque al parecer no las leyó —las conversaciones que habíamos tenido antes.

—¿Por qué el corazón?

—Porque si.

—Jonathan... ¿Tu vas a ser mi otro tío?

¿Qué carajos, niño? Pensé que los niños de ahora solo sabían decir "mamá y papá".

—Ahmmm... ¿Qué?

Hacerme el tonto es lo único que me puede salir bien en estas situaciones, pero la expresión de mi rostro hacía que me delatara por completo.

—¿Eso es un sí?

—¡Eso es un no! ¿Como puedes pensar en eso, niño? Y pensar que solo tienes cuatro años— ¡si, Jonathan, hazle saber que es un niño malo!

—Nunca había escuchado una historia en donde haya dos príncipes...

El maldito niño al parecer no me iba a dejar de hablar del tema hasta que no le quede ninguna duda sobre esto.

—Niño, debemos llegar a la escuela, tienes un expedición ¿No estás emocionado? Tal vez te lleven a un lugar asombroso y...

¡Eso! Debo cambiarle de tema lo más rápido posible. En lo único en el que soy bueno es en... ¡Contar historias! ¡Eso es! ¡Le contaré sobre mi primera visita de estudio! Aunque... no me acuerdo casi nada de ello.

—¡¿Los dragones existen?! —al niño casi se le salen los ojos por la sorpresa que se llevó.

—Claro, yo vi uno.

—¿Te mostraron un dragón real en tu primera expedición? Eso es... cool.

—Así es.

Cuando dije que me inventaría una historia sobre mi primera visita nunca imaginé que crearía algo tan fantasioso. Ahora, si este mocoso le cuenta todo esto a su maestra va a pensar que le drogaron con chocolate ¿Duendes? ¿Dragones? ¡Quién creería eso! Los niños son muy crédulos.

Bien, estamos por llegar, solo quiero decirte algo Guidmer, algo muy importante, en verdad siento decepcionarte, bueno no tanto... quizás un poquito... Bien, déjame decirte que los dragones...

—No existen. Ya lo sé, hay muchas razones por la cual no puedo creer en eso, son seres meto...— ¿Debería ayudarlo en decir la palabra?  — moto... muto... MITOlógicos, mamá me lo dijo hace unos meses.

—Wow, niño, tus padres si que te inculcan en todo... Espera, ¿sabías que mentía y aún así dejaste que siguiera hablando?

—Tu historia era divertida —la risa del mocoso me humilló por completo.

Ok, sabía que engañar a este pequeño diablo no iba a ser fácil ya por poco me da sus teorías del porque Santa Claus no existe. Habrá pasado diez minutos desde que empezamos a caminar y yo le iba contando un montón de cosas irreales al engendro pensando que en verdad él se lo estaba creyendo, al parecer el que terminó como el "el idiota narrador de cuentos" fui yo.

A pesar de que llegamos a la escuela un poco antes de la hora en la que se consideraba una tardanza, no veía a ningún estudiante llegando, parecía que éramos los únicos "tardones", hasta que apareció Sherwin que no parecía tan tranquilo como digamos.

—¿Dónde rayos estaban?

—Tú mismo viste como me arrastró. Sherwin, —me puse atrás de él señalando al niño con miedo— ese engendro en verdad es un verdadero problema. ¿Me quieres traumar con el tema de tener hijos o que?

—Jonh, no seas exagerado es solo un niño.

Y así cada uno se fue por su lado, Sherwin fue a dejar a Guidmer en su salón y yo pues...tendría que correr la suerte de quien está vez me llamaría la atención por llegar tarde, ahora sí llevaba dos minutos de tardanza, solo espero que el que esté allí registrando eso sea alguien amable y conten...

—No debería sorprenderme de usted.

¡No! ¿Por qué ponen a ese tipo? ¿quién querría ver su cara de militar en la entrada? Listo, el mundo me odia. Gracias por poner en mi camino a este sujeto justo cuando llego tarde, hermoso mundo.

—Vaya al patio de receso.

Suspiré bajo tratando de guardar mi rencor hacia él, este sujeto, la cual nunca memoricé su nombre, era uno de los encargados de controlar las tardanzas.

—¡Jonathan! ¿Tú también?

Y sí, no era el único que llegaba tarde, el pobre chico que estaba conmigo lo habían reclutado solo por un minuto de tardanza ¡un minuto!

¿En verdad tenemos que esperar media hora aquí? Hace mucho frío.

El 'patio de receso' era un salón que no tenía nada arriba que lo cubriera, prácticamente si nieva todo caería encima nuestro y aún así tendríamos que estar aquí parados hasta que termine el tiempo límite.

¡Bien! Son exactamente las 8:25 y no puedo creer que haya aún personas que sigan llegando. ¿Saben lo que podrían ganarse si es que siguen con esta puntualidad? Deberían ya a aprender a...

Ok, abreviando todo esto...  El tipo con cara de 'malos amigos' terminó de sermonoarnos y cada uno se fue a su salón.

Luego de unas largas y aturdidas clases. Yo decidí salir a despejar mi mente. Siendo sincero... tenía hambre ¡mucha hambre! Recordé que no había comido casi nada en la mañana y mi estómago comenzó a hacer ese sonido extraño que a mí ya me estaba estresando... así que no tuve otra opción que ir a la cafetería.

Entonces... allí estaba yo dirigiéndome hacia la cafetería sin problemas, hasta que recordé que no traía dinero y retorné hacia mi casillero.

—¿En verdad ya andas pensando en eso? Eres un maldito pervertido, Charles... ¡¿Por qué siempre andas de calenturiento en etapa de exámenes?!

—Es que... ¡No te imaginas, Jeremy! Tener a una chica a tus pies como Viviana te hace pensar muchas cosas. Viejo, ¿No sientes atracción por las chicas o qué demonios?

—Sí, pero... no creo que debería distraerme ahora con eso.

—Te quedarás virgen para siempre, Jeremy~... Mira, solo imagínate a la chica que te gusta en una...

Por alguna extraña razón terminé escuchando toda la conversación de esos chicos, fingía que sacaba cosas de mi casillero para que no supieran que los estaba escuchando, no habían pasado más de cinco minutos cuando Charles, un chico que para mí se me hacía completamente nuevo, empezó a hablarle sobre un tema muy pero muy 'sexoso' a su amigo. ¡Prácticamente le estaba contando sus fantasías el bien pervertido!

Pero él no sería el único maldito pervertido que imaginaria esas cosas. Porque justo cuando él dijo imagínate mi mente obviamente no pudo evitar imaginarse todas las cosas que él estaba relatando, pero en vez de ponerle una chica 'sexy' justo a lo que él se refería yo pues... me imaginé a Sherwin.

¡¿Qué carajos, Charles?! ¿Por qué me cuentas eso?... Adiós infancia.

—No jodas, Jeremy, ¿Aún te quedaba infancia?

Si alguien pudiera leer mi mente seguro pensaría que soy un maldito maniático fetichista... Oh, que vergüenza... ¿Por qué tengo que ser así?

—Emm... ¿Jonathan?

Cuando sentí que alguien tocó mi espalda parecía que el mundo entero se habia caído encima mío. Había sido Eddy el que me trajo nuevamente a la realidad, yo volteé medio atontado y le dije:

—¿Qué quieres, Eddy?

—Oh, claro, yo me preocupo por ti y así me respondes — él se hizo el ofendido poniéndose la mano en el pecho — Estaba conversando con unos amigos y pues vi que estabas buscando algo en tu casillero, pero de un momento a otro te quedaste estático, pensé que te habías muerto de pie, por eso vine a hablarte, idiota.

—¿Cómo me voy a morir de pie, imbécil? Solo me quedé pensando en algo y ya.

—... Ahmm... Sí se nota.

Eddy se empezó a reír de la nada, o al menos eso yo creía, pero al ver que seguía mandandome la misma indirecta comencé a sospechar de algo.

No entiendo que tratas de decirme, Eddy

—¿En serio? Dije: ¡Claro que se nota!

—Sí, ¿pero qué?

—¡Ay, por qué tienes que ser tan idiota! Ahh, ¿Cómo demonios tengo que explicarlo?

—Solo dímelo, Eddy.

—Ahh... Tú... ¡No!... Se te nota el 'esto'... ya sabes. ¡No me lo hagas decírtelo! Oh, cielos, Jonathan creo que si con eso no lo entiendes eres un verdadero estúpido.

—¿Mi...? ¡Oh, mierda! ¡¿Qué?!

—¡Eso debería decirlo yo, tarado! — Eddy me dio un golpe en la nuca, que por cierto ¡me dolió mucho!

—¿Qué hago? ¡¿QUÉ HAGO?! ¿Se nota mucho? Eddy... ¡Eddy, responde!

—¡No lo sé! Ehh... Preguntémosle a alguien ¡Hey, tú!

—¡No, idiota! Tengo que hacer algo... ¡Quítate el abrigo!

—¿Qué? ¡No! ¿Me quieres matar de frío?

—Ahhh, ¡sí se nota! ¡Voy a morir!

No sabía con que demonios taparme esto, miraba que a mis alrededores seguían y seguían pasando personas, obviamente nadie se fijaría en mí , pero tampoco pensaba andar así como si nada hubiera pasado. Lo único que pude pensar en ese momento era en ir al baño y poder arreglar esto, pero parecía que a todos los chicos de la escuela se les ocurrió tomarse dos litros de agua porque los baños estaban repletos ¡ni el baño de chicas se llenaba tanto!

—Un minuto, Jonathan.

Después de obligarle a Eddy que me prestará su abrigo me lo amarré a la cintura y corrí hacia los baños, dijo que solo me lo prestaría hasta que terminará el tiempo de descanso ¡y solo me faltaba un minuto!

—Es que... ¡Se ha manchado! ¡Y no sale! ¡Mierda!

Ya la mayoría estaba a alistando sus cosas para la próxima clase , así que los únicos que estábamos en el baño éramos Eddy y yo, había entrado a un cubículo para que pudiera desaparecer esto de forma 'decente' y no ser tan notorio si es que una persona venía, pero estaba perdiendo mi autocontrol con tan solo imaginarme en cómo pasaría el día con los pantalones manchados.

—Guarda silencio, Jonathan ¿Acaso quieres que todos se enteren? ¡Parece que estás dando a luz!

—Dime cuánto falta.

—Faltan treinta segundos exactos.

—¿En verdad no puedes prestarme tu abrigo?

—Jonathan —Eddy me hablaba mientras se lavaba las manos— ando con una gripe horrible y necesito abrigarme, no quiero resfriarme más.

—Pero... ¿Qué debería hacer entonces?

—¿No tienes un cambio de pantalones? — en ese instante se escuchó la estrepitosa campana y Eddy empezó a desesperarse — Jooonaaaathaaaan creo que es mejor que salgas de una vez de allí, o mejor... pásame mi abrigo de una vez.

¡Oh, demonios! Creo que ni la preocupación de una chica que le llegaba inesperadamente el período en la escuela era tanto como la mía.

Entonces... Como no quedaba nada más que hacer y no pensaba salir de esta forma decidí llamar a mi madre y fingir un dolor estomacal. Por supuesto que antes de eso le entregué su abrigo a Eddy para que pudiera seguir con sus clases.

¿Otra vez con dolor de estómago? Jonathan... ¿Qué comiste esta vez?

—Mamá... Es una larga historia —traté de sonar lo más dolido posible — Ahmm... ¿Podrías llamar al número de la señorita Roxanna para que me deje salir?

—¿En verdad ya no puedes más, hijo? ¿Tanto te duele?

—Sí...

—Okey, ve alistando tus cosas, cariño, pero ten en cuenta que si empeora te llevaré al hospital y ahí no te vas a poder salvar de las inyecciones ¿eh?

—Sí... gracias mamá

Salí de los baños un poco más tranquilo ya que sabía que en los pasillos en este tiempo no se encontraba nadie, así que antes de que eso cambiara me apresuré en ir a mi casillero y recoger mis cosas.

—¡Anderson!

—Me si-siento mal ¿Mi madre ya la llamó? Mi estómago me... duele.

Ni me atreví a voltear a darle la cara sabía que estaba muy molesta conmigo, no era primera vez que me encontraba en los pasillos en horas no adecuadas.

—No, no he recibido ninguna llamada de tu madre, así que Jonathan ve a tu...

Y el particular tono de llamada de esta chica que tanto me odiaba resonó por todo el pasillo, ¡Esta tipa era fan de One Direction! Y prácticamente andaba loca pensando en solo ellos.

Ajá... Comprendo señora Allison... Descuide lo enviaré a su casa.

Ella hizo una mueca y apagó su celular, no le gustaba para nada saber que yo tuve razón desde un principio.

Con esa carita todo sonriente no creo que estés enfermo ¿eh?... ¿Por qué la mochila adelante?

—Nueva... ¿Moda?

—¡Ay, los adolescentes y sus extravagancias!

Al ver que ella me dirigía a la salida no sabía si me había librado de este problema o era simplemente todo lo contrario.

Ve con cuidado, Anderson.

Para ser exactos llegué a mi casa a las 11:30 a.m. justo una hora antes de que empezará el siguiente receso, pero obviamente no les contaré nada que pasó antes de lo último porque no era otra cosa más que pasaba todos los días en Newgate, lo nuevo que si se pudo notar en ese día fue justo cuando sonó la campana para anunciar el último y esperado receso de la escuela.

—Emm... Eddy ¿Has visto a Jonathan?... No lo encuentro por ninguna parte, se supone que hoy compartíamos la clase de Física, pero tampoco estuvo allí.

—Ahmm... Bueno, Jonathan tuvo un pequeño problema.

—¿Problema? ¿Qué le pasó?

—Verás, este... Ahmm... Me dijo que estaba enfermo.

—¿Enfermo? Pero si estuvo bien en la mañana.

Y pues... Eddy no sabía mentir tan bien como digamos, se había pasado casi media hora pensando en que le diría a Sherwin si es que se le encontraba por allí.

—¿Le digo a Sherwin lo que en verdad te pasó?

—No seas idiota, Eddy, ¿cómo le vas a contar eso? No querrá verme nunca más. Pensará que soy un depravado.

—¡Es lo que eres, Jonathan!

—Si le dices algo de lo que pasó a Sherwin, te juro que no dudaré en enterrarte vivo, Eddy.

Si algo tenía muy en claro rondando por su cabeza era que tenia que encubrirme. ¡Al menos de algo tiene que servirme!

—Está enfermo —volvió a decir— se sintió mal hace unas horas.

—¿En verdad? ¿Es algo grave?

—Ahmm... Creo que no tanto.

Pero Sherwin no era alguien a quien podías engañar tan fácil, más aún si se trata de las personas que más conoce, en este caso sería Eddy. Sabía  reconocer perfectamente cuando este le ocultaba algo, pero decidió mejor no decir nada y hacerse el que se preocupaba de mi salud.

—¡Niño, que bueno que apareciste! Ya se me hacía raro de que no estés por acá.

Eddy que ya no sabía qué decir cuando Sherwin le preguntase algo más, se alivió cuando Javier se atrevesó en su camino. Y definitivamente como lo había planeado Javier cambió completamente de tema con sus típicos comentarios.

Oigan, iré a recoger algo que olvidé ¡nos vemos en la hora de salida!

Ya no faltaba mucho para que el tiempo de descanso terminace, así que por eso Sherwin aprovechó lo restante para ir a buscar la pila de cosas que había olvidado en un salón. Javier miró su reloj de muñeca y pensó también en retirarse, pero justo cuando estaba a punto de hacerlo escuchó la odiosa voz de Kevin Turell que se acercaba de lejos.

—Así que los nuevos gays de la escuela están aquí — él esbozó una sonrisa y se sentó al costado de Javier — ¿Que pasó, mocoso? ¿No sabes que solo las niñas se sientan así? ¡Pareces un completo afeminado sentado de esa forma!

Javier se intimidó al escuchar salir eso de él, ya había escuchado eso más de una vez y no precisamente de ellos. Como no podía refutar nada en contra a ello bajó su pierna izquierda de su pierna derecha y se sentó como "un niño se tenía que sentar".

—¿Qué? —Eddy rio por como Javier trataba de seguirle los pasos a Kevin — si vas a andar con prejuicios yo te digo que te sientas como un abuelo.

—Tonterías. Sabes que es lo correcto, solo las chicas se sientan con las piernas cruzadas ¡lo sabes! Cierto... había olvidado que ustedes también eran maricas.

—Es lo que único que sabes hacer criticar a los demás. ¿Acaso te incomoda de que él se siente así?

—Solo lo dices porque tú eres otro maldito maricón.

—¡Largate de aquí, Kevin!

—Owww... ¿Acaso te dolió eso? ¿Te duele que te diga la verdad, Eddy?

—¿Qué verdad? Lo único que dicen son puras tonterías, no sabes de lo que hablas... ¿Quieres que le crea a alguien tan cavernícola como tú? No pensé estabas tan atrasado, Kevin.

Él no dijo nada más no quería escuchar más lo que Turell le imponía, miró a casi escondidas su celular y al notar la hora... terminó ignorando a Kevin para poder retirarse de allí.

Al darse vuelta queriendo irse se encontró con Alex que reía complacidamente, no le hizo nada, solo a Eddy se acercó y le susurró.

—Que bueno que ya te ibas.

Él no se molestó en responderle siguió caminando hasta perderse de allí. Pero lo que Eddy se había olvidado era que había dejado al indefenso Javier con esos tipos... bueno en realidad se acordó luego de escucharlo de lejos gritar.

—¡¿Qué les he hecho yo?! ¡No tengo nada que ver en sus locuras!

—Bien, Kevin solo tenemos cinco minutos ¿Puedes darle una lección a este gusano?

—¿Qué? ¡¿Van a golpearme?! ¡No quiero! ¡No quiero!

—¡Cállate, maricón! No importa si quieres o no. ¿Acaso te pregunte?

—Por favor, por favor... No quiero.

A Eddy se le hizo desgarrador ese grito tanto así que pensó que alguien de allí iría a ayudarlo, pero las pocas personas que pasaban por allí trataron de no entrometerse en el asunto, sabían que si se metían con ellos iban a salir perdiendo. Él mismo también sabía eso, sí conocía el hecho de que esos tipos eran capaces de hacer cualquier locura, pero nunca imaginó que fueran capaces de lastimar físicamente grave a una persona.

¿No vas a venir a salvar a tu noviecito, Eddy?

Alex empezó a burlarse al notar que él se había detenido, tampoco quería salir herido ¿Tendría que entrometerse para evitar que su amigo salga lastimado? ¡Vamos, no era tan idiota para hacerce el héroe! Tenía que pensarlo antes de actuar porque ya no solo se trataba de una persona sino que está vez que Alex y Kevin estaban allí no podía él solo...

—No sé qué ganas lastimándolo.

—¡Vamos! Acércate... ¿No quieres rescatar a tu princesita? Mira, parece que el engendro ya va a llorar.

No, él no quería voltear, no quería ver las lágrimas de Javier y saber que no pudo hacer nada al respecto.

—Solo... Suéltalo. En verdad no tiene nada que ver en esto.

—¿Me estás suplicando? ¿En serio? Wow, Eddy, nunca pensé que caerías tan bajo.

—... Duele...

El casi inaudible quejido de Javier, hizo que Eddy entrara en pánico ¿No tenía el valor de retirarse de allí y fingir que no pasó nada así como los otros chicos que pasaban? ¿Por qué el necesariamente tenía que ser quien lo defendiera? ¿No había otra persona? Él se sentía acorralado no sabía el porqué, pero sentía la obligación de ir y defenderlo... sabía que Javier estaba indefenso es más no podía ni moverse por las patadas que Kevin le había dado en ese entonces.

—¡Alex! Si vas a discutir hazlo conmigo. No ves que solo es un niño, es como dos años menor que tú.

—Dos minutos, Alex —Kevin miraba la hora mientras sujetaba a Javier fuertemente

—Él no puede defenderse, porque es igual que tú, Eddy, un asqueroso gay ¡son unas niñitas! Es un mocoso ¿y qué? Yo podía defenderme solo a esa edad, no digas esas excusas absurdas.

—Javier no es alguien que se preocupa por su esfuerzo físico, si no tiene la fuerza que tú tenías a su edad es porque él está dedicando su vida al estudio. No tiene tiempo para hacer crecer su fuerza ¿Me entiendes?

—Ja, es otra de tus tontas excusas... ¡No tiene nada que ver!

—Sí, sí tiene algo que ver, yo he practicado deportes, tu también lo has hecho has obtenido resistencia y fuerza en los entrenamientos, él no ha recibido nada de ello... ¿Lo sabes no?

—¡Hablas mucho, Eddy! No creo que eso te ayude. Sabes tanto de la vida de este enano ¿no es así?

—Es mi amigo me debe importar su vida ¿O acaso no te importa la vida de quienes dicen ser tus amigos?

Y así era la vida de Alex, sí definitivamente no le importaba la vida de nadie, solo la de él y solo él, su egoísmo era tan grande que si perdiera a cada una de las personas que le apoyaron en  toda su vida no lo sufriría ni un poco. Puedes considerar a Alex Garritz como una persona extremadamente fría si es que llegas a conocerlo a profundo.

La verdad puede doler y en este caso a Alex le afectó mucho lo que él le dijo, sin embargo; como era tan orgulloso para admitirlo lo único que pudo pronunciar fue:

—¡Solo, cállate! Tú no sabes nada, eres un asqueroso homosexual ¿qué debería yo aprender de ti?

—Definitivamente no tienes remedio, Garritz...


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