Nos miramos detenidamente a los ojos del otro.
Claramente, si no nos interrumpían, alguno de los dos debía hacerlo antes que algo pasara, y sí él no lo hacía, debía hacerlo yo... Pero... ¿Realmente me siento capaz de detenerlo?
Es decir... Mis labios se entreabrieron ante su ardiente mirada.
Pues no, ninguno de los dos tiene pensado detenerse.
Natsume se separó mordiendo su labio para atender su móvil, yo miré a otro lado llenándome de incomodidad.
- ¿Huh? ¿Azusa? -alcé mi rostro recordando al azabache desesperado que vi ayer. - ¿Hola? Sí, soy yo... -su rostro se mantenía impasible al menos hasta que unas palabras de su hermano lo hicieron enarcar una ceja. - ¿Tsubaki? No, no está ¿No se ha comunicado contigo? .... No, no lo ha hecho... -sus ojos púrpuras se posaron sobre los míos inquisitivos. - Entiendo, sí el me contact...-alejó el móvil de su mejilla y miró la pantalla. - ¿Qué le pasa?
- ¿Sucede algo? -lo miré algo tensa, este hizo una suave mueca antes de hablar.
- Parece que Tsubaki no regresó ayer a casa y Azusa está muy preocupado. -abrí mis ojos recordando la ultima vez que vi al peliblanco, estaba tan sumida en el juego que no me fijé en mi alrededor, jadeé llamando su atención.
- Ayer... Vi cuando Tsubaki-san salía, lo saludé y este solo me sonrió luego Azusa-san apareció rápidamente y me preguntó muy nervioso por Tsubaki, pero este se había ido ya. -miré la mesa. - Ninguno me quiso decir nada, tampoco soy tan cotilla para forzar así que solo fui a probar el juego y me olvidé hasta de mi gato... -frunció más el ceño.
- No me digas que es por eso... -soltó un suave suspiro, enarqué una ceja.
- ¿Qué sucede? -este bajó la mirada.
- Ah, no... -fruncí el ceño.
- ¿Como qué ''Ah, no''? Venga Nat-chan dime. -lo miré reclamante y este miró a otro lado haciendo una mueca con los labios.
- Bueno... En realidad fue algo que escuché, es sobre el anime. -enarqué una ceja.
- ¿Ujumg? -me recargué de mi silla mientras terminaba mi ponqué y lo que quedaba de chocolate.
- Verás, el primer anime que convirtió a Tsubaki en un seiyu decidió ya la producción de su nueva serie. Inmediatamente después de que se enteraron, Tsubaki dijo que quería el rol principal, debido a que es muy popular ahora, el director estaba también interesado. -ladeé mi rostro mirándolo atentamente. - Cuando el elenco fue anunciado, el personaje principal fue asignado a otro actor. -hice una mueca.
- P-Pobre Tsuba-chan... Pero no debía irse así como así, es decir, no importa que tan mal esté, lo mejor es estar con la familia, así al menos se anima. -Natsume hizo una mueca.
- Ese es el problema. -enarqué una ceja.
- El seiyu que sustituirá a Tsubaki en el rol principal es Azusa. -mi boca se abrió.
- ¿P-Por eso él... -este asintió. - Oh, vaya... P-Pero sin embargo, son hermanos... Aunque Tsubaki es un poco mimado debería comprend... -me detuve ante la mirada de Natsume.
- Es demasiado obstinado, y sí el papel era importante para él, no lo superará tan fácilmente, _tn. -respiré hondo mirando la mesa. - Bueno, entiendo como te sientes. Sin embargo, al ser seleccionado, responder a esas expectativas es lo que hace un profesional. -se recargó del espaldar de la silla. - Déjalos solos. No es correcto que una hermana adolescente se preocupe por sus hermanos mayores de 20 años... -fruncí el ceño.
- ¿Por qué no? -Natsume iba a replicar pero no lo dejé. - No veo correcto es dejar que se rompa una relación entre hermanos de esa manera sin si quiera intentar hablar con ellos. -este frunció el ceño.
- Entiendo lo que quieres decir, sin embargo, no estoy de acuerdo contigo. -bufé mirando a otro lado. - _tn, debes comprender que no estarás siempre para resolver los berrinches de Tsubaki, en conjunto con Azusa. Tsubaki tiene que madurar para su edad. -lo miré medianamente mal.
- Sí lo sé, ¿Y qué sí en conjunto con Azusa quiero ayudarle a madurar? -sin darme cuenta mi tono de voz subió, vi como tensó su mandíbula mientras me miraba fijamente a los ojos.
- Tal vez no es el único obstinado... -masculló apenas audible pero logré escucharlo.
- ¿Disculpa? -este frunció sus labios.
- Dijiste que no eras cotilla, no te entrometas en los asuntos de ellos. -me levanté de mi asiento ofendida. ¿Cómo quiere que no me entrometa? Es decir, no me estoy metiendo de cabeza, simplemente hablaré por encima si no funciona los dejaré resolver su problema entre ellos. Pero si puedo hacer algo que esté medianamente a mi alcance lo haré. - _tn... -lo miré con el ceño fruncido. Agarré mi abrigo y salí a paso rápido de la cafetería.
No tardé en oír sus pasos detrás de mí, luego como me llamaba, aún con su tono decente mantenía una voz moderada. Sostuve mi semblante ignorándolo hasta sentir como me agarra del brazo obligándome a detenerme, lo miré seriamente a sus ojos púrpuras.
- _tn, entiendo como... -lo interrumpí de nuevo.
- ¡No! No entiendes nada Natsume. -me solté de su agarre estableciendo distancia, este respiró hondo pasando una mano por su cabello.
- Tienes razón... -lo miré. - Ya no entiendo nada respecto a ti desde esa noche. -mis labios se entreabrieron y mi rostro se cubrió de rojo mientras miraba el suelo sin poder evitar recordar sus labios sobre los míos, vi mi aliento frío algo ida.
Pues, yo no entendía muchas cosas... ¿Porqué siendo mi hermanastro mayor me sentía tan... Atraída a él? No lo sabíamos en ese momento de pasión adulterado, lo que deparaba el destino, el mañana, lo cruel que sería.
¿Cuántas veces el destino se las juega durante nuestras vidas?
- Yo tampoco... -mascullé. Sentí algo cálido rodear mi cuello y cuando alcé la mirada intentando no perderme en la suya, noté su bufanda rodearme, es tan cálida como sus manos y está impregnada de su perfume característico, cosa que aspiré hasta posiblemente poder llamarlo droga.
- Sabes... -rebuscó sus palabras por unos segundos mientras acomodaba la bufanda. - Siendo la temporada en la que los fabricantes de juguetes tienen más trabajo, no sé qué tanto tiempo libre tenga... Por lo tanto... -sacó mi cabello de la bufanda con dulzura, dejando que este caiga por mi espalda mientras que mis ojos no tenían mapa para salir de su atrapante mirada ahora casi lavanda por el brillo especial que se apoderó de estos. - Acepta esto como regalo de mi parte. -mis mejillas ardían, ya todo el frío que sentía se disipó en cuestión de los cortos segundos que su voz resonaba en mis oídos. - Feliz navidad...
Sus labios se posaron en mi frente depositando un sutil beso que adoré. Quería más pero claramente no podía permitírmelo.
- G-Gracias Natsume-san... -este tenía una muy leve sonrisa mientras me miraba a los ojos. - ¿Q-Qué podría regalarte yo? –sus labios se fruncieron.
- Oh, no, no te molestes en eso. –exhalé.
- ¿Cómo no? ¿Soy tu hermana y no puedo regalarte nada para navidad? –este miró a otro lado.
- Sí, tienes... razón... -jadeó, no había notado que me había agarrado de los hombros con tal suavidad que juraría estar envuelta en sabanas. – Eres mi hermanita... -tomó distancia girando su rostro a otro lado. – Después tendrás que darme el regalo, pequeña, es tarde. –evitó mi mirada mientras acariciaba mi cabeza. – Me voy. – se despidió sin esperar respuesta comenzando a caminar en dirección contraria. Suspiré suavemente y miré el camino a casa algo desolado.
No me disgusta irme sola pero me gusta la presencia de Natsume.
Tal vez demasiado para la relación que tenemos.
Me encaminé a casa y al llegar observé Azusa sentado en el escalón al jardín delantero, enarqué una ceja acercándome rápidamente a él.
- ¡Azusa-san! –me paré a su lado y este se levantó algo ido. - ¿Q-Qué haces aquí? – echó una rápida mirada dentro de la casa antes de dirigirme su mirada púrpura algo apagada.
- Me siento algo inquieto... -respondió a lo que hice una mueca.
- No importa que tan inquieto te sientas, te resfriaras aquí afuera tontito, y dudo que sea bueno para tu trabajo. –este suspiró suavemente bajando su rostro.
- No tengo un trabajo de que ocuparme ahora. –enarqué una ceja.
- ¿Cómo que no? Pero si tienes el papel de... -tapé mi boca ante la mirada que me tiró.
- Te lo dijo Natsume por lo que veo... -miré a otro lado ligeramente avergonzada.
- S-Sí... Lo siento, t-tampoco quiero parecer cotilla. –este negó con la cabeza.
- Está bien, no importa, de todas maneras pienso renunciar al papel. –abrí mis ojos de par en par.
- ¿Qué tu qué? –este me miró.
- Como escuchaste, no lo haré. –hice una mueca contrariada pero solté un suspiro llamando su atención.
- No es de extrañar... -miré a otro lado. – Sin embargo, dejar el papel para que Tsubaki-san lo obtenga de esa manera es... -fruncí mis labios en línea recta bajo su mirada que se fue volviendo más seria.
- Sí dices que no te gusta entonces me enojaré. Este es el papel de Tsubaki. –enarqué una ceja.
- Azusa. No es el papel de Tsubaki, es el que él quiere, además, el que fue elegido fuiste tú Azusa... -relajó su rostro. – Tu voz me gusta mucho y si vieron potencial en ti Tsubaki debe re-
- ¡Suficiente! –cerré mis labios.- No importa lo que me digas, no voy a hacer el papel. –bajé mi rostro. – Además, voy a renunciar, si yo renuncio el papel será... -jadeé.
- Aún si renuncias y ese papel se lo dan a Tsubaki... ¿Tú crees que él sería feliz al obtenerlo de tal manera? –se giró con el ceño fruncido.
- ¡Algo así-
- No seré feliz. –ambos nos paralizamos y miramos al trillizo faltante parado en la entrada de la casa.
- Tsubaki... -masculló el azabache mirándolo sin mover un músculo.
- Después de esforzarme para que Azusa aceptara ir a la audición, sin dormir toda una noche... -se acercó hasta detenerse frente a nosotros. – Se siente como en la escena final, en la que en vez de persuadirlo para que fuera, fui robado. –me miró por unos segundos antes de pararse frente a frente con su hermano. – Azusa, acepta ese papel. –este abrió los ojos sorprendido. – No quiero que nadie lo tome. Ya que soy el fan de Azusa numero uno, por eso quiero escuchar ese papel con la voz de Azusa. – sonreí enternecida. - ¿Me estás escuchando?
- Tsubaki... Lo entiendo. –se abrazaron.
- Gracias Azusa...
- Seré el mejor actor que hayas escuchado. –miré a otro lado por la cercanía en la que estos frecuentan agarrarse... ¿O seré yo la que respeta el espacio personal demasiado? Negué con la cabeza mirando la escena, pero de inmediato los miré con el ceño fruncido mientras me sentía levemente incómoda.
Tsubaki lo agarró de las mejillas y juntó sus frentes mientras seguían diciéndose palabras de aliento para el otro.
- Promesa de meñique entonces... -dijo el peliblanco separándose para juntar dicho dedo con su hermano. – Ahora vamos y llamemos a tu agente e informemos de tu desición.
- Sí. –dijo Azusa antes de encaminarse a la casa.
- Me alegro de que ya estén en paz. –le sonreí al trillizo una vez se fue el azabache.
- ¿Huh? ¿Pero a mí no me animarás? –enarqué una ceja.
- ¿Disculpa? P-Pero si ya se solucionó todo. –este hizo morritos con los labios.
- ¡Pero yo no quiero saltarme la parte en la que me consuelas a mí! –me agarró de las manos a lo que me sonrojé levemente.
- T-Tsubaakii... -me quejé cuando me empezaba a jalonear a algún sitio.
- Vamos a mi evento de auto-compasión... -suspiré sin opción siguiéndole a donde quería ir.
Nos detuvimos en la franja divisora entre un lago y el parque, miré detenidamente el cielo estrellado y la soledad del seiyu y yo. Este me dio la espalda mirando la lejanía del horizonte, claro, dramáticamente.
- A hablar con Frankly, estoy frustrado de estar frustrado. Fui el primero que quiso convertirse en seiyu, empujé a Azusa durante todo ese trayecto, pero en el camino, me detuve. Siempre ha sido así desde hace mucho tiempo. No importa lo que intentara, Azusa siempre estaba un paso más adelante. Aún así siendo gemelos idénticos. –miré su espalda, ese semblante serio que toma a veces captura mi atención, realmente, le hace falta madurar pero no sé si perdería la chispa que lo convierte en ese Tsubaki tonto y obstinado que lo caracteriza.
- Hablándote seriamente... -continuó y yo solo me dediqué a escucharle detenidamente, entre la tonada de los grillos y el calma del agua a estas horas. – Azusa es mejor que yo actuando, eso lo sé muy bien. Por eso en esta ocasión, mi juicio estaba en lo cierto. Yo sé eso... Por eso... Estoy frustrado... -hice una leve mueca.
- Ya veo... -miré a otro lado pero captó mi atención al ver de reojo que se giró a mirarme.
- Hablando de eso... Hay algo que quiero preguntarte... -ladeé mi rostro atenta.
- ¿Claro?
- Hace poco dijiste que te gustaba la voz de Azusa. –abrí mis ojos levemente sintiendo un pequeño calor en mis mejillas. ¿Dije eso? Miré a otro lado, ya, lo dije en un contexto sano, pero mi mente y yo nos sentimos raras en este momento. - ¿Y qué hay de la mía? –lo miré enarcando una ceja. ¿Acaso son celos?
- Hehe, sí me gusta tu voz Tsuba-chan, eres genial como seiyu, además me gusta cuando cantas conmigo. –miré un punto fijo en la nada. – Y... Supongo que... no deberías sentirte frustrado, ya que, cada uno es bueno en lo que tiene que ser, por ejemplo, tú fuiste elegido para un rol en el que muchas personas audicionaron para obtener sin embargo te eligieron a ti. –miré a otro lado, su fija mirada me estaba poniendo ya algo nerviosa y mi voz tambaleaba ligeramente mientras mis mejillas estaban ya calientes. – Y-Y... R-Realmente... -jadeé temblorosa. – P-Perdón... H-Hace frío aquí ¿N-No cree-....
Sus labios me callaron, me agarró de los brazos con fuerza moderada mientras sentía la ligera presión de su beso, me quedé estática, ya nos habíamos besado antes pero sentí que fue como la primera vez... Tan repentino y difícil de asimilar como de reaccionar. Se separó dejando un coqueto sonido en mis labios.
- Lo siento... -me estremecí, su voz estaba más calmada, por lo que no sonaba tan chillona, era seductora más que nada. – Pero te diré algo... -me perdí en ese color de ojos que empezaba a nublar mi mente. –Un beso tuyo nunca deja de animarme...-jadeé atontada. Sus brazos me rodearon para sentir sus labios rozar los míos nuevamente uniéndose en otro beso, esta vez algo más profundo, ladeó su rostro ligeramente acariciando mi espalda con lentitud, gemí sobre sus labios aferrándome a su campera. De la nada se separó y se apegó rápidamente en mi oído soltando un pequeño jadeo que me revolvió internamente.
- Por cierto... – Esa bufanda es un poco varonil ¿No crees? –abrí mis ojos ante su comentario sintiendo una punzada de nervios en mi pecho.
- ¿E-Eh? –se separó un poco para mirar mi rostro, intenté disimular mi nerviosismo pero creo que no funcionó muy bien.
- Es similar a mi gusto, de algún modo, es bastante irritante... -bufé torpemente.
- ¿D-De que hablas Tsuba-chan? –este enarcó una ceja, seguramente habrá notado también el olor de esta... Mordí mi labio y antes de que dijera otra cosa lo agarré de las mejillas uniendo nuevamente nuestros labios en un torpe beso, se relajó y correspondió a lo que, también me dejé llevar un poco disfrutando su tacto en la amena soledad nocturna del sitio.