Los Caídos #1 - Ángel guardián

Από fsobino

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Los Caídos es el nombre de una alianza creada por cinco nefilim, cuyo único objetivo es destruir a las deidad... Περισσότερα

1. Alana
2. Brillo especial
3. Segundo encuentro
4. Su extraño actuar
5. Vulnerable
6. ¿Demonio?
7. Siempre te cuidaré
8. Mi destino
9. ¡Oh, pequeño Nick!
10. Primer beso
11. Estúpido portal
12. La verdad duele
13. Pequeña Distracción
14. Clan Rojo
15. Muerte
16. ¿Es uno de nosotros?
17. ¿Mentiroso?
18. Viejo amigo
19. Cristal
20. Mi ángel
21. ¿Amigos?
22. Mi todo
23. Nuestro fin
24. Un llamado de auxilio
25. Complemento
26. Rodeados
27. Jodida mierda
28. Respuestas
29. Te extrañé
30. Te encanta este cursi
31. Lo que nos atormenta
32. Un último intento
33. Ella
34. Nueva arma sagrada
35. Impostor
36. ¿Será cierto?
37. Sorpresa
39. El grupito
40. ¡Bu!
41. La marca
42. Marca letal
43. Dolor
44. ¿Qué pasó?
45. Christopher Bravhe
46. ¿Solución?
47. ¡Porque tu la mataste!
48. Peleas y más peleas
49. Hay manera de salir de aquí
50. Ceremonia fallida
51. Te amo, ¿sabes?
52. No quiero esperar más
53. Sorprendente que me sienta así
54. Gran día
55. Hola, Christopher
56. ¡Hagan que pare!
57. Estúpido todo
58. El gran plan de Blas O'Donnell
59. Azul profundo
60. ¿Tú otra vez?
61. Encanto natural
62. Baile Anual Nefilim
63. Cosas horribles
64.1 Jamás dejar a uno solo
64.2 Jamás dejar a uno solo
65. Aquella estúpida sensación
66. Aparición sorpresa
67. Cosas extrañas suceden
68. Calidez
69. Problemas
70. ¿Qué es lo que sucede?
71. Miradas que hablan
72. Sangre de dos personas inesperadas
73. El error
74. Sal
75. Todo toma sentido
76. Otra dimensión
77. La piedra elemental
78. La salida
79. Habilidades
80. Final
Aviso

38. Tristán

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Από fsobino

─ No abras tus ojos cuando saquemos la venda ─ Mia y Blas me sujetaban del brazo.

─ ¿A dónde me llevan?

─ Ya lo veras ─ dijo mi amiga.

Sentí como una puerta se cerraba tras de mí y en ese momento el calor abrazó mi cuerpo.

─ Te quitaré la venda, pero en serio no abras los ojos ─ Mia quitó la venda.

Sentí mucha calma, como si los chicos no estuvieran allí. Sentí la presencia de alguien frente a mí. Ese aroma varonil lo reconocería en cualquier lado, pero no quise abrir los ojos.

Will acarició mi mejilla con su dedo.

─ Ábrelos ─ susurró.

Hice lo que me indicó y al fin vi sus lindos ojos y esa sonrisa que me derretía. Sonreí y miré a mi al rededor. Era una pequeña cabaña. La chimenea estaba encendida y en una pequeña mesa habían frutillas.

─ ¿Qué significa esto? ─ reí nerviosa.

─ Una sorpresa ─ dijo el riendo. Me besó rápidamente. ─ Ven.

Tomó mi mano y me guió hasta la mesa para que me sentara en una de las sillas.

─ Tengo una sorpresa para ti ─ tomó un pote y lo dejó frente a mí. 

Era helado de menta.

─ Recordaste que es mi favorito ─ saqué la tapa y tomé un poco con la cuchara. Suspiré encantada. ─ Te adoro, Will.

Él me miraba tiernamente. Extendí la cuchara hasta su boca y para mi sorpresa aceptó.

─Admito que esta rico ─ dijo riendo.

─ Por fin lo admites ─ comí un poco más.

─ Camille ─ su cara adoptó una expresión seria.

─ ¿Si? ─ lo miré un instante, dejándole toda mi atención

─Te traje por una razón aquí.

─ ¿Cuál? ─sonreí.

Acercó su silla a la mía y dejó mi cuchara a un lado. Tomó mis manos y me miró fijamente.

─ ¿Qué sucede? ─ susurré ─ ¿Pasó algo malo?

Él negó con la cabeza.

─ Quiero estar contigo para cuidarte ─ con su pulgar acariciaba mi mano.

─ Ya lo haces ─ susurré.

─ Me enamoré de ti ─ su voz hizo eco en mi mente, allí de nuevo.

¿Enamorado de mí? ¿Por qué? No, no y no. Lo quiero, pero no quiero que sufra. Todos aquellos que dicen quererme salen heridos. Es una estúpida maldición que tengo, dañar a los hombres que quiero. ¿Por qué? Porque soy una completa idiota, pero Will no es un hombre, ¿o si? Aún así me negaría a toda posibilidad de estar con él.

─ No ─ dije seria mientras me paraba de la silla.

─ ¿Por qué? ¿Qué sucede?─ él se puso frente a mi algo confundido.

─ No quiero que sufras, Will.

─ Te quiero, Camille y nada va a cambiar eso. ¿Por qué sufriría?

─ Tu sabes muy bien la razón ─ un nudo se formó en mi garganta.

─ Él, lo sé. Aún así me arriesgo por ti ─ tomó mis manos, pero me aparté inmediatamente.

No sabía lo que quería o lo que sentía. Cuando lo besé aquel día  fue bonito, ya que siento cosas por él, pero algo me dice que va más allá que un simple amor de pareja, es algo extraño.

─ Por favor, Camille, necesitas dejarlo ir.

─ No puedo ─ por un momento casi grité. ─ Mo quiero verte sufrir Will y mucho menos a él. Por eso quise que estuviera con Cristal para que se olvidara de mí, pero luego llegas tú a conquistar mi corazón y así no puedo. No me arriesgaré a que algo malo te pase, siempre me adviertes y es momento de tomar aquello de manera seria.

─ Camille...

─Ya basta, no quiero decepcionarte más ─ tomé mi bolso y me giré hacia la puerta.

─ Hay algo importante que debes saber.

─ ¿Qué cosa? ─ aún estaba de espaldas porque no quería que me viera tan vulnerable. Las lágrimas no demorarían en llegar y no quiero que me vea así.

─ Este será nuestro secreto. Puedes compartirlo con tus amigos, pero de ahí no puede salir.

─ ¿Por qué siempre me dices lo mismo ?─ dije. ─ Solo dilo por favor.

─ Yo soy tu ángel guardián ─ dijo sin más─ si los ángeles de mayor rango que yo o los arcángeles se llegan a enterar de que me enamoré de ti, me cortaran las alas y me exiliaran para siempre.

─ Pero solo serías un caído, ¿no? ─ dije asustada.

─ Los caídos, son ángeles que se enamoraron de humanos y como castigo les cortan las alas, dejándolos por siempre aquí en la tierra, pero si un ángel guardián se enamora del humano al cual cuida, le quitan sus alas,y lo mandan al mundo de los muertos hasta que el humano muere. Es ahí cuando te dejan volver a la tierra, pero vuelves como humano, dejas de ser ángel por siempre. Que te asignen un humano para cuidar es el regalo más grande que los arcángeles pueden darte, es un tesoro Camille, tú eres mi tesoro y no soportaría alejarme de ti por siempre. ─ Su respiración era acelerada. ─ Por lo pronto, no está prohibido que interactuemos siempre y cuando sea como amigos

─ Nadie se enterara de esto, lo prometo ─ giré la manilla de la puerta y salí lo más rápido posible de aquel lugar.

***

Volví a casa y los chicos estaban esperándome. Aún no me creía todo lo que había pasado. Él seguía siendo mi ángel guardián, pero no quería que nada más pasara.

─ ¿Cómo estuvo todo? ─ dijeron ambos al verme entrar.

─ Muy bonito ─ sonreí forzadamente. ─ Gracias.

─ Fue un placer ─ dijo Blas distraído y Mia me miró algo extraña.

─ Fue un asco ─ solté sentándome al lado de ambos.

Las lágrimas comenzaron a caer sin parar y no me daba vergüenza llorar frente a ellos porque me habían visto miles de veces así.

─ ¿Qué pasó? ¿Qué te hizo el idiota? Lo voy a matar ─ dijo Blas algo enojado.

─ Lo último que necesita es que te pongas así, Blas. ─ lo regañó Mia.

Le conté a los chicos acerca de todo y les advertí que nadie más que nosotros podía saber esto. No quería que algo feo sucediera, no con Will. Ellos me consolaron por supuesto, como los buenos amigos que son. Realmente no sabría que hacer sin ellos. Si, estaba sentimental.

─ ¡Oh, por cierto! ─ Blas tomó unos papeles y me los pasó ─ Tristán dejó esto para ti.

─ ¿Qué es? ─ los miré extrañada, ya que eran hojas.

─ La curiosidad me mataba, pero Mia me golpeó para que no los viera ─ rodó los ojos.

─Gracias, Mia ─ me paré ─ iré a mi cuarto, ¿si, chicos? Gracias por todo.

Subí los escalones de dos en dos para llegar lo antes posible y cerré la puerta con seguro.

'' Ya no puedo controlar esto, Camille. La fuerza volvió y no quiero tocar a nadie, ya que estoy desesperado. Mientras lees esto, estaré en el bosque como dijiste. Necesito de tu ayuda porque esto se está saliendo de control. 

PD: La otra hoja la encontré entre las cosas privadas de mamá. Fue horrible ver sus cosas privadas, pero valió la pena''.

Vi la otra hoja y noté que era una de aquel libro azul. Se veía antigua y era lo mismo que yo había leído hace un tiempo acerca del desarrollo de poderes.

Doblé ambas hojas y las guardé en una caja en el fondo del armario. Tomé una chaqueta un poco más abrigadora y fui corriendo en busca de Mia y Cristal.

Ellas no entendían nada, pero de todos modos me siguieron. Cuando llegamos a la entrada del bosque, Mia se arrepintió.

─ Ya no quiero ir allí, Camille.

─ No me digas que no ahora, Tristán nos necesita.

─ Es peligroso, no me da buena espina.

La tomé del brazo a como dé lugar y caminamos adentrándonos al bosque. A lo lejos se escuchó un grito de agonía, así que corrí hasta el lugar y allí estaba él.

─ ¡Duele! ─ gritaba.

Las venas de sus brazos se hacían cada vez más notorias, su cara estaba roja como el infierno y su cuerpo se retorcía en el suelo. No podía verlo así.

─ ¿Así es siempre? ─ me acerqué a él desesperada. Es horrible verlo así.

─ ¡Si! ─ gritó aún más fuerte. Quise tocar su frente pero no lo permitió ─ No me toques, podría borrar tus recuerdos, Camille.

─ Tranquilo. Necesito que respires pausadamente ─ dije y él intentó ponerse de pie, pero solo logró arrodillarse.

─ ¿Aún duele? ─ dijo Cristal

Tristán se veía algo mejor, pero no del todo. Fue como un ataque momentáneo.

─ Algo. Fue otro tipo de dolor esta vez, por lo general duelen las venas, pero jamás el cuerpo entero ─ hizo una mueca intentando soportar el dolor.

─ Cristal quiero que leas mi mente y veas todo, hasta el último de mis pensamientos, solo no te dejes guiar por lo que puedas ver, ¿sí? ─ dije lo más rápido que mi lengua me permitió.

Ella asintió y me miró a los ojos. Me sentía incómoda, era como si supiera exactamente todo de mí. Era una mirada completamente penetrante y por un momento me asusté, pero así estuvimos alrededor de un minuto hasta que ella habló.

─ Los tengo, cada uno de ellos ─ susurró.

─ Bien, ahora tú intentaras borrar mis recuerdos, Tristán. Intenta con aquel día en el parque de diversiones, cuando nos conocimos ─ he de suponer que es más fácil un recuerdo compartido, ¿no?

Él me miró y el dolor se reflejaba en su cara. Estaba a punto de tocarme, pero me corrí.

─ Mia, cuando él me toque, tu gritaras como nunca antes.

─ ¿Por qué?  ─ dijo ella espantada.

─ Tu grito agudizara su poder y así se concentrará más en él. Desviara sus sensaciones, confíen en mí.

Acerqué mi mano a Tristán y lentamente la tomó. En ese momento, Mia gritó con todas sus fuerzas. La cara de él reflejaba todo lo que sentía y quiso soltar mi mano, pero no lo permití.

─ Encuentra aquel recuerdo, Tristán ─ grité ─ Grita otra vez, Mia.

Y como niña obediente lo hizo de nuevo. Por supuesto todos intentamos aguantar su fenomenal grito. ¡Dios, amo a mi amiga!

En ese instante él apretó mi mano y frente a mi pasaron aquellas imágenes del día en el parque yéndose por siempre. Dos segundos después, se llevó consigo el recuerdo de la muerte de Sabrina.

Él soltó rápidamente mi mano.

─ Eran consiguientes, uno al lado del otro. Pude borrar ambos y controlarme ─ se veía cansado.

─ ¿Qué borraste? ─ dije yo confundida.

─ Cuando nos conocimos y la muerte de Sabrina.

─ ¿Sabrina murió? ─ grité y me llevé ambas manos a la boca.

Quería llorar, pero no podía. Sabía que él había borrado mis recuerdos, pero me costaba asimilarlos.

─ ¿Y ahora como los tendrás de vuelta? ─ dijo Mia preocupada.

─ El poder de los Night es leer mentes, pero también pueden hacer ver cosas. Cristal me hará ver aquellos dos recuerdos que anteriormente leyó.

Miré a Cristal y ella se acercó a mí quedando cara a cara.

─ No cierres los ojos, si los cierras los recuerdos quedaran a medias y no podré hacerte ver el resto de ellos. Es el único obstáculo de este poder.

Asentí y la miré directo a los ojos. Su cara de concentración lo decía todo y tal cual, la energía salía de mi para hacer un portal. Salía de ella en menor cantidad haciéndome ver primero la muerte de Sabrina y luego aquel día en el parque.

─ Fue asombroso, indescriptible ─ susurré. ─ El mejor poder de la vida.

Cristal se encogió de hombros sonriente.

Me acerqué a Tristán, quien se veía más calmado. Su cara volvió a la normalidad, sus venas ya no eran notorias y su temperatura estaba normal.

─ ¿Te sientes bien? Necesito que borres el recuerdo de los últimos ─ miré mi reloj─ veinte minutos, solo si quieres seguir manteniendo el secreto. Él asintió rápidamente, lo entendía a la perfección.

─ Chicas, vengan ─ ambas se acercaron y Tristán tomó sus manos por dos largos minutos. primero soltó a Mía y luego a Cristal.

─ ¿Qué hacemos aquí? ─ dijeron ambas.

─Escuchamos un chillido como el de un demonio, pero posiblemente arrancó a la ciudad ─ dijo Tristán

Yo solo asentí rápidamente

─ Será mejor que volvamos dentro ─ dije yo con evidente falsa preocupación.

Llevamos a las chicas dentro, luego él y yo fuimos a mi cuarto.

─ Sería la peor actriz del mundo.

─ Ni que lo digas ─ ambos reímos. ─ ¿Cómo sabías que el grito de Mía ayudaría?

─ Es muy potente, te concentrarías más en el dolor de tus oídos que en el de tus venas por los recuerdos y tendrías un mayor control.

─ Gracias, realmente te hace bien leer tanto ─ dijo en un tono divertido.

─ Lo sé. Lo que más me preocupa es que Cristal haya leído toda mi mente, tengo recuerdos algo íntimos con cierta persona que quizás la hiera un poco y no quiero eso.

─ Tranquila, borré todos tus recuerdos de su memoria, por eso solté a Mia antes.

Sonreí felizmente y lo abracé

─ Me encantaría tenerte como hermano ─ palmeó su brazo ─ pero ya tengo uno.

─ Yo también una hermana y un hermano por cierto ─ sonreía muy divertido.

No dejaría ir a este chico, era una de las personas más geniales que había conocido aquí, sin contar a su hermana que es una diosa.

─Por cierto, ¿por qué tu mamá tenía esa hoja?

─ Supongo que fue lo único que quedó de aquel libro, pero por la manera en que estaba escondido, nadie debe saber de aquello. Mamá es muy extraña y no la juzgo. Disfrutemos del hecho que al menos tenemos algo de aquel libro.

Después de todo era lo menos extraño que nos había pasado los últimos días. No era algo tan preocupante o ¿sí?

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