ALIVE | Fan-fic de Louis Toml...

By judiLimon

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"No hay disfraz que pueda largo tiempo ocultar el amor donde lo hay, ni fingirlo donde no lo hay" (François D... More

ALIVE
Capítulo 1. La noche
Capítulo 2. Embelesado
Capítulo 3. A todo el mundo le gusta Louis
Capítulo 4. Nunca se sabe.
Capítulo 5. ¿Y qué pasa con mi beso?
Capítulo 6. Sólo quería que estuviera cerca
Capítulo 7. Sí
Capítulo 8. Quiero besarte
Capítulo 9. Tentación
Capítulo 10. Mucho más
Capítulo 11. No vuelvas a rechazarme
Capítulo 12. Él te vio primero
Capítulo 13. No lo hagas
Capítulo 14. Tiempo
Capítulo 15. Me gusta tenerte aquí
Capítulo 16. Mañana
Capítulo 17. Sólo tengo una opción
Capítulo 18. Quise ser yo quien le importara
Capítulo 19. Con Louis a mi lado
Capítulo 20. ¿Por qué?
Capítulo 21. ¿Y con quién sueñas?
Capítulo 22. Tú no eres bueno para ella
Capítulo 23. Egoísmos y perdones
Capítulo 24. Mentiras
Capítulo 25. Punto y coma
Capítulo 26. Indescriptible
Capítulo 27. Navidad
Capítulo 28. Límites
Capítulo 30. Angustia
Capítulo 31. Oportunidades
Capítulo 32. Distancia
Capítulo 33. ¿Quieres irte?
Capítulo 34. Tristeza. Impotencia. Orgullo
Capítulo 35. Pase lo que pase. FINAL DE TEMPORADA
AVISO IMPORTANTE

Capítulo 29. ¿Y si...?

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By judiLimon

Viernes 3 de enero de 2014

[Punto de Vista Julia]

Esa mañana, mi primera post-vacaciones, me pesaban los ojos más que nunca. Había dormido poco y mal, con pesadillas rondando constantemente mis sueños. Me había despertado completamente desarropada, con el edredón tirado incluso en el suelo.

Durante toda la mañana me dediqué a rellenar informes de manera mecánica y con los ojos semi-cerrados, deseando que llegaran las seis de la tarde y pudiera llegar a mi casa y tirarme en el sofá como si no hubiera un mañana. Cuando me quedaba poco más de media hora para salir a comer, mi primo Steve, el jefazo, entró por la puerta de forma completamente inesperada. Sonreí con estusiasmo y corrí hasta él, dejándome arropar por sus fuertes brazos. Trabajaba en su empresa y, sin embargo, llevaba más de dos meses sin verle.

- Te invito a comer, preciosa.

Sonreí con más fuerza. Por fin una alegría.

[Punto de Vista Sam]

Tomé rumbo hacia casa de Julia quizá con demasiadas ganas de volver a verla. No podía ser de otra manera, en realidad, porque... ¿Cuánto había pasado desde la última vez? Más de dos semanas. Nunca habíamos estado tanto tiempo sin vernos desde que la había conocido y me resultaba extraño como poco. También desagradable.

Me abrió con media sonrisa, sosteniendo un cuenco de patatas fritas, probablemente recién hechas, en su mano derecha.

- Justo a tiempo.

Le devolví la sonrisa y pasé un brazo por su cuello, atrayéndola hacia mí. Su pelo tenía un olor característico tan fácil de reconocer, tan... Ella. Correspondió mi abrazo y acto seguido se dispuso a cerrar la puerta. Como me tenía acostumbrado, ya tenía todo colocado en la mesa baja que se encontraba en medio de los sofás. Se sentó en el de siempre y lo hice a su lado, dirigiéndola una tímida mirada que pronto se convirtió en un gesto directo.

- ¿Por qué tienes tantas ojeras? -Pregunté, sin poderlo evitar.

Me miró confusa en un principio y después negó con la cabeza.

- No he dormido bien, esto de tener que volver a tan agradable trabajo... -Se pasó sus manos por el rostro mientras trataba de ocultar un suspiro.

- Joder, Julia, deberías dejarlo, en serio. Tiene que haber una manera de que salgas de ese infierno.

- En realidad, la hay -comentó como si nada. Se llevó una patata frita a la boca y después sus ojos se volvieron hacia mí. Pedí explicaciones con la mirada y afirmó con la cabeza-. Mi primo Steve ha venido a verme hoy, para ver qué tal me iba. Le he contado un poco a grandes rasgos lo bien -hizo un gesto con sus dedos, entrecomillando la última palabra- que me tratan en la empresa y me ha propuesto cambiar de lugar.

- ¿¡Qué!? -Pregunté, alarmado.

¿Cambiar de lugar? ¿Irse? ¿A dónde?

Observé cierta duda en su mirada antes de que agachara la cabeza. ¿Qué estaría pensando?

- McCan tiene muchas sedes por el mundo. En Birmingham, por ejemplo, hay una. Me ha ofrecido un traslado allí. Incluso puedo irme a París, si quiero. Mantendría mi puesto actual en la empresa, lo único que tendría que hacer sería cambiar de sede, nada más.

Palidecí. Estaba seguro de que había palidecido. ¿Birmingham? ¿PARÍS? ¿MUCHAS SEDES POR EL MUNDO? ¿A dónde querían mandarla aparte de lejos de mí? Inspiré con fuerza tratando de que no se diera cuenta de ese gesto por mi parte y evité sonar intranquilo.

- ¿Y qué vas a hacer?

- ¿Que voy a hacer? -Preguntó, riendo.

- Sí... ¿Te vas a ir?

- No -me respondió de igual modo, con su risa de fondo-. ¿Cómo voy a irme? Amo Londres.

- Pero no estás bien. Tus compañeros...

- Lo sé -me cortó-, pero no quiero irme. Supongo que las cosas se acabarán tranquilizando cuando pase más tiempo. Me gusta estar aquí. Estoy bien aquí, no quiero irme a ninguna parte.

Me obsequió con una sonrisa y se inclinó para coger uno de los sandwich de jamon york y queso que había preparado para ambos. Hincó sus dientes en él, completamente ajena a la expresión incrédula de mi rostro. Podía esconderse tras esas risas que me había ofrecido, pero a mí no me engañaba: estaba convencido de que ella no estaba bien. Me lo decían, sobre todo, sus ojos. No tenían el mismo brillo que guardaban siempre.

Me había asegurado que no se marcharía a ninguna parte, pero... ¿Hablaba en serio? ¿Ni siquiera se había pensado mínimamente la oferta de su primo? No podía creérmelo. No viniendo de ella. No conociendo sus aspiraciones de conocer mundo y llegar a ser alguien importante en ese ámbito en el que se movía.

¿Y si algo la ataba a Londres? ¿Y si alguien la ataba a Londres?

Sus ojos verdes se posaron en mí de nuevo y por primera vez en mucho tiempo la esperanza se hizo hueco entre toda mi negatividad. ¿Y si era por mí? ¿Por qué no?

Sábado 4 de enero de 2014

[Punto de Vista Louis]

Me desperecé en un par de segundos y cogí el móvil con la esperanza de ver su nombre en la pantalla. Nada. Todo lo que había sabido de ella en dos días eran cuatro frases que habíamos intercambiado y unas cuantas más que había dejado caer en el grupo que compartíamos con los demás. Había intentado mil veces tener más que eso pero de poco había valido. Ni siquiera me había dejado ir a su casa a tratar de arreglar lo que había pasado; no es que me lo hubiera prohibido, pero sonaba convencida cuando decía que prefería que no lo hiciera. El primer día, había añadido un “también es mejor para ti”. ¿Para mí? Yo sólo podía pensar en ella. Y en verla. Eso es lo que quería para mí.

No quería que mis pensamientos se concentraran en la decepción que pude intuir en su voz cuando se despidió de mí el jueves, pero tampoco pretendía engañarme a mí mismo: había decepción. Y desilusión. No le había dado lo que se esperaba de mí y eso no solo le dolía a ella, también me dolía a mí. Sabía cuál era la única solución posible y lo peor era... Lo peor era que llevaba razón, que seguía siendo un estúpido cobarde y no me atrevía a hacer lo que tenía que hacer. Lo que le había prometido que haría.

Y quería, claro que quería. Quería más que nada que todas esas mentiras se acabaran y quería más que nada que ella pudiera estar allí, conmigo, recién levantados. Lo quería. Pero no sabía cómo hacerlo; ni tampoco cuándo ni dónde.

Salté de la cama y me decidí por una ducha fría que, desde luego, acompañaba a la temperatura de la calle. Presumía de ser un día en el que el termómetro estaba en lo más bajo. A veces me preguntaba qué tipo de locura nos impulsaba a despertarnos un sábado a las ocho y media de la mañana, rodeados de ese frío, para ir a jugar al fútbol. Hombres y fútbol.

Pasé a recoger a Sam a su casa y corrió hasta quedar dentro del coche.

- ¡Joder, Tommo, qué frío hace! Recuérdame que no volvamos a hacer esto nunca.

Arranqué esquivando los coches aparcados y sonreí.

- Sabes que lo seguiremos haciendo hasta que nos dé una hipotermia.

- Ojala nos dé hoy mismo y sea el último día de fútbol mañanero a cuarenta grados bajo cero.

Reí ante sus palabras y decidí concentrarme en la carretera para evitar accidentes, en vista del sueño que seguía teniendo.

- Oye, Louis -dijo Sam, de pronto.

- Dime.

- Ayer estuve con Julia.

La sangre se me congeló, más de lo que ya estaba, y tragué saliva. ¿A qué venía ese tono de misterio? ¿Había pasado algo entre ellos?

Mantuve el silencio, incapaz de preguntar nada. No hizo falta, él continuó hablando.

- Me contó que su primo Steve le ha ofrecido cambiar de sede en la empresa.

Cerré los ojos durante una milésima de segundo, mientras una punzada de dolor se extendía por todo mi cuerpo. ¿Se iba a ir? ¿Y si se iba? ¿Qué pasaría con nosotros?

- Eh, Louis -Sam llamó mi atención de manera inesperada y lo miré-, te has pasado de calle, era la anterior.

Eché un rápido vistazo a lo que nos rodeaba y di un golpe al volante. Llevaba razón. ¿Pero cómo iba a concentrarme en la carretera? Es más, ¿cómo concentrarme en otra cosa que no fuera todo lo que pasaba con ella?

- ¿Qué te dijo Julia? ¿Se va a ir?

Contuve el aliento, a la espera de su respuesta.

- Me dijo que no -comentó, tranquilo. Reprimí un suspiro de alivio-. Pero tampoco sonó muy convencida. No sé, estaba rara. Tenía muchas ojeras y estaba algo desanimada. Igual se lo está pensando, y es normal, no se merece como la tratan aquí.

- Tienes razón -dije, sin más, en un intento de que viera que seguía inmerso en la conversación aunque mis pensamientos ya hubieran volado muy lejos.

¿Rara? ¿Ojeras? ¿Desanimada? ¿Por qué? ¿Por qué lo que había pasado entre nosotros? “Estúpido prepotente, no eres el centro de su universo”. Me chillé mentalmente y empecé a barajar la otra posibilidad que sobrevolaba mi mente. ¿Y si de verdad estaba planteándose irse?

- Me dijo que estaba bien aquí -continuó- y que no quería irse. Y eso me hizo pensar... -Dejó la frase inacabada y le dirigí una mirada esperando que siguiera con ella-. ¿Y si hay algo que la retiene aquí? -Mis ojos se posaron de nuevo en la carretera. ¿Yo?-. En el trabajo no está bien, no la valoran y llega a casa agotada siempre... Tiene que haber una razón para querer quedarse. Y no me trago eso que me dijo de... “Es que me gusta Londres” -trató de imitar su voz-. Tiene que haber algo.

¿A dónde estaba intentando llegar? ¿Algo de qué? ¿Pretendía que le dijera que había pasado algo entre nosotros o es que empezaba a tener la esperanza de que...? Mi postura se volvió rígida cuando lo comprendí y volví a mirarle, esta vez con los labios apretados.

No. No, no podía ser. ¿Creía que era por él?

- He estado pensando mucho, Tommo, y... Creo que debería hablar con ella de verdad, incluso aunque me dé cabezazos contra la pared de su salón por pura vergüenza mientras se lo digo, pero tengo que hacerlo. Ella tiene que saber lo que siento. ¿Y si...?

Como había hecho con anterioridad, no terminó la frase. “¡Y SI... NADA!”. La finalicé mentalmente en mi cabeza y presioné con más fuerza el cuero que rodeaba el volante. Probablemente ese hubiera sido el mejor momento para decirle que no, que se olvidara de todo eso, que si había alguien que ataba a Julia aquí ese era yo.

Aparqué donde solía hacerlo habitualmente y detuve el motor del coche, queriendo salir cuanto antes de allí y olvidarme de todo eso, aunque fuera haciendo algo tan insignificante como dar cuatro patadas a un balón.

- ¿Tú crees que...? -Sam comenzó a hablar cuando estaba a punto de abrir la puerta del coche y me detuve, a pesar de que lo que más quería hacer era salir corriendo-. ¿Tú crees que debería hacerlo? ¿Qué crees que pasará si lo hago?

Hacía apenas tres semanas le estaba insinuando de una manera más que clara que yo también sentía cosas por Juls y ahora él estaba tratando de que yo le resolviera su situación sentimental con ella. Y el egoísta era yo, claro.

Unos golpecitos en el cristal me hicieron volverme sobresaltado y el gesto que me encontré al otro lado me alivió por completo. Rooney, otro buen amigo, nos pedía insistentemente que saliéramos del coche y empezáramos el partido. Sus peticiones eran órdenes para mí y salí del vehículo sin contestar a Sam. Por suerte para todos.

A partir de ese momento, sólo pude repetirme una y otra vez a mí mismo que no podía perder a Julia.

____________________________

¡Hola, hola!

Seis capítulos para el final... Probablemente esta noche suba otro, mañana por la mañana como muy tarde... Y prometo que traerá emociones.

Gracias por las visitas, los votos y los comentarios, que cada vez son menos y por eso cada vez son más valiosos ♥♥

Capítulo dedicado a SurrealButterfly_LC porque sí, porque se lo merece

¡Muchos besos para todas!

@LookAfterYou28

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