Legado I: Herederos de Sangre...

By alexklyver

150K 9.7K 238

Valquiria Von Engels es una de las mejores cazadoras de su generación, perteneciente a una raza de humanos do... More

Booktrailer
Personajes
Legado I: Herederos de Sangre
Prefacio
Capítulo 1. Los Cazadores
Capítulo 2. El invitado indeseado
Capítulo 3. Atormentada
Capítulo 4. Paranoia
Capítulo 5. Legado de Sangre
Capítulo 6. El Diario de Enar
Capítulo 7. El Ejercito Celestial
Capítulo 8. La decisión de Lena
Capítulo 9. Bienvenida al oficio
Capítulo 10. La Dinastia Oculta
Capítulo 11. Asuntos de Familia
Capítulo 12. Ángel o Demonio
Capítulo 13. Estirpe
Capítulo 14. El templo y la capitana
Capítulo 16. El vikingo
Capítulo 17. The Fallen
Capítulo 18. Las Ruinas
Capítulo 19. Deimon
Capítulo 20. El Palacio Perdido
Capítulo 21. Los Herederos del Príncipe
Capítulo 22. Daño Colateral
Capítulo 23. El Otro
Capítulo 24. A Prueba
Capítulo 25. Los Descendientes
Capítulo 26. Los Hijos de la Luz
Capítulo 27. El Ángel de la Muerte
Capítulo 28. Vientos de Oscuridad y Esperanza
Epilogo
Extra #1: Escena Eliminada
Continuación
Cronología
✳ Extra

Capítulo 15. Viveka

2.5K 225 14
By alexklyver

El agua le transmitía serenidad. Aquella serenidad que tantas veces tenía, pero que fallaba en los momentos más importantes. Su movimiento ondulante, que se producía al chocar contra la bañera y con su propio cuerpo, la hacía sentirse ligera como una pluma. Llevaba un buen tiempo allí sumergida, en completa calma y soledad, mientras un concierto de violín, proveniente de su celular, hacía eco en cada rincón de la habitación. Intentaba poner su mente en blanco para despejarse de todas sus preocupaciones y sentimientos, pero no le era fácil. Miraba con solemnidad uno de los candelabros que iluminada difusamente el cuarto de baño. Toda la mansión estaba siendo iluminada por ellos, y es que la noche ya se había instaurado.

Mientras ella se encontraba allí, el resto comía en la cocina en un ambiente cuasi familiar del que ella prefirió exiliarse. Respiró hondo y se hundió en el agua por unos minutos. Luego volvió a la posición en que se encontraba: recostada y con la cabeza suavemente apoyada en el borde de la bañera. Cerró los ojos para deleitarse con la música y en el momento en que el concierto terminó, recorrió con su vista la habitación. Intentaba imaginarse a sus antepasados viviendo allí grandes historias, importantes romances y sufrieron de los peores rencores y odios. Instantáneamente pensó en los primeros Von Engels. Un ligero estremecimiento la recorrió cuando recordó a Viveka. En cada momento en que lo pensaba, estaba más segura que debían ir a la casa de campo de ellos. Según lo que se decía, allí estaban guardados sus grandes secretos, y quizás, solo ahí, era donde encontraría respuestas.

El problema era que no sabía dónde estaba la casa; Caleb no tenía permitido decirlo, y Joshua no sabía la ubicación exacta. Torció el gesto ligeramente pero enseguida abrió los ojos al acordarse de la biblioteca de la cámara de entrenamiento. Son demasiados, pero no importa, se dijo dándose ánimo. A ella le gustaba leer y más si se trataba de su propia familia, ahí tenía un motivo por el que todo le resultaría más sencillo. Ella quería, deseaba y debía ir a esa casa de campo, y no iba a descansar hasta lograrlo. Quizás alguien me ayude, dijo. Pero Leonardo y Newén ya estaban ayudándole demasiado para ser algo que no tenía nada que ver con sus familias. Enseguida descarto a Lena, sabía que se aburría fácilmente y mas tratándose de historia. La última persona era Augusta pero negó rotundamente mientras su cuerpo parecía volver al inicio, a la tensión. No la quería cerca suyo. Estaba cansada de sus mentiras y falsedades. Tenía veintidós años y le seguía mintiendo descaradamente como cuando tenía ocho años, cuando le prometía que la visitaría y estaría siempre con ella. La furia la volvió a invadir. Golpeo violentamente el agua y cerró los ojos con fuerza para sumergirse. Permaneció más tiempo que los anteriores. Ya no quería auto flagelarse con sus emociones y pensamientos, deseaba que fluyeran a través de su cuerpo y se fueran, como el agua.

Cuando terminó de bañarse, fue directamente a la cámara de entrenamiento. Los otros estaban en su propio mundo, por lo que le fue fácil llegar allí y no ser interrumpida. Se ubicó en el centro de la habitación y miró con detenimientos los cientos de libros que se encontraban allí. Debía haber miles de años en ellos y de solo pensarlo su mente se saturaba de posible información. Recorrió todos los estantes, incluso los que estaban a mucha altura; muchos parecían ser diarios. Agarró varios libros, los cuales llevó con cuidado al sillón. Algunos de ellos se trataban de varios volúmenes de una misma persona; sabía que no le ayudaría a encontrar la ubicación pero saciaría su curiosidad. Viveka Von Engels, estaba escrito en la tapa con una perfecta caligrafía. Echándole un superficial vistazo, vio que habían comenzado a escribirse la misma noche de su cumpleaños número trece. Valquiria se sentó cómodamente en el sillón, con la perspectiva de que pasaría mucho tiempo allí.

[...]Según mi padre, las personas tienen que saber pensar, hablar poco y justo, y escribir como si no hubiera un mañana. Yo pienso muchas cosas, hablo demasiado y no escribo en ningún momento; ese es el motivo por el cual me regaló este diario en mi cumpleaños. Me agrada la idea de volcar todo lo que hay en mi mente en un papel, pero temo que es imposible. Mi mente va mucho más rápido que mi agilidad en la escritura y puede que muchas cosas queden en el deseo de escribirlas, ya que se irán en el mismo momento en que llegaron.

Mi nombre es Viveka Von Engels, aunque muchos me llaman Mildri, y tengo trece años. Pertenezco a una familia de cazadores, por lo tanto yo también lo soy. No sé mucho acerca del tema, pero a partir de ahora lo sabré porque comenzare con mi entrenamiento. Quien me enseñara serán mi padre y mi tío, con la ayuda de un amigo de ellos. Adelfried es su nombre y según me cuentan, él fue quien los ayudó en un momento muy importante. El día de hoy lo conocí. Pareciera que toda la familia esta asombrada con él, aunque no se mucho porque. Él es joven y muy apuesto. Su pelo y sus ojos son tan oscuros como la noche. No he entablado conversación con él, pero se ve que es alguien solemne y elegante, con gran habilidad para lo social.

Hoy fue un cumpleaños muy alegre y festivo. Eso me llena de felicidad ya que muchas veces los cumpleaños suelen ser tristes y dolorosos, al recordar a aquellos que ya no están. Mi abuelo y mis tíos. Ellos murieron cuando era una bebe con apenas unos días. Y aunque no los conocí, siempre me hablaron de ellos y están presentes en la mente de todos. Estuvimos gran parte del día en el campo, al aire libre. Durante la noche, se realizo una cena mas privada. Allí no estaba Adelfried. Pero conocí a alguien más, un amigo del tío Stein; su nombre es John Conrad. Él parecía saber de mí y me hizo un regalo que al verlo me encanto. Se trataba de un colgante de esmeralda. Era precioso. Con un verde brillante, tanto como el color de sus ojos. John era avasallante y hacia que todos se divirtieran, y se vieran joviales. Poseía una elegancia sin igual y su rostro era perfecto como un ángel.

Me sentí dichosa al oír que pasaría algunas temporadas con nosotros. Había algo magnético en John. No sabía si era su apariencia, o su personalidad, o el halo de misterio y peligro que lo rodeaba. [...]

[...]El entrenamiento es duro. No me considero a mi misma una guerrera pero puedo llegar a intentar parecer una. Mi hermana Uta es increíble en el manejo de la espada, pero ella ya había tenido entrenamiento previo con mi padre y mi hermano Dustin. Ella a veces intenta ayudarme pero mi gran torpeza hace que su paciencia se acabe con rapidez. Padre es quien le enseña, mientras el tío Stein entrena a Dustin, y Adelfried a mí. Él es muy paciente y tranquilo, lo que hace que no se enoje cuando no me salen las cosas. Muchas veces me siento mal y tengo ganas de llorar. Ahí es cuando llega mi madre y me consuela. Ella siempre me dice que la disciplina es esencial y aunque no sea la mejor, ser buena alumna es muy importante. Dustin también se preocupa por mí. Con él nos escapamos de la casa para poder pelear de noche y que nadie nos vea. Siempre hace cosas divertidas e intenta animarme.

Yo soy la única que resta de la familia para salir a luchar en guerras. Mis hermanos partirán en un tiempo y yo quedaré sola. Voy a estar triste sin su compañía, ellos son mis únicos amigos. Pero tengo que ser fuerte, los Von Engels lo son. Ese es uno de los valores familiares. Me prometo a mi misma y al gran guerrero que lograre ser una buena cazadora. Está en mi sangre, está en la familia y va a estar en mí. No los puedo defraudar. [...]

Cuando se despego de los libros, Valquiria froto sus ojos con fuerza. No estaba cansada pero sentía cierta pesadez. Apoyó el libro en sus piernas y mientras movía su cuello para que los músculos se relajaran, pensaba en el colgante que ese tal John Conrad le había obsequiado a Viveka y que era el mismo que ella tenía. Después de haber leído bastante podía asegurarse que la personalidad de ambas distaba mucho. El ambiente se revolvió de repente cuando la puerta de la cámara se abrió y se hizo presente la figura de Augusta. Traía consigo un plato de comida y caminada con brillantes ojos hacia Valquiria. Instantáneamente, los ojos de ella volvieron al libro. Pero podía notar como su abuela se sentada a su lado y depositaba el plato junto a ella.

Valquiria pasaba las hojas sin leer. Solo quería que su abuela se fuera, pero ésta no lo hacía. Su serena mirada estaba enfocada en el rostro inexpresivo de ella.

— Lena sabe todo ya. Me agrada que lo haya tomado bien, creí que no sería así. Ya me contó todo: acerca de Caleb, la huida, la explicación y el viaje a Rio —la voz de Augusta era débil. Pese a que intentaba ser dura y no prestarle atención, sus ojos se fueron del libro hacia ella.

— Así es ¿Sabías que Mourinho pertenece a una logia que cuida de nuestra familia? —preguntó.

— Si, lo supe cuando me metí en uno de sus lugares de reunión. Pero no sé porque —dijo confundida. Valquiria la observó minuciosamente; no sabía si era verdad o mentira su falta de conocimiento.

— ¿de verdad no sabes nada? —preguntó con enojo.

— Si, no sé nada. Esa es una de las razones por lo que hago esto. Sé que no confías en mí, pero no pierdo las esperanzas que en algún momento lo hagas. Quiero ayudarte y hacer las cosas bien. Déjame hacerlo, si no lo haces por mí, piensa en tu abuelo, tu tía, tus padres y Lena.

Volvió a mirarla y por primera vez en su vida, veía sinceridad en Augusta. Dio un suspiro y, mientras seguía mirando el diario de Viveka, le dio una breve explicación de lo que intentaba hacer. Quizás de a dos podrían encontrar algo más rápido que si lo hacía sola.

[...]Estoy muy emocionada. Dentro de poco seré una completa adulta y podré hacer más cosas que antes se me negaba. Me llena de felicidad saber que mis hermanos estarán aquí. Uta vendrá con su esposo y yo podre ver a mi sobrino que tanto amo. Dustin lo hará cuando acabe con la misión que se le encomendó; tenía que acabar con una familia de vampiros que azotaba una región no muy lejana de acá.

En cuanto a mi vida de cazadora, ha mejorado bastante. Definitivamente ya no soy la niña torpe de mis comienzas aunque tampoco tengo la perfección de mi hermana ni el coraje de Dustin. En la mayoría de la misiones voy con el tío Stein y la tía Trude, ellos se han encargado de finalizar con mi entrenamiento. Eso me hace acordar que en los próximos días volveré a ver a mi primer maestro, Adelfried. Estoy deseosa de volverlo a ver. Él era tan bueno conmigo, el único que podía aguantar mis quejas y ataques de llanto.

Por cierto, creo que estoy enamorada. Nunca me sentí así por alguien, que tan solo verlo, escucharlo u oír su nombre me vuelvo más torpe de lo habitual, mi pensamiento se nubla y hasta no me salen las palabras. Si, por más inquietante y extraño que parezca, esa persona produce que yo deje de hablar. Creo que varios de mi familia lo notan, voy a tener que aprender a actuar, no quiero llamar la atención. O si, pero la de él no la de mi familia. [...]

[...]Tengo tanto que contar que no se por donde comenzar y las palabras vuelan en mi mente chocándose unas contra otra; temo escribir incoherentemente.

Ayer se realizó un baile al que yo concurrí. Decir eso me hace sentirme adulta. Volviendo al punto. Asistí con mi familia, y allí se encontraba mi amiga Nixie. Ambas conversamos mucho y pasamos mucho tiempo entre bailes. Había muchas personas, entre ellas a alguien que ya conocía. John Conrad. Aquel elegante caballero con rostro angelical y ojos de esmeralda. Inconscientemente roce con mis dedos el colgante que él me había regalado. En cuanto me vio me sonrió, no creí que me reconocería pero lo hizo. Cambié mucho desde la última vez que nos vimos, o por lo menos eso creo. En cambio él, seguía exactamente igual. No pude evitar temblar al verlo. Creí que poseía la misma edad de mi tío y si los comparaba, John se veían tan joven como yo. Estaba muy interesado en cómo me encontraba, en los sucesos de mi familia y en cada uno de los integrantes. Pese a que le insistí para que se acercara a mi familia parecía abnegado a hacerlo. Siempre había cierto misterio alrededor de él, pero ahora era más notorio. Me sentía extraña frente a él; cosa que antes no pasaba. Un hormigueo en mi cuerpo y como si mis sentidos estuvieran agudizados; no les preste atención aunque no era la primera vez que sentía eso. Antes de despedirse, John comentó lo gustoso de haberme visto. Daba la sensación de que no quería irse. Cuando lo hizo toda esa extrañeza se fue. No me había percatado hasta que me giré, que Nixie estaba a mi lado, mirándome fijamente hacía un buen rato. Yo le sonreí y me teje llevar por el festivo ambiente, aunque ella estaba interesada en el comportamiento de John conmigo.

Esta tarde llegó a la mansión Adelfried. Es muy extraño. Todos lo tratan con la mayor naturalidad como si no se fijasen en él. Recuerdo que cuando comenzó con mi entrenamiento era un joven muy apuesto, y por lo que oía también lo era cuando ayudó a mi familia a trasladarse desde la antigua mansión. Me encontraba en el patio en el momento en que alguien se acercó a mí. Él me llamó, reconocí su voz. Pero al verlo me estremecí. Se veía tan hermoso, tan solemne, y tan joven. No sabía cómo reaccionar ante eso, me quede quieta. Adelfried se acercó a mí sutilmente y me saludó. Intente recomponerme y lo hice pero creo que se dio cuenta de mi reacción. Pero ¿cómo se reacciona ante algo como eso? [...]

Habían pasado varias horas. Valquiria estaba a punto de terminar uno de los diarios de Viveka Von Engels. En algunos fragmentos tenía mucha curiosidad pero de a poco iba comprendiendo algunas cosas. Le llamaban mucho la atención John y Adelfried, y es que según leyó sobre ellos, descubrió que no eran humanos. Pero claro, Viveka no lo notaba y no sabía si en algún momento lo había hecho. Leyó un poco más de la familia Engelson; sus costumbres y comportamientos. Era una enamorada empedernida, pensó Valquiria pensando en Viveka. Le fue fácil compararla con Lena y con su tía Ernestina. Se le había formado una sutil sonrisa al pensar en su tía; ella se había comportado mucha veces como una madre. Sacudió la cabeza para que sus emociones no reflotasen y miró a Augusta, ella leía de manera concentrada.

De repente, Valquiria escuchó pasos. Las voces frescas y divertidas de Newén y Leonardo se acercaban a la cámara. Ambos ingresaron, notando curiosos la presencia de Augusta a un lado de Valquiria, en aparente armonio. Ambos se ubicaron a los lados de ellas; Newén observando el libro en sus manos y Leonardo la molestaba tocándole el pelo. Mientras los dos peleaban infantilmente, Valquiria le contaba a Newén toda la información que había obtenido.

— Y la conclusión ¿seria? —preguntó Leonardo dejándose de juegos y poniéndose serio.

— Se enamoro de muchos hombres, sobre todo de dos. Los cuales no son humanos y se odian... —murmuró y quedó en un violento silencio.

Estaba juntando en su mente las piezas de un enorme rompecabezas. Y juntando todo lo que había leído lo creó en solos unos minutos. Se sentía muy enojada. Sus ojos se volvieron opacos y su rostro era inexpresivo. Leonardo y Newén la miraron y se alejaron lentamente de ella, por miedo a que explorara contra ellos. Augusta la miró preocupada pero no se animaba a preguntar. De un segundo al otro una gran sonrisa se formo en su cara, aun con sus ojos opacos. El resto estaba más confundido que antes. Dos figuras se crearon frente a todos.

— ¿Me llamaste? —dijo Caleb serio.

— ¿Qué pasa? —preguntó divertido Joshua estirándose.

Augusta se levantó y abrió los ojos inaudita ante la presencia de un vampiro junto a ellos y más tratándose de él. Pero la mano de Valquiria le hizo detenerse y ella quedó en un agrio silencio. Se puso de pie y se acerco a ellos como si se tratara de una curiosa niña que jugaba a las escondidas.

— Estoy algo indecisa —murmuró mirándolos fijamente.

— ¿los llamo Joshua y Caleb o mejor John y Adelfried? —preguntó con seriedad.

Si fueran simples humanos, toda la sangre se les hubiera ido de la cara y se hubiesen puesto tan blancos que un papel seria tostado. Pero como no lo eran, físicamente los dos no tuvieron tal reacción. Joshua y Caleb se miraron entre si y después a Valquiria que se veía demasiado enojada. Su rostro ya no podía manejar lo que sentía; la decepción, la ira y la mentira. Detrás de ella Augusta estaba sorprendida al igual que Newén y Leonardo. Los dos intentaron explicarles pero ella los detuvo e indico a los demás que se fueran. Pese a que no querían hacerlo, salieron de la cámara y los dejaron en privado. Ella no podía sacar sus ojos de Joshua. Estaba consternada. Lo miraba con odio y desprecio. Sentía que todo había sido una mentira; que él la hubiese salvado, que la haya querido, las enseñanzas sobre un mundo que desconocía y la forma en que la había cuidado y lo seguía haciendo. Sus piernas estaban débiles y no dudo en sentarse sin sacar la vista de los dos.

— Los escucho —dijo con voz inestable.

Ninguno de los dos sabia que hacer. Se miraban entre ellos y a los diarios de Viveka, junto a Valquiria. Joshua fue quien comenzó con poca seguridad.

— Mi nombre verdadero en Joshua pero lo cambio cada cierto tiempo, para no dejar sospechas de mi naturaleza —murmuró— Supongo que leíste que era amigo de Stein. Él era la puerta de entrada a poder conocer a más personas, futuras víctimas. Lo conocí en una de sus misiones y sin querer también conocí a toda su familia. Cuando conocí a Viveka, me llamó la atención; siempre lo hizo —explicó; Valquiria notó como no dejaba de observarla y su voz sufrió un leve temblor.

— ¿por eso fue que me salvaste? —preguntó ella intentando no mostrar lo ridícula que se sentía— ¿Por qué me viste igual a Viveka? —preguntó.

Joshua asintió y Valquiria sintió un vacio en su interior, mayor al que ya tenía. Sus manos se cerrados fuertes y su cuerpo estaba erizado; tenía ganas de correr hacia él y finalizar su existencia de una vez por todas. No creas que fui tu novio por ella, son demasiado diferentes; la voz de él retumbó en la mente de Valquiria quien miró a Caleb.

— Adelfried es uno de mis tantos nombres, todos verdaderos —explicó él.

— Ella estaba enamorada de ti, ¿Y tu de ella? —le preguntó Valquiria con curiosidad. Los ojos de Caleb brillaban y la mirada de Joshua estaba fija en él, a la espera de una respuesta.

— Sí, creo que si —respondió con timidez.

— ¿y también de? —agregó Joshua, y Caleb lo miró enfurecido. Ella los miraba a ambos.

— Puede ser que haya parecido, pero no me enamore de Runa —respondió mirando fijamente a Joshua que puso los ojos en blanco.

Ella se quedó pensativa hasta que Joshua le preguntó curiosamente la forma en que los reconoció. Le había resultado fácil con las descripciones minuciosas de Viveka; el aspecto, el comportamiento, las actitudes y la forma en que se odiaban comportándose de una manera muy particular, como lo hacen siempre. Después de un tiempo, con ellos mirándola a la espera de alguna respuesta violenta, Valquiria suspiró. Sus ojos ya no se veían opacos, tenían un ligero brillo.

— De ahora en más, no más secretos; no los soporto —murmuró sin poder mirarlos a los ojos.

Joshua y Caleb se miraron confundidos por el comportamiento de ella siendo que creían que quizás los mataría a ambos en solo segundos. Con sus ojos posados en sus manos espero que ambos desaparecieran. Cuando estuvo sola respiro hondo varias veces e intentó ahogar ese sentimiento de traición que tenía. Pensaba en los lugares donde el demonio había dejado sus huellas de tortura. No tenía cicatrices y nadie podía verlas, pero estaban allí en lo profundo de su ser. Que al solo recordar ese día, ese momento y ese instante, su cuerpo se alteraba del dolor.

Continue Reading

You'll Also Like

5.8K 940 52
✝ Saga Vampire Darks ✝ Libro #4 En el mundo de las sombras, existen diferentes criaturas de la noche. Entre ellos, vampiros que por siglos se han ocu...
108K 7.6K 18
Primer libro de la saga: Amor de Fantasía. . . Una profecía. Dos almas gemelas. Una Vampira. Un hombre lobo. Hambre de ambos. ¿Qué pasará cuando Es...
345 85 20
«Me gustó la forma en que le diste sentido a mi vida, así que sí, me enamoré perdidamente de ti antes de conocerte.» ***|•••|||‡★‡|||•••|...
482 84 14
El inicio de un conflicto entre los reinos de Aethelgard y Eldoria, marcado por siglos de odio y guerras sangrientas. Agotados por la lucha, los reye...