Judah ©

By LittleAramat

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Trilogía Prohibido #1 Se dice que el primer amor jamás se olvida a pesar de los años, que deja una gran mar... More

Judah - Trilogía Prohibido
Judah - Book Trailer
Prólogo: Deseos Encontrados
Capítulo Uno: Reencuentros
Capítulo Dos: Centímetros
Capítulo Tres: Sucias Manos
Capítulo Cuatro: Te extrañé
Capítulo Cinco: Sentimientos
Capítulo Seis: Noticias
Capítulo Siete: Sin Corazón
Capítulo Ocho: Nombres
Capítulo Nueve: Esta noche es para amar
Capítulo Diez: Revivir
Capítulo Once: Momentos
Capítulo Doce: Promesas
Capítulo Trece: Pesadillas
Capítulo Catorce: Amantes
Capítulo Quince: Tiempo
Capítulo Dieciséis: Pequeña Mariposa
Capítulo Diecisiete: Quédate Conmigo
Capítulo Dieciocho: Hecho Pedazos
#Proteger
Capítulo Diecinueve: Sin Límites
Capítulo Veinte: Propuesta
Capítulo Veintiuno: Última Vez
Capítulo Veintidós: Lo Siento
Capítulo Veintitrés: Culpabilidad
Capítulo Veinticinco: Proteger
Capítulo Veintiséis: Un Nosotros
Capítulo Veintisiete: Solo Suyo
Trilogía Prohibido
Capítulo Veintiocho: A tu lado
Capítulo Veintinueve: Correcto
Capítulo Treinta: Adiós
Capítulo Treinta y Uno: Oscuridad
Agradecimientos

Capítulo Veinticuatro: Solamente Mío

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By LittleAramat

KHALESSI

Apoyo mi espalda sobre la puerta una vez que mi jefe decide irse, después de una larga conversación en las cuales mis respuestas se volvían secas, gracias a que sus comentarios hacia el padre de mi bebé no eran los mejores o lo más sinceros. Resoplo, pensando en que él se encuentra hecho una furia escaleras arriba.

Subo los escalones con pasos pesados, mi ceño frunciéndose al escuchar tanto silencio en la segunda planta. Cuando me encontraba conversando con Axel, se escucharon uno que otros gritos de su parte, lo cual provocó las risas de mi jefe al pensar que eran nada más que celos. Pero conozco a mi enamorado, y aquellos quejidos eran de frustración, y no de celos.

Entro a la habitación de mi pequeña mariposa, encontrándomela dormida. Sonrío, debido a que casi siempre está durmiendo, y aquello es normal según Jenna, así que no me preocupa ese tema. Camino los pasos que quedan hacia mi habitación, escuchando la ducha encendida.

—Judah —comento con voz dulce, con el solo propósito de ablandar su corazón.

La ducha se detiene después de unos cuantos minutos más, en los cuales me planteo cómo demonios sacarle la información que quiero sin ganarme excusas de su parte. Aquellos pensamientos se esfuman de mi cabeza cuando le veo salir del cuarto de baño, ni una toalla cubriéndole, debido a que la está usando para secarse su cabello. El calor se apodera de mis mejillas al pensar en cosas inapropiadas.

—Lo siento, tenía que tomar una ducha —se disculpa, caminando hacia la cómoda para buscar algo con lo que vestirse.

Aquello me da una buena vista de su trasero, lo cual me hace reír por lo bajo. Ladeo la cabeza admirando su anatomía, pensando en que todo ese musculoso y buen trabajado cuerpo es únicamente para mis ojos. Muerdo mi labio inferior cuando me pilla mirándole, pero solo una risa gruesa es su respuesta.

—Tengo que hablar contigo —le digo, una vez que se encuentra completamente vestido por su pijama.

—Yo también —admite, ofreciéndome una sonrisa llena de nervios —. Pero mi gatita es primero. Soy todo oídos, amor.

Suelto un suspiro con mis mejillas sonrojadas, debido a que lo único en que soy capaz de pensar es en su formado cuerpo sobre el mío mientras que me hace rozar el cielo. Creo que me he hecho herida en el labio inferior al morderlo con demasiada presión, ya que él alza una de sus cejas con una sonrisa torcida.

—Amor, concéntrate en lo que me tienes que decir —comenta entre risas, juntando nuestras frentes.

—Lo siento —me disculpo, negando con la cabeza. Una forma de borrar mis impuros pensamientos —. Quería preguntarte el por qué estabas gritando hace unos minutos cuando me encontraba con Axel, ya que hasta él te oyó. Por un momento pensé que eran tus celos —admito, haciendo un baile de cejas. Él rueda los ojos —. Pero después comprendí que no eran celos, si no enojo.

Me le quedo mirando, esperando una respuesta por su parte, él solo me sonríe apenado. Sin poder resistirlo mucho más, tomo su rostro entre mis manos acercando mis labios a los suyos. Él entreabre la boca, dejando que nuestras bocas comiencen un lento pero dulce juego entre ellas, uno del cual nuestras lenguas toman el primer lugar. Mis manos bajan a su nuca, sonriendo en medio del beso.

Pero toda esa nube de felicidad se aleja por lo que dice:

—Roxy llamó.

Me alejo inmediatamente de él, mi rostro reflejando mucho más que mi ira. Frunzo el ceño, pensando que no he escuchado bien por unos segundos, pero aquello se esfuma cuando él baja la mirada.

—Sé lo de aquella llamada, Kai —susurra —. Y sé que esa es la razón por la cual no pude estar contigo cuando nació Gia. Y esa es la única razón por la cual he estado siendo castigado por ti por algo de lo que soy completamente inocente, amor.

Me levanto de la cama por acto reflejo, mi corazón latiendo con fuerza dentro de mi pecho. Todo fue una mentira, él jamás me engañó y esa mujer lo inventó todo para separarnos. Ella es la razón por la cual pasé por todo ese dolor absolutamente sola, casi muriendo en el intento. Castigué a Judah a base de mentiras, cosas que ella me había hecho creer.

Respiro hondo una y otra vez, tratando de calmar cada una de mis emociones, y no causar una tremenda rabieta o escándalo. Pero se me hace imposible, soy incapaz de dejar de imaginarle a su lado mientras que se entregan el uno al otro de la manera en que él lo hace cuando está a mi lado. Mi corazón late con fuerza en mi pecho, acelerando cada vez más mi respiración. Todo eso era mentira.

Se acerca a mí, tratando de tocarme con sus manos y ofrecerme algo de paz. Pero lo único que consigue es que me aleje de él, no por voluntad propia, sino porque mis reflejos están actuando por sí mismos. Parpadeo varias veces, repitiéndome una y otra vez que él no tiene la culpa de mis ataques de celos y de rabia. Me recuerdo que soy una mujer la cual ya es madre, no debería estar perdiendo la cordura cada cinco minutos. Pero como antes, soy incapaz de no hacerlo, ya que solo estoy pensando en él con ella juntos una y otra vez.

Me echa una última mirada antes de volver a sentarse en la cama, sus manos nerviosas jugando entre sí, esperando a que le diga algo más. Y sé lo que quiere, y aquello es hacerme explotar como la mayoría de veces en que esa mujer está involucrada en nuestras peleas. No le des el gusto a ella, me grito una y otra vez internamente.

—Yo siempre he sido inocente, Kai —susurra, mirando a sus pies —. Jamás te haría daño, primero muerto.

Ladeo la cabeza de lado, una sonrisa involuntaria posándose en mis labios. Aquello le confunde, debido a que esperaba aquel berrinche por mi parte. Él es mío, y eso es algo que ella tiene que entender de una forma u otra. Así tenga que tatuarle mi maldito nombre en su frente para que ninguna lagartona venga a acércarsele.

Mi propio cuerpo reacciona por sí solo, acercándome con pasos rápidos y llenos de euforia. Entreabre la boca para hablar, pero lo callo al posar mis labios con los suyos, tomándole completamente por sorpresa. Me encuentro mucho más que enojada; soy la rabia hecha persona en este momento. Muerdo su labio inferior con fuerza al pensar en ella con él, provocando que un delicado gruñido salga desde el fondo de su garganta, colándose en nuestras bocas. Lo empujo ligeramente en la cama, haciendo que quede yo sentada a horcadas sobre él. Sin darle tiempo a protestar, vuelvo a estampar mis labios con los suyos.

Mis traviesas y curiosas manos suben por su espalda llegando a su nuca, lugar en el cual me encargo de tirar de su sedoso cabello, teniendo en cuenta lo mucho que le encanta cuando hago aquello. Al alejarlo bruscamente me percato de sus ojos, los cuales se encuentran dilatados. Sus ojos azules han adquirido un tono mucho más oscuro, su mandíbula firmemente apretada y su mirada suplicando por mucho más. Ni siquiera me limito en ruborizarme cuando siento aquel bulto entre mis piernas.

Trata de volver a besarme, pero giro el rostro provocando que su boca toque aquel espacio. No se detiene, al contrario, besa y muerde los espacios sensibles haciéndome enloquecer. Mis ojos se nublan del placer cuando sus dedos rozan mi seno izquierdo involuntariamente, él sonriendo en mi boca al notar aquel escalofrío.

Juego con él al deshacerme de cada una de sus prendas, quitándola lenta y dolorosamente, obligándole a jadear en protesta. Río sin poder evitarlo, pero aquel sonido termina volviéndose en un lloriqueo de placer cuando alza sus caderas sin pudor alguno, provocando que mi cuerpo reaccione ante lo necesitado que se encuentra.

Su intención es hacernos cambiar de posición, pero con una sola mirada le dejo petrificado en su lugar, una sonrisa llena de malicia posándose en mi rostro. Muerdo mi labio inferior, pensando en lo mucho que quiero que esté dentro de mí, ahora, estirando cada uno de mis músculos internos. Y por la forma en que no controla sus manos, sé que está fantaseando con el momento en que se encuentre entre mis piernas.

—¿Por qué te has vuelto tan traviesa? —ronronea en mi oído, sus dedos jugando con el broche de mi brasier. Se deshace de la prenda dejando mis pechos a su vista. Me tortura, sus manos tanteando por los costados de mi cuerpo sin siquiera rozarles. Lloriqueo en protesta cuando esconde su rostro entre ellos, depositando besos en aquel espacio que no necesita atención ahora —. ¿Qué quieres, Khalessi?

Idiota, le grito en mi cabeza. Si no estuviese perdida en medio del placer que me está brindando su vanidad, probablemente le hubiese abofeteado hace rato. Pero me encuentro demasiado deseosa, no pensando con los cinco sentidos. Mi cuerpo me pide más y más, y solamente él puede apagar el incendio que ha creado en aquel punto entre mis muslos.

—Solo dilo, gatita —jadea cuando mi mano derecha juega con el borde de sus calzoncillos —. Quiero escucharte.

Mi respuesta es casi inaudible, pero es suficiente para él, ya que nos hace cambiar de posición dándole atención a aquellas partes las cuales se mueren por ser tocadas por su boca y sus manos. Ríe en mi cuello cuando clavo mis uñas en su espalda ante el movimiento de caderas que realiza, el cual puedo sentir demasiado bien a pesar de estar cubierto por la fina tela de su prenda íntima.

Toma mis manos entre las suyas y las sube a la altura de mi cabeza, apoyando su frente sobre la mía. Me hace suya de una forma dolorosamente placentera, callando mis jadeos con sus labios, escondiendo los suyos en el hueco de mi cuello. Mis manos se aferran a su espalda, mirándole a los ojos.

—Eres solo mío —le recuerdo, un gruñido saliendo de sus labios como respuesta —. Solamente mío.

—Solo tuyo —afirma casi sin aire. Muerde mi labio inferior —. Solo tuyo, amor.

Acaricio su pecho desnudo con mi dedo índice, mis oídos deleitándose con el sonido de los latidos de su corazón. Él se dedica a acariciar mi cabello, brindándome mucho más que calma. Me susurra pequeñas cosas las cuales hacen que mi corazón se derrita, y su sonrisa en el rostro me confirma que se percata de aquello. Lo amo demasiado.

—Te amo —me susurra sobre mi cien —. No voy a dejar que nadie me aleje de tu lado.

—Nadie me va a alejar de tu lado —le aseguro. Deposito un beso en su cuello, viendo sus párpados comenzar a cerrarse —. Te amo, Judah. Y sé que hay momentos en los cuales puedo ser melodramática e injusta, pero eso no quita que mi corazón lata con fuerza cada vez que estoy a tu lado.

Lo siento sonreír en mi cien, apretándome más a su cuerpo. Ambos nos encontramos demasiado cansados por nuestro momento especial, y él es el primero en dejarse ir por completo cuando escucho como si respiración se relaja, al igual que el agarre de sus brazos alrededor de mi cuerpo.

Unos pequeños llantos suenan desde la otra habitación, acompañados de los sonidos que salen desde el monitor a mi lado. Me suelto del agarre de mi enamorado con mucho pesar, recogiendo las prendas de dormir que llevaba antes. Salgo de la habitación y cierro la puerta con una sonrisa.

—Hey mi bebé, no tienes que... —Las palabras se quedan atoradas en mi garganta, mi corazón comenzando a latir con fuerza.

Quiero gritar, pedir ayuda de inmediato. Deseo gritar el nombre de mi enamorado hasta despertarlo y que venga en mi ayuda, pero he perdido todo tipo de habla. Me veo incapaz de hacer algún movimiento por miedo a que ello provoque alguna mala acción de su parte.

—Hola tú —comenta con una sonrisa. Mece a mi bebé de lado a lado, y me da un vuelco al corazón verla dormida entre sus brazos plácidamente —, es muy hermosa mi bebé, ¿no crees? —agrega Afrodita. 

N/A: Siguiente actualización requiere de 25 comentarios. Quiero opiniones sobre aquel momento entre Judah y Kai, es lo más privado que hasta ahora he escrito sobre ellos dos. Ahora, ¿qué creen que pasará con aquella inesperada llegada? 

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