Dive

By UnlimitedDesire

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~Is it love? Mystery Spell FANFIC~ "Mystery Spell es sin duda un lugar aterrador". Ansiosa por un nuevo comi... More

Sinopsis
Prólogo
Capítulo I: Wolfgang
Capítulo II: Bartholy
Capítulo III: Nicolae B.
Capítulo IV: Entendimiento
Capítulo VI: Enlace
Capítulo VII: Untitled
NOTICIAS + CONCURSO "Diseña a una heroína"
Capítulo VIII: Vástagos
Capítulo IX: Instinto
NOTA DE AUTORA
Ganador: "Diseña a una Heroína"

Capítulo V: La manada

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By UnlimitedDesire



Louisa bajó del automóvil convertible casi sin aliento por la conversación en la que acababan de incursionar; tenía las palmas de las manos sudorosas por los nervios. Nicolae Bartholy la miraba fijamente, podía sentirse esa tensión casi palpable entre ambos, a pesar de que ninguno había soltado palabra en los últimos treinta segundos.

Tomó el bolso del asiento, y cerró la puertezuela con cuidado de que no pareciera un gesto brusco.

—No la estoy acusando, señorita Millan, no tiene que parecer tan contrariada —Comentó Nicolae, dedicándole una leve sonrisa que ella no podría descifrar si buscaba calmarla... o aumentar sus nervios.

A todo eso, la había llamado "Louisa" hacia solo unos segundos y ahora retomaba el atípico "Señorita Millan".

—¿No? —Murmuró —. Entonces, ¿Va a despedirme?

La suave risa de él, llenó el ambiente algo frío de la noche.

—¿Enserio le parezco tan ruin? Por supuesto que no voy a despedirla. Los asuntos entre su abuelo y mi familia, no parecen concernirle en lo más mínimo y aún hay mucho por ver antes que pueda quejarme o aprobar su trabajo como tutora de mi hermana.

Louisa abrazó aún más su bolso con los contenidos de las lecciones; apenas y podía mirarlo a la cara. Viendo que no sacaría una sola palabra de ella luego del altercado que habían tenido y de la pequeña coraza que la mujer había instalado entre ambos, Nicolae suspiró con un serio tinte de decepción. —Que descanse, señorita Millan.

Louisa permaneció de pie en el mismo sitio, hasta que el automóvil oscuro del mayor de los Bartholy desapareció en la noche.

Luego de unos minutos de serio análisis y preocupaciones instaladas en el fondo de su cerebro, entró despacio por el camino de piedras que llevaba a la mansión de su abuelo. El guardia de turno la saludó levantando un poco su gorra de color azul, y Louisa sonrió apenas perceptible en respuesta. Tenía la cabeza en otro sitio, pero en cualquier otro momento se habría detenido por cortesía a cruzar un par de palabras.

A medio camino de llegar a la entrada, tuvo que comenzar a correr al percatarse de lo realmente tarde que era. Subió las escaleras de dos en dos al llegar, procurando saludar cortésmente a cualquier empleado que se encontraba de camino.

Ya en su habitación, jadeando como si hubiese competido en una maratón, se sacó la ropa a la velocidad de la luz, arrojándola en un gracioso camino hacia la ducha y se dio un baño refrescante y rápido, para sacarse el cansancio además del calor que llevaba encima tras la carrera que había pegado. Finalmente, en menos de diez minutos ya se había arreglado de nuevo para salir.

"Espero que no sea así cada viernes", pensó en un profundo suspiro, mientras desenredaba los estresantes nudos en su pelo caoba y alisaba con una mano la camisa leñadora de mangas largas y cuadros en rojo y verde. Tomó su teléfono móvil para guardarlo en el bolsillo trasero de sus vaqueros y nuevamente bajó hasta la entrada.

Esta vez, su abuelo y Dylan la esperaban en el hall al pie de la escalera —el último con una enorme sonrisa y ropa completamente diferente a la que le había conocido hasta ahora: una camiseta blanca con el estampado de una guitarra, vaqueros desgastados y una cazadora negra de cuero. Dylan tenía un punto a su favor, y era que, aparte de ser tan alto, tenía un cuerpo realmente atlético que saltaba a la vista usara lo que usara—.

—¡eh! ¿Una noche algo movida, Louisa? —Sonrió al oírlo tutearla. Ya había pensado que ese gran hombre rubio, podía ser considerado su primer amigo, debido a que era el único en la mansión que la trataba como alguien normal y no como si fuera la Reina de Inglaterra. Aun con el pelo húmedo por el baño —Louisa lo sentía gotear lentamente, mojando un poco su camisa—, delataba lo "Movido" que estuvo todo antes de terminar de arreglarse.

—Un poco.

Emmett Wolfgang, quien hablaba por teléfono, le sonrió con cariño al verla acercarse por completo. Cubrió el objeto con una mano y dijo en voz baja: —Ya que estamos todos, será mejor que vayamos de una buena vez. La manada nos está esperando.

"¿Manada?". Dylan dejó escapar una bella carcajada ante la expresión de estupefacción en el rostro de Louisa.

—Es un decir, el clan Wolfgang es como una gran manada de lobos —Comentó el rubio divertido por su escepticismo —, y definitivamente tienen que estar todos esperándonos. Se suponía que estaríamos allí a las siete.

Louisa se sintió tan avergonzada a causa del retraso, que su rostro adquirió un tono carmesí en cuestión de segundos.

—De verdad... de verdad... Siento mucho la demora —Comentó enarcando las cejas, suplicante de perdón y sintiendo las mejillas calientes a causa del rubor. Emmett rápidamente frunció el ceño y negó agitando la cabeza apenas perceptible restándole importancia al asunto, estuvo a punto de decir algo más, pero parecía que la persona detrás de su llamada telefónica tenía prioridad. Afirmó el "vámonos" avanzando hacía la puerta entre pequeños comentarios de "sí" y "entiendo", dejándola relegada y en compañía de Dylan.

—¿Estás nerviosa? —Preguntó él, comenzando a andar a la par con ambas manos incrustadas en los bolsillos de su chaqueta.

—Un poco, ¿crees que me aceptarán? —Ante sus dudas, la sonrisa de Dylan cogió un tinte vulnerable. Algo en su mirada azulada se vio afectado por la simple insinuación del rechazo.

—Eres la nieta de Emmett Wolfgang —Murmuró como si eso fuera a resolver el problema de raíz.

Sí, era cierto... Pero eso no la hacía precisamente feliz, después de todo no solo era la nieta de un hombre importante; era Louisa, primero que todo, una persona con virtudes y tantos defectos que eran difíciles de contar con una sola mano. Había aprendido que ser encajada en una sola casilla, solo podía significar que a largo plazo no tendría ningún lugar a donde pertenecer.

Y, no había olvidar que hasta ahora, no era más que una forastera.

Sorprendentemente, no se esperó nada de lo que vio.

La reunión en sí, en efecto, era en las afueras de la ciudad rayando al límite del bosque. Una enorme fogata con muchos maderos apilados en perfecto orden, y con al menos veinte personas alrededor de ella sentadas en pequeños grupos, fue lo que los recibió; hablaban animosamente y de cuando en cuando se oían bromas ruidosas además de carcajadas. A pesar que suponía que ellos eran el "Clan Wolfgang" del que tanto se comentaba, ninguno se parecía a su abuelo. Hombres y mujeres se acercaron a saludar a Emmett Wolfgang con respeto expreso en su mirada, y él tomó la oportunidad y la presentó oficialmente como su nieta.

...Nieta que no había hecho acto de presencia en Mystery Spell, desde que era una niña.

Mentiría si dijera que no había notado esa ligera tensión y predisposición dirigida a ella —una de las cosas que había temido antes de venir—; lograban fácilmente que Louisa se sintiera fuera de lugar e incómoda, pero el sentimiento fue reducido por Dylan, quién estuvo siempre a su lado, siguiéndola como una actitud protectora y una enorme sonrisa que se extendía hacia sus ojos. De cuando en cuando cruzaban mirada, y él simplemente ablandaba su expresión buscando transmitirle algo de valor.

Mientras Emmett se concentraba en hablar de uno en uno con las personas alrededor, Dylan la tomó de la muñeca y la arrastró con delicadeza.

—Ven, quiero presentarte a alguien.

En la esquina, algo apartada del resto de las personas que ya estaban separadas en pequeños grupos, había una chica sentada solitariamente en un tronco caído y viejo, que, aunque podía recibir allí unas cuatro personas, solo estaba siendo ocupada por una.

Al verlos acercarse, dejó las cosas a un lado y se incorporó mostrando una hermosa sonrisa calmada, que transmitió una sensación de letargo a Louisa.

Con el cabello rubio platino largo hasta la cintura, trenzado de un lado de la cabeza y adornado con preciosas florecitas, los ojos color aguamarina y un rostro perfectamente cincelado, Lou pensó por un momento que esa chica tenía un poco de semejanza a las pinturas de los ángeles. Llevaba un top blanco que dejaba al descubierto una parte del abdomen—Curiosamente, no era completamente plana y más bien tenía un ligero bultico entre el ombligo y el vientre, pero que no restaba belleza a la composición entera—, un piercing en el ombligo en forma de estrella a base de lo que parecía plata y algunos brillantes, y unos vaqueros desgastados. Despedía un agradable aroma a lirios, que se podía sentir inclusive, aunque estuvieran separados por pasos enteros.

Dylan sonreía ampliamente cuando terminó de cerrar el espacio entre los tres.

—Ella es la Señorita Louisa Millan —Escuchó como el hombre la presentaba con tanta efusividad, que arrancó una sonrisa de los labios de Louisa.

La muchacha rubia solo rio por lo bajo y tendió su mano con una manicura impecable hacia Louisa.

—Mi nombre es Molly. Molly Stuart —Lou aceptó la mano y dio un ligero apretón antes de soltarla.

—¡Es mi gemela! Por si no lo notaste —Aclaró Dylan llevándose ambas manos a la cadera. Molly dejó escapar nuevamente una suave risa, todo en ella daba la sensación de ser una mujer que disfrutaba en exceso de reír... definitivamente igual que Dylan.

—Creo que definitivamente pasaré como tu hermana, así no parezcamos gemelos.

Louisa, en lo personal, no se había percatado hasta que fue mencionado por Dylan; pero ahora que los admiraba atentamente, notaba perfectamente las similitudes en los rasgos y la misma belleza rubia que contrastaba solo en la diferencia de género.

Los hermanos la invitaron a sentarse con ellos —no le dieron realmente mucha opción, y en el fondo, se sentía más a gusto con ellos que con todo el resto de personas que la miraban cual bicho fuera de lugar—. La fogata contrastaba con el frío de la noche y provocaba un calorcillo agradable en el cuerpo de Louisa; veía el fuego danzar lentamente y soltar cenizas que eran alejadas por la brisa nocturna. Junto a ella, Dylan y Molly hablaban ...Amablemente, habían procurado sentarla en medio de ambos para que no se perdiera un ápice de la conversación o se sintiera desplazada.

—Entonces, ¿Cómo te adaptas a Mystery Spell? Me dijo Dylan que ya tienes trabajo —Molly había subido los pies calzados con zapatillas al tronco caído y se abrazaba ambas piernas contra el pecho.

—Oh, va todo bien —Con excepción de que estaba casi que loca por su jefe y ya hasta se lo había imaginado desnudo.

—¿Y en donde estás trabajando? —Preguntó la rubia nuevamente con curiosidad.

Diablos. Louisa sintió la garganta algo seca, como odiaba tener que mentir.

—En el centro —Murmuró casi en un hilo de voz; los ojos aguamarina de Molly Stuart la miraron con inteligencia y algo realmente parecido a la sospecha. Louisa esperó verla hacer otra pregunta al respecto, pero la sorprendió cuando simplemente sonrió y no continuó indagando en el tema.

—Debes tener cuidado, sobre todo en las noches. Mystery Spell se ve tranquilo, pero es mejor no bajar la guardia.

—Eso es lo que digo yo —Se metió entonces Dylan en la conversación. Un par de minutos atrás había estado mayormente concentrado en mirar su teléfono móvil—, pero Louisa no permite que la vayan a recoger... Ni llevar —Agregó lo último casi a regañadientes.

Lou rio.

—No me parece tan loco tomar un bus de mañana y tarde, cuando en Nueva York era más tedioso... y creo firmemente que hasta más peligroso.

Molly la miró con una infinita curiosidad. —¿Hay chicos lindos en Nueva York? —Dylan entornó sus ojos ante la pregunta y nuevamente hundió la vista en el teléfono móvil, murmurando su desacuerdo ante el tema de conversación elegido.

Louisa mordió su labio inferior.

—Creo que nada que ver con lo que he visto en Mystery Spell... Sinceramente, ¿les dan algo particular para comer? —Susurró algo contrariada.

—¿Qué quieres decir?

—¡Que todos aquí son bellos!

Molly —e inclusive Dylan— soltó una carcajada fuerte ante la acusación; quizás para ellos era normal ver a tantas personas perfectas juntas, pero incluso aunque Louisa venía de una ciudad tan vasta y variada —en personas y miles de cosas diferentes— como lo era Nueva York, jamás había conocido a tantos tipos de bellezas en una semana. Observó como la rubia se secaba pequeñas lágrimas del rabillo de sus ojos, ocasionadas por la risa.

—¿Te gusta alguien particular? —Preguntó Molly, sonriendo de oreja a oreja.

Por una fracción de segundo, la imagen de Nicolae Bartholy se presentó en su cabeza. Casi pudo imaginarlo de pie ante ella, con su porte de rey y caballero, sus ojos grises y esa pequeña sonrisa media que había estado dedicándole durante el momento que compartieron esa tarde. Su corazón dio un vuelco y rápidamente comenzó a jugar con las manos dispuestas sobre su regazo... Molly, nuevamente, la miraba con cierta sospecha; pero era realmente una mujer inteligente, y en solo cuestión de minutos, Louisa comprendió que esa chica era alguien que se guardaba sus opiniones y comentarios para ella sola.

Mujer sabia.

Por otra parte, ¿Le gustaba Nicolae Bartholy? Bueno, quizás sí; pero estaba casi segura que lo que sentía por él rayaba más que todo en la atracción. No podía gustarte alguien con quién apenas habías hablado, y del que sabías nada ¿Verdad?

—No —Respondió tan segura que incluso se sorprendió a sí misma —, ¿Y ustedes? ¿Salen con alguien?

Molly apoyó la mejilla en sus rodillas, sin borrar esa pequeña sonrisa de sus labios. Al ladear la cabeza, varios mechones de cabello rubio se deslizaron juguetonamente hacia adelante.

—No hay nada en Mystery Spell para mí.

—Es demasiado exigente —Farfulló Dylan —, y yo no pienso hablar de romance. Gracias.

Eso le pareció realmente curioso. En ambos casos. Viendo la negativa de Dylan a tocar el tema, se fue por el camino que aparentemente era más sencillo; dado que lo que había podido apreciar en esos momentos, era que Molly era una chica bien sensata, le impresionó que tuviera "altas expectativas". —¿Exigente?

Llevando un mechón de pelo rubio tras su oreja, y acomodándose sobre el tronco, Molly Stuart suspiró. —Quiero algo más bien tranquilo, con un hombre intelectual que prefiera la lectura y el cine en casa antes que la vida de noche. Una relación no pasional...

Oh... Así que le gustaban los nerds.

Molly Stuart físicamente le daba la impresión de ser una mujer que podía conseguir que cualquier hombre se inclinara ante ella. La clase de chica que salía en portadas de revista con algún hombre atractivo y multimillonario del brazo, dejándose vestir, admirar y envidiar. Pero viendo un poco el desempeño de su personalidad, entendía que era definitivamente una chica reservada, astuta e inteligente...

—¿Crees que la pasión está de más en una relación? —Preguntó con curiosidad. Dylan nuevamente las había dejado en sus temas de conversación y se había centrado en su smartphone, con el ceño fruncido y la cara iluminada por el destello de la pantalla.

—Más bien, pienso que una relación llevada por la pasión es un arma de doble filo que tendrá un final no tan agradable. Después de todo, la vida real no es una novela de romance, y en el momento en que la pasión se agote... no te quedará nada más.

De alguna forma extraña, se sintió aludida, aunque comprendía que Molly hablaba más de sí misma y no de ella.

Durante lo que siguió de la fogata conjunta, de cuando en cuando, Louisa podía sentir miradas desdeñosas dirigidas a ella y a sus dos compañeros —sobre todo a estos últimos. Parecían recelosos, ante la mera presencia de los hermanos Stuart entre ellos—... varios de los hombres miraban a Dylan con cierto desprecio que no le pasó desapercibido, así como arrastraban la vista hacia Molly con atracción y deseo, pero mezclada con desagrado. Los grupos parecían preferir mantenerse alejados, como si existiera una barrera entre ellos y los otros tres—un aspecto relevante que pudo notar, es que las únicas cabelleras rubias que se podían apreciar entre la cantidad de personas, era la de los gemelos Stuart—.

Su abuelo estuvo todo el rato ocupado recorriendo de grupo en grupo, y como buen líder conversaba animadamente con cada uno de ellos, reía y bromeaba; todos parecían adorarlo como una figura de relevancia. Después de todo era el alcalde y el representante del clan.

Gracias a la conversación animosa que compartió con Molly, pudo olvidar el cansancio acumulado por un exhausto día de cuidados sobre Lorie Bartholy.

—Miré que van a realizar un seminario este fin de semana —Mencionó Molly, quién ahora se encontraba de pie frente a Dylan y Louisa, estirando las piernas que en algún momento se le habían entumecido de estar sentada —, El Dr. Sebastián Jones será el encargado de darlo —La muchacha cambió el peso de su cuerpo de una pierna a otra mientras conversaba.

—¿Y... tengo que saber quién es? —Dylan sonreía divertido con una mano en la mejilla; ya hacia un rato que había dejado de mirar a su teléfono móvil y se concentraba plenamente en ellas. Claro que solo lo hizo una vez se terminó el tema de "relaciones", "romance" y "hombres".

—¡Es una eminencia en estudios sobrenaturales sobre mitos y leyendas! —Ella hizo rodar los ojos como si fuera algo realmente obvio —, el hombre es un experto y es conocido por sus ponencias y trabajos de investigación.

—Y con razón no lo conozco —Murmuró Dylan burlón —. Estudios sobrenaturales... ¡Ja!

Louisa los miraba discutir encantada.

Siempre había querido tener una hermana o un hermano, pero no como algo como lo que había apreciado en la casa de los Bartholy en donde había distancia cordial y montones de emociones negativas girando alrededor; si no como algo de lo que veía en esos momentos en Dylan y Molly. Cierta complicidad entre ambos, confianza y una conexión que, aunque no se veía, se sentía perfectamente.

—No me trates de idiota —Molly entrecerró los ojos algo molesta—, seguro que tratará en el seminario, muchos aspectos de la leyenda de los Loup Garou (1).

—¿Y de que te serviría ir a ese seminario? No creo que el supuesto "doctor" sepa más que tú al respecto.

Un silencio profundo se instauró entre ambos hermanos, a la vez que una ligera lucha de miradas surgió repentinamente. Louisa no paraba de observar en silencio el comportamiento de Molly y Dylan; finalmente, sin poder comprender la repentina tensión que se instauró en el ambiente, Louisa quiso aligerar el clima lo más pronto posible:

—Yo también iré, me inscribí hace unos días en la alcaldía.

Los ojos aguamarina de Molly brillaron ante su apoyo.

—¿De verdad? ¡Qué bien! ¡Me sentiré menos sola yendo contigo! —Rápidamente volvió a tomar asiento en el lugar que había ocupado con anterioridad; y nuevamente, su ligero olor a lirios le picó en la nariz —, ¿te gustan los temas sobrenaturales, Louisa?

—¡Lo que faltaba!

Lou rio ante el gesto exagerado que realizó Dylan, alzando los brazos al cielo como implorando ayuda divina.

—Más que gustarme, me pareció algo realmente raro. Es la primera vez que veo a una ciudad promocionar un seminario sobre estudios sobrenaturales y no lo clásico de empoderamiento y emprendimiento.

Dylan y Molly guardaron silencio durante un par de segundos, observándola fijamente. Molly fue la que irrumpió en el intercambio con una delicada sonrisa y un simple: —Mystery Spell no es como los demás lugares, Louisa. Te acostumbrarás.

El tono en que la Señorita Stuart empleó sus palabras, parecía ocultar más de lo que quería dejar ver. Pero, sin darle tiempo siquiera a formular mentalmente una pregunta decente al respecto, la voz de su abuelo la frenó.

—¡Louisa! —Se acercó a paso rápido y con una brillante sonrisa contagiosa —, nosotros nos quedaremos un rato más, pero creo que puedes irte a casa, que Dylan te lleve.

—Oh —Los otros miembros del clan tenían la mirada clavada en ellos sin ningún disimulo. ¿Por qué tenía la sensación de que realmente no era ni mínimamente querida en ese lugar? Lou se mordió el labio inferior y asintió. La verdad comenzaba a sentirse realmente cansada de un momento a otro—, creo que aceptaré la sugerencia si no es mucha molestia.

Se iría ella sola a casa, pero realmente no conocía el camino de regreso y Dylan había tomado varios atajos para llegar al punto actual.

—Yo también los acompañaré —Molly se puso de pie en conjunto con Dylan y Louisa, y tomó el pequeño bolso color ocre para colgarlo en su hombro. A medida que caminaba, sus cabellos se agitaban graciosa y delicadamente.

Despidiéndose con un beso en la mejilla de Emmett Wolfgang, Louisa siguió en silencio a los hermanos Stuart, hasta el costoso coche aparcado algo apartado de la fogata.

...En ningún momento dejó de sentir todos y cada uno de los pares de ojos sobre su espalda.

Nuevamente el trayecto de regreso fue animado, se sentía con Dylan y Molly como si fueran amigos de toda la vida. Una animosidad y recepción hacia su presencia, que al menos le confirmaban que no estaba sola y podía contar con ellos, aunque el resto de la familia Wolfgang la mirara como si fuera la peste.

En el pequeño recorrido continuaron hablando de todo un poco, supo que a Dylan le gustaba la música y que en su tiempo libre tocaba la guitarra; que la familia de su abuelo los había acogido cuando apenas eran unos niños y habían perdido a sus padres; que de los dos, solo Dylan vivía dentro de la mansión Wolfgang y que, Molly llevaba un pequeño bar en el centro de la ciudad.

—Te dejo la tarjeta —Sentada en el asiento delantero del auto y rebuscando ansiosamente en su pequeño bolso color ocre, Molly le tendió una bonita tarjeta de colores blanco y oscuros. En ella estaba la dirección, el número de teléfono y el nombre del bar —, incluso me gustaría que fueras el sábado luego del seminario. Es tranquilo y agradable, además que es un "santuario".

Admirando los colores y la perfecta letra cursiva que indicaba "Dive" impreso en la tarjeta de cartón semi-duro, Louisa alzó la vista y miró con expresa curiosidad hacia Molly. La mujer rubia se había inclinado hacia un lado del asiento, observando con atención si los movimientos y reacciones de Louisa eran positivos o negativos. Vaya centrada en mercadotecnia estaba hecha.

—¿Qué quiere decir que sea un santuario?

Fue Dylan quién respondió a la pregunta, mirándola a través del espejo retrovisor de reojo.

—Puede entrar cualquier persona, independiente de su procedencia —Admitió relajado y arqueando las cejas mientras hablaba.

Lou miró de uno a otro; barajaba si la pregunta que estaba a punto de hacer sería como cavar su propia tumba. Sin embargo, la curiosidad pudo más que su sentido de precaución.

—¿Incluyendo los Bartholy? —Aunque por un momento pareció realmente sorprendida por el repentino y fuera de lugar cuestionamiento, Molly se llevó un mechón de pelo rubio tras una de sus orejas con adorables pendientes de flores y sonrió en un gesto apenas perceptible, luego, asintió.

—Incluyendo los Bartholy.

El sábado en la tarde, mientras Louisa se arreglaba para ir al seminario de estudios sobrenaturales, pensó que la mañana no había ido tan patética. Si fue una verdadera tortura sacar a Lorie de la mansión, casi tuvo que arrodillarse ante la pequeña peste, y venderle la idea de que sería una experiencia enriquecedora.

Consiguió llevarla consigo a pesar de los llantos y negativas, y juntas pasearon en un pequeño parque de la ciudad no muy lejos de la casa de los Bartholy. Aunque Louisa trajo en su bolso distintas actividades de aprendizaje, Lorie como era de esperarse, se negó a ser partícipe de alguna de ellas... Más bien, exigió que se llevara a cabo alguno de sus juegos maquiavélicos.

Ella, por su parte, consiguió convencerla de jugar a las escondidas –con el mayor esfuerzo que se haya conocido jamás–.

Ambas emplearon la mañana en un cuarenta por ciento haciendo algo, y el otro sesenta decidiendo qué diablos hacer. Lorie no era una niña cualquiera, además de ser adorable físicamente también era una increíble pestecita. Louisa Tenía que tomar al toro por los cuernos con ella; llevaba solo una semana allí y ya se preguntaba, ¿hasta qué punto sería capaz de soportarlo? El resto de ese fin de semana se tomaría en definitiva la molestia de preparar todo nuevamente para el lunes, cambiaría su metodología.... Y buscaría en youtube como ser una profesora adecuada para esa clase de niños.

...Ya que el hermano mayor rechazaba vehemente la idea de un psicólogo.

No volvió a ver a Nicolae Bartholy en lo que restó de día; Louisa se preguntó si sería así siempre, ¿solo podría verlo de vez en cuando? No era capaz de negarlo, la idea la decepcionaba un poco.

¡Pero bueno! ¿Qué esperaba? Comenzando con que Nicolae era su jefe, y terminando con que muy probablemente, un hombre como él jamás se fijaría en una muchacha tan "Normal" como Lou.

Soltando un suspiro algo amargo y decidida en un cien por ciento a olvidar a los Bartholy por lo que restaba de día, Louisa se hizo una cola de caballo en su cabello caoba y se dio una última mirada en el espejo. Con una sencilla blusa blanca, unos vaqueros ajustados y unos converse de corte bajo, se veía lo suficientemente relajada como para pasar por una estudiante universitaria.

Tomó las cosas apiladas sobre la cama: su bolso, la billetera, un bolígrafo y un cuaderno de apuntes, y finalmente salió de la habitación rumbo a la entrada principal de la mansión.

En una semana ya se había aprendido que clase de autobuses debía tomar tanto para llegar sana y salva al centro de Mystery Spell, como cuales eran los adecuados para terminar a los pies de la mansión Bartholy. Generalmente el transporte permanecía relativamente vacío, lo cual determinaba que su viaje fuera completamente tranquilo durante todo el trayecto. Se colocaba sus cascos y dejaba que la música de Crywolf (2) la acompañara en el camino.

La duración del recorrido fue de unos veinte a veinticinco minutos como lo tenía estipulado; apenas comenzaba a sonar el inicio de Rising, Rising (3), cuando el autobús se detuvo en la plaza.

Lou bajó en un par de saltos, guardó los cascos de color blanco y el teléfono en el bolsillo pequeño de su bolso; luego, se encaminó hacia el mismo edificio en donde se había registrado a inicios de semana para tomar el seminario. Le agradó y alivió ver a Molly Stuart, sentada en uno de los escalones que llevaban a la entrada, mientras leía algo en su teléfono móvil.

Ambas habían quedado en encontrarse allí antes de ingresar al auditorio.

La muchacha rubia alzó la cabeza. Sus ojos aguamarina se iluminaron mientras se levantaba y sacudía la parte de atrás de una vaporosa falda color azul que era lo suficientemente larga para llegarle al tobillo. No era muy alta, pero si lo fuera, Louisa estaba segura que Molly podía fácilmente entrar en el mundo de la belleza y el modelaje. Tenía presencia, era bonita y su forma de andar le adhería algo realmente encantador.

—¿Demoré mucho? —Preguntó al acercarse a ella, a lo que Molly negó rápidamente. La verdad es que luego de su incursión al parque con Lorie, regresó a la casa de su abuelo para tomar el almuerzo y dormir un buen rato antes de aventurarse hacia el seminario. Discretamente miró la hora en su reloj de muñeca y comprobó que después de todo no era tan tarde.

—No, estás muy a tiempo, me temo que yo llegué demasiado pronto.

Levantando un morral en colores pasteles de la escalinata de piedra con algo de moho en las esquinas, Molly la guio dentro del edificio de la alcaldía con bella arquitectura barroca y grandes pilares en mármol. El auditorio mayor quedaba en la parte de atrás, y en la simple entrada, recibía a los visitantes un estandarte con publicidad sobre el seminario de estudio sobrenaturales.

Un par de mujeres estaban ubicadas en una mesa alargada dando la bienvenida a los participantes.

—No parece que vaya a venir mucha gente, después de todo —Comentó Molly, mordiéndose el labio inferior y enarcando las cejas un poco decepcionada.

En efecto; una vez firmaron la hoja de asistencia, les fue entregado un folleto con el temario del seminario y como plus recibieron un adorable marcalibros con motivos sobrenaturales, como obsequio por haber ido, y al entrar en el auditorio con una cabida de al menos doscientas personas, solo la parte de adelante estaba ocupada. Pero por solamente unos veinte individuos.

Distribuidos con muchos asientos libres de por medio, había más que todo jóvenes no mucho mayores o menores que Louisa o Molly.

Molly la guio tomándola de la muñeca hasta que ambas alcanzaron la primera fila —totalmente vacía—, mientras que Louisa buscaba con la mirada a Sarah Osbourne, la muchacha morena que había conocido durante su inscripción al seminario. Echó una ojeada general por el auditorio, barriendo con la mirada a cada uno de los asistentes, pero para ella fue imposible localizarla; quizás no había llegado aún. Tenía la esperanza de encontrarse con ella al terminar, puesto que, sinceramente Louisa creía que era buena idea tener a alguien como amigo que fuera neutral y no perteneciera a los Wolfgang ni a los Bartholy.

Se acomodó en la butaca clavando la mirada en el escenario construido en madera. Lo habían arreglado magníficamente con un estrado y arreglos florales bastante exóticos a ambos lados, y una cortina para proyección que dejaba en visto una diapositiva con el título del seminario sobre un fondo oscuro, además del nombre del encargado de impartirlo: Dr. Sebastian Jones.

A su lado, Molly sacaba de su morral una adorable libreta color rosa personalizada con motivos variados y su nombre en letra cursiva, y un bolígrafo. Se había venido tan preparada como ella en caso de que fuera necesario tomar apuntes en la duración del seminario.

—¿Alguna vez lo has visto? Al Dr. Sebastian Jones...

Unos mechones rubios se deslizaron desde la oreja de Molly hasta alcanzar sus hombros. Alzando la vista de las cosas que había sacado del bolso y que había puesto en sus piernas en forma de reposo, clavó la mirada aguamarina en Louisa.

—No, es un verdadero misterio —Admitió recolocándose el cabello nuevamente tras la oreja, un lado de su pelo seguía trenzado y adornado con florecillas que Lou no sabía si eran reales o artificiales —. He leído cada uno de sus trabajos y es una eminencia, pero físicamente, no tengo ni idea de cómo luce. Sólo sé que no debe ser muy viejo.

Quería cuestionar un poco sobre la clase de trabajos que el Dr. Jones había publicado, pero como llamado del cielo, el maestro de ceremonias se presentó en el estrado para dar una calurosa bienvenida a los pocos participantes y una introducción del seminarista en cuestión. Ambas quedaron en profundo silencio, y se centraron en escuchar el enlistado de artículos y títulos de los que el susodicho era poseedor... ¡El tipo estaba estudiado hasta los codos!

Enfundado en un traje de color negro y un suéter color borgoña con cuello en "V" debajo de la chaqueta de sastre, salió al frente desde la portezuela que llevaba a la parte escondida del escenario, un hombre que parecería cualquier cosa menos un doctor en estudios sobrenaturales. Tenía unos magníficos ojos color crema y el cabello negro ébano, liso y largo hasta la altura de la barbilla. Caminaba con la confianza y elegancia, de una persona que sabe que el mundo puede ser suyo.

Detrás de ella podía oír la voz de una muchacha exclamar por lo bajo sobre lo atractivo que resultaba el condenado profesor.

...¡porque dios santo! ¡el hombre, que debía estar cercano a los treinta, no solo exteriorizaba belleza si no que en él había cierta aura predatoria y sensual que resultaba innegable! Tomó el micrófono que le entregó el maestro de ceremonia, y girándose sobre sus talones, dedicó una sonrisa de medio lado a su público, que arrancó más de un suspiro.

—Buenas noches, veo que somos realmente pocos en esta ocasión.

Una bocanada de aire junto a ella, la obligó a apartar la vista del Dr. Sebastian Jones y mirar directamente hacia Molly. Ella tenía las uñas clavadas en ambos apoyabrazos de la butaca como si fueran una especie de polo a tierra que evitaría que se hundiera en el mar de emociones que surcaban su rostro; sus ojos aguamarinas estaban dilatados con la mirada clavada sobre la figura esbelta y masculina del profesor Jones, y una ligera gota de sudor bajaba desde su sien hasta la barbilla.

Estaba tan pálida que aterró a Louisa.

—¿Molly? —La susodicha pegó un brinco en su asiento, aturdida por oír su nombre. Miró a Louisa como si esta fuera una extraña, y dejándola completamente aturdida, se puso en pie y salió a la velocidad de la luz del auditorio por una de las salidas laterales.

Todos en la sala siguieron con la mirada la salida apresurada y teatral de Molly Stuart, inclusive el Dr. Sebastian Jones, que había detenido su discurso de bienvenida al seminario para clavar toda su atención sobre el menudo cuerpo de la muchacha rubia.

(1) Loup Garou : El hombre lobo, también conocido como licántropo, es una criatura legendaria presente en muchas culturas independientes a lo largo del mundo. El nombre Loup—Garou viene directamente desde las comunidades francesas.

(2) Crywolf : Es un artista oriundo de Carolina del Norte, EE.UU. Se centra en composiciones que son principalmente música alternativa y variada (generalmente sus letras son muy románticas). Su nombre podría traducirse como "el llanto del lobo".

(3) Rising, Rising : Una canción de Crywolf, dentro de su disco Cataclasm. En el capítulo uno del fic se publicó el video con la canción y traducción de la misma. Es la canción favorita de Louisa.

¡Buenas! Aquí dejo el capítulo de esta semana, espero que no les haya parecido muy aburrido. Estoy intentando avanzar las cosas lo más rápido posible sin dejarme nada por fuera... Y lentamente quiero revelar secretos que envuelven a cada uno de los personajes.

Muchas gracias por leer y a aquellas personas que se toman la molestia de dejar comentarios de ánimo, tienen todo mi aprecio.

para no perder la costumbre, dejo a continuación el perfil del siguiente personaje (los dibujos de mis personajes están a cargo de mi isisbellens <3).

Nombre: Titania Bartholy.


Fecha de Nacimiento: 17 de Noviembre. Escorpio. Son caracterizados por ser envidiosos y posesivos, pero pueden llegar a ser muy buenos consejeros.

Canción favorita: Muchas, entre ellas Slow Burn de Crywolf; Mz. Hyde de Halestorm; y No Boundaries de Adam Lambert. Disfruta de muchos géneros mientras las canciones digan algo relevante, en letra o música. 

Color favorito: Lila.

Raza: Vampiro. Una Bartholy.

Pareja: Lo conoces muy bien.

Amargada, desconfiada y gruñona; es la segunda mayor después de Nicolae. Parece guardar un rencor profundo hacia el clan Wolfgang pero hasta ahora es desconocido el por qué. Siempre lleva una gargantilla gruesa alrededor del cuello. No le agrada nada Louisa, pero es una predisposición por el hecho de ser descendiente de los Wolfgang.

Parece que odia a todo el mundo, y sobre todo, se lleva como perros y gatos con Drogo, este último disfruta de hacerla rabiar de todas las maneras posibles, solo para llamar su atención.


Hasta el próximo episodio!

Antonella P.

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