Lucy estaba enfrente de mi taquilla con los brazos cruzados. No hacía falta que dijera nada, podía leerle los pensamientos y ya sabía por dónde iban los tiros.
—Tienes mucho que explicar, jovencito —me dijo.
Casi me sonrojo, pero intenté controlarme. Me mantuve serio, restándole importancia. No quería que ninguno de los miembros de mi manada supieran como de vulnerable me hacía sentir Lynn. Ella era... solo una humana, después de todo.
—¿Cómo me pides que la distraiga y se te olvida mencionar ese detallito, eh? —dijo ella mosqueada.
Igual debería haber supuesto que Lynn se lo iba a contar...
—Shh —susurré—. Vamos, Lucy, sabes por qué.
Los dos empezamos a caminar hacia el comedor.
—¿A ella le gustas sabes? —dijo Lucy con una sonrisa en el rostro.
—Lo sé —dije.
Sí lo sabía, por lo menos lo intuía, y esperaba que eso fuese cierto, porque la deseaba con locura. Y no sabía cuánto más podría aguantarme.
—Has tenido suerte —dijo Lucy.
Con eso no estaba de acuerdo.
—¿Suerte? Es humana, Lucy, eso ya es tener mala suerte, aunque se lo haya tomado inesperadamente bien, y si a eso le sumas Jenny...
—Espera, ¿qué? —dijo ella justo antes de entrar en el comedor—, ¿le has contado que la has imprimado?
—No —dije—, pero me he transformado delante suyo —dije.
Los ojos de Lucy se pusieron como platos. Pero antes de que me bombardeara con preguntas, entré en el comedor y me dirigí hacia nuestra mesa donde ya estaban los demás.
No podía no echarle una mirada a Lynn y ella me la devolvió.
—De verdad, cada vez que estamos juntos esto parece un entierro —dijo Lucas para sí.
Jenny se removió inquieta en su asiento. Pero Lucas no estaba dispuesto a dejarlo estar. Ni Jenny tampoco.
—Si Aiden durmiera en su cama, conmigo, y no fuera cada noche a ver a su estúpida humana dormir... —murmuró Jenny.
—¿En serio, Jenny, no puedes dejarlo estar ya? Aiden a imprimado a Lynn, fin de la historia —dijo Lucas intentando no levantar demasiado la voz.
—Lucas —le advertí para que parara.
—¡No, estoy harto de esto! —se volvió a dirigir hacia su hermana—. Eras muy consciente de que esto podría pasar algún día. Aiden nunca se imprimó de ti. Y vale sí, que lo haya hecho con una humana es sumamente raro, pero ¡ha pasado!
Jenny le miraba atónita.
—Aunque siempre hemos sido pocos, me molaba estar en esta manada. Ya no sé si puedo decir lo mismo.
Salió del comedor con la mirada triste. Sentía realmente su tristeza, no podía ocultarme sus pensamientos. Supongo que esta era su manera de hablar con su hermana y convencerla de dejar en paz a Lynn. Aún así, no creía que iba a funcionar.