Hubiera seguido gritando como una loca de no ser por mi móvil. Tenía una llamada entrante. Ni siquiera miré quién me estaba llamando.
—Qué —contesté seca.
La voz de mi madre, al contrario que la mía sonaba sumamente preocupada.
—Lynn, escucha, sé que estas de fiesta, pero Max se ha escapado y llevo una hora buscándole y no está y...
—¿Cómo que se ha escapado? Max nunca se ha escapado... —pregunté arrugado la frente. Casi ni entendía lo que decía hablaba muy rápido.
—He dejado la puerta abierta al volver de hacer la compra, y ha salido corriendo, creo que detrás de otro perro o no sé, sinceramente me ha parecido un lobo, no sé, Lynn, te juro que le he buscado en todas partes, no está.
—Voy a ir a buscarlo yo.
Colgué el teléfono. Mis ojos se posaron sobre los de Aiden, quien también tenía una expresión de preocupación, como si hubiera escuchado nuestra conversación.
Se me hizo un nudo en la garganta. Max era mi perro, era mi todo. Si le había pasado algo malo, yo... No sé qué haría sin él.
—Vamos a buscarlo —dijo Aiden.
Asentí. Me tendió la mano y se la cogí.
Nos abrimos paso (Aiden nos abrió paso entre la gente), y llegamos hasta su coche. Me abrió la puerta y yo entré en silencio. Después de poner en marcha el motor y arrancar hablé.
—¿Dónde vamos? —pregunté.
—A tu casa —dijo.
¿Hola? ¿Desde cuándo Aiden sabía dónde estaba mi casa? Pero no fue eso lo que le pregunté.
—¿Para qué?
—Para captar la esencia de Max —explicó.
Arrugué mi nariz. De verdad que tenía que averiguar de donde venía esta gente, porque eran de lo más extraño.
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¿Opiniones de Aiden? ¿Os recuerda a alguien?
Espero que vaya gustandoo, muchos besiiitoss.
-Leli.