—¡Lynn! Venga, Lynn, devuélveme el móvil, en serio... —me gritaba Dani mientras me perseguía.
Yo salí corriendo de la cafetería mientras intentaba leer las conversaciones que tenía allí y que estaba tan convencido en ocultarme. Clara reía de nosotros desde la cafetería del instituto mientras yo salí esquivando a las personas por la puerta trasera.
—¡Lynn! —volvió a gritar él. Me pilló y me levantó por el aire y se aseguró de quitarme el móvil. Chillé.
—Clara lo sabe —dije —yo también quiero saber quién es la chica que te gusta —protesté.
Me distrajo un grito procedente de una de las cinco personas en un coche apoyados en el capó. Eran dos chicas y tres chicos. Uno de ellos me miraba directamente a mí.
Los señalé con la mirada y Dani miró también hacia ellos.
—¿Quienes son? —pregunté.
—Ni idea, serán nuevos.
—¿En último curso? —inquirí con intriga.
Uno en particular captó mi la atención, el que me miraba fijamente, era bastante guapo, todos lo eran de hecho, pero él era alto, musculoso, de pelo castaño y ojos claros... casi brillaban.
De repente la chica morena y con cara de mala ostia venía hacía nosotros.
—Que viene, que viene —dije yo y Dani y yo nos descojonamos.
Se me quedó mirando tal cual.
—¿Te conozco? —pregunté y miré de reojo a Dani.
Que quería esta tía ahora...
—Lo harás —dijo. ¿Me estaba amenazando? ¿Pero quiénes era esta gente?
Me dispuse a irme antes que seguirles el royo a todos, pero la tía va y me agarró. Iba a tirar de mí pero de repente el guaperas de antes se puso en medio para pararla. ¿Qué coño? Juraría que escuché un pequeño gruñido procedente de su pecho.
—¿Pero qué os pasa? Para ser los nuevos os vais a hacer muy conocidos a este paso—dijo Dani—. Vamos, Lynn.
Nos fuimos.