Adrienna's POV
Luego del comunicado que di desde las escaleras a mis hombres, subí de vuelta, me encaminé hacia mi habitación y me encerré acá hace media hora.
Antes de irme les dejé bien en claro que no quiero que nadie me moleste.
¿Cómo se les ocurre hacer eso a los Gangardi?. Creí que eran más inteligentes para hacer algo así. Creí conocerlos, pero nunca se llega a conocer bien a una persona y ellos son la mismísima caja de Pandora.
¿Cómo estarán? ¿Vivirán bien? ¿Dónde vivirán? ¿Jason? ¿James? ¿Atilio? ¿Ya me habrán olvidado? Porque yo no lo hice y ahora que sé que están vivos me da un poco de esperanza de volverlos a ver. Pero no puedo.
Me están tomando el pelo paseándose por MIS almacenes y hablando con los sicarios de mis hombres. Y eso no lo voy a permitir.
Ahora, más que amor hacia ellos siento bronca, repulsión e impotencia.
No niego que los extraño más que a nada, pero no me puedo mostrar débil en frente de nadie.
Menos ahora, por el puesto en el que estoy.
La puerta abriéndose y cerrándose de golpe me saca de mis pensamientos. Miro hacia esa dirección y veo a Stefano entrando y encaminándose hacia mí.
-¿Qué estás hacien--
Me interrumpe besándome.
Si así me va a empezar a interrumpir, que lo haga más seguido.
Le sigo el beso.
-Dios, cuánto te extrañé. -dice cortando el beso.
Sonrío y el también.
Me agarra de la cintura y me pega más a él. Me mira fijo a los ojos y me pierdo en los suyos. Dios, esa perfecta mezcla entre azul y gris me cautiva cada vez que los miro. Me muerdo el labio por inercia y la sonrisa de Stefano se ensancha más.
Su manos bajan hasta mis glúteos y las deja ahí mientras me sigue besando. Las mías viajan por su cuello y se posan en su nuca; lo atraigo más haciendo más profundo el beso.
-Adrienna, necesita... ba.
Me separo enseguida de Stefano al escuchar la voz de Alessio. Lo quedo mirando fijo y un sentimiento de pánico me invade enseguida al ver a los hermanos Gangardi, primos de Jason y James, parados en el umbral de la puerta.
-¿Qué necesitabas?. -pregunta Stefano.
Alessandro lo fulmina con la mirada, me mira a mí y sus ojos bajan a mi cintura. Bajo la mirada y veo el brazo de Stefano rodeándome. Sonrío.
-Venía a pedirle algo a Adrienna, no a vos. -contesta Alessio mirándolo.
-¿Qué necesitabas?. -pregunto yo con una voz dulce y sonriente.
Él posa sus ojos sobre mí y sonríe.
-Después te digo, ángel. -dice muy sonriente.
Los hermanos dan media vuelta y se van cerrando la puerta.
Me quedo mirando fijo y con el ceño fruncido donde acaban de salir.
Ángel... ángel... ángel... ángel...
Mis ojos se abren grandes y me encamino hacia mi puerta a pasos firmes, la abro y salgo de mi habitación como alma que se la lleva el diablo.
Los busco con la mirada y veo que están bajando las escaleras. Me encamino hacia estas y me paro dejándome a la vista de todos.
-¡Alto!. -grito.
Los hermanos se dan vuelta y me miran frunciendo el ceño.
-Me acabas de decir ángel. -le digo a Alessio mirándolo.
Su cara se transforma. Se pone pálido.
-Solo James me decía así. -continúo.
Todos los que estaban abajo sentados en los sillones se callan al escucharme decir eso.
-James me contó que te decía así y me gustó porque a pesar de todo lo que haz hecho o en el puesto que estás ahora, tenes una cara de ángel. Tus ojos celestes cielo y tu pelo rubio. Sos un ángel, Adrienna. -dice Alessio sonriendo.
Me quedó mirándolo por unos segundos. Sonrío y asiento.
-Eso fue lo mismo que me dijo James cuándo le pregunté por qué. -digo. -A mi oficina, ahora.
Ordeno y doy media vuelta encaminándome hacia mi oficina. Abro la puerta y paso, me siento en mi silla y espero a los hermanos Gangardi.
Luego de algunos segundos ellos entran y se sientan en los sillones.
-¿Cómo es que sabes tanto de lo que me decía James?. -pregunto mirando fijo a Alessio.
-Éramos muy cercanos con nuestros primos, aunque no lo creas. -dice mirándome con una sonrisa.
Odio que me sonrían en momentos como estos.
-No, no lo creo porque ellos nunca me hablaron de ustedes, ni siquiera su propia familia.
Ellos se miran entre sí.
-El día de la reunión de toda la mafia a ustedes no los vi sentados en la mesa con sus parientes, ni siquiera los vi en otra. -continúo.
Me paro de mi silla y voy hacia dónde está el whisky, que tomaba James, con los vasos. Saco uno de los estantes y me sirvo de esa bebida alcohólica tan rica y fuerte.
-¿Quiénes son?. -pregunto dándome vuelta y viéndolos fijo.
-Somos los primos de Jason y James. -contesta Alessandro.
Tomo un sorbo de mi bebida sin dejar de mirarlos.
-Entonces, explíquenme, ¿por qué no estaban en la reunión con toda su familia? ¿por qué no los nombraron antes? ¿por qué no los conocía como conozco a los miembros de todas las familias que están bajo mi poder?.
Ellos fruncen el ceño.
-¿Cómo que bajo tu poder?. -pregunta Alessio.
Asiento.
-Todos los problemas que tenían sus primos los arreglé yo. Todos los que eran sus enemigos ahora son mis socios, hasta los rusos.
Sus bocas se abren por la sorpresa. Sonrío.
-Ahora, ¿me explican?.
Trato de sonar dulce, pero el enojo y la impaciencia me están matando.
-Porque nos odian. -dice Alessio.
-¿Por qué?. -pregunto.
-Porque nunca quisimos estar en la mafia. -dice Alessandro.
Asiento.
Nos quedamos en silencio. No les creo.
Alessandro suspira, rueda los ojos y dice:
-No podes desconfiar de todos, Adrienna.
Lo miro con el ceño fruncido.
-Desconfias de tus hermanos que son tu propia familia, de tus amigos, de nosotros, de nuestra familia. ¡De todos!. -dice mirándome fijo.
-Si puedo desconfiar de todos ellos porque les di toda mi confianza y la destruyeron ellos solos.
Lágrimas amenazan con salir y la ira va creciendo.
-¡Me destruyeron!. -grito. -¡Al igual que Jason y James!.
Ellos quedan petrificados en sus sillas y me quedan mirando con lágrimas en los ojos.
Perfecto.
Ruedo los ojos y suelto un suspiro. Doy media vuelta y me apoyo en el estante dándole la espalda a Alessio y Alessadro, tomo todo el whisky que quedaba en mi vaso de un solo trago.
-Estás mal, te destruyeron como vos dijiste, pero hay una razón y la tenes que entender cuando sea el momento. -escucho que dice Alessandro.
Me doy vuelta enfrentándolos todavía con el vaso en la mano.
-Y, ¿cuándo es el momento?. -pregunto. -¿Cuándo voy a saber el por qué?.
-Falta. -me contesta Alessio con una sonrisa.
Aprieto la mandíbula y tiro el vaso contra la pared haciendo que reviente y los pedazos caigan al piso.
-¡Estoy harta de escuchar siempre lo mismo!.
Ellos me quedan mirando con un poco de nostalgia en la mirada.
-¿Dónde quedó la Adrienna que nos contaban nuestros primos con fascinación?
La pregunta de Alessandro me deja desconcertada unos minutos.
-La Adrienna que sus primos les solían contar se murió el mismo día en el que supuestamente se murieron en el incendio. -contesto segura de mis palabras.
Ellos asienten.
-Va a volver. -dice Alessio seguro.
-Nosotros vamos a hacer que vuelva. -concreta su hermano.
Sonrío. Que tiernos.
-No lo creo muchachos, porque tengo a Jason y James al frente mío y lo único que quiero es arrancarles la cabeza.