Hoy tenía que hablar con Sebastián, me sentía culpable y necesitaba decirle la verdad. En la escuela no había muchos chicos ya, a fin de curso los chicos eran escasos. Busqué a Sebastián en la sala de maestros y ahí estaba junto a un profe de Biología hablando. Él en cuanto me vio salió despidiéndose del profe.
— Laura, ¿qué haces aquí?
— Necesito hablar contigo
— ¿Acerca de qué? — preguntó muy sonriente.
— Sobre Sergio — dije seriamente. Él rápidamente borró la sonrisa de su cara, se volvió a meter a la sala, tomó sus cosas y emprendimos camino hacia un salón mientras en el camino le contaba los hechos.
— ¿Qué sucede con él? ¿Te hizo algo?
— Nada malo
— ¿Y entonces?
Yo no podía decirlo, pero me sentía muy culpable y quería sacar toda la culpa que se hallaba dentro de mi.
— Quiero terminar contigo. Me enamoré de él
— ¿¡Qué!? — gritó Sergio
— Lo decidí después de que descubrí que me engañabas con la profe de inglés
— Pero yo nunca te engañé...
— No mientas...
— ¡Estás loca! ¡No puedes enamorarte del novio de tu mejor amiga! ¿¡Así que por él me dejas!? — era la primera vez que él me gritaba.
— ¿Qué? — era la voz de Valeria frente a nosotros llorando
— Vale..., Valeria, no es lo que tú crees, no es nada de lo que escuchaste
— Ahora entiendo porque pasabas tanto tiempo con Sergio, por qué te celabas cada que él hacía algo lindo por mí
— Valeria, no sé cómo pasó, me enamoré de él, vi que lo rechazadas y dije, lo quiero para mi, pero después...
Ella me abofeteó.
— ¡No quiero volver a verte! — me gritó enfurecida.
Yo no sentía coraje, ni tristeza. Tal vez de una manera u otra me lo merecía. Valeria se fue y Sebastián y yo salimos de ahí, para ir a un salón a aclarar las cosas.
— ¿Estás bien? — preguntó él a medio camino.
Asentí con la cabeza, después él me abrazó fuertemente y comenzó a besar mus labios muy dulcemente.
— ¡Ellos! — era la voz del profesor de Cívica, ambos volteamos, él nos apuntaba con su dedo, a su lado venía el director y otras personas que trabajaban en la dirección de la escuela.
Nos separamos sin decir una palabra,
— Los dos, a mi oficina — habló él director y ambos lo seguimos. El profesor de Cívica sonreía de oreja a oreja. Sebastián lo miró con cierto desagrado, pero no dijo nada. Pues los demás trabajadores estaban a su lado y permanecieron ahí con él.
Llegamos hasta la dirección, el director se sentó y nosotros permanecimos parados.
— Profesor Sebastián, con usted voy a ser muy breve. No hay mucho que decir, está despedido, no vuelva nunca más a ésta institución ni a ninguna otra, yo me voy a encargar de que no vuelva a ninguna otra escuela
— Pero..., señor director, no puede hacer eso, ¿dónde voy a conseguir trabajo?
— Debió pensarlo antes de meterse con una menor
— Señor director, pero yo fui quien comenzó todo
— Entonces usted queda expulsada, traiga a sus padres mañana, usted queda fuera de ésta institución
— Señor director, por favor no nos haga eso — agregó Sebastián.
— Está despedido, ¿no lo entiende? Salga de aquí ahora si no quiere que llame a la policía por meterse con una menor de edad. ¡Salgan los dos, ahora!
— Tengo algo último que decir... — comenté. — Todo este tiempo el profesor de Cívica me amenazaba con que si no dejaba que me tocara, él iba a decir lo que sabía de Sebastián y yo, él se metió con una menor de edad sin mi consentimiento
— ¿Qué estás diciendo? — preguntó Sebastián muy sorprendido. El director también estaba muy sorprendido, después, con el teléfono que tenía a su lado, marcó a un número y el profesor de Cívica respondió, el director dijo que lo necesitaba y él en un par de minutos llegó a la dirección. Di mi versión de los hechos, todos lo hicimos, y al final los tres habían quedado fuera de la institución, pero el profesor de Cívica con una demanda que se llevaría a cabo más adelante. Salimos de la dirección rumbo hacia la puerta de salida. El profesor de Cívica se quedó dentro de la escuela y al llegar hacia la salida. Sebastián habló.
— ¿Por qué nunca me lo dijiste?
— No quería que te corrieran — dije ésta vez con lágrimas en los ojos.
— ¿Entonces llegó el fin de todo esto?
— No quisiera decir que sí...
— Voy a luchar por ti
— No lo intentes, probablemente después de todo esto, me mude de aquí, me cambiarán de escuela y nos convertiremos en un recuerdo. Gracias por todo Sebastián..., perdón por haberte traicionado y haberme enamorado de otra persona — fueron las últimas palabras que dije y me fui caminando muy rápido de ahí.
— Te amo Laura — escuché decir a Sebastián. Pero él ya no me detuvo, él se quedo ahí parado, el amor había acabado en segundos.
Pensé: "Adiós para siempre"
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No se pierdan mañana el gran final *-*
Aquí también habrá un epílogo, así que no se lo pierdan ❤