「Thirsty」 ;+p. jm

By mintaeung

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❝Me gustan sus revistas, me hacen tener orgasmos.❞ ◇Actualizaciones lentas. ◇Historia 100% Mí... More

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By mintaeung

Ya era tarde, Hara se encontraba absorta en un pequeño libro de poesías que su madre le obsequio antes de irse. Su padre se hallaba con su novia y ella opto por quedarse en casa. Quería concentrarse en leer y a su vez entender todas aquellas poseías hermosas en demasía, de veras quería, pero aun no se abstenía a pensar en lo que pasaba con Jungkook. No podía olvidar aquellos ojos negros y llenos de ira los cuales la observaban, ni mucho menos sus palabras; las cuales aun bailaban en la cabeza de la chica. Luego de haber ido al colegio el día después del incidente con aquel chico y el pelinegro, entro dispuesta a ir de buenas con Jungkook, pero para su intriga, el y el castaño no se encontraban presentes. ¿Acaso...? Y si la tutora no hubiera explicado su inasistencia y no hubiera visto al castaño entrar al salón todo golpeado y con punzantes moretones sobre su cara, no hubiera entendido lo que paso. Al parecer a Jungkook lo habían expulsado de manera indefinida y ya no lo vería mas en el salón.

Todo aquello lo había hecho por ella?  

¿Acaso tendría que alejarse de Jungkook?

Frunció su ceño en forma de reflexión y negó con la cabeza. Ella no tendría por que poner a Jungkook en ese puesto. El pelinegro no era nadie para que ella lo tomara en cuenta de esa manera. Solo era un chico mas que cursaba con ella.

Se acomodo en el sofá incomoda, sintiendo como sus glúteos se adormecían y como la tela de aquel mueble la picaban, cuando sintió como alguien golpeaba sutilmente la puerta. No podía ser Hiwo; el siempre lleva llaves...  ¿Jungkook?

Aun con los golpes secos sobre la madera pulida haciendo eco en la sala, se levanto para luego encaminarse hacia la puerta. Se hecho una mirada rápida por todo el cuerpo, percatándose de que solo se hallaba con un pequeño short hogareño; esos que son cómodos y prácticos, y una camisa algo ajustada sobre su pecho. Definitivamente no se hallaba presentable. Quiso correr escaleras arriba y ponerse mas decente pero seguro tardaría en vestirse y quien sea que estuviera tocando la puerta se iría. 

Miro su libro de poesías en el sofá y luego la puerta imponente que se hallaba delante. Aun los toques seguían así que abrió. 

―¿Sr. Park?―pregunto dejando que la conmoción y algo de entusiasmo oculto detonara en cada palabra.

―Hola, Hara.―su voz tranquila y musical se hizo presente en la cabeza de Hara, olvidándose por completo de aquellos problemas en los cuales pensaba.

―¿S-se le ofrece... algo?―en cambio la voz de Hara era desgarbada y temblorosa.

Jimin rió de forma suave y encantadora al ver como las mejillas de la chica se enrojecían y como sus piernas temblaban. Con todo el descaro del mundo coloco su brazo sobre el marco de la puerta y mientras se afincaba dejando ver aquellos fornidos brazos característico de un hombre mayor se acomodo mejor para luego mirarla por debajo de esas pestañas espesas y largas. A Hara, se le hizo agua la boca.

―Disculpa la molestia...―comenzó, pero en su voz detonaba todo menos culpabilidad.―No quiero ser impertinente. Solo he pasado por aquí y quise ver como te encontrabas.―sus labios se fruncieron y mostró una mueca como si pensara.―¿Aun sigues sintiéndote mal?―su pregunta llego de la nada provocando confusión en la chica.

―Muchas gracias por preocuparse...―murmuro llevando su mirada a sus pies, ya que era imposible verlo a los ojos mientras intentaba pensar en una respuesta. Simplemente se atontaba.― En realidad, no.

―Que bien.―la chica levanto su mirada al sentir que una sonrisa estaba presente, y así fue. Jimin sonreía aliviado.―Disculpa, pero ¿podrías regalarle un vaso de agua?―pregunto con tono gatuno. Hara lo miro cerciorándose de que debería o no. 

―Claro, por favor pase.―sus ganas de verlo mas tiempo le ganaron. Dio paso a que aquel hombre imperioso entrara a su casa, y bebiera de su agua. Sentía que en cualquier momento sufriría un ataque. Jimin paso vacilante, dejando que sus botas llenas de lodo mancharan las baldosas de la sala. Miro a Hara apenado. 

―Lo siento.―farfullo.―No debí haber entrado.―Hara no le presto importancia y comenzó a caminar delante de el, para así guiarlo a la cocina.

―Descuide.―formulo. Pero Jimin no escucho sus palabras, se encontraba absorto viendo como aquel cuerpo frágil se balanceaba delante el. Unas ganas de tocar sus piernas torneadas y pasar la manos por aquellas curvas crecientes, se apoderaron de su mente, pero se negó. Le bastaba con mirarla bambonearse ante el. 

¿Acaso sabrá lo que provoca unos shorts así a un hombre?  Se pregunto mientras llegaban a la cocina.

Hara se detuvo en la entrada sintiendo como el pánico se apoderaba de ella. Por un momento su cerebro dejo de funcionar y sus piernas comenzaron a temblar les. 

Busco un vaso de vidrio en el estante y se dispuso a dirigirse al frigorífico. Jimin la seguía ajeno al ambiente en que se encontraba. Se sentía ansioso y una pequeña pisca de pánico lo invadía de vez en cuando como el aire frió del lugar. Si el Sr. Hiwo llegaba y lo encontraba con su hija en su casa, no se imaginaba lo que aquel hombre seria capaz de decir, o hacer.

Sus pensamientos se esfumaron al ver como Hara se presentaba ante el con el vaso de agua sobre sus manos. Por como se tambaleaba el agua fría dentro del vaso de vidrio, pudo percibir que se encontraba nerviosa.  

―Muchas gracias...―su voz áspera corto las respiraciones de Hara provocando que el vaso se desplomara al suelo y a su vez se desbaratara. Ambos miraron al suelo, observando como el vidrio y el agua se fundían sobre las baldosas de la cocina. 

―Yo... lo siento mucho...―Hara se dispuso a arrodillarse mientras comenzaba a tomar los vidrios húmedos con sus dedos. Jimin también actuó rápido y flexiono sus rodillas para estar a la misma altura que ella. Antes de poder decir algo, un maullido de dolor se hizo presente entre ellos. Hara se había cortado.  

―Joder...―farfullo Jimin mientras tomaba la mano de Hara y inspeccionaba la cortada. Una mueca se formo en sus labios. Hara tembló al sentir como los níveos dedos de el Sr. Park sujetaban su mano ensangrentada. Su palma derecha se encontraba sonrojada y con una linea casi larga dibujada de un rojo carmesí intenso. Jimin miro la herida molesto consigo mismo. La miro aun con algo de molestia en su mirada. ―Que tonta eres, no debiste haberlos recogido.

―No quería que...―Jimin suspiro reflexivo.

―No hubieras hecho eso Hara, yo los hubiera recogido.―Hara lo miro y una oleada de alivio recorrió su cuerpo, se sentía bien, a pesar de tener una cortada superficial sobre su mano, se sentía bien. Hace tiempo que no sentía aquella aura protectora cerca de ella. La voz de Jimin sonaba como un padre molesto que reprendía a su hija pequeña por un desorden.―Esta sangrando mucho.―dicho eso, acerco la mano de la chica a su cara y mientras observaba de refilon a Hara repartió sutiles besos en la palma de su mano, sin tocar la herida. La chica lo miro anonada y con la boca levemente abierta. Su labios esponjosos provocaban cosquillas por todo su cuerpo. Jimin la miro, sus ojos centelleaban para luego mirar la herida. Y sin predecirlo paso su lengua roja y humedad por toda la longitud rojiza. 

Hara se estremeció, y sintiéndose ajena a aquellos sentimientos que la albergaban cerro los ojos mientras un pequeño suspiro se desprendía de sus labios. No sabia lo que le sucedía, no conocía a esa Hara. La lengua caliente de Jimin dejo un rastro de saliva, llevándose consigo toda la sangre acumulada en el exterior de la cortada. Ambos luego de eso, se miraron a los ojos, los ojos de Jimin se encontraban negros y agrandados, como si hubiera probado la cosa mas divina e exquisita del mundo. Las mejillas de Hara se hallaban coloreadas y sus rodillas se adormecieron sobre el agua desparramada. 

―Déjame ayudarte.―murmuro Jimin mientras en un movimiento ágil la ayudaba a levantarse. Los vidrios del vaso se adhirieron a las botas de Jimin en el momento en que paso sobre ellos para llevarla al mesón. La subió sin problema alguno y como un padre protector objeto. 

―Quédate aquí.―dio unos cuantos pasos atrás antes de continuar. La simple cercanía del cuerpo de la chica con el suyo, lo hacían sentirse vulnerable.―Yo me ocupare de esto, pero antes ¿Donde puedo conseguir un botiquín?―la cara de confusión de la chica lo hizo entender.―Que bien...―murmuro.―Tendré que hacer algo al respecto. 

Dicho aquello se saco su polera blanca y algo mugrienta debido a que unos minutos atrás se encontraba en su jardín y se quedo en franelilla. Los ojos de Hara recorrieron su cuerpo para luego sentirse avergonzada y bajar la mirada. Jimin rió con ganas ante su acto. Aun viendo sus pies tambalearse sobre el aire escucho como rompía su camisa y lanzaba el sobrante al suelo. Lo miro. Pero sus ojos no se dirigieron a su cara perfilada o a sus ojos hermosos, si no a sus músculos los cuales aclamaban la atención de la chica. Definitivamente Park Jimin era un adonis. 

Jimin no se percato de la mirada de Hara, por lo que la chica sintió un gran alivio. Tomo la mano de Hara y mientras murmuraba lo tonta que era, comenzó a vendar la herida.

―¿Quien diría que un vidrio podría hacer tanto daño?―soltó Jimin mientras mostraba una sonrisa burlona. 

―Soy muy tonta.―objeto Hara mientras observaba como la vendaba.

―Lo eres.―afirmo. 

―Gracias.―murmuro.

Jimin detuvo lo que hacia y la miro a los ojos, aquellos ojos bellos que adormecían sus sentidos, y lo hacían cometer locuras. Hara dejo de mirar la herida cubierta para observar sus ojos. 

Park Jimin... 

¿Hara que me estas haciendo?

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