O20.
Declaración. Parte II.
Apenas tuvieron tiempo de recrear una verdadera visita y no una conspiración. Biggs, el falso guardia, se mantuvo en la puerta con una cara de seriedad, hizo su mejor esfuerzo puesto que sabía que de eso dependía su vida. Necesitaba pasar desapercibido. El rescate de Marcus Schulz había sido improvisado. Black sabía que era cuestión de horas para sacar al castaño de ese lugar antes que lo llevaran a la guillotina, sin embargo no contaba con que el afectado no se quisiera ir a causa de una de una pequeña castaña testaruda y que el príncipe licántropo estaba recio a dejarla ir. Para los ojos de Biggs eso era una de las más grandes estupideces que alguna vez en sus 20 años en la resistencia había visto. Ninguna criatura de bonitos ojos y lengua filosa valía tanto la pena. Sintió sus fosas nasales abrirse sin poder evitarlo, estaban cerca.
—10 metros — Le dio una rápida mirada a Marcus al decir aquello.
Marcus por su parte se recargo sobre la fría pared de piedra llena de moho. Moriría de una infección sino salía de ese lugar, de eso no había duda. Cuadro los hombros e intento relajarse mirando como una joven miraba al vacío estando de pie a unos metros dentro de su celda. Acaba de confesarse a una chica, había pasado más de seis décadas desde que lo hizo por primera vez, aún estaba en su memoria el proceso de aquel inocente amor que terminó en tragedia, removió su cabeza en un vano intento de esfumar esos recuerdo. Innecesarios.
—Recuerda lo que te dije — Musito Marcus con una sonrisa. — Lo cumpliré.
Cassandra ni siquiera pudo asimilarlo, todo estaba pasando tan rápido. Intento decir algo, no obstante aquella voz la hizo detenerse.
—Vaya, se ve que ustedes no pierden el tiempo, me refiero... — El pelinegro sonrió sin gracia. — Poco te importo la suciedad, hedor y el poco espacio de este lugar, y entraste. Debes de amarlo mucho.
Detrás de aquel chico poco a poco más de 6 guardias entraron a la celda. Cassandra estaba por abrir la boca, pero enseguida la cerró de nuevo. Sería mejor no decir nada, estaba consciente que tenía todas las de perder.
—Se hace lo que se puede... — Dijo con sorna el castaño aun sentado sobre la pared de piedra. — Ya sabes, mi anfitrión no es muy amable al ponerme aquí después de estar bajo su servicio más de tres décadas. Tomaré esto con un despido injustificado.
La castaña palideció, no podía creer que aun viendo la situación aún tenía la osadía de molestar gente.
— ¡Salgan todos!— La castaña no se movió ni un centímetro mientras los guardias salían poco a poco. — ¿No escuchaste? Esa orden te incluye a ti.
Cassandra miro a Marcus y este le sonrió, de todos modos no había mucho que hacer, estaban en desventaja. Con una pequeña mirada le señalo la puerta, debía salir. Y eso hizo, salió de aquella celda temiendo por el chico.
—Dígame a que debo el honor de su presencia en mi humilde morada, su majestad — Marcus tenía ese don de crear un insulto con tan insulsa palabra.
—Si fuera por mi estaría tu cabeza en la pared de trofeos de mi castillo — Sonrió Jaxson. — Sin embargo, tu enamorada abogó por tu vida. Lástima que te pudrirás aquí mientras ella vivirá literalmente bajo mi yugo.
Marcus apretó tan fuerte la mandíbula que Biggs se sorprendió que no se hubiera roto los dientes o descolocado la quijada. Él no se movió porque era el guardia en turno, necesitaba saber que haría de nuevo el imprudente de Marcus.
—Eres un asco de hombre McKnight — Sabía que estaba en una considerable desventaja pero eso no dejaba de lado que no quisiera romperle ese rostro y hacer añicos esa sonrisa de triunfo que tenía en su cara.
— ¿Qué se siente Schulz?
— ¿Qué? — Dijo con la poca paciencia que tenía en su ser.
—Saber que perdiste —Jaxson se agachó hasta quedar a la altura del castaño, y decir cada palabra poco a poco. — Saber que nunca será tuya, saber que nunca tuviste oportunidad, saber que ella es mía ahora.
—Ella siempre pensará en mí mientras este contigo... — Ahora fue Jaxson quien no pudo contener su mal humor. Incrusto su puño a unos milímetros de la cara de Marcus, sin embargo este no se movió ni un centímetro. — Simplemente piénsalo, eso Jaxson es mucho peor... jamás será tuya.
El pelinegro se recompuso de su pequeño ataque de ira, su lobo lucho por salir a la superficie y matar aquel ser enfrente de él, pero supo controlarlo. No valía la pena.
—Tampoco será tuya. — El joven príncipe se levantó y caminó hacia la salida con extrema lentitud. — Estas maldito. No perteneces aquí o alguna otra parte. Les harías un favor a todos si murieras.
El castaño había escuchado eso antes y eso le dolió. Realmente lo doblego por un instante.
—El príncipe de la monarquía licantrópica — Musito lentamente Marcus Schulz importándole poco las consecuencias de sus actos. — Enamorado de una humana, su mate es una simple e insignificante humana, un ser de bajo estatus que lo desprecia y preferiría morir antes de estar con él. ¿Qué se siente? ¿Qué se siente tener todo en el mundo a excepción de ella? ¿Qué se siente saber que nunca lo tendrás? ¿Qué se siente Jaxson estar condenado a la soledad hasta el último de tus días? Creo que el maldito... es otro.
El pelinegro estaba a nada de perder los estribos. Era suficiente, sin embargo no se ensuciaría las manos, quería el sufrimiento de Marcus Schulz... y sabía exactamente donde debía dar su primer golpe. Una impredecible e irreverente latina que lo esperaba afuera de las mazmorras. Soltó un gruñido y en cuestión de segundos un soldado de la guardia real apareció.
—Hasta que la orden de suspender el castigo sea dictada por mí, pararan... — El pelinegro sonrió mirando al castaño. — Azotaran a Marcus Schulz hasta que se desfallezca y cuando despierte lo volverán a ver, cuando lo vean al borde de la muerte, curaran sus heridas y volverán a hacer el castigo.
Biggs apretó los puños. Eso era una tortura eminente. Necesitaba hacer algo.
—Lleva a la humana a la casa del Oeste, dile a la mucama que preparé dos cuartos entre ellos el mío, lleva el collar en el mismo auto que ella — Su voz no tranquilizaba para nada a Marcus, sabía lo que eso significaba.
—No puedes caer tan bajo... — Marcus se levantó de su rincón intentando tomar a Jaxson pero un golpe propinado por el mismísimo pelinegro en su estómago lo detuvo.
—No te quieras pasar de listo, es mi derecho — El soldado de la guardia real cerró la celda una vez que el príncipe salió de ella. — Prometo no ser tan rudo con ella, me han dicho que las humanas son extremadamente estrechas y frágiles.
Marcus se levantó del suelo, queriendo hacer algo.
—Mátame, solo déjala tranquila...
—Deja lo pienso — Hizo un mohín dando entender que lo pensaría. — No. Después vendré cuando estés desfigurado. Ahora, una pequeña humana espera también por su castigo...
continuara...
N/A:
Creo que no hay palabras para disculparme, si preguntan... si. Tuve un bloqueo, problemas familiares, universidad, simplemente me sentía mal en varios aspectos. No tengo palabras para disculparme. Empezaré de cero. Espero no me odien tanto :c lo siento! De verdad! No tengo vergüenza, ni argumentos, solo les pido una disculpa, lo siento de verdad!
Subiré los borradores sin editar para no tardarme tanto. Mañana subiré capitulo en "The Evil Boy" y después otra vez aquí. Así sucesivamente. Un voto o un comentario solamente para saber si siguen por aquí ... gracias y nuevamente una disculpa! Encontraran errores, luego hago las correcciones. -K.