03. Blasfemia

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0.3


        Blasfemia. 



Las manos de aquel extraño chico fueron a la cara de la castaña y le levanto el mentón con sus dedos. Cassandra pudo notar que dudo para tomar tocarla, ella abrió aún más los ojos y se sintió extraña su tacto era electrizante o eso pensó la chica porque sentía descargas eléctricas en su cuerpo cuando los dedos de Jaxson entraron en contacto con su piel. En ese preciso momento Jaxson lo supo, era ella. Lo supo desde el primer momento que la vio en el pasillo con Marcus Schulz y esta le sostuvo la mirada. Sintió su cuerpo calentar y enfriarse en solo un segundo. Una corriente eléctrica lo golpeo, sus instintos lo sobrecogieron, un sentimiento de pertenencia lo agobio, su bestia interior gruño y aulló desde su interior. Era ella. No había duda, cuando el toco la confirmo. Su cuerpo tembló en necesidad de reclamarla, era algo tan natural y abrumador que no lo podía controlar. Sintió esa descarga que hizo que por un momento provocarían que se convirtiera en él, esa fue la señal. Había ido allí para hablar de su situación con su mentor, y cuando olfateo la esencia extraña de esa chica se llevó una sorpresa al saber que estaba en el mismo salón que su mentor, era su alumna. Quiso probarla, quiso saber si ella digna de lo que le esperaba... si digna no de él, sino de su destino.



— ¿Quién eres? — Más que una pregunta para ella sonó más una pregunta para él.

—Mi nombre es Cassandra Milano, no humana — Dijo la chica con una ceja ligeramente levantada como retándolo, lo que provoco un cierto interés en el chico. — Futuro rey.

—Creo que alguien aun no aprende que lugar tiene en este lugar — Jaxson la soltó y se posesiono a pocos centímetros de ella. Cassandra apretó los puños quería golpear, en verdad quería golpearlo. — Yo te hare el favor de explicarlo. Tú aquí eres menos importante que un bicho, eres como la mascota de esta isla, eres algo incluso más bajo que una escoria... eres un humano. A lo más alto que podrás aspirar estando aquí  es ser la querida o calientacamas de algún alfa de menor categoría y a lo único que podrás dedicarte si decides quedarte aquí es a ser una puta barata...



Y sucedió algo que nunca nadie creería que pasara. Cassandra le escupió en la cara. No fue mental, no fue una ilusión, fue un hecho... Una humana le había escupido en la cara al futuro real de la monarquía de hombres lobos de más de 5 milenos. 



—Jamás quise estar aquí, así que con su permiso esta insignificante humana se larga de esta isla donde la gente no tiene la culpa ser gobernada por un chiflado, prepotente y enfermo "rey" — La castaña tomo su mochila y empujo a Jaxson quien aún tenía la saliva de la chica en su mejilla.



El jadeo colectivo de todos fue tan obvio que hasta pareció cómico. Cindy se llevó las manos a boca casi al borde de la histeria. Estaba muerta, Cassandra estaba muerta. Estaba a un paso de la hoguera o de la guillotina. De ante mano la monarquía sabía que existían maneras menos crueles de matar a alguien pero seguían usando la hoguera y la guillotina para mantener el miedo en las personas, era una manera de hacerlos saber de la crueldad y mano dura de ellos hacia una traición. Lo que Cassandra hizo no fue traición pero si una blasfemia ante la corona y uno de los principales representantes de esta. Jaxson se limpió la saliva de su rostro con cierta sonrisa maliciosa en su rostro, jamás creyó que viviría para algo así, jamás. Agudizo los oídos y abrió sus fosas nasales, la bestia, su monstro interior quería salir a flote, lo pedía a gritos pero Jaxson tenía más de medio siglo aprendiendo a controlarlo por lo cual desistió y sonrió girando hacia la chica que un estaba a medio camino de la salida del lugar. Dos guardias se adelantaron y la tomaron por los brazos.

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