36. Rumbos - Parte 2

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—¿Marcus? — Instintivamente Black y Cassandra abrieron los ojos. Instintivamente se miraron entre ellos. Necesitaban respuestas.

—Es un gusto verlos, aunque hubiera preferido que fuera en alguna otra circunstancia — El joven les sonrió ligeramente. — Claramente es un no placer verte, Windsor.

—Lamento decir que para mi si es un placer, Schulz — El hombre dio una señal y toda la guardia se puso en posición de batalla. — Por fin podremos terminar lo que empezamos en la capital.

—Eso es muy cierto, pero me pregunto porque antes de empezar este baño de sangre donde claramente se puede ver que tú tienes ventajas —Marcus camino tranquilamente hacia donde se encontraban los demás. — No explicamos ciertas cosas, empezando, no sé, con lo que le hiciste a Jaxson McKnight en ese laboratorio tuyo que tienes.



El destronado rey observó con asombro y molestia a Jonathan Windsor.



—No me hagas esa cara, Siro — Dijo con burla el oficial. — Bien sabias que eso pasaría tarde o temprano, no quieras ser un padre ahora cuando nunca lo fuiste. Desde que nació ese chico lo condenaste a esto.

—Dijiste que no lo harías hasta que el diera su consentimiento — Siro tiró de sus brazos para librarse de los guardias que apresaban sus brazos. — Él debía tener la opción de elegir, al menos eso.

—Repito — Dijo cansado Windsor. — No es el momento de ser un padre, nunca lo fuiste y nunca lo serás, sabias que el chico sería el conejillo de indias perfecto. Bien podrías engendrar otro, el tiempo aun no se te acaba.

—Explícate, Schulz — Black no entendía que estaba pasando, pero necesitaba respuestas.

—Antes de eso, estamos esperando a unas cuantas personas — Apenas mencionado aquello los arbustos se movían con fuerza. — Ya están aquí.



Grandes lobos llegaron aquel lugar, algunas camionetas de todo terreno de igual modo. La Resistencia distinguió aquello, eran los otros tres clanes de la monarquía. Todos estaban ahí, de las camionetas bajaron los lideres alfas puros, se miraron entre ellos con algún deje de confusión.



—Una disculpa la demora — Dijo el más joven de los alfas, Nadir Farran, quien acaba de tomar el mando de su clan de Medio Oriente hace apenas dos años cuando su padre había fallecido cuando alguien había asesinado a su mate. — Hubo problemas en el aterrizaje, al parecer alguien no quería que llegáramos a tiempo. Buenas tardes señores, recibí una carta y unos documentos muy interesantes. Me imagino que los otros dos lideres igual, por algo estamos reunidos aquí el día de hoy.

—Tengo mas dudas que respuestas, si soy honesto, su excelencia — Jonathan Windsor sonrió. — Si nos permite, estaremos con ustedes, solamente tenemos un pequeño detalle con el grupo rebelde que hemos discutido innumerables veces en las juntas. Y no dudo que la información que ustedes obtuvieron sea obra de ellos mismos. Todo es parte de su plan para destronar ...

—No trates de vernos la cara, Windsor — Nadir Farran dijo con voz queda, pero como todo un alfa que era, su presencia y molestia eran evidentes. — Esos dos de allá no dirán nada como los lobos viejos y miedosos que son, pero yo no. Mi padre y yo sabíamos que algo no estaba bien, da la casualidad que cuando estábamos cerca de encontrar algo, la mate de mi padre muere, no podrás callarme a mí, Windsor.

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