Agostino's POV
-¿Adrienna?. -pregunto y la muevo un poco.
No se mueve. Mi corazón va a mil.
-¡¿Adrienna?!. -grito.
Nada.
-Salí de ahí con ella en tus brazos y vamos enseguida al hospital. Me importa una mierda que a ella no le guste. -dice Damien muy serio y desesperado.
Miro a Adrienna una vez más.
Asiento y hago lo que él me dice sin protestar.
-¡Corre, corre! ¡vamos!. -dice Emilio abriéndome la puerta.
Todos salimos corriendo; Amedeo agarró las llaves de nuestro auto y fuimos directamente hacia el hospital.
[...]
Amedeo casi entra con el auto al hospital. Él abre mi puerta y agarra a Adrienna, salgo y vamos corriendo hacia la puerta del hospital; las puertas se abren y nosotros entramos corriendo y desesperados.
-¡Ayuda!. -grito.
-¡Ayúdennos!. -grita mi hermano.
Unos doctores vienen corriendo con una camilla y varias enfermeras.
Colocamos a Adrienna en la camilla y se la llevan, la alejan de nosotros.
-No. -dice una enfermera parándonos.
Gruño. Le agarro la mano fuerte y le miro a los ojos.
-No me toques, ¿entendido?.
Ella asiente y comienza a temblar. Suelto una risita y suelto su mano bruscamente.
-¿Dónde está?. -pregunta Gian Lucas agitado.
-Se la llevaron. -contesta Amedeo.
Todos asienten. Miro a mi hermano y suspiro.
Nos encaminamos hacia la sala de espera y ahí nos quedamos.
Lo único que nos queda es esperar.
[...]
-¿Cuánto les faltará para decirnos algo?. -dice por décima vez Ashton caminando de un lado al otro.
Suspiro y hago sonar mi cuello.
-Sentate. -ordena mi gemelo.
Ashton lo ignora olímpicamente.
-Literal, tardan demasiado.. -vuelve a acotar.
Me está cansando.
-¿Cuánto tar.. --
-¡Callate de una vez por todas!. -grito parándome. -¡Me tenes los huevos por el piso, Collins!.
-Calma--
-No me digas que me calme si no queres tener un ojo morado. -advierto.
Ashton asiente.
Cuando me estaba por sentar de vuelta me tocan el hombro, me doy vuelta.
-¿Qué queres?.
-Están afuera. -informa Damien mirándonos a mí y a mi hermano.
Gruño y le pego a la pego a la pared.
Lo único que me faltaba. . .
Mi hermano se levanta bruscamente y se dirige hacia afuera, lo sigo pero antes Damien se vuelve a poner entre nosotros bloqueándonos el paso.
-No sean duros. -dice mirándonos fijo.
Mi hermano lo agarra del cuello de la remera y lo trae hacia él.
-Deja de opinar porque sino vas a quedar como Renatto, ¿capisci?. -amenaza.
Damien asiente frenéticamente.
Sonrío y paso por al lado de él chocando mi hombro con el suyo.
-Será idiota. -susurra mi hermano lo bastante enojado.
Salimos afuera y vemos una camioneta estacionada. Gruño.
No los quiero ni ver y sé que mi hermano tampoco pero lo tenemos que hacer.
Nos encaminamos hacia allá; abrimos las puertas de la parte de atrás de la camioneta, nos subimos y las cerramos de un portazo.
-¿Qué quieren?. -pregunta mi gemelo.
-¿Cómo está?.
-¿Te importa?. -contraataco.
Él se da vuelta y me queda mirando fijo. Asiente.
-Bueno, no parece, Gangardi. -gruño.
-Si y lo sabes muy bien, Ginoccio.
-Está bien, entonces bájense, Giorgio.
-¿O tienen miedo, Giuseppe?. -dice mi hermano.
-No tenemos miedo pero no nos permiten. No podemos. -contesta el susodicho.
Gruño y le pego a la puerta.
-¡Todo esto es culpa de ustedes!. -grita mi gemelo.
-No los quiero ver nunca más allá ni cerca de mi hermana, ¿entendido?. -digo ya harto.
-O sino, ¿qué?.
-Vos odiabas que te digan eso, bueno, nosotros también así que no quieras averiguarlo. -dice Amedeo y sale del auto volviendo a cerrar la puerta de un portazo.
Ellos me miran a mí.
-Váyanse a la mismísima mierda. -escupo y salgo igual que mi hermano.
Volvemos a entrar al hospital y vamos directo a la sala de espera. Todos nos miran esperando respuestas pero por nuestras caras creo que ya saben que pasó.
-Y... ¿qué onda?. -pregunta Umberto.
Suspiro y ruedo los ojos. Se ve que no todos entendieron.
-Callate, ¿queres?. -contesta mi hermano de forma brusca.
Umberto levanta las manos en señal de paz y no vuelve a decir más nada. Gracias a Dios.
Estaba quedándome dormido en una de las sillas cuando me llega un mensaje. Gruño.
Por Dios, son las 5 de la mañana.
Saco mi celular del bolsillo y abro el mensaje.
"¿Saben algo de Adrienna?."
Ruedo los ojos y le muestro el mensaje a mi hermano.
-Es un idiota. -acota enojado.
Asiento.
"Si supieramos algo serías el último en saberlo."
Amedeo ríe ante el mensaje.
-Así se habla hermano. -dice con una sonrisa.
Mi celular vuelve a vibrar.
"No seas idiota. Quiero saber cómo está Adrienna, nada más."
-Decile que no te insulte y que se vaya a la mierda como el dijimos hace rato.
"No te insulté así que vos tampoco lo hagas. ¿No entendieron cuándo le dijimos que se vayan a la mierda? ¿O no saben llegar?."
Sonreímos y chocamos los cinco con mi hermano.
-¿Familiares de Adrienna Ginoccio?.
Con Amedeo nos levantamos como rayo y vamos hacia el doctor.
-Somos los hermanos. -decimos al unísono.
-Ella está bien, la vamos a de--
-¿Adrienna?.
El doctor se da vuelta y ve a mi hermana ya vestida y parada atrás de él con una sonrisa.
-¿Nos vamos? ¿O se van a quedar ahí mirándome como tarados?. -contesta ella con suma normalidad.
-Señorita, usted no puede estar parada allí, tiene que estar acostada. Perdió mucha sangre, no sé como hizo. -dice el médico mirándola.
Adrienna suspira.
-¿Y si va un médico a mi casa? Odio los hospitales.
Miro a mi hermano frunciendo el ceño.
Tiene un muy buen humor para lo que pasó.
-Eh... Si, voy yo. -dice el médico.
-Perfecto, vámonos. -dice Adrienna sonriendo.
Pasa por al lado de nosotros moviéndose como siempre, con una sonrisa en la cara y sus ojos volvieron a tener ese brillo que tenían antes.
-¿Qué mierda pasó?. -dice Ashton.
-No tengo ni la menor idea. -contesta Damien.
Todos los que estábamos allí comenzamos a caminar hacia la salida; Adrienna ya estaba apoyada en nuestro auto.
-Antes de que todos vayamos hacia la mansión... ¿Estás bien?. -pregunta Gian Lucas.
Adri ríe.
-Mejor que nunca.
-¿Qué te dieron?. -pregunta Emilio.
-Ganas de volver a rehacer mi vida, de volver a encontrar el amor. Soy muy joven para estar sufriendo por la muerte de Jason. -suspira. -Sé que nunca lo voy a superar pero no me puedo estar lamentando toda mi vida por eso.
-Te amo. -decimos al unísono con mi hermano.
-Yo también, ahora vayámonos por favor. -dice y se sube.
No puedo sacar la enorme sonrisa que tengo en la cara.
-Esto no es bueno.. -dice Emilio.
-Oh, mi querido amigo, sí que lo es. -le contesto sonriente mientras me subo al auto.