- ¡Mierda! ¡Vamos, vamos!- gritó Ethan mientras trataba de acelerar su paso lo máximo posible.
Selene arrastraba de él lo más fuerte que le permitían sus piernas mientras a sus espaldas se escuchaban cada vez más cercanos los pesados pasos de Bill Grant. Notaban como la adrenalina comenzaba a correr por sus venas, haciendo que su respiración y pulsaciones aumentaran considerablemente.
Al cruzar la puerta se encontraron frente a un corto pasillo, del cual nacía una puerta a la izquierda y otras dos a la derecha, pero la joven pareja decidió avanzar totalmente en recto hacia las escaleras. Estas estaban muy podridas y en mal estado, por lo que parecía más que posible que en cualquier momento se derrumbaran bajo sus pies.
- ¡¿Dónde estáis hijos de puta?!- preguntaba furioso Bill Grant.
Por suerte para Selene y Ethan, el resucitado anciano comenzó a buscarles por cada una de las habitaciones que segundos antes ellos habían ignorado. Esto les entregó unos valiosisimos segundos de ventaja sobre su perseguidor.
La respiración de Ethan estaba muy agitada y sudor frío recorría su frente. Su piel aumentaba su palidez a cada segundo que pasaba. La hemorragia le estaba pasando demasiada factura. Seguramente, si Selene no le hubiera realizado aquel improvisado vendaje y torniquete, Ethan ya habría perdido el conocimiento.
Aquellas escaleras eran largas y anchas, por lo cual les costó varios segundos llegar a su final, pero al hacerlo, se encontraron en el primer piso, lugar donde Ethan vio a Bill Grant por primera vez.
Si seguías bajando las escaleras llegabas hasta el establo donde supuestamente los Grant mantenían encadenada a Selene días atrás, pero debían avanzar por los intrincados pasillos si querían alcanzar la puerta. Avanzaron con rapidez hasta llegar al final de aquel pasillo principal y justo cuando se disponían a girar hacia la derecha, escucharon como Bill Grant comenzaba a bajar las escaleras a pasos agigantados.
- ¡Ya estamos casi!- gritó Selene al ver la puerta principal frente a ellos.- ¡Un último esfuerzo!
Ethan tragó saliva mientras asentía y siguió arrastrando su sangriento muñón por el mugriento suelo. A penas unos veinte metros les separaban de la puerta. Veinte últimos metros para huir de aquel infierno convertido en granja.
Beth Grant levantó su mirada preocupada al escuchar los gritos de alerta de su marido. Se puso en pie y se acercó a la puerta de su habitación, dejando a Collin sentado sobre la carcomida silla de ruedas.
Al asomarse, vio a su marido acercarse a ella a toda velocidad y al llegar junto a la puerta, le dijo :
- ¡Cuida de Collin! ¡Tengo que alcanzarles!
Antes de que Beth pudiera contestar o al menos asentir, Bill Grant ya se encontraba bajando las largas escaleras, después de revisar rápidamente todos los cuartos del segundo piso.
Beth suspiró preocupada y cerró la puerta con delicadeza. Al girarse, observó a Collin con su mirada clavada en el suelo, carente de expresión. La desequilibrada anciana se acercó lentamente a Collin, mientras mascullaba palabras para si misma, todavía con la huida de los dos jovenes en su cabeza. Sin embargo, al observar allí delante a Collin, el cual era considerado por la psicótica pareja de ancianos como su nueva hija, todas sus preocupaciones se desvanecieron en un abrir y cerrar de ojos. Después de tantos años de frustración y penuria maternal, por fin tenía ante ella aquella hija que tanto anhelaba.
Se colocó detrás de Collin, sentada sobre su cama matrimonial, la cual evocaba de todo menos amor y comenzó a acariciar su pelo con delicadeza. Entonaba una extraña y melódica nana, la cual, en caso de ser cantada por otra mujer podría llegar a ser agradable, pero la terca y ruda voz de Beth Grant hacía que la nana infantil más bien pareciera un conjuro satánico.
Collin ni se inmutaba ante aquellos hechos. Tenía su mente totalmente en blanco mientras su cuerpo simplemente parecía haber perdido la sangre. No procesaba ningún sentimiento o emoción más que un profundo deseo de estar muerto.
Pero, tras varios e inagotables minutos de conmoción, Collin comenzó a reaccionar y a reflexionar sobre lo que en aquellos momentos estaba ocurriendo. Parecía que Ethan y Selene habían conseguido escapar del matadero y Bill les estaba persiguiendo. Pero incluso aquella positiva noticia fue incapaz de esperanzar a la machacada mente de Collin, el cual volvió a limitarse a apoyarse en su silla. Pese a su estado de shock, Collin apreció frente a él un cuchillo de tamaño mediano, el cual se encontraba tirado en el suelo.
Selene y Ethan avanzaban con un gran ritmo hacia la puerta principal, la cual les abriría la puerta a la libertad. Y tras pocos segundos, aquello que parecía impensable hacia tan solo algunos minutos atrás, se había hecho realidad : estaban a punto de abandonar aquella granja.
Selene empujó de la manivela con fuerza y abrió la puerta de par en par, justo en el momento en el que Bill Grant pisaba el primer piso. Debían salir de aquella granja y adentrarse en el oscuro y nevado bosque de pinos. Pero pese a que pudieran salir de la granja, Bill no iba a rendirse y les iba a perseguir a toda costa por el bosque. Todavía les quedaba una difícil persecución, la cual incluso podría catalogarse como imposible debido a las condiciones de Ethan.
Ethan, el cual sabía que no podía aguantar la carrera por el interior del bosque, detuvo a Selene estirando de su brazo y evitó que esta abandonara ya la granja.
Tiró con fuerzas de ella, acercandola hacia él y la rodeó con sus brazos, fusionando ambos cuerpos en un gran abrazo. Con su amada entre sus brazos, Ethan respiró profundamente mientras mantenía los ojos cerrados, tratando de inmortalizar aquel instante. Respiró profundamente, tratando de disfrutar del perfume de Selene, un perfume que bombardeaba su mente con una enorme cantidad de momentos felices y emotivos que habían vivido juntos. Por su cabeza pasaban todas aquellas experiencias juntos, mientras apretaba con toda su alma el cuerpo de Selene.
Ethan se separó de Selene y cogió su rostro delicadamente con ambas manos. La miró durante un breve intervalo de tiempo directamente a los ojos y plasmó un cariñoso beso en sus labios, el cual duró pocos segundos, pero Ethan trató de que fuera interminable.
Al acabar aquel beso, Selene tenía reflejado en su rostro una expresión de confusión y desconcierto, ya que no sabía a que se debía aquello que estaba haciendo Ethan.
- Te quiero mucho Selene.- dijo Ethan con su rostro inundado por las lágrimas.
Antes de que pudiera reaccionar o contestar, Selene notó como su cuerpo era empujado hacia atrás, haciendo que cayera de culo contra la blanca nieve. Lo último que vio antes de que la puerta se cerrara ante ella fue a Ethan, el cual la observaba con una amplia sonrisa desde el interior de la granja. Pero poco duró aquel momento, ya que Ethan cerró la puerta con un gran portazo, dejándose a si mismo en el interior de aquella granja.
- ¡Nooo!- gritó Selene poniéndose en pie y abalanzandose sobre la puerta.
Trató de abrir la puerta con todas sus fuerzas pero antes de que le fuera posible, Ethan cerró el pestillo que se encontraba al otro lado, imposibilitandole el poder entrar de nuevo en aquella granja.
- ¡Ethan sal ahora mismo! ¡Vamos!- gritó Selene aporreando la puerta con lágrimas en sus ojos.
- No puedo hacerlo cariño... te retrasare y haré que nos mate a los dos. Vete... no podré distraerlo mucho tiempo.- contestó Ethan desde el otro lado.
- ¡No! ¡No! ¡No! ¡Haremos esto juntos! ¡Podemos llegar juntos hasta la casa de Thanya!
- Selene por favor... vete.- dijo Ethan.- Quiero que te salves tú.
- ¡No voy a dejarte aquí! ¡No!- gritó Selene, la cual estaba totalmente cubierta por las lágrimas.
Bill Grant apareció enfrente de Ethan, al final del pasillo sujetando una larga hacha en su mano. Se acercaba hacia él con una gran velocidad.
- ¡Selene vete! ¡Ya esta aquí! Hazlo por mí...- dijo Ethan mientras veía como Bill reducía la distancia entre ambos.
Selene realizó un grito desalmado mientras apoyaba su frente en la puerta. Se veía obligada a dejar allí a Ethan, teniendo por seguro que jamás volvería a verle.
- ¡Te quiero mucho Ethan!- gritó Selene totalmente abatida.- Siempre serás mi único amor.
- Y yo te quiero mucho a ti Selene. Siempre te amaré.- contestó Ethan desde el otro lado.
Selene volvió a gritar totalmente destrozada y tras escuchar aquellas palabras de Ethan, comenzó a correr por la blanca nieve, con su corazón terriblemente roto.
Al escuchar los pasos de Selene alejándose, una sonrisa de alivio y de felicidad se dibujo en el rostro de Ethan. Lo único que le importaba en aquellos momentos había quedado solucionado: Selene había huido de aquella granja sana y salva.
Tras observar a Bill frente a él, Ethan se dejó caer de rodillas y colocó sus brazos en cruz, dispuesto a abrazar a la muerte con su propósito cumplido, manteniendo su sonrisa de alivio.
Bill le miró furioso, y tras levantar el hacha a una gran altura, golpeó con una tremenda rabia el cuello de Ethan, haciendo que su cabeza cayera decapitada sobre el suelo. El cuerpo sin vida de Ethan quedó de rodillas, con su cabeza separada de sus hombros, la cual cayó delante de los pies de Bill.