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Capítulo 59
+Narra _____+
—Hola—Salude a una enfermera que entró a la habitación
—Aja hola—Respondió cortante
¿Que no se supone que si estás trabajando, debes amar lo que haces? porque al parecer esta chica, puesto que no rebasa los 20 años, bastante joven, no lo hace y no tiene ni una pizca de amabilidad...
—Disculpa, pero al menos deberías ser cortés—Mencione. Si chicos y chicas regreso la ____ antigua, ya que si algo me disgusta no me quedo callada.
—Mira cariño, si no te gusta hazlo tú—Respondió sarcástica. Estaba por enojarse.
—Eso es algo estupido si lo analizas, ya que en primera, no puedo moverme de esta camilla, segunda yo no soy enfermera y tercera la que trabaja aquí eres tú, Estella—Respondí. Ella no me hablaría así.
La llame Estella ya que por mero instinto busqué su nombre en el uniforme que portaba, y lo encontré.
—Mi nombre no es Estella—Se cruzó de brazos y me miró.
—¿Entonces, quién eres?—Pregunté
—Me llamo Valentina—Respondió. Por unos segundos se me hizo conocido ese nombre, pero cuantas chicas no se llamarán Valentina y mejor ignore eso de mi mente.
—Perfecto, Valentina, como te decía debes ser más cortés—La imite y cruce mis brazos
—Pues dile a tu mamita y a tu hermanito que te den amabilidad, ¡oh que torpe soy!, ¡ups!, es cierto ellos ya no están vivos—Dijo sarcástica.
Me congele entre sus palabras... Mi familia, los recuerdos vinieron por sí solos, como por arte de magia recordé cuando nos iríamos de viaje, el último.
Cuando hablaba con Mario, me estaba despidiendo de él...
—¿Que?...—Pregunte. La pregunta fue cautelosa, mencionada en un susurro casi inaudible. Mis ojos retenían lágrimas, no tardarían en salir, nublaban mi vista, hasta que decidí soltarlas...
—Como oíste corazón, tu madre y hermano, murieron en el accidente, lastimosamente tu no—Me miró con desagrado
—¡Eso no es cierto!—Grité
—¡Pues creetelo, estas sola, siempre lo has estado!—Gritó—¡Ni siquiera Mario te ama, fue todo una farsa como fuiste tan idiota al creer que el te amaba!—
—¡Eres una mentirosa!—Grité entre sollozos
Todo lo que me decía me dolía, no sabía el porqué, no la conozco, todo debe ser mentira, todo es mentira. Repetí una y otra vez...
El doctor, mis amigos, y un par de guardias de seguridad entraron, tratando de sacar a la chica de cabello color chocolate fuera de la habitación, ella forcejeaba, gritaba, mientras que yo, trataba de analizar toda aquella información que me dijo, aunque mis lagrimas, no cesaban, ni lo harían, eso lo tenía claro...