Los días siguientes decidimos hacer las cosas más lentas entre nosotros o al menos eso intentábamos, cosa que era muy difícil ya que al parecer estar fuera del espacio vital del otro era casi imposible, seguía pasando algún tiempo en su departamento pero no me quedaba a dormir, pero a Adam al parecer no le llegaba el memo que decía que quedarse a dormir no era una opción muy viable ya que se quedaba a dormir algunas noches a la semana gracias a alguna excusa, de no ser porque se quedaba a dormir en mi casa lo estábamos haciendo más que bien.
— Sam.
— Jen— dijo imitándome.
— sal ahora de la bañera.
— cinco minutos más.
Negué con la cabeza y saque el tapom de la tina.
— Jen no.
—Dijiste lo de los cinco minutos hace treinta minutos ahora sal o te vas a resfriar— la envolví en una toalla suave mientras hacia un puchero, pero no caía en ese juego desde que tenía dos años.
La vestí y le seque el cabello con una toalla mientras risos caían por todas partes cuando le pase el secador y reía porque le hacía cosquillas en la nariz, le puse unos pantalones y una camiseta cómoda con sus botas favoritas.
Bajo las escaleras y corrió hacia la cocina para tomar unas galletas mientras se sentaba en el sillón a ver alguna caricatura, me deje caer en uno de los sofás mientras ojeaba una revista de cocina, la risa de Sam era lo único que se escuchaba en la casa eran cerca de las dos de la tarde cuando mi teléfono sonó.
—Hola— dije mientras revisaba el refrigerador para pensar en que preparar para cenar.
— Hola nena— dijo Adam con voz divertida.
Me encantaba cuando me decía así, no sabía porque pero había algo de diversión en su voz cuando me llamaba así.
— ¿Qué tal el trabajo?— pregunte despreocupada mientras le daba una mordida a una manzana.
— Paso por tu casa en quince minutos.
— ¡hey tigre!— dije mientras tragaba rápidamente el trozo de manzana— Sam está conmigo.
—no hay problema lo que tengo planeado es acto para todo público— dijo en tono divertido.
No pude evitar reírme, no sabía cómo pero Adam era divertido a su manera, egocéntrica y narcisista manera, pero a la manera de Adam y me encantaba, además con el tiempo las sorpresas de Adam me parecían cada vez más emocionantes no podía entender como hacía para sorprenderme con tanta naturalidad.
— ¿Qué vas a hacer?
—una sorpresa pero no te pongas nada que no quieras ensuciar—murmuro algo sobre unos documentos— te quiero Jen.
Sonreí— también te quiero Adam— colgué sonriente, si me encantaba Adam más de lo que debería pero no podía evitarlo era como si lo conociera de toda una vida y estar a su alrededor fuera lo más cómodo del mundo, tenía un nudo en la garganta y lo trague con fuerza, no entendía cómo pero estaba desarrollando un sentimiento tan grande por Adam que me estaba asustando a mí misma, sentía que me estaba volviendo dependiendo de Adam y no quería eso, no quería complacer a nadie, quería complacerme a mí.
No sabía por qué o debido a qué pero estaba dudando, no sabía si estaba dudando de Adam o de mí o de lo nuestro pero de igual forma estaba dudando.
Me cambie el vestido de verano que tenia por unos pantalones cortos y una camiseta sin mangas y unas vans, baje y Sam seguía viendo riéndose de algo que Tom le había hecho a Jerry, en definitiva cosas que no pasaban de moda y Tom y Jerry era una de esas cosas, me senté junto a ella.
La puerta sonó y Sam salió disparada como un cohete a abrir la puerta y corrí mas atrás para saber a quién le iba a abrir la puerta, May tenía que hablar con ella, hacer eso era muy peligroso aunque viviéramos en una zona familiar. Quién sabe si pasa un loco y... me estremecí únicamente ante el horrible pensamiento vi a Sam saltar a los brazos de Adam mientras él la arrojaba al aire y la atrapaba, quede hipnotizada en los músculos de Adam flexionarse y tersarse cuando arrojaba y soltaba a Sam, me miro de arriba abajo y sus ojos se oscurecieron cerró la puerta y bajo a Sam que salió disparada a ver la televisión de nuevo.
Adam sonrió de medio lado mostrando uno de sus sexys hoyuelos, dio un par de pasos hasta llegar a donde estaba yo y me envolví en sus brazos y me beso, al principio lento y dulce pero fácilmente paso a caliente y muy provocativo, su lengua invadió mi boca de la forma más espectacular de la vida calentándome hasta la medula, deslice los brazos por su cuello acercándolo más hasta que todo el aire abandono mis pulmones y todo empezó a dar miles de vueltas, no sabía porque pero ese beso era diferente por mucho a los anteriores y estaba cargado de algo diferente y delicioso. Unió su frente con la mía y me beso en la base del cuello haciendo que me estremeciera lentamente subía hasta las parte de atrás de mi oreja y depositaba un suave beso haciéndome reír.
—Te extrañe— murmuro lo sufriente bajo para que yo lo escuchara.
Quería decir que solo se fue por unas cuantas horas tomando en cuenta que durmió aquí ayer pero mi cabeza no paraba de dar vueltas —también te extrañe— lo bese suavemente, me encantaba todo de esos labios carnosos suaves y muy muy dulces.
— ¿Listas?— pregunto contra mi boca.
Me aparte de asentí suavemente— sip, busco mis bolso y mi teléfono y nos vamos.
Negó con la cabeza con una gran sonrisa —solo teléfono
—solo teléfono
Le fruncí el ceño — ¿Qué estas tramando Daniel's?
—solo una salida al parque con mi chica y su prima— mostro sus dos hoyuelos, tenía la sonrisa de estoy tramando algo rodé los ojos y busque mi teléfono de la barra de la cocina, las llaves y salimos.
Amaba cuando me decía a si pero me gustaba cualquier apodo que me pusiera Adam en general.
Cuando salimos me encontré con una enorme hummer negra brillante en frente, era enorme sentí mi mandíbula caer al piso, lo mire con los ojos abiertos, el solo se encogió de hombros y me paso un brazo por los hombros —Necesitamos espacio.
— ¿espacio para que exactamente Daniel's?
—Sacar a pasear a mis perros— me beso la puna de la nariz se ubico detrás de mí y empezó a acariciar mis brazos desnudos— estas preciosa hoy.
Me tomo de la mano y nos dirigimos al auto cuando un enorme león asomo se cabeza por la ventana y me hizo dar un largo paso hacia atrás pero choque con el cuerpo de Adam que me sostuvo de la cabeza, era negro y enorme de ojos grises claro estaba a punto de saltar fuera de la ventana cuando vio a Adam detrás de mi quise apartarme tanto como puede del auto pero Adam tenia fijo su agarre en mi cadera.
— Mierda Adam eso no es de todo menos un perro— mi voz estaba pintada en pánico, mis piernas temblaban como gelatina.
—Claro que es un perro— ¿Qué sería entonces?
Lo mire con pánico pero lo que hizo fue acercarse al auto— No sé un león un oso la mezcla de los dos—enterré mis pies en el piso y me negué a moverme un milímetro más cerca de la hummer.
—Es ilegal tener un león o un oso de mascota en california— extendió su brazo y abrió la puerta y el león/perro/oso de Adam soltó acompañado de un hermoso San Bernardo gigante— Jen esos son mis perros ella — señalo al león negro que era leona— es Amy y este chico es— señalo al San Bernardo— es mi chico Carlo.
Sam corrió hacia los perros pero la sostuve en mis brazos antes que llegara a tocar a alguno de los perros gigantes. Adam me frunció el seño pero luego soltó una carcajada larga que hizo reír a Sam, si supiera cómo se reían los perros apostaría que hasta los perros se estaban riendo de mí. —Jen ¿te dan miedo los perros?
Apreté más a Sam contra mi pecho y sentí como un rubor subía desde mi garganta hasta mis mejillas.
No le tenía miedo a los perros eso sería algo estúpido, pero a perros tan grande como yo no solo les tenía miedo sino pánico, el perro que parecía un león me aterraba de muerte.
—No no me dan miedo los perros pero esos— los señale con la mirada— me matan del miedo.
—Jen nunca han mordido a nadie, además te aseguro que son cien por ciento seguros de no ser así no los dejaría con mi sobrina que es un año menor que Sam. Y esta encanta con Amy.
Se acerco suavemente y envolvió en sus brazos mientras soltaba a Sam se mi agarre y la dejaba detrás de mí y paso los brazos por mi cadera y me acerco a su cuerpo mirándome con sus ojos verde brillante, mientras comenzaba a trazar círculos en el hueso haciendo que miles de corrientes eléctricas se desataran por mi cuerpo y haciendo que me relajara — nunca dejaría que nada les pasara ti o a Sam—me beso suavemente los labios.
— ¿Por qué no puedes tener un perro de tamaño normal?—me queje mientras apoyaba mi cabeza en su pecho
Soltó otra carcajada que me hizo reír así también, la risa de Adam podía ser muy contagiosa, no la escuchabas o la veías muy a menudo pero cuando lo hacía era muy contagiosa.
—Jen soy un hombre grande, de hecho soy más grande que la gran mayoría de las personas que conozco ¿Qué quieres que tenga? ¿Un chihuahua?
Solté una carcajada sonora al imaginarme a Adam paseando a un chihuahua por el parque, la imagen no solo se me hacia ridícula sino que solo me daba dos opciones la primera que hiciera el ridículo más grande de la historia y lo harían pasar por gay o que es lo más probable que lo convirtiera en moda, esa esa era la opción más viable.
Negué con la cabeza mientras me limpiaba las lagrimas que se formaron en mis ojos mientras negaba eufóricamente —no, quizás no un chihuahua, pero... un shar pei estaría bien.
Levanto una ceja divertido— ¿te gustan los perros que nacen como abuelitos?
Me encogí de hombros— si son lindos y muy tiernos— dije mientras me ponía de puntillas y entrelazaba mis dedos en su cuello.
—Vamos— dijo besando mi mejilla.
Vi a Sam sentada entre los dos enormes perros y sentí un puntada de pánico se veía tan pequeña e indefensa entre esos imponentes perros que me daba pánico.
—está bien son muy afectuosos.
—May me va a matar.
chicos comenten, ¿que piensan que pasara en la próxima parte? déjenme sus comentarios los estaré leyendo.
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