capitulo 42 orgullo potterico

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Estaba en medio de una clase cuando un hombre entro con un ramo muy grande de flores entre en escena, toda la clase empezó a murmurar, la señora Baja enrojeció como un tomate, era lindo que su esposo le enviara flores. Era apenas miércoles y ya estaba aburrida, de todo lo relacionado con Adam estaba harta y aburrida de los mensajes que no veía y los correos que enviaba directamente como buzón basura.

— ¿la señorita Jennifer Stone? — pregunto el mensajero, lo mire boquiabierta, no lo había hecho, toda la clase me miro compartiendo comentarios y mirándome. La señora baja me miro y firme el papel, me hizo buscar las flores.

Ese idiota, ¿cómo sabia cuales eran las flores que me gustaban?

Idiota.

Adam era un idiota.

Pero un idiota, pero un idiota con buen justo.

Eran mis favoritas hortensias, con rosas blancas.

¿Me va a hacer caminar por todo el campus con estas flores? Maldición, todos miraban a la chica con el enorme ramo de flores. Me escabullí en uno de los pasillos y me apoye en la pared.

Uno, dos, tres repiques, aquí eran cerca de las dos así que en Londres eran como las diez pero Adam tenia la mala costumbre de acostarse muy tarde asique sabía que estaba despierto, o al menos eso esperaba.

—Hola— dijo una voz gruesa y un poco soñolienta, sonaba cansado y quise golpearme en la cara al darme cuenta que lo había despertado.

—Hola Adam— joder como había evitado ese nombre los últimos días. —lo siento creo que te desperté.

—Nena eso no importa puedes llamarme cuando quieras...

—Adam para— dije interrumpiéndolo—por favor para, no mas flores, no mas textos, no mas llamadas, ni correos necesito que te detengas.

La línea se quedo en silencio unos minutos, sabía que no había cortado la llamada porque podía escuchar su respiración agitada del otro lado. Apoye un hombro y la cabeza en la pared mientras esperaba, aunque no sabía con exactitud que esperaba.

Un suspiro entrecortado salió del otro lado de la línea— Nena ¿a qué te refieres?

Me quede en silencio unos segundos — a que pares, mi casa parece un jardín ya no sé donde más meter tantas flores, a diario tengo cientos de llamadas y ni a hablar de los mensajes o correos— suspire con exasperación— no sé como haces, pero estas a miles de kilómetros de aquí y aun así me estas asfixiando— y extraño no tenerte aquí para poder besarte, y tenerte aquí, extraño tu mirada intensa cuando no estabas de acuerdo conmigo — estas en Inglaterra, haciendo quien sabe qué y está bien, no puedes detener tu vida por mí.

—Nena no digas eso, estoy aquí por trabajo volveré apenas termine estaré contigo y solucionaremos todo esto, lo juro— desesperación. Era lo que resonaba en su voz, era una idiota por hacer que se desesperara estando tan lejos, sabía que se estaba pasando los dedos entre el cabello y tirando del que tenía en la nunca — Jen... por favor confía en mí.

Lo intentaba, de verdad lo hacía pero estaba muy confundida, todo con Adam era demasiado intenso y atemorizante, tenía miedo a perderlo pero también tenía miedo a estar con él, pero lo que me aterraba y me dejaba sin aliento era salir lastimada de esto.

—Adam— sonreí un poco al recordar las palabras de Di— crees que si no confiara en ti estaría tan tranquila, cuando podría estar imaginando que cualquier inglesa está tratando de llamar tu atención o podría aparecer enrollada en una alfombra como cleopatra.

ADAM el defecto mas perfecto... En Edición. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora