The one that got away [Yoon G...

By mgmazzoni

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- ¿Quieres jugar a un juego, Yoon Gi? - ¿Qué juego? - Se llama "¿Qué tal si?" Yo comenzaré... - Paris se acom... More

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By mgmazzoni

Y, exactamente dos semanas después, Paris se encontraba en la cocina de su casa, aprovechando porque sus padres aún no estuviesen de regreso, acompañada por distintas bolsas con compras del supermercado mientras Ji Min y Tae Hyung la observaban atentamente recostados con la espalda en la mesada. Llevaba hablando con Yoon Gi por mensajes, e incluso algunas llamadas en la noche, desde el día en que se despidieron en Yangyang y finalmente, una vez él se encargó de pedir un descanso de todos sus trabajos y hablar con el dueño del edificio sobre la probabilidad de una persona nueva viviendo bajo su techo, llegaría la noche en que ambos le anunciarían a sus padres acerca de su decisión de casarse e ir a vivir juntos a Daegu. Éstos llevaban un tiempo teniendo dudas acerca de qué había hecho Paris en esas vacaciones al regresar a casa con un humor renovado y una enorme sonrisa, pero un novio no entraba entre sus posibilidades. Después de todo, ¿ella con un novio? Ni siquiera Paris podía creerlo aún. Sin embargo, allí estaba, dispuesta a cocinar por primera vez en su vida una cena para Yoon Gi y sus padres como si se tratase de un estúpido dorama romántico.

- Ya basta – se volteó molesta hacia Ji Min y Tae Hyung al escucharlos volver a reír a sus espaldas, como llevaban haciendo los últimos veinte minutos.

- Mian, es sólo que... ¿desde cuándo sabes dónde está el supermercado, noona?

- Siempre paso por allí en mi camino a la tienda de conveniencia. El hecho de que no entre no significa que no sepa dónde está – respondió, regresando a su tarea de cortar vegetales -. Esta noche planeo hacer la cena así que preferiría que no me distrajeran, ¿ne?

- ¿La cena? ¿Dijo "cena"? – inquirió Tae Hyung con un fingido tono de asombro.

- Eso escuché.

- ¿Qué está sucediendo, hyung?

- No estoy seguro, V.

- ¿Quién es esta persona que se está haciendo pasar por nuestra noona?

Ella se giró con el cuchillo afilado en una de sus manos y los apuntó con el mismo.

- Fuera, ahora.

- Al ass eo, al ass eo. – Levantaron las manos en señal de rendición y caminaron hacia la puerta. - ¿Podemos jugar video juegos?

- Intenten no romper nada esta vez.

En verdad los extrañaré cuando le vaya, pensó para sus adentros al mismo tiempo que los veía salir. Todavía no les había comentado sobre su plan con Yoon Gi, sólo estaban al tanto de que ese día se presentaría a su familia. ¿Cómo podría hacerlo? Recordaba la reacción de Tae Hyung al contarle acerca del intercambio al extranjero por un año, ¿cómo la miraría si de repente desaparecía a Daegu por quién sabe cuánto tiempo? Y sin siquiera haber terminado la preparatoria. Debería hacerlo allí y pagarla con algún trabajo de medio tiempo. No permitiría que sus padres los ayudaran financieramente – aunque dudaba que fueran a ofrecerse. Si iba a mudarse y volverse una persona independiente, lo haría bien, al igual que Yoon Gi lo había hecho. Incluso si tenía miedo al pensar en el futuro, si estaba a su lado nada parecía ser tan malo ya que sabía que la acompañaría siempre y no la dejaría sentirse asustada. Nos protegeremos uno al otro. No pudo evitar sonreír a escondidas.

- Todo estará bien.

Al ser la carne la comida favorita tanto de su padre como de Yoon Gi, Paris se había decidido por cocinar, como aperitivo, panqueques y dumplings de carne, y luego, como platos principales, yukgaejang – o sopa picante de carne y verduras, la favorita de su padre - y bulgogi – o barbacoa de carne de res, la favorita de Yoon Gi. No obstante, no fue hasta que se cortó un dedo segundos después de comenzar con la zanahoria que una de las mujeres que trabajaban en su casa se ofreció por prepararlo ella misma, a lo cual la muchacha accedió, aludiendo a la misma excusa sobre la pérdida de sangre que había usado durante el verano. Limpió la herida y la vendó para dirigirse a la sala, donde sus amigos se encargaron de parar el juego y la vieron acercarse con una ceja enarcada.

- ¿Mwo? – preguntó ella desafiante, sentándose entre medio de ambos – Pude haber muerto.

- Ne, ne – asintió Ji Min, dispuesto a evitar la discusión y alcanzándole un mando -. Aquí tienes, todavía debes estar algo conmocionada por tu desangrado.

Ocultó una sonrisa, tomó el mando con una mano y miró a la televisión.

- ¿Qué jugaremos?

Tae Hyung se estiró sobre el sofá, meciendo su sedoso cabello rojizo con su movimiento, y se estiró hacia el cajón donde Paris guardaba todos sus juegos para tomar uno en específico.

- Piensas que mi herida de guerra es divertida, ¿verdad? – no pudo evitar hablar la joven al reconocer el juego Bloodstorm entre sus manos - ¿Te crees muy gracioso?

- Creo que soy bastante gracioso, ne – corroboró él encogiéndose de hombros con su enorme y tierna sonrisa en los labios.

- Ya veremos quién ríe al final cuando te patee el trasero.

Estuvieron jugando por lo que quedó de la tarde hasta que Paris supuso que sería tiempo de tomar una ducha y prepararse para esa noche antes de que sus padres regresasen por lo que se despidió de sus amigos, prometiéndoles que los llamaría después de comer, y se dirigió al cuarto de baño. Se tomó un tiempo extrañamente largo bajo el agua, lavándose el cabello tres veces debido a los nervios, y, al salir, tardó media hora en escoger lo que usaría. Si planeaba contarle a su familia sobre su decisión adulta, su camiseta de Peter Pan no sería la mejor opción. Finalmente, y luego de un rápido mensaje de Ji Min aconsejándola, terminó frente al espejo vistiendo una camisa verde musgo que acomodó debajo de sus únicos vaqueros libres de roturas y botas militares marrones. Su cabello lo dejó suelto y ondulado y cubrió su rostro con apenas un poco de maquillaje. Lucía madura. Se apresuró en dirección a la cocina para agradecerle una infinidad de ocasiones a la cocinera y, cuando escuchó la puerta de entrada abrirse, corrió hacia la sala para esperar a que sus padres entraran.

- Eomma, appa – los saludó con una leve inclinación -, ¿cómo estuvo su día?

Ambos compartieron una mirada sorprendida mientras le entregaban sus abrigos a la mucama.

- Muy bien, Paris – respondió su madre con el ceño fruncido -. ¿Saldrás a algún lado?

- Ani, ¿wae?

- No es normal verte vestida tan formal a menos que tengas un lugar a donde ir.

- ¡Eomma, qué graciosa! – dijo ella soltando una carcajada, logrando que la aludida se viera aún más confundida – De hecho, esta noche es muy importante para mí y decidí preparar la cena para ustedes. Un amigo vendrá hoy y me gustaría que lo conocieran, si no es problema.

- ¿Un amigo? – escudriñó su padre serio.

- Ne. – Paris se les acercó y los empujó para que fueran a su habitación. – Así que, prepárense. La comida estará lista en unos minutos.

- Ya, no empujes, cariño.

- Ppalli, ppalli – insistió.

Una vez sus padres estuvieron duchados y sentados en la mesa, la muchacha recibió un mensaje de parte de Yoon Gi diciéndole que llegaría en unos minutos. Ya había pasado por la entrevista de preguntas acerca de quién era el invitado especial, pero se contuvo por responder a cualquiera de ellas porque no quería que su familia se pusiese nerviosa al saber que se trataba de un ser humano masculino. Los conocía lo suficiente para saber que intentarían saber acerca de su procedencia y de sus planes para el futuro. ¿Qué padre quería escuchar que el novio de su hija deseaba dedicarse a la música? Prefería esperar a que él llegase para poder enfrentarse a sus prejuicios juntos y, cuando eso pasara, les dirían su decisión. Y allí, mi padre explotará y mi madre sufrirá un pre-infarto, admitió para sus adentros, tamborileando sus dedos sobre su regazo, inquieta.

- Es de mala educación llegar tarde a una cena – oyó murmurar a su madre del otro lado de la mesa -. Este amigo tuyo debería saberlo.

- Tuvo que viajar desde lejos para venir aquí hoy – quiso defenderlo, aunque ella tampoco podía comprender por qué estaba tomándose tanto tiempo.

- ¿Desde dónde?

- Daegu.

Los adultos abrieron los ojos como platos al escucharla.

- Es un camino largo sólo para una simple cena – masculló su padre con un tono contenido.

- Un camino largo que será recompensado con la increíble cantidad de comida deliciosa que preparé para todos ustedes – bromeó Paris, intentando calmar el ambiente.

- ¿Eso fue un chiste? – quiso saber su progenitora.

- Ne.

- Oh, muy bueno – la elogió.

- Gamsahabnida, eomma.

De repente, salvándola de otro incómodo silencio familiar, los tres escucharon el sonido de alguien llamando al timbre de la puerta. Paris, veloz como un rayo, se puso de pie después de decirles a sus padres que ella atendería y salió disparada en dirección a la entrada, haciéndole una seña a la mucama con las manos para informarle que se encargaría. Ni siquiera tuvo tiempo de prestar atención al semblante taciturno de Yoon Gi cuando se lanzó a sus brazos para rodearlo por el cuello con una enorme sonrisa en los labios. ¡Cuánto lo había extrañado! Su tacto, su aroma, su voz, absolutamente todo. Hasta un punto cercano a la locura. Le importó un comino que estuviese vestido de manera tan informal a pesar de saber que conocería a sus padres, lo único que quería era quedarse abrazada a su pecho por la mayor cantidad de horas posibles.

- Estoy tan feliz de que estés aquí – susurró ella por lo bajo, y se separó unos centímetros para poder ver mejor su rostro -. Te ves cansado. Gaja, entremos. Parece que está por llover.

Sin embargo, quedó helada al notar su expresión severa y afligida, como si estuviese teniendo una batalla interna. No sólo estaba mal vestido para la ocasión sino que lucía terrible. Sus ojos reflejaban cansancio con las bolsas moradas que colgaban debajo, su piel estaba pálida y hasta su misma postura encorvada lo mostraba abatido. ¿Qué había sucedido? ¿Por qué se había mostrado tan jovial por teléfono si ese era su verdadero aspecto? Estuvo a punto de abrir la boca pero Yoon Gi la interrumpió.

- "No lo entiendes. Pude ser un primera serie – comenzó a recitar una cita de "La ley del silencio" -. Aspirar a un título. Pude haber sido algo en la vida. En lugar de eso, mírame, sólo soy un golfo."

A pesar de no estar segura de a lo que estaba refiriéndose, no pudo evitar preocuparse.

- ¿Qué sucede?

- Tengo que irme, Paris.

Como si un enorme peso cayera sobre sus hombros, tuvo que apoyarse en el marco de la puerta para no caer de rodillas en el suelo al mismo tiempo que unas gotas de lluvia caían sobre sus cabezas. No reaccionó cuando Yoon Gi se quitó su chaqueta roja y larga hasta las rodillas para colocársela en los hombros, lo único que podía pensar era en preguntarse si se trataba de una broma de mal gusto de su parte. ¿Qué está diciendo? ¿Por qué ahora? Se repetía en su mente.

- Esto no es gracioso – tartamudeó, negando con la cabeza y haciendo una mueca parecida a una sonrisa -. Mis padres están esperando adentro. Les dije que los conocerías.

- No puedo, debo volver a la estación en media hora.

- Pero – Tuvo que tragar saliva para que su voz no se le entrecortara. – creí que se los diríamos hoy. Que les diríamos sobre nosotros. Creí que-

- Ani – la cayó, agachando la mirada -, no vamos a casarnos.

¿Mwo?

- Tú... ¿no quieres casarte conmigo?

El joven se llevó una mano al rostro y se masajeó los ojos con cansancio. Creyó que estaba molestándolo con tantas preguntas pero, cuando volvió a mirarla a los ojos, se dio cuenta que no era así. Está triste, reconoció ella al observarlo. Y estuvo llorando.

- Tengo tantos deseos de casarme contigo que no puedo soportar la idea de que renuncies a tu futuro por mi culpa – expuso con sinceridad, conteniendo el dolor manifestado en su voz.

- Entonces... Entonces, no lo haré. Puedo quedarme con mis padres y terminar mis estudios aquí, pero eso no significa que tengas que irte – habló rápidamente, trabándose con sus propias palabras -. O podríamos vivir juntos en un apartamento en Seúl, será romántico.

Yoon Gi sonrió sin una pizca de felicidad e inquirió:

- ¿Me amas?

- Por supuesto que lo hago.

- Entonces, no me digas lo que quiero escuchar y respóndeme algo – Él la tomó de ambas manos y las apretó. - ¿estás cien por ciento segura que quieres casarte conmigo?

- Yo... - No supo qué contestar. – Nadie está cien por ciento seguro de las cosas.

- Yo lo estoy – ilustró él con decisión -. Estoy cien por ciento seguro de que eres alguien especial y de que lograrás grandes cosas. Pero, para lograrlo, debes hacerlo por ti misma.

- Espera...

- Y por mucho que me gustaría estar allí contigo, no puedo hacerlo sin obligarte a retroceder. Jamás podría obligarte a desperdiciar una oportunidad como la de estudiar en Estados Unidos o entrar en la Universidad Nacional de Seúl.

- Espera, espera un segundo – lo obligó a detenerse, comenzando a sentir las lágrimas amontonándose en sus ojos -. ¿Estás terminando conmigo?

- Estoy liberándote.

Tuvo que sentarse en el escalón que la separaba de la entrada al saber que sus piernas no le responderían por más tiempo y ocultó su rostro entre sus manos, percibiendo cómo las gotas saladas se confundían entre las de la lluvia. ¿Qué era ese vacío que estaba abriéndose en su pecho?

- Paris – la llamó Yoon Gi con voz torturada, escuchándolo acuclillarse frente a ella y acariciar su cabello -, ¿tienes idea de lo difícil que es para mí también? ¿La cantidad de veces que pensé en esto desde que nos despedimos aquel día? ¿No crees que yo también disfrutaría entrar en este momento a tu casa y conocer a tus padres y decirles lo mucho que te amo?

- Ani – negó, sin levantar la mirada -. Ani, ani. No dejaré que esto pase. No iré a Estados Unidos, no sin ti.

- No tienes otra opción, no puedo ir contigo.

- ¡Entonces, me quedaré aquí! – exclamó, perdiendo la calma y mirándolo a través de una nube borrosa – Iré a cualquier lugar que tú quieras ir, no importa dónde.

- ¿Irás a Daegu? – preguntó poniéndose de pie de golpe, molesto – ¿A vivir en un apartamento de una habitación donde apenas puedo pagar el alquilar y no tengo una comida decente por no tener suficiente dinero? ¡Mira tu casa, Paris! ¡Yo no puedo darte esto!

- ¡No me interesa!

- A mí me interesa... - El castaño volvió a quedar a su altura y posó una mano en su mejilla. – Quiero poder darte todo lo que quieras, todo a lo que estás acostumbrada. Pero no puedo hacerlo, no ahora al menos.

Esto en verdad está pasando, supo al distinguir la decisión en los ojos oscuros y perlados del muchacho, los cuales también estaban llenos de lágrimas como los suyos.

- Tú fuiste el que me preguntó si quería casarme contigo – balbució ella por lo bajo -. Yo no lo hice, tú lo hiciste. Tú me invitaste a salir. Yo sólo te pedí que fueras a ver películas y eso fue todo. No te pedí que nos casáramos ni que viviéramos juntos ni que tuviéramos hijos. Fuiste tú. Todo esto fue por ti.

- Mianhae...

Por la que probablemente sería la última vez, Yoon Gi la abrazó con una fuerza que casi la dejó sin respiración, pero no le interesó. En lo único que pudo preocuparse fue en tratar de aprenderse de memoria cada detalle de ese preciso instante para no olvidarlo, sin importar cuántos años pasasen. Aunque podía apostar que no lo haría. Él se había convertido ya en parte de su vida, quizás en la más importante que jamás tendría, y no creí ser capaz de dejarlo atrás, en el pasado. Se trataba del primer muchacho que había amado, y con una locura desmedida. ¿Las personas alguna vez superaban a su primer amor? No lo creo, se respondió a sí misma. No si ese primer amor es Min Yoon Gi.

- Escúchame – habló el joven después de ayudarla a ponerse de pie, todavía bajo la lluvia helada -, entrarás a tu casa de nuevo, ¿ne? E irás a Estados Unidos y estudiarás en la mejor universidad de Corea del Sur y serás una gran doctora. Ahí tienes cuánto te amo. – Tomó su rostro entre las manos y, al darse cuenta que amenazaba con volver a llorar, continuó: - ¿Sabes qué es lo que harás? Te rendirás.

- Ani...

- Sé lo difícil que es eso para ti porque te aferras demasiado a las personas, pero... - Le barrió algunas lágrimas. – pero nos despediremos aquí y lo dejaremos ir.

- ¿Cómo puedes hacer esto?

- Y si el universo quiere que estemos juntos, entonces volveremos a encontrarnos, ¿al ass eo? ¿Puedes hacer eso conmigo? ¿Puedes rendirte?

- ¿Tú puedes? – preguntó en cambio, dejándolo mudo.

En lugar de responder, Yoon Gi la miró con expresión torturada y plantó un beso corto en sus labios.

- Te amo.

Y, desapareciendo en esa noche tormentosa, el muchacho giró sobre sus talones para caminar apresuradamente en la dirección opuesta, desapareciendo al doblar una esquina y dejándola allí en la entrada de su casa, insatisfecha y rota. ¿Eso era todo? ¿Había concluido? ¿Era la terminación de lo que, al final, sólo se trató de un amor de verano? De haber sabido que así serían las cosas, caviló, jamás me habría involucrado tanto contigo, Min Yoon Gi. 

Se quedó de pie por algunos minutos más, tratando de evitar que más lágrimas siguiesen rodando por sus mejillas, y se adentró de nuevo en la sala para encaminarse a su habitación. No tenía hambre ni mucho menos quería que sus padres la viesen en ese estado; no obstante, cuando quiso pasar desapercibida por el pasillo, su padre salió del cuarto de baño y chocó con ella, abriendo los ojos como platos al advertir en su aspecto.

- Hija, ¿estás bien?

Es una pregunta muy estúpida para hacer, estuvo a punto de responder, pero se contuvo.

- Ye.

- ¿Qué pasó? ¿Dónde está tu amigo?

Bajó la mirada a medida que un nudo ocupaba su garganta y se limitó a negar con la cabeza.

- Paris...

- Quisiera ir a mi habitación, si no es molestia – agregó rápidamente y, sin esperar respuesta, llevó a cabo otra inclinación -. Buenas noches.

Sin olvidarse de cerrar la puerta de su cuarto con el cerrojo, la joven se arrojó en la cama, quitándose la chaqueta de Yoon Gi que todavía seguía en sus hombros y tirándola con violencia al suelo, y lloró como jamás lo había hecho hasta que su cabeza comenzó a doler y su garganta ya no fue capaz de emitir ningún tipo de sonido. En su mente, pasaban imágenes rápidas de las vacaciones, como del día en que conoció a Yoon Gi, cuando la invitó a salir, cuando estuvieron en el restaurante, cuando vieron películas, su escena de celos, cuando le dijo "te amo" por primera vez, la noche en la cabaña de salvavidas, e incluso la despedida. Todo llegaba a su cabeza como avalanchas atrayentes de diversas emociones, a veces felices y otras dolorosas. Ya nada importaba, los planes que había hecho por los últimos días habían desaparecido tan rápido como habían comenzado la noche en que le dijo que se casaran. No debería pasar por la tarea de discutir con sus padres acerca del intercambio porque no había nada que la detuviera de hacerlo, ni tampoco tendría que pensar en lo que haría para pagar sus estudios universitarios, o preocuparse sobre si llegaría a tener un título universitario en absoluto. Su vida había regresado a lo que fue en un principio, una rutina controlada y planeada por los próximos cinco años. ¿Por qué debía estar triste? Todavía existían muchas cosas buenas por las cuales podía ser feliz. Y una de ellas la llamó cerca de la madrugada a su teléfono.

- Annyeonghaseyo, noona – la saludó la voz grave del otro lado -. ¿Cómo fue todo?

- ¿Qué tan rápido crees que podrías llegarte? – preguntó Paris a Tae Hyung -. Te necesito.

- Deja la ventana abierta. Llevaré helado.

Ninguno de los dos dijo una palabra hasta que el joven murmuró:

- Todo estará bien.

Ani, no lo estará...

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