Me siento en las nubes, cada día, al levantarme una sonrisa aparece sin yo quererlo en mi rostro. Los días, las semanas y unos meses han pasado desde la primera vez que entre a la casa de los Vernacci y lo volví a encontrar. Mis encuentros clandestinos con Lucas no han acabado, al contrario, nos frecuentamos mas, las cosas parecen ser mas... intensas.
Estoy en el final de mi carrera Universitaria, presentando algunos informes y trabajos en los que casualmente he tocado en todos con Ángel McGwire, Lucas se puso como loco cuando se lo he comentado. Su actitud me aturdió, me confundió, se supone que eso no debe pasar; al final de todo no tenemos nada. Sería muy hipócrita de mi parte negar que no me gusto verlo disgustado, por un momento pensé que hasta celoso pero lo descarte de inmediato.
—Todos en casa están muy raros —Dallan me mira de reojo y enojado con ambas manos metidas en sus bolsillos mientras paseamos a Nallan por un parque cercano a su casa —. Hasta tú. Escuche a mis padres discutiendo hace unos días... —Fruncí el ceño, eso es muy raro, el amor que fluye entre ellos es... envidiable.
—He estado ocupada con algunos trabajos de la Universidad, pero lo siento, voy a estar más atenta. En cuanto a lo de tus padres... sabes, no deberías espiar sus conversaciones. —El niega y golpea una piedrita que se atraviesa en su camino con su pie.
—No los espiaba, fui por un vaso de agua y los murmullos salían de su habitación. Decidí volver rápidamente a la mía porque odio escuchar ese tipo de cosas. —Dallan es un niño con una educación muy buena y el amor lo rodea a donde quiera que va, verlo así me preocupa, me entristece —. ¿Notaste que nos redoblaron la seguridad? —Nos volvimos hacia Bruce y otro hombre que vienen detrás de nosotros. Asentí. —. Algo pasa... pero todos creen que soy muy chico para notarlo.
—A mi me pareces muy maduro, inteligente. Es decir, ¿Qué niño habla de las finanzas del país a sus ocho años? ¿Sabes que creo? —Me detuve frente a él haciendo que me mirase fijo —. Creo que a veces olvidas que eres un niño, ¿Y adivina? Hoy voy hacer que lo recuerdes. Deja de preocuparte por los problemas de los adultos y concéntrate en disfrutar tu niñez, es la mejor etapa... eso te lo puedo jurar. —Sus ojitos mostraron un pequeño brillo que no había visto en un par de días. —. ¡Vamos hacer que este día sea diferente!
Volvimos a su casa y lo hice tomar un baño y colocarse algo cómodo, termino colocándose una bermuda y una camisa polo con zapatillas de la misma marca. Al bajar saludamos al señor Ian que hablaba con un hombre de traje en la sala principal.
—Iremos en mi auto, ¿De acuerdo? Bruce y el otro hombre nos seguirán en su camioneta. —El asiente sin reprochar y con esa sonrisa que tanto me gusta, terminamos por abordar.
—Tu auto es bastante pequeñito, ¿Qué diría mi tío Lucas de el? le gustan los autos espaciosos. — Reí por su comentario y la imagen de Lucas voló de inmediato a mi cabeza. Por supuesto no le gusta mi auto, lo mira desconfiado cada vez que subo a este.
—De seguro no le gustara. —Hablo mirándolo por el retrovisor, el ríe acomodando su cinturón. Antes de arrancar Alba abre la puerta principal y Nallan sale disparado hacia mi auto, —Oh, por Dios.
— ¡Déjalo entrar, quiere ir con nosotros! —Pide Dallan, bajo y le abro la puerta trasera y nuestro perro se embarca sin ninguna dificultad, ha crecido bastante. Termino arrancando bastante rápido, lo primero fue un parque de diversiones...
Adquirimos el brazalete mayor, con este podíamos subir a todas las atracciones. Bruce se quedo con Nallan mientras subimos a los carros chocones, sillas voladoras, a una pequeña montaña rusa, un aparato llamado "Un viaje al cielo" literalmente te subía al cielo, es tan alto que parecía podías tocar las nubes. Comimos perros calientes con Bruce y el otro hombre, Nallan también ingirió el suyo.
La segunda parada fue en un pequeño parque botánico, donde observamos todo tipo de plantas, animales y paseamos en lanchas, ¿Lo mejor de todo? Nuestro perro pudo hacerlo con nosotros.
La tercera parada: La playa. Nos cambiamos rápidamente y corrimos al agua, surfeamos un poco y paseamos en una banana gigante. Dallan ha mejorado bastante en lo primero. Alquilamos unas motos de agua y eso fue lo mejor de la tarde, la velocidad, la adrenalina que siento al hacer esto me encanta, me libera.
Llegamos a casa de los Vernacci cuando mi reloj marca las ocho y cinco de la noche. Después de sacarnos el agua salada nos volvimos a colocar la ropa que traíamos, Dallan su bermuda y camiseta y yo mis vaqueros altos, camiseta holgada y vans. Comimos una pizza gigante que compartimos con Bruce y su acompañante.
—Estoy agotado. —Anuncia Dallan cuando abro la puerta de mi auto para él. Rio por lo bajo. Subimos las escaleras del pórtico con Nallan detrás de nosotros y los guardas espaldas.
Cuando Alba nos abre la puerta principal la saludamos y entramos a paso firme mientras hablamos de lo más divertido del día, Dallan carcajeo al recordar que unos gansos querían picotear a nuestro perro en el lago yo también reí, pero no como él. Al alzar la vista ambos nos detenemos en seco y miramos fijamente al grupo de personas en la sala que nos observan de la misma manera. Al parecer hay una reunión familiar, Lucas, sus padres, el padre del señor Ian, su hermano, Jeremías, Alana y su esposo con algunas personas más que no logro reconocer.
— ¡Tío Jeremías! —Grita Dallan y corre a los brazos de este. Yo sin saber qué hacer y nerviosa coloco un mechón de cabello detrás de mi oreja y oculto mis manos en los bolsillos traseros de mi pantalón dándole una sonrisa sin mostrar mis dientes. Todos tienen la mirada puesta en mí, incluso esos ojos grises que me atrapan y me llevan a un callejón sin salida, sin luz, sin oxigeno. Los de Lucas.
Le veo decirle algo a todos y camina hacia mí con paso decidido, no hay que ser un experto para notar que Jeremías esta entreteniendo a Dallan mientras lo lleva al jardín trasero. Mierda, ¿Qué hice mal? ¿Qué hice que molesto a todos? ¿Acaso... acaso se enteraron sobre mi y Lucas? Todo mi cuerpo se estremece y no puedo evitar el nudo en mi estomago. Es aterrador y voy a perder mi trabajo por un... pasatiempo.
—Acompáñame —Pide Lucas pasando por mi lado. Antes de seguirlo mi mirada se desvía hacia la señora Alana que me mira preocupada, pero al final asiente y me regala una pequeña sonrisa.
Mi corazón late con fuerza y mis uñas se entierran en la parte interna de la palma de mi mano mientras camino detrás de él. Algo paso, algo hice mal y voy a ser despedida. Ya sabía yo que este trabajo era muy bueno para ser verdad. Quiero saber que fue lo que hice mal, porque si puedo quiero pedir disculpas antes de irme, quiero despedirme de Dallan y de nuestro perro, de Bruce, de todos...
Lucas se detiene frente a la puerta de oficina principal de la casa y la abre para mí, me hace una señal con la mano para que entre y lo hago. Siento mis ojos húmedos para este momento lo que me hace ver borroso, ambos entramos y antes de volverme hacia el limpio mis ojos evitando que él pueda notarlo.
—Yo... —Empecé a decir volviéndome, pero cuando lo hice Lucas me sorprende cerrando la distancia entre nosotros, colocando ambas manos sobre mis mejillas y uniendo nuestro labios. ¡Eso me tomo bastante por sorpresa! Era... abrumadora la forma en la que sus labios toman los míos, su lengua rosa la mía y succiona mi labio inferior cuando termina por separarse. Abrí mis ojos cuando sentí que se apartaba un poco y al encontrarme con los suyos no pude sostenerle la mirada y baje mi rostro —. ¿Qué está pasando? ¿Van a despedirme? ¿Hice algo que no les gusto? —Pregunte sin poder detenerme. Vi como sus cejas se juntan en confusión. Mis lágrimas amenazan con salir.
— ¿De qué carajos estás hablando? —Pregunta tomando mi rostro y haciendo que lo mire. Se ve enojado, su semblante es frio y... confundido.
—Todos están muy raros... Dallan me ha comentado que sus padres han estado discutiendo y... —Negué apartándome —. Si es por lo de hoy, solo quería distraerlo, quizá fui un poco extrema con las motos de agua pero todo salió bien.
—Nada de lo que está pasando tiene que ver contigo, Nadia. —Aclara con voz ronca y acercándose de nuevo.
— ¿No van a despedirme? —Pregunte sin ocultar la emoción en mi voz. El niega y una sonrisa aparece en su rostro.
— ¿Quieres que Dallan no nos hable en años? No, no te despediremos. Hemos tenido un problema algo... preocupante. —Mi ceño se frunce sin poder evitarlo —. Por eso te he traído aquí, desde ahora tendrán dos o más guarda espaldas. No pueden salir sin ellos, Nadia, por nada en el mundo salgas sin ellos. —Asentí nerviosa.
— ¿Su... su vida está en... peligro? —Casi quise golpearme por preguntar eso. Su semblante cambio de inmediato, sus ojos se oscurecieron y enfureció de inmediato pero trata de contenerse.
—Es algo familiar. Solo cumple órdenes. —Trague el nudo en mi garganta mientras asentía. Retrocedí un paso regañándome internamente por ser tan entrometida y cuando no lo escuche decir una palabra más me dispuse a salir, pero lo escuche hablar antes: —. No te he pedido que te vayas, Nadia, joder. ¡Por qué no son como ella! —Lo último me confundió, no entendía a que se refería, lo mire extrañada y bajo la mirada negando abatido.
— ¿A qué te refieres? ¿Cómo quien quieres que seamos? ¿Quienes quieres que lo seamos? —Se milita a mirarme con frialdad, lo que me asusto. Me había visto de tantas maneras, pero nunca así.
—Puedes irte, Nadia. —Pide con el mismo gesto y me da la espalda para fijar su vista en el ventanal de piso a techo que está detrás de él.
Empecé a caminar fuera de la habitación y mientras lo hago miles de pensamientos y voces atacan mi cabeza haciendo que me detenga en la mitad del pasillo. ¡Daniela... es Daniela! El quiere que seas, que sean como su ex novia muerta. Un nudo se instala en mi pecho y mis manos empiezan a tener un ligero temblor, de pronto mis ojos se nublan y debo apoyarme en la pared a mi lado.
— ¿Estás bien? —Lo escucho decir detrás de mí. Su voz ya no es fría, al contrario, parece arrepentido.
—Es ella... —Susurro, pero estoy segura que no me ha escuchado. Coloca una de sus manos en mi hombro derecho pero me aparto, cuando me vuelvo hacia él me mira confundido, abrumado —. Es ella... quieres que "sea" como... Daniela. —Tragó con dificultad, esta consternado por mis palabras pero me quedo allí, esperando como una verdadera imbécil que lo negara pero no lo hace. Asentí varias veces retrocediendo, huyendo de él.
—Nadia... —Ya le he dado la espalda y empezado a caminar con más rapidez cuando lo escucho, pero no me detengo. ¿Cómo pudo? ¡Maldita sea solo estaba tratando de sacarla de su cabeza conmigo! Baje las escaleras casi corriendo, huyendo queriendo irme pero la señora Alana me detiene al final de estas.
—Nadia —Me mira algo extrañada, mi rostro debe ser un desastre, no he derramado una lágrima pero mis ojos están a punto de dejarlas salir —. ¿Todo bien? —Asentí sin poder hablar —. Bien, ¿Puedes echarle un último vistazo a Dallan antes de irte? ya está en la cama dijo Jeremías, parece que quiere verte antes de irte.
—Iré de inmediato —Logre decir. Volví a subir las escaleras y cuando cruce la esquina al cuarto de Dallan pude ver por el rabillo del ojo que el venia por el lado contrario; ignore esa sensación molesta en mi pecho y casi corrí al cuarto del niño para alejarme de él.
—Pensé que no vendrías —Habla Dallan al verme entrar, está ya en su cama con la mitad del cuerpo arropado —. ¿Vas a venir mañana? Hoy ha sido el mejor día y quería agradecerte. —Sonreí para el sentándome a su lado.
—También la pase genial, lo mejor fueron las motos de agua. —Volví a reír tomando las sabanas y arropándolo hasta el cuello.
— ¡Y surfear! ¡Me encanta hacerlo! Creo que será mi deporte favorito. —Ambos soltamos una carcajada, eso logro calmarme un poco.
—Ahora duerme, vendré por la mañana. —Dejo un beso en su cabello y me levanto dándole una última mirada y saliendo, cerré la puerta detrás de mí y doy un respingo cuando me vuelvo y lo veo parado en el pasillo. Es Lucas.
—Bruce va a acompañarte hasta tu casa —Anuncia con voz gruesa y ronca, lleva ambas manos en los bolsillos de su pantalón. Su altura, contextura, ese porte firme me... desestabiliza.
—Tengo mi auto, no necesito que me acompañen. —Trato de pasar por su lado pero me detuvo por mi antebrazo.
—No lo hagas mas difícil, Nadia. No es un buen momento. —Habla bajo, suave.
—No necesito que me cuides, Lucas, no a mí. Mejor acabemos con este teatro antes que sea demasiado tarde para... mí.
—No... —Pase por su lado sin importarme muy poco que fuese mi jefe. Me aleje de él lo más rápido que pude y agradecí que no hubiese nadie en la sala cuando baje, eso me dejo escapar de la casa de inmediato. Debía alejarme de él, de todo su entorno. Mientras menos lo pudiese ver, mejor...
...
Estaré actualizando varias de mis novelas este fin. La siguiente es Friendzone, ¿Ya le echaron un vistazo a esa?