Haylin
-¿Qué chiquita? ¿Te sorprende saberlo? ¿Te sorprende descubrir que fui yo quien provocó, de alguna manera, la muerte de tu difunto Ethan?
No digo nada. Se aparta de mí y vuelve a caminar por el consultorio. Enserio que no esperaba esto. Mi propio padrino acabó con todo lo que alguna vez me hizo feliz, y ahora intenta hacerlo de nuevo. ¿En qué clase de monstruo se ha convertido mi padrino? Ahora todo encaja. Gael no llegó hasta allí por pura casualidad. Fue Víctor quien le guió hasta mí. Ese maldito hijo de puta. No sé cómo pude siquiera llegar a quererlo. En realidad, es un perverso-cerdo-psicópata-pervertido. Ahora, lo odio más que a nada en este mundo. Incluso más de lo que odio a Gael. Este último sólo fue su juguete, su títere, el medio que utilizó para acabar con la vida de Ethan.
-En fin... -murmura sonriente-. Eso ya quedó en el pasado. Ethan está bajo tierra y, Gael, preso en un hospital psiquiátrico.
-Tú también deberías de estar allí... -le escupo.
Su mirada me fulmina. Rápidamente camina hacia mí y lanza un puñetazo al escritorio.
-Cállate y escúchame. Esto no es ningún juego Haylin. Hablo en serio. Si no te apartas hoy mismo de Kerian, seré yo quien me encargue personalmente de hacerlo, y de por vida. Sabes muy bien de que estoy hablando, ¿no es así? -susurra amenazante-. Responde -ordena.
-Sí -mi voz es un ahogado susurro. Mis lágrimas no dejan de caer.
-Bien -vuelve a caminar-. Me gusta que nos podamos entender chiquita. ¿Ahora sí sabes lo que tienes que hacer? ¿No es cierto?
-Sí -respondo.
-Ponte de pie entonces. Quiero ser testigo de cómo lo haces -murmura autoritario caminando hacia la puerta. Yo le miro fulminante-. ¡Que te pongas de pie, maldita sea! -me grita.
Me pongo de pie y me coloco frente a él, esperando a que me dé espacio para salir.
-Aquí me tienes -musito furiosa.
Asiente y sonríe.
-Muy bien -dice y se queda callado.
Sin esperarlo, un fuerte y seco golpe se instala en mi mejilla izquierda. Un fuerte dolor de cabeza me invade. Mi mejilla arde, pica y duele por el golpe de la palma de su mano.
-Eso -me señala-te enseñará a respetarme, ¿lo entendiste?
Aparto unos mechones de cabello rubio y musito:
-Púdrete.
¡Pum! Otra bofetada. Mi otra mejilla comienza a arder.
-No lo entendiste Haylin... muy mal por ti -sonríe-. Vamos -me ordena-no perdamos más el tiempo y por favor... que no se te olviden las llaves del auto, porque no creo poder soportar viajar en taxi una vez más.
Me giro y mareada, camino hacia el escritorio. Tomo las llaves, cierro mis ojos y suspiro. No tengo opción Kerian, perdóname. No puedo fiarme de Víctor. Ahora sé que es capaz de hacer cualquier cosa para cumplir con sus objetivos.
***
Víctor aprieta y jala con fuerza mi brazo. Poco después, cuando pasamos cerca del escritorio de Gina, su voz detiene el paso acelerado de Víctor. Ella se pone en pie.
-Eh... Doctor Nolan, ¿me dará el dinero que prometió?
Miro con furia a Gina, quien a la vez observa con evidente nervio a Víctor. En cambio, este último comienza a reír y negar.
-¿Es enserio Gina? Me pides dinero después de no ser capaz de hacer bien tu trabajo. Ni siquiera sé porqué te recomendé a Haylin. Eres totalmente estúpida e ineficiente -le escupe Víctor con una sonrisa de ironía en los labios.
Gina no dice nada. En cambio, comienza a recoger sus pertenencias con desesperación y enojo. Víctor le mira divertido sin poder ocultarlo. Maldito. Aunque en cierta parte me agrada el hecho de que, básicamente, sea ella quien se esté yendo por su propia voluntad.
-Renuncio doctora. Este empleo siempre me pareció soso y aburrido -se dirige a mí y yo enarco una ceja. No me sorprende. Siempre supe que no le agradaba este empleo. Se notaba en sus gestos. Toma su bolso y computadora.
-No te preocupes Gina y trataré de depositar lo más pronto posible tu último sueldo -murmuro entre dientes, sonriéndole hipócritamente.
-Como si eso fuera mucho -dice con gesto de fastidio. Mira fijamente a Víctor antes de pasar como un rayo por nuestro lado. Víctor la sigue con la mirada. Gina, antes de doblar por el pasillo, le grita a éste: -¡Te juro que esto no se va a quedar así! ¿Me escuchaste?
Víctor ríe y niega.
-No seas patética Gina, y vete.
Gina respira con furia. Sus tacones resuenan con fuerza cuando retoma el paso y desaparece por el pasillo.
-Muy bien Haylin, tú y yo tenemos una tarea pendiente -acaricia mi barbilla. Siento asco ante su toque.
***
-Es hora pequeña. Quiero ser testigo de cómo le mandarás a la mierda. -Detiene el auto y me mira con una sonrisa triunfal en los labios. Maldito cerdo.
Sin decirle nada, me bajo del auto. Doy una gran bocanada de aire y miro el cielo gris, nublado y triste. Igual que mi corazón en estos momentos. No sé de qué manera terminaré con Kerian. No quiero ni pensar en ello todavía. No quiero lastimarle de ninguna manera, no quiero. Sin embargo, debo hacerlo, por su bien y por el mío. Me moriría si algo le pasase por mi culpa. No me lo podría perdonar jamás.
La repugnante mano de Víctor me toma del brazo impaciente y me lleva casi a rastras hasta dentro del edificio. Nos brincamos las escaleras y tomamos el ascensor. Segundos después, llegamos al segundo piso y salimos del ascensor. Sin poder evitarlo, un nudo comienza a formarse en mi garganta. Mi respiración y el ritmo de mi corazón se aceleran cuando nos detenemos frente al departamento de Kerian. Víctor me mira y me alienta a entrar.
-Anda -susurra en voz baja-. Te estaré esperando. No tardes mucho.
Le miro con odio. Víctor, en cambio, con una mirada de triunfo brillando en sus ojos, decide alejarse y recostarse sobre la puerta de mi departamento. Me muerdo el interior de la mejilla nerviosa y decido tocar la puerta. Segundos después, la blanca y brillante sonrisa de Kerian se hace presente. ¡Mierda! ¿Por qué es tan lindo? ¿Por qué la vida es tan injusta en ocasiones? No quiero volverle hacer daño. No quiero ser una segunda Jennifer. ¿Por qué es tan difícil la vida?
-¿Haylin? -frunce el ceño-. ¿Eres tú?
Miro con el rabillo del ojo a Víctor, quien mira atento lo que sucede. Enarca una ceja al verme. Bien, aquí vamos. Respira profundo Haylin. No pierdas la calma. Piensa que esto es lo mejor. Piensa que esto alejará del peligro a Kerian. Sí le alejará del peligro Haylin, pero no del sufrimiento. Mi voz interna me advierte. ¡Mierda! Tiene razón. Pero... ¿qué otra opción tengo? Sí, lo sé. Ninguna. Me aclaro la garganta.
-Sí, soy yo -respondo serena, aunque por dentro me esté destruyendo a pedazos.
Su rostro muestra confusión. Sin embargo, poco después su rostro se ilumina por la diversión.
-¿No te pudiste resistir cierto? -dice sonriendo de medio lado. Yo cierro los ojos al verlo. Sin duda, esto va a ser difícil.
-¿Puedo pasar? -pregunto al abrir los ojos.
Suspira.
-Tú, siempre -responde con una tierna sonrisa. Me muerdo el labio inferior para evitar llorar-. Anda, pasa, pero antes...-sonríe-. Quiero un beso a cambio.
Sostiene la puerta con su mano. Suspiro. ¿Un beso? Temo derrumbarme al hacerlo. Sin embargo, debo ser fuerte. No puedo caer frente a él. Acercándome muy despacio a él por el cuello, uno mis labios con los suyos en un suave y lento beso. Él me toma por la cintura, Me pierdo en ese beso durante algunos segundos, tratando de grabar la forma en la que sus labios se adhieren a los míos. Necesito recordar la textura y suavidad sus labios; necesito recordar todo de él. Su fuerza, su sonrisa, su timidez y la manera en la que sus labios me gritan sin decir nada que me ama. El beso es intenso, nuestras lenguas se exploran desesperadamente, con ardor; es un beso de despedida. Yo lo sé, él no. Nos separamos con la respiración entrecortada. Kerian no para de sonreír y yo, sin poder evitarlo, le miro con el corazón hecho pedazos. Una vaga lágrima se me escapa por la mejilla. La limpio rápidamente antes de que Kerian la note.
-Ahora sí preciosa, pasa.
Antes de hacerlo, miro a Víctor, quien parece no estar muy contento con lo que pre-senció. Tienes los brazos cruzados y me mira furioso, con sus verdes iris aún más oscuros. ''Rápido'', interpreto lo que sus labios me ordenan sin hablar.
Suspiro antes de entrar.
Me siento en el sofá. Segundos después, Kerian se hace a mi lado y acaricia mi muslo cubierto por la tela de la falda gris. Cierro mis ojos.
-¿Qué haces aquí tan temprano linda? No hace mucho que te fuiste al consultorio -murmura con voz pausada y sensual. Abro los ojos.
-Necesito hablar contigo Kerian -musito seria-. ¿Estás solo?
Kerian detiene su caricia y frunce el ceño.
-Sí, Fabiola se fue antes que ti para la joyería, al parecer, tuvo un inconveniente que debía resolver. ¿Por qué? ¿Sucede algo preciosa? -me pregunta preocupado-. ¿Es con respecto a Natalia? O... ¿tiene que ver con el vídeo? ¿Pasó algo malo con eso? ¿Cierto? ¿Gina te dijo algo al respecto?
-No -le respondo-, no tiene nada que ver con eso.
Al escuchar el nombre de Nata, no puedo evitar sentirme preocupada. ¿Por qué no se ha comunicado conmigo? ¿Habrá mejorado su madre?
-¿Entonces linda? ¿Qué te sucede? Te siento muy extraña. ¿Estás bien cariño?
Bien. Expiro profundo. Me muerdo el labio. Es hora. Poso mis manos detrás del cuello. Con cierta dificultad, me desabrocho el collar.
-¿Qué sucede preciosa? -indaga nuevamente.
Tomo su mano contra mi muslo, la abro y deposito el collar.
-Lo siento Kerian.
-¿Qué? -de pronto palidece-. ¿Qué haces Haylin? ¿Qué significa esto? -inquiere confundido-. ¿Es, lo que creo que estoy pensando Haylin? Por favor, dime que no, dime que no lo es -niega con la voz quebrada. Encierra en un puño el collar.
Siento que mi mundo se está comenzando a caer en mil pedazos. No creo poder contener el llanto; no soy capaz de hacerlo. Sin embargo, he de mantenerme fuerte. No debo flaquear. Esto es por su bien.
-Sí Kerian, estoy terminando contigo. -Cierro los ojos al afirmarlo. Percibo sus manos sobre las mías.
-¿Por qué preciosa? Todo ha estado bien esta mañana ¿Qué ha sucedido para que tomes esa decisión tan repentina? -su voz se ha quebrado; es inestable y carece de fuerza.
Abro mis ojos y ya es demasiado. Sus ojos brillan con una tristeza desoladora. Está a punto de llorar. No puede ser... Muerdo mi labio y me contengo. Debo terminar con esto lo más pronto posible, no soporto verle así. No resisto el saber que me estoy convirtiendo en ella, en Jennifer. No tolero saber que le estoy haciendo daño. Esto es más fuerte que mí. Quitando sus manos de las mías, me levanto.
-¿Esto es por Los Ángeles? ¿No es así?
No quiero girarme. No quiero verle llorar. Me destrozaría aún más el corazón.
-¿Haylin?
-Sí Kerian, es por eso -miento-. ¿A quién queremos engañar? -le digo aparentemente calmada-. Una relación a distancia jamás funcionaría entre nosotros...
Vaya mierda soy por hacerle esto.
-¿Por qué dices eso ahora? Hasta hace dos días me dijiste que lo intentarías, que no te importaba tener miedo. ¿Qué ha pasado para que pienses en ello otra vez Haylin?
-Nada Kerian, simplemente lo he decidido. Creo que es lo mejor... -vaya tontería estoy diciendo, ni yo misma me lo creería-. Ya te lo he dicho, una relación a distancia pocas veces funciona. Es inútil.
-Lucha conmigo Haylin, pero no te rindas -me dice susurrante.
Me duele el labio de tanto morderlo. Me duele la garganta por evitar llorar. Los ojos me queman por estar conteniendo las lágrimas. El corazón... simplemente sigue igual o peor que antes.
-Entonces...-musita- desistiré de ese viaje, renunciaré a todo con tal de no perderte.
Niego. No Kerian, por favor no. No hagas esto más difícil.
-Dime linda -su voz es débil- ¿qué quieres que haga? Dímelo por favor -me suplica-, pero no me abandones...
-No hagas esto Kerian, se acabó, nada va hacer cambiar mi decisión -mi garganta arde al hablar y mis labios tiemblan.
El silencio se hace. Ya no queda nada. De repente, segundos después, le siento abrazarme. Intento zafarme de su agarre, pero él no me lo permite. En cambio, sus labios dejan una estela de dulces besos por mi cuello. Suspiro extasiada por su toque. Sin embargo, poco después niego. Debo detenerlo.
-Por favor Kerian, basta... -le suplico, pero sigue besándome todavía, con mucha más fuerza y entrega.
-Te amo -me susurra al oído-. Te amo más que a nada en el mundo...
Suficiente, no puedo escuchar más. Debo irme. Ya. Aparto sus manos de un sólo tirón y logro soltarme de su agarre. Posteriormente, sin mirar atrás, me dirijo con el corazón hecho un puño hacia la puerta.
-¡Haylin!
El grito que profiere Kerian me desgarra el alma. Me giro y le veo caer de rodillas con el collar en la mano. No puedo más. Cierro la puerta al salir y me derrumbo sobre ella. Sin embargo, de repente, una mano me levanta con violencia del suelo. En un abrir y cerrar de ojos, estoy frente a la puerta de mi departamento.
-Basta de tanto drama. Abre la maldita puerta -me ordena Víctor enfadado-, que contigo aún no acabo-murmura-. Necesito que hagas una sola cosa más... una que me beneficia exclusivamente a mí-susurra con una sonrisa misteriosa en los labios-. Si lo haces pequeña... te aseguro que tu querido Kerian, quedará fuera de todo peligro...
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Un nuevo capítulo llega... Muchas bendiciones!!!