Capítulo 25

2.3K 216 15
                                    

Haylin

Suspiro con tristeza. De pronto, mi buen ánimo se ha esfumado al saber que mi mejor amiga pasar enfrenta esta difícil situación. Desde hace al menos una hora ha logrado conciliar el sueño. Ha llamado al hospital y ha dicho que no iría a trabajar. Kerian, Fabiola y yo, nos hemos encargado de comprar un tiquete de vuelo a primera hora mañana para Georgia. Fabiola ha estado ayudándole con sus maletas. Yo la he estado consolando y apoyando en todo momento. Sé lo que esto significa; mi compañera de habitación, mi confidente, mi fiel y loca amiga, se irá. No puedo evitar contener el llanto al pensar en ello. Nata ha sido mi muro, mi campo de fuerza, mi principal fuente de apoyo a lo largo de todo este tiempo. Saber que no veré su cabello gris enmarañado al levantarse por las mañanas, me mata.

Ya es pasada medianoche y no he podido lograr conciliar el sueño. Solamente he conseguido alivianar mi tristeza al sentir los cálidos, dulces, abrazadores y fuertes brazos de Kerian a través de la oscuridad de aquella sala. Hace más de una hora que Fabiola se ha ido y, desde ese entonces, yo y Kerian hemos permanecido en el sofá, abrazándonos. Le gradezco este gesto, que esté aquí conmigo, brindándome su apoyo incondicional.

Besa continuamente mi frente y mejillas como muestra de apoyo. El dolor que siento en mi pecho se debe a una cosa más: la muerte de Walter, el padre de Natalia. Aún no puedo creer que ya no esté con nosotros. A pesar de que tenía mucho tiempo sin ver a los padres de Natalia, cada vez que iba a visitarlos con ella, me trataban como a una hija más. Su deslumbrante sonrisa y su buen humor eran contagiosos. Mentalmente rezo para que Doris, la madre de Natalia, logre superar esta difícil prueba con éxito. El accidente que cobró la vida de Walter y que mantiene grave a Doris en el hospital, fue provocado por un imprudente conductor ebrio que manejaba un camión. En ocasiones, me pregunto porqué rayos existen personas tan irresponsables. ¿Por qué son tan ignorantes, por qué la manía de conducir en estado de ebriedad? ¿A caso no son conscientes del daño que pueden provocar, las vidas inocentes que podrían arrebatar en su condición? Sencillamente no lo comprendo.

-¿No tienes sueño? -me pregunta susurrante Kerian al oído.

Niego. Suspira.

-¿Qué tal si nos vamos a recostar a la cama? El sofá es un poco incómodo.

Le miro a través de la oscuridad.

-Está bien -acepto.

Nos ponemos de pie.

-Súbete -musita de pronto-. Te noto algo agotada. Anda, yo te cargaré. Te juro que no dejaré que caigas.

Con una sonrisa triste en mis labios, me subo al sofá y luego, con mucho cuidado, enredo mis piernas por su cintura y recuesto mi cabeza sobre sus hombros. Aferro con fuerza mis manos a su pecho.

-¿Lista?

Asiento. Frunzo el ceño percatándome de algo.

-No traes tu bastón.

-Así es, lo he olvidado en mi apartamento, pero tranquila, que ya me he aprendido de memoria todo el camino hacia tu cuarto, créeme -ríe fugazmente al decir esto último. Sonrío. Beso su hombro y comienza a moverse lentamente, extendiendo sus manos hacia el frente para no chocar con nada.

Con algunos leves tropiezos, logramos llegar a la habitación en donde Nata duerme serena. Kerian, al notar la cama cerca, se gira para que yo me baje. Con cuidado, me dejo caer sentada sobre la cama. Ladeo mi cabeza y miro a Natalia. Mi rostro se contrae de tristeza al notar la expresión de su rostro. Ya no está la chica divertida y sarcástica que conocí hace cinco años. Ahora está una mujer acorralada por la tristeza, por un dolor muy grande. De repente, el sueño me comienza a invadir. Pocos segundos después, la cama sede ante el peso de Kerian. Se acomoda muy bien y extiende sus brazos hacia mí. Sonrío por su gesto. Elevo mis piernas hacia atrás y me elevo hasta llegar a su lado. Sus brazos me toman, me acarician y me reconfortan como nada en el mundo.

Haylin: A través de tu piel |PARTE 1| EN EDICIÓN ©Where stories live. Discover now