Asher
Enfrento a Josh cuando llegamos a la finca, pero su actitud no es agresiva como la de Eslem Fletcher. Al contrario, está muy calmado. Envidio su capacidad de poder mantener esa tranquilidad. Yo estoy muriéndome por dentro. No tengo idea de cómo actuar. Me siento perdido, angustiado y aterrado. No importa a dónde vaya, no puedo escapar de esta ansiedad, de esta sensación de desesperación. Es como si mi corazón hubiese sido arrancado de mi pecho y destrozado en el bosque desde el momento que la alejaron de mí.
He intentado, realmente he intentado sentir algún rastro, pero no logré nada. Me siento como el peor de los fracasos. Cada minuto sin Arianne es un martirio. El peor castigo. ¿Cuánto más soportaré? Mi corazón no funciona correctamente sin ella. Es dueña de mis latidos.
—Asher —Oigo la voz de Andrew y lo miro sobre mi hombro.
Termino de arreglar mis maletas junto a la ropa de Arianne y las cierro. Estoy impaciente. Si me equivoco sobre el paradero de mi chica no sé qué haré. Han pasado horas y la extraño como un jodido loco. No pienses en lo peor... Mi lobo rastreará su olor cuando regresemos a ese maldito pueblo.
—¿Alguna pista de Emmie?
—No he encontrado ningún rastro —responde mi hermano, angustiado —. Mierda, no puedo sentirla. Algo está bloqueándome.
—Es la hiedra púrpura. Aulus lo está usando en ambas. Las necesita débiles.
Él asiente y puedo notar a sus ojos brillosos por las lágrimas retenidas. Es injusto que haya sucedido esto. Mi hermano menor al fin encontró a su chica y la arrebataron de sus brazos.
—Encontraremos a Ari y Emmie —afirmo en un intento de ser fuerte por los dos.
—Lo sé, debemos darnos prisa. Eslem y Kellan irán con nosotros.
Nos vendrá bien refuerzos. Bajamos juntos a la sala de estar dónde encontramos reunidos a los demás, incluso a mi madre. No quiero discutir así que la ignoro. Josh me dirige una mirada fría que me hace encogerme.
—¿Sabe cuáles son las intenciones de Abigail y por qué secuestró a dos mujeres fuertes? —cuestiona con un tono helado de impotencia —. Ha hecho rituales durante cientos de años con el único propósito de volverse más poderosa y adquirir un cuerpo resistente que le permita permanecer mucho tiempo en la tierra.
Todas mis preocupaciones y miedos se acumulan como un meteorito que impacta en mi cabeza.
—Sumen dos más dos —continúa Josh —. Emmie es una licántropo fuerte y Arianne no ha cambiado de forma. Dudo que Abigail quiera pasar por ese proceso doloroso. Mañana saldrá la luna llena.
Andrew suelta un gemido adolorido.
—La intención de Abigail es quebrar el lazo que te une a Arianne —Josh me mira serio —. Es la única manera de poseer su alma. Puede llevarle bastante tiempo así que usará a Emmie como recipiente para mantenerla entre nosotros. ¿Poseer el cuerpo de una druida? La hará malditamente invencible.
Tiemblo y tengo que obligarme a calmarme para poder seguir respirando. Esa bruja no ganará. Arianne ha llegado muy lejos y no permitirá que ella logre sus objetivos. Mi chica es superior a ese demonio. Encontrará una forma de regresar a mí.
—¿Por qué eligieron New Hope? —pregunta mi padre.
—Porque el pueblo está profanado y la magia que habita en estas tierras es muy corrupta. Permitirá que los rituales malignos sean más accesibles. La naturaleza no se opondrá —explica Josh —. New Hope está tan sucio como Abigail y Aulus.
La conmoción regresa y aparece el verdadero dolor que me deja entumecido los siguientes segundos. Ellos quieren quebrar a mi chica de todas las formas posibles y lo peor es que no puedo hacer nada. No aún.
—Vamos al aeropuerto de una jodida vez —me dirijo a la puerta —. Ya no quiero perder un minuto más sin Arianne. No me sirve de nada quedarme aquí y escuchar teorías. Muévanse.
Las siguientes palabras de Josh son como látigos en mi cara.
—Recen para que Abigail no triunfe o perderemos para siempre a Arianne y Emmie.
El precio de lo que eso podría significar me motiva a luchar sin rendirme. Confío en Arianne y su fuerza. Ella saldrá de esta. Sé que sí. Mi chica nunca defrauda.
—Abigail no ganará —sentencio —. No podrá con Arianne.
🌙
Arianne
Aturdida, inspecciono el extraño sitio que me rodea. Las luces fluorescentes me dañan los ojos y gimo con un gesto de dolor. Mi cabeza palpita con mil volteos y algo duro presiona mi espalda rígida. Me doy cuenta de que estoy amarrada sobre una mesa metálica. Hay sueros en mis brazos y nuevamente extraen mi sangre como la primera vez que fui secuestrada.
Estoy harta.
Sigo examinando la habitación y veo otro cuerpo tendido en la mesa contigua.
Es Emmie.
Se me hace un nudo en la garganta al ver que están cortándole el cabello rubio y las uñas. ¿Cómo se atreven a disponer de un cuerpo que no les pertenece? ¡No tienen derecho!
—Déjenla en paz, desgraciados —espeto —. Déjenla ir. No la toquen más.
Está inconsciente y se ve frágil. Una bata de hospital cubre su cuerpo. Intento moverme para ayudarla, pero de nada sirve. Estoy tan amarrada que duele. La puerta de la habitación se abre y entran varios hombres armados hasta la médula. Entre ellos se encuentra Aulus y sonríe maliciosamente.
—Veo que ya despertaste, pensé que no lo harías —sonríe Aulus —. Al parecer la hiedra hizo un excelente trabajo. ¿Cómo estás, Arianne?
Me quedo en silencio, negándome a darle la satisfacción de ver mi dolor.
—Podrías colaborar y todo iría mejor —Toca mi rostro y tiemblo por el asco que me provoca su toque —. Vamos, no me mires así. Es un honor servir a Abigail.
Le escupo y me siento satisfecha al ver mi saliva deslizarse lentamente por su rostro. Aulus hace una mueca y saca un pañuelo de su chaqueta para limpiarse.
—Eres toda una luchadora, ¿eh? —Aulus se ríe —. Adelante, pelea lo que quieras. No servirá de nada aquí. Estás débil.
Aprieto los dientes.
—Déjala ir y juro que te perdonaré la vida.
Mira a sus hombres y suelta una sonora carcajada que retumba en la habitación. Su risa es cruel y llena de malicia.
—Mmm... —Hace una pausa, evaluando mi rostro —. Tú no puedes matar ni siquiera una mosca en estos momentos. Tus poderes están inactivos, tu lobo...
—No podrá encontrarme, bla bla —Le interrumpo —. ¿Crees que eso me detendrá? Romperé cada parte de tu cuerpo y juro que voy a disfrutarlo. Te degollaré como lo hiciste con mi hermano, luego colgaré tu cabeza en el bosque para que sirva de adorno.
Aulus no se inmuta y mantiene su sonrisa de come mierda.
—No cabe dudas que llevas la sangre de Abigail Sanders. Me encanta tu pasión, no voy a negarlo. Te hace más atractiva.
También sonrío. Maldito viejo asqueroso.
—No te atrevas a insultarme de esa manera. Me siento muy ofendida.
La diversión abandona su cara y me genera escalofríos.
—Mejor cállate si quieres mantener con vida a tu amiguita.
—¿Qué quieren de ella? Es una chica inocente.
Aulus se lame los labios y toca la mejilla de Emmie. Quiero cortarle las malditas manos.
—Es una mujer lobo, una muy fuerte, de hecho. Ha cambiado de forma y tú no.
No sé a dónde quiere ir con esto.
—Por ahora.
—Por ahora —concuerda —. Abigail no podría soportar el proceso de transformación porque sigue débil, pero sí necesita tu alma para volverse más fuerte. ¿Consumir el alma de una druida y vivir en el cuerpo de una licántropo? Interesante.
La realidad me golpea como un ladrillo en la cara dejándome en shock. No puedo creer lo que intenta decirme. Niego con la cabeza, sintiendo la verdad me derriba como un tren fuera de control, pero no quiero creerlo. Me niego. Ellos no lastimarán a Emmie.
—Eso es imposible —Mi voz duda —. No es posible.
La boca de Aulus se curva en una sonrisa burlona.
—Vivimos en mundo donde todo es posible —masculla —. La magia negra no tiene límites, Arianne.
Me remuevo como una loca, pero mis intentos son inservibles. No puedo permitir que eso suceda, no con Emmie. Andrew no me lo perdonaría.
—¡Bastardo! —grito —. ¡Maldito enfermo!
Mi cuerpo empieza a temblar debido a la rabia. Antes de que pueda darme cuenta, recibo una bofetada que me hace girar la cara. La sangre corre por mi boca y escupo sangre. Me rompió el labio.
—Perdoné tu insolencia la primera vez. La segunda ya no —advierte.
No me asusta. Le dirijo una mirada de odio que no lo inmuta.
—¿Qué quieres? —exijo —. ¿Qué mierda quieres?
Se toca los labios.
—Abigail prometió que cuando concluya con sus planes, seré el nuevo dueño de New Hope. Sin Karlsson y todos los licántropos me verán como un Dios.
Es mi turno de reírme hasta soltar lágrimas.
—Que patético eres. ¿De verdad crees que respetarán a una mierda como tú? Déjame recordarte que tu manada te odia.
Aulus le resta importancia a mi burla.
—Abigail te está dando una oportunidad —dice a cambio —. Ella no es tan mala como te hicieron creer. Te concederá cualquier deseo que pidas. ¿Quieres ver a Theo?
Mi cuerpo está temblando, mi corazón acelerado. Parpadeo rápidamente y me trago las emociones. No caeré en su trampa. Juega con mi mente. Sabe que Theo es una gran debilidad.
—Theo está muerto.
Estoy sintiéndome enferma, ansiosa y nerviosa. Mi cabeza está gritándome que lo ignore, pero mi corazón se muere por aceptar su propuesta.
—¿Qué harías para verlo nuevamente? Él está aquí.
Me quedo en silencio debatiendo qué responder. Aulus me mira con ojos brillantes y maliciosos. Algo malo está a punto de suceder.
—Cualquier cosa —contesto antes de que pueda detenerme —. Cualquier cosa.
La sonrisa de suficiencia aumenta aún más si eso es posible, luego les ordena a sus hombres que me desaten.
—Tráiganla, no podrá lastimarlos. Está indefensa.
Los hombres se acercan a mí con el temor evidente en sus ojos, pero me quedo quieta.
—¿A dónde me llevan?
—Estarás encantada de ver esto.
Una vez que me liberan de las cadenas, me agarran de los codos para seguir a Aulus. Estoy descalza, el cabello suelto y tengo puesta una bata de hospital. Analizo mi entorno sin perderme ningún detalle. Será útil para mi futuro plan de escape. Llegamos a una escalera en el extremo de la sala. Subimos y Aulus desenrosca el tornillo de la tapa y la levanta hacia un lado. Los hombres me empujan y lo sigo.
—Adelante, sé que esperaste mucho por este momento —Aulus me mira con emoción —. Será un gran reencuentro emotivo. Los dos hermanos volverán a reunirse. ¿No estás feliz, Arianne?
Aprieto los labios e ingresamos a un túnel muy oscuro con un extraño aroma que me agita las entrañas. Me fuerzo a mí misma a escanear la habitación con el miedo hundiendo mi estómago. Adentro, el aire se siente frío, como en un hospital. Hay un olor a putrefacción que penetra el aire.
—Espero que lo hayas extrañado mucho —sonríe Aulus —. La primera vez que lo traje aquí él aún seguía vivo. No olvides que era un druida y podía sanar rápidamente.
Mi corazón se rompe.
—Me das tanto asco.
Aulus levanta los brazos en señal de triunfo.
—¿Querías ver a tu hermano? —pregunta entre risas —. Bien, aquí lo tienes.
Entonces encienden las luces y me quedo sin aliento.
Lo primero que veo son cuerpos apilados.
Millones de cuerpos.
Es demasiado.
—No...
Retrocedo y desvío la vista, pero los hombres de Aulus me obligan a mirar. Un sollozo se me escapa y me cubro la boca con las manos. No puedo ver esto. Estoy impactada. Me dejo caer con un grito en el suelo, ahuecando los lados de mi cabeza mientras me siento como si estuviera muriéndome.
Me duele el pecho.
Me duele tanto.
Contra la pared hay miles de niños, una imitación de carnicería. Yacen muertos como si no fueran nada. Empiezo a gatear para acercarme, mi visión está nublada por las lágrimas. La desesperación me supera cuando rebusco entre los cuerpos podridos. La carcajada de Aulus hace eco en la deprimente habitación.
—¿Theo?
Estoy llorando y las ganas de vomitar me abruman. No puedo creer esto. La mayoría deben tener ocho a doce años. Están acumulados como si fueran ladrillos en una construcción. Sus ojos están cerrados, algunos abiertos. Todos desnudos, despojados de sus ropas. Sus cuerpos están repletos de cicatrices y no me pasa desapercibido la estrella impregnada en sus pieles como tatuajes.
Es turbio y retorcido. Un insulto a la vida. Quiero cerrar mis ojos para dejar de ver, pero una parte de mí me obliga a mirar. Es una tortura que me desangra por dentro.
—Abigail tiene cierto fetiche por el alma de los niños. Según ella, son más deliciosos —Hace un sonido de gemido que me genera arcadas —. ¿A qué sabrán? ¡Ah sí! Pureza.
Rebusco entre los cuerpos e ignoro la sangre resaca y restos de carne que manchan las paredes.
—Theo —sollozo —. Theo...
—Lo buscaste por años, lloraste por él y hasta hoy sigues culpándote por su muerte —Aulus se regocija con mi sufrimiento —. Encontraste a tu hermano, Arianne. Espero que lo disfrutes.
Apunta hacia una dirección y entonces mis ojos chocan con su cuerpo.
Veo a mi hermanito.
🌙
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