Capítulo 1 🌙

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Arianne

Más de una vez intenté continuar con mi vida, olvidar los horrores y convencerme que el destino tiene mejores planes. Quise salir adelante, ser una chica normal, pero sigo estancada en esa noche. La misma noche que Theo fue asesinado. Mamá y yo nos mudamos innumerables veces cada año en un esfuerzo ridículo de empezar nuevamente.

Nada funcionó.

El recuerdo de Theo siendo desgarrado por un lobo nos perseguirá el resto de nuestra existencia. Estaremos en paz cuando él reciba justicia. Yo no descansaré hasta que el verdadero responsable obtenga su merecido.

No fue un simple animal.

Nadie me convencerá de lo contrario.

Camino lento rumbo a su habitación. Mi mano rodea la fría perilla de metal de la puerta mientras me asomo a través de la grieta. Me quedo en silencio y la observo abrazar un peluche que le perteneció a Theo. Su llanto es desgarrador y una lágrima resbala lentamente por mi mejilla.

Hoy cumple cinco años de desaparecido.

No sabemos si está vivo o muerto.

Le lloramos al vacío.

—¿Mamá? —pregunto.

Mi presencia la alarma y limpia rápidamente sus lágrimas. Estos días ha llorado mucho, más de lo normal. A veces la escucho pedir ayuda durante las noches y suplicar que la dejen en paz. Ella perdió la razón de cierto modo.

—No te oí llegar, cariño —coloca el peluche en la cama y fuerza una sonrisa.

Mi corazón se retuerce ante la clara angustia en su voz. Puede que haya sucedido hace cinco años, pero aún duele como la primera vez. Fue un evento traumático que nos marcó a ambas. Nos ha destruido.

—Fui a dar una vuelta por el bosque para despejar mi mente —musito y me siento a su lado en la cama —. No es de mis días favoritos.

Sus ojos están rojos e irritados mientras me observa. Haría cualquier cosa para sanar su dolor.

—La mía tampoco, pero nos tenemos y es lo más importante —sonríe —. Iré a preparar la cena y después veremos una película juntas.

Asiento con un nudo en la garganta.

—De acuerdo.

La veo irse y contemplo el peluche en forma de conejo. Sus cosas siguen en cada rincón, aún escucho sus risitas, pienso en nuestros juegos, las cosquillas que le hacía.

Theo...

Me acuesto en la cama con el peluche aferrado a mis brazos. No me rendiré con él. Existe la mínima posibilidad de recuperarlo y voy a tomarlo.

🌙

No puedo terminar de ver la película, tampoco ayuda que sea tan deprimente y me genere lágrimas en los ojos. La mejor idea es regresar a mi habitación y rogar que el día termine lo antes posible. Mamá mastica débilmente las palomitas, su mirada es distante mientras mira el televisor. La opresión en mi pecho aumenta y tengo que parpadear para calmarme. Sé perfectamente que se debe al sentimiento de culpabilidad que siento. Theo era el sol que iluminaba nuestras vidas. Ahora todo es tan oscuro debido a su ausencia.

—¿Crees que él está vivo? —Le pregunto a mamá. Las palomitas quedan suspendidas en su boca —. ¿Crees que algún día volveremos a verlo?

Mi madre se tensa.

—Hablamos de esto muchas veces.

La rabia me recorre la columna vertebral. Mamá frunce el ceño con disgusto cuando alcanzo el control remoto y apago la televisión.

Dulce Maldad [En Librerías]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora