— ¿ De verdad que le mataste tú...?— Dijo el shinobi mientras miraba decepcionado al kunai que yo no era capaz de mover.
— Pues sí. Pero, no tengo ni idea de cómo lo hice...
Llevábamos más de media hora en el campo de entrenamiento y yo no había sido capaz de mover ni un poco los kunais. Realmente me llegué a preguntar si todo fue parte de mi imaginación y alguien lanzó el kunai al enemigo en vez de que yo lo hiciera. Pero aún recuerdo que sentí que una fuerza emanaba de mí y eso era lo único que me verificaba que había sido yo.
Kakashi suspiró una vez más y se tumbó en la hierva ya que él no creía que yo fuera a lograr algo. Sentí rabia por que él no me creía, y ya estaba cansada de aparentar ser una loca ante todos.
Miré fijamente al kunai, me concentré todo lo que pude y apreté todos los músculos de mi cuerpo intentando que se moviera. Tras un par de minutos desistí. " Esto es una mierda, al final si que voy a estar loca."
Volví a recordar la situación de esa mañana. Recuerdo cómo la adrenalina fluía por mi cuerpo y mi corazón bombeaba sangre a una velocidad espantosa. Luego de eso caí al suelo dado que el hombre me empujó y ahí fue cuando conseguí mover el kunai... pero ¿cómo?. Solo sentí que una fuerza emanaba de... "¡Eso es! la energía salió de mi brazo, no de mi mente como estoy intentando"
Me senté con las piernas cruzadas en el suelo y volví a mirar al kunai, pero esta vez no hice esfuerzos raros. Esta vez me concentré en mi mano, e intentar que esa fuerza apareciera en ella. Miré a Kakashi, el cual estaba con los ojos cerrados y sus manos sujetando su cabeza. Sin que eso me importara, intenté que la fuerza apareciera. Noté algo, no mucho pero sí algo. Me concentré en el kunai, pensando con mi cabeza los movimientos que quería que hiciese.
Entonces el kunai se movió, ligeramente pero lo hizo. Me concentré algo más, dibujé en mi mente una trayectoria y sentí como la fuerza de mi mano se hizo aún más intensa y entonces pasó... El kunai se elevó del suelo y comenzó a dibujar el mismo trazo que yo había imaginado. Abrí los ojos hasta no poder más, me desconcentré y el kunai cayó al suelo produciendo un sonido seco sobre la tierra.
Kakashi, que hasta el momento estaba "dormido" abrió su ojo negro y me miró.
— Te-lo-di-je.— Dije remarcando cada una de las sílabas.
Él se incorporó y me miró con atención.
— He notado eso. Quiero decir... Hazlo de nuevo.— Se quitó la bandana que cubría su ojo izquierdo y entonces vi su sharingan. Era tan atrayente aquella mirada roja que podría estar años mirándolo sin dejar de admirarlo.— Ejem...— Se aclaró la garganta al ver que yo no reaccionaba.
—E-Eh... ¡sí, sí!
Entonces esta vez decidí ver hasta donde podía llegar yo misma con esta habilidad. Me centré en otro kunai, y de igual manera centré la energía en mi mano. Después el kunai se elevó, lo traje hasta mi mano, sin llegar a tocarla y lo hice girar como si de una peonza se tratase. Sonreí a Kakashi en señal de victoria. Por fin se podía comer sus propias palabras.
— Lo he notado de nuevo. Y... además no usas Chakra...
— ¿El qué has notado? Es normal que no use Chakra, yo nunca he tenido de eso.— Dije mientras dejaba de jugar con el kunai y ponía mi mano sobrante en la frente suspirando ante todo aquello.
— Cada vez que haces eso siento que usas la energía. No sé como explicarlo.
— Quieres decir que cuando muevo cosas, ¿tú lo notas?.— Él se limitó a asentir con la cabeza, sin quitarme la mirada de encima.
— Hmmm.. ¿Hasta dónde puedes llegar?
La verdad es que yo también tenía curiosidad sobre eso y ya que había varios kunais en el suelo decidí levantar todos ellos. Volví a repetir lo mismo que las otras dos veces, y los kunais se elevaron, pero no todo era tan bonito y fácil... Cuando los hacía moverse mi cabeza se liaba, no los podía mover independientemente. Si movía uno hacia arriba, otro hacia un lado, otro hacia abajo y otro dando vueltas, mi cabeza se liaba mucho y al final perdía la concentración. Sin embargo sí podía moverlos todos a la vez.
Elevé por última vez todos los kunai, y decidí probar si los podría lanzar a las dianas que había dibujadas en los troncos caídos. Lancé el primero, el segundo, el tercero... Todos iban a donde yo quería, sin ningún error. La única forma que había de que yo fallara es que mis ojos no vieran bien el blanco de la diana. Me quedaban unos 10 kunais para lanzar, y decidí ver si podía tirar todos a la vez. Así fue, todos fueron a la misma velocidad hasta que chocaron contra el tronco, clavándose en él.
— Vaya... — El peli plata estaba algo sorprendido, pero no tanto como yo.— Al parecer vas a ser más interesante de lo que pensé.
Sonreí ante ese... "alago" que recibí del ninja. En ese momento mi cabeza me empezó a doler bastante, como cuando llevas muchas horas concentrado en algo y tu mente dice basta. Kakashi me notó cansada y se levantó del suelo.
— ¿Te apetece tomar algo? — Dijo mientras se sacudía los pantalones limpiándose la arena y cubriendo de nuevo su ojo con la bandana.
— La verdad... no estaría nada mal.
— Pues quédate ahí quietecita mientras voy a por algo de beber. No tardo mucho.— Se marchó entre los árboles
Me tumbé en un lado donde había césped para poder relajarme un poco. Máx dormía plácidamente cerca de ahí mientras movía de vez en cuando sus patitas. Estaba soñando. Sonreí al ver que al menos él estaba tranquilo. Miré al cielo ya algo anaranjado y a las nubes pulular formando figuras. Cerré los ojos por unos minutos, realmente estaba agotada.
Pasaron unos 4 minutos cuando entonces... BAAM. Sentí como la energía que nos unía a Kakashi y a mí tiró de mi cuerpo fuertemente hacia la dirección de donde se había ido el peli plata. Me intenté agarrar a algo, y no pude evitar chillar ante la gran sorpresa de aquel acontecimiento. Pero tras unos segundos... Todo lo de mi alrededor se desvaneció como si fueran partículas desvaneciéndose. Yo seguía tumbada, aunque ya no notaba que la fuerza azul tirase de mí. Me levanté en aquella oscuridad con miedo, no sabía qué estaba pasando y tas unos segundos... Todo volvió a materializarse. Suspiré algo aliviada, sin embargo... Ya no estaba en aquel bosque ni en la zona de entrenamiento. Frente a mí estaba el peli plata mirándome con cara de asombro, y al rededor había gente que al parecer no se había dado cuenta de aquella situación.
— ¿Qué... es esto?— Fue lo único que fui capaz de decir.
Miraba atónita las calles de Konoha. ¿Me había teleportado hasta él?
— ¿Cómo has...?— Al ver mi cara él ya supo la respuesta.
— La maldita fuerza esta tiró de mí.
— Si, lo sé, yo también sentí el tirón. Hmmm.. de aquí a la zona de entrenamiento habrá... cuatrocientos metros...— Dijo pensativo, a lo que yo no le hice mucho caso, seguía impactada tras lo sucedido.— Espera aquí, no te muevas, ¿de acuerdo?— Y desapareció tras un salto que apenas pude ver.
"Genial... otra vez sola..." El cielo era cada vez más oscuro y las luces de las calles se encendieron, dando una perspectiva muy bonita de aquellas calles. Me apoyé en una pared para no entorpecer a la gente que caminaba por las calles. Y entonces, otra vez un nuevo tirón empujó de mi cuerpo, pero esta vez una pared frenó el tirón. Mi cara se estampó en ella y entonces se desintegró, volviendo a aquel lugar oscuro.
— Ah... au....— Pude ver cómo aparecía ante mis ojos aquel bosque de nuevo, aunque estaba algo mareada tras el impacto contra la pared.
— Madre mía, ¿qué te ha pasado?— Dijo el peli plata al ver la expresión de mi cara.
— Creo, que no deberías hacer más veces eso, al menos no si hay obstáculos cerca de mí...
Él se rió mientras alargaba su brazo a mi rostro ya que me había echo un rasguño tras el impacto. Si no hubiese estado mareada por lo sucedido de seguro mi rostro hubiera cogido un color rojizo...
— Bueno, la buena noticia es que ya sabemos que no podemos separarnos más de cuatrocientos metros.— Me senté en el césped a descansar cuando entonces me acordé...
—¡Mierda!— Dije mientras miraba a todas partes.— ¡Máx! ¿Dónde estás? Ven aquí chico.— Seguramente se despertaría tras mi grito antes de teletrasportarme a la ciudad y habría salido a buscarme.— No, no, no,no, no puedo perderle a él.
— Tranquila, tranquila.— Dijo Kakashi poniendo sus manos en mis hombros para que me calmara.— Dame un segundo...
Kakashi juntó sus manos y rápidamente hizo unos gestos con ellas, tras eso tocó el suelo y una nube pequeña de humo apareció. "¡Eso es un jutsu de invocación!" Tras unos segundos una figura perrona apareció delante nuestra.
—¡Pakkun!— Dije asombrada mientras el perro se giró hacia Kakashi.
— ¿Qué ocurre Kakashi?
— Pues verás, hemos perdido un compañero perruno y necesitamos tu ayuda.— Dijo tranquilamente mientras guardaba sus manos en los bolsillos.
— Entiendo, dejarme que rastreé el olor. — Pakkun desapareció a los pocos segundos por el bosque olisqueando el suelo.
La noche ya empezaba dominar el cielo y aunque hacía calor, el aire ya empezaba a refrescar.
— Deberíamos ir a el apartamento que nos dio el Hokage. No te preocupes, Pakkun llevará a tu amiguito allí.— Dijo mientras se alejaba en dirección a la ciudad.
Suspiré y le seguí el paso.
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Kakashi abrió la puerta del apartamento con la llave que le había facilitado el Hokage en nuestra charla con él. Me hizo un gesto para que pasara dentro.
— Gracias.— Dije mientras entraba por la puerta.
El apartamento era algo amplio, con la cocina cerca de la entrada la cual se separaba del comedor con una encimera y unas sillas que la acompañaban. En el salón había dos sillones grandes separados por una mesa de cristal en el centro de la habitación. Unas grandes ventanas correderas de cristal dejaban ver el cielo azul en el que se encontraba una luna brillante. A cada lado de la habitación había unas puertas que llevaban a un dormitorio, el cual tenía un baño cada uno.
— Lo que no entiendo...— Dije mientras me acomodaba en el sofá y Kakashi se quitaba el chaleco.— es por qué tienes tú que dormir aquí teniendo tu propia casa.
— Al parecer tengo que hacer de niñera.— Dijo con una risa burlona.
— Tsss.. no necesito protección.— Dije cruzándome de brazos. Sabía que en realidad sí que la necesitaba, ya que en ese mundo la gente tenía poderes sobre naturales...
—¿Cuántos años tienes?—Dijo mientras se sentaba en el otro sillón de la habitación.
— Los suficientes para poder dormir sola en una casa.— Al parecer esta respuesta no le sirvió y carraspeó la garganta para que le contestara a la pregunta.— Diecinueve.
— ¿De veras? A veces aparentas diez.
Le miré con una mirada fulminante y el se limitó a sonreír y dejar descansar su cuerpo sobre el respaldo del sillón.
— ¿ Y tú ?
— ¿ Qué tiene eso de importante aquí ?— Cerró su ojo y se acomodó aún más en el asiento. Ahora fui yo la que carraspeó la garganta para que me contestara.— Veintidós —Dijo en un suspiro.
La verdad es que con esa información no sabía en qué parte del anime me encontraba exactamente. Sabía que era antes de la masacre de los Uchiha, ya que había visto a varios andando por las calles con su marca del clan en la espalda o en los brazos de las camisas que llevaban.
Alguien arañó la puerta. Kakashi se levantó y fue a abrir. Nada más la puerta se separó unos centímetros de la pared Máx apareció corriendo a por mi, aunque antes de llegar a donde yo estaba se volvió a saltar a Kakashi encima y después volver a mí.
— De verdad es muy cansino tu amigo, no me dejaba andar tranquilo, me empujaba, saltaba encima mía, me chupaba... Me ha tirado varias veces a decir verdad. Me saca cuatro cuerpos... Ejem...Vaya educación la juventud de hoy en día.— Dijo mientras se sentaba al lado de Kakashi.
— Hay perdona... siempre ha sido así de nervioso y juguetón.— Dije intentando escusar las travesuras de mi perro.
— Muchas gracias por todo Pakkun.— Dijo el peli plata.
— Un placer.
Tras unos segundos Pakkun desapareció por la puerta. Máx se había acomodado en el sillón donde unos segundos antes se había sentado Kakashi. El peli plata suspiró y se sentó en el poco espacio que el perro le había dejado. No pude evitar reír un poco ante la situación.
Tras unos minutos Kakashi se puso a hacer algo de comer y yo aproveché para ver mi cuarto. Al parecer el Hokage se había tomado la libertad de llenar mi armario con ropa nueva, cosa que agradecía por que ya llevaba dos días con lo mismo puesto. Me duché y me cambié de ropa. Al salir Kakashi ya había preparado todo y estaba sentado en la silla leyendo un libro mientras me esperaba. Me senté y comenzamos a comer. Y si... esta vez pude ver su rostro. Realmente era muy guapo... Tanto que no me di cuenta de que estuve todo el rato mirándole sin yo probar bocado. El peli plata se dio cuenta de mi mirada y me miró poniéndose de nuevo la máscara tras haber acabado de cenar.
— ¿ Ocurre algo..? No es que me guste mucho...
—Tranquilo, ya sabía como era tu rostro.— Dije poniendo mi mano en mi rostro intentando evitar que viera mi sonrojo.
— Pues... se nota poco. Además que muy pocas personas me han visto sin máscara, pero dado la situación, no iba a quedarme sin comer. Pero dudo que tu supieras como era.
— Sí lo sabía, sabía que tenías ese lunar y...
— Y eso lo dices ahora que lo has visto ¿no?.- Dijo mientras esbozaba una sonrisa tras su máscara.
Suspiré, no podía demostrarle nada ahora que ya lo había mostrado... Nos fuimos a dormir a los pocos minutos, o al menos yo. No sé que hizo el peli plata, solo sé que se encerró en su habitación a la vez que yo. Noté como el sueño invadía mi cuerpo rápidamente. No tardé mucho en dormir.
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"Kakashi..." Pude oír una voz femenina a lo lejos...
"Kakashi..." Noté cómo mi mano, que estaba extendida, se iba llenando de sangre.
"¡KAKASHI!" Entonces vi como mi mano traspasaba el corazón de una chica. Noté lágrimas en mis ojos. La chica tenía el pelo corto de color castaño, y sus ojos mostraban horror. Mi respiración se agitaba, mi corazón temblaba. Una luz azul centelleaba por detrás de la chica y su sangre recorría mi brazo y mi ropa azul.
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Desperté con la respiración agitada y sudando. "¿Qué acaba de pasar? Una pesadilla... Con... ¿¡Rin!?" Noté como mis manos estaban temblando y decidí salir a la terraza a tomar aire fresco. Pero alguien se me adelantó. Antes de abrir la puerta pude oír como la de Kakashi se abría primero. Pegué mi oreja a la puerta para poder oír con mayor claridad. No conseguí entender lo que dijo, pero oí como Kakashi gruñía algo. Tras eso pude sentir cómo abrió la puerta corredera que daba a la terraza. Entonces abrí un poco la puerta para poder ver que hacía.
Su cuerpo estaba iluminado por la luna, el cual solo estaba cubierto por unos pantalones. Pude ver como tenía un par de cicatrices en su espalda bien definida. Tenía una respiración agitada. " ¿Habré visto su sueño...?" Sabía que él tenía muchas veces pesadillas con los acontecimientos de su pasado, no tenía sentido que yo tubiera esas pesadillas, así que supuse que había visto su temor...
Decidí acostarme de nuevo, mañana sería otro agotador día...