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Por un momento a Hara se le había olvidado hasta como respirar. Aquel hombre parecía un Adonis ante los ojos de la chica.
Hiwo observo que su hija se mantenía callada y opto por hablar;―Un gusto Park, me llamo Kim Hiwo y ella es mi hija Kim Hara.―señalo Hiwo a su hija, esta aun en trance vio como aquel hombre celestial le daba la mano en un gesto amistoso. Hara reacciono y la acepto. Aquel toque la hizo perderse por completo, el hombre apretó un poco la mano de la chica para después soltarla.
―Un gusto Hara.―la chica asintió. La mujer sonrió gustosa otra vez y al ver a Hara, pregunto.
―¿Cuantos años tienes?.―Hara se encontraba en otro lado, viendo como el hombre jugaba con su hijo.
―Hara, te han hecho una pregunta.―objeto su padre algo molesto por la falta de atención de su hija, Hara reacciono.
―Dieciséis.―la mujer dirigió su mirada a su hijo menor y luego la miro.
―Bueno un gusto Hara, algún día me gustaría que cuidaras a mi hijo, claro si no es mucha molestia. ¿Podrías considerarlo?.―la miro suplicante.―Te pagare.―finalizo.
Hara vio a su padre antes de contestar, este parecía no aceptar mucho la situación, pero aun así.
―No hay problema.―Hiwo la miro, la chica ignoro la mirada de su padre y sonrió.
La mujer asintió feliz mientras pasaba uno de sus brazos por el hombro del menor;―Que bien que aceptes.―miro a su esposo.―¿Te parece bien amor?
―Si, el suele quedarse solo en casa ya que ambos nos ocupamos de ciertas cosas, por mi esta bien que cuide a nuestro hijo.―la miro.―Por favor no cambies de parecer.
―¿A usted no le importa verdad Sr. Kim?―pregunto la mujer al ver el recelo brillar en los ojos de Hiwo, este negó resignado.
―No hay problema, Hara es alguien de confianza.―puntualizo Hiwo mientras pasaba un brazo por los hombros de su hija.
La mujer asintió feliz;―De acuerdo, entonces creo que nos veremos después.―agarro la mano de su esposo y este le sonrió.―Siento las molestias, descansen.―dicho aquello la pequeña familia que se encontraba en la puerta de Hara se alejaron, dejando a Hiwo y a su hija de pie junto a la puerta.
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Hara acomodo mejor su cuerpo en la silla mientras sacaba sus cuadernos y un pequeño libro de como aprender fácil coreano. Jamas lo había usado, a pesar de que su madre se lo había obsequiado meses antes de que si quiera pensara mudarse, no le llamaba la atención, pero aun así lo tenia que usar. Su compañero de asiento aun no había llegado, por lo que estaba sola. No le molestaba encontrarse así y que aquel chico grosero no se presentara, pero, por alguna extraña razón ella necesitaba agradecerle lo que hizo, por lo que esperaba ansiosa al verlo.
Unos minutos mas tarde, el pelinegro hizo su aparición, camino distante hacía su asiento mientras tiraba su bolso en la mesa junto con un abrigo negro, poniendo nerviosa a Hara, la cual ya de por si ya lo estaba desde hace mucho. La chica se sintió ignorada al ver como Jungkook sacaba sus cosas y miraba a todos lados menos a su compañera, la cual tenía a su lado. Hara tomo valor y hablo.
―Ohm...―miro al chico.―Gracias.―aquello la hizo sentir bien, por fin había hecho algo tan simple, pero, que de por si, la estaba carcomiendo. Jungkook la ignoro, ni siquiera tuvo la cortesía de mirarla o de hacer como si la hubiera escuchado. Algo avergonzada, Hara enterró su cabeza en su libro mientras pensaba miles de veces lo estúpida que se sentía.
Jungkook por otro lado, la escucho, pero, no vio la necesidad de responder o de mirarla en cuanto hablo. El quería alejarse de ella, no quería tener nada que ver con aquella extranjera, pero, se le hacía difícil, puesto que aun no entendía ¿porque la había protegido? ¿por que la defendió cuando no debió importarle? Por un lado no quería aceptar su muestra de gratitud, ya que ni el sabía coherente mente lo que había hecho.
Aun la chica sintiéndose avergonzada entro a su casa mientras tiraba su bolso en el sofá y se sacaba cansada sus zapatos, su padre no se hallaba, por lo que se encontraba absolutamente sola. Le pareció agradable. Dirigió sus pasos a la cocina mientras tomaba algo del refrigerador, se acerco al sofá haciendo a un lado su bolso y comenzó a leer su libro, el cual estaba en la mesita de al lado. Ya soñolienta Hara cerro su libro y opto por dirigirse a su cuarto, no tenía ánimos de esperar a su padre. Sin pensar en nada se lanzo sobre su cama mientras cerraba sus ojos en un intento de capturar el sueño.
Pero, la actitud del chico la despertó.