Kerian
He salido de aquel lugar con una extraña sensación en el pecho. Muchas dudas se han instalado en mi cabeza: ¿Qué ha sido aquello? He estado dándole vueltas una y mil veces; tratando de descifrar el significado de esas palabras de Haylin mientras dormía. ¿Quién es Ethan? ¿Alguien importante en su vida? A caso... ¿su novio? La duda me corroe y el sufrimiento que transmitía Haylin mientras gritaba no deja de rondar por mi mente.
Mi cabeza también es un remolino de pensamientos: la mayoría se enfocan en Haylin, y uno, solamente uno, se detiene en Jennifer. Lo que sucedió la noche de ayer en su fiesta me tomo por sorpresa. Jamás pensé que reaccionaría de tal manera. ¿Qué la motivó a besarme? ¿Qué la incitó a reprocharme que no la quisiese? ¿Por qué actuó como si estuviese celosa? No lo sé. No importa. Gracias a Dios, sé que ya no me importa averiguarlo porque ningún sentimiento me une a ella. Con Haylin... todo es extraño y tan repentino. A ella, un intenso e irremediable deseo me une. Aquí, recostado sobre una suave manta, elevándome una y otra vez mientras hago abdominales, todos esos pensamientos vuelan sin control alguno. Hago una elevación más y tomo un descanso. ¿Por qué no puedo hacerme a la idea de que, lo que ocurrió con Haylin no podrá volver a suceder más? No sé por qué siento un vacío en el pecho al pienso que sus delicados y suaves labios no volverán a recorrer los míos jamás. Que su cuerpo no estará bajo el calor de mis manos otra vez... Con ambas manos tomo mi cabello y lo jalo con fuerza, intentado de alguna manera liberar esa confusa sensación de mi cuerpo...
-Kerian- la fina voz de Fabiola me toma por desprevenido-, necesito hablar contigo. -Parece seria. Frunzo el ceño y me pregunto que habrá sucedido ahora. Sin levantarme del suelo le digo:
-Te escucho.
Le escucho suspirar.
-Voy a ser directa con lo que tengo que decirte. ¿Qué sucede con Haylin?
¿Qué? ¿Cómo...?
-Anoche... -continúa-, no te quise molestar cuando te vi llegar. Parecías muy cansado... Pero ahora... quiero que me cuentes lo que ocurre con ella, sin rodeos, sin mentiras; quiero toda la verdad.
-Bueno... Pero...
-Jennifer. Ella fue quien me habló ayer por la noche -responde ante mi pregunta no formulada.
¡¿Qué?! Esto debe ser una broma de mal gusto. ¿Qué mierdas tiene que ver Jennifer con todo esto?
-Sabes... al principio no le dejé hablar. Disfruté el tiempo insultándola con todo lo que llevaba por dentro Kerian, desde lo más profundo de mi ser... No sabes lo bien que se sintió... Pero luego... todo me pareció tan irreal, que llamase para decirme que tú estabas con Haylin, tú psicóloga... y no precisamente como una acompañante, Kerian... me dijo que se habían presentado como pareja; que se besaron frente a todos como si fuese lo más normal del mundo. ¿Qué fue eso? No me vengas con que era parte de su papel como psicóloga, porque no te voy a creer en lo absoluto. Eso es inmoral Kerian... Imagina si esto llega a oídos de alguien más importante... Podría ser el fin de su carrera. ¿A caso no lo has pensado?
-Por supuesto... -es lo único que soy capaz de decir. Vaya que si lo pensé, una y otra vez, pero no pude resistirme. Todo fue más fuerte que mí.
-Dejando un momento de lado todo esto, ¿sabes qué fue lo que más extraño me pareció?
Niego, aunque algo muy dentro de mí, escondido en lo más profundo de mi ser, cree saber qué es.
-Parecía ebria, arrastraba las palabras al hablar.
¿Qué? ¿Jennifer ebria? No me lo imagino... y, sinceramente, me da igual.
-¿Será que sintió celos de ti? ¿Te lo puedes imaginar? -con esto último la escucho reír-. En fin... -suspira-, como te iba diciendo...
-¿Qué quieres que te diga? Simplemente sucedió. No es ningún estúpido plan como dices -le interrumpo.
Silencio. No pronuncia palabra alguna. Segundos después la escucho suspirar.
-Entonces... ya no quiero que sea tu psicóloga...
-¿Buscarás a alguien más? -inquiero sereno. Creo que sería lo mejor, pienso algo cabizbajo. No creo que soporte estar cinco minutos cerca de ella sin poder besarla o hacerle Dios sabe qué cosas.
-No -responde firme-. ¿Sabes? Me duele que no hayas tenido la confianza suficiente para hablarme de esto.
-Lo sé y lo siento -me disculpo.
-¿Desde cuando? -tardo un poco más de lo normal en captar y responder a su pregunta.
-Desde hace varios días... -no sé por qué de repente me siento avergonzado.
-Vaya... -musita sorprendida-. ¿Te gusta?
-¿Ah? -reacciono aparentemente confundido, como si no hubiese escuchado su pregunta.
-¿Te gusta Haylin?
Tardo un poco en responder. No es porque no sepa la respuesta, sino porque me da un poco de miedo aceptarla.
-Sí.
Poco después, percibo unas pequeñas manos posarse por mis hombros desnudos.
-Eso mismo pensé -dice-. Sonríes más que antes, y deduje que este era el motivo cuando Jennifer me lo comentó... -deja un tierno beso en mi mejilla-. Y por eso... no quiero y no creo necesario que siga siendo tu psicóloga. Si te gusta, conquístala. No pierdas el tiempo. -Con un último beso, se marcha.
Sonrío ampliamente sin poder creerlo. Esto sí que no me lo esperaba...
-Ah. Una cosa más... -la voz de Fabi me sobresalta-, le diré a Hannah que no podrás asistir a la cita del martes porque tienes otros asuntos que atender. Supongo que lo entenderá. Algo más... -suspira-, invita a Haylin el próximo martes, ese será el asunto que tendrás que atender.
Sonrío y niego... Fabiola....
-Pero... -cavilo indeciso. ¿Será buena idea? -Ya no nos hablamos del modo en el que piensas...
-¿Cómo? ¿Qué fue lo que sucedió? -me avasalla a preguntas-. Descuida, no me pienso meter en ello -murmura poco después-. No respondas si no quieres. Sin embargo, ten en cuenta que de una u otra manera, tendrás que invitarle a cenar. Ponle como pretexto... -medita durante algunos segundos-, que yo la he invitado, que es una manera de agradecerle por haberte ayudado.
-Espera... tú vas a estar en la cena ¿no?
-Quizá...
-¿Fabi...?
-¡Adiós! No te preocupes por lo de la cita que tenías con ella el miércoles. Llamaré para cancelar todo, y con todo me refiero a lo que tenga que ver con ir a citas al psicólogo... ¡Chao! Me voy a trabajar. Te quiero... -su voz se aleja y la puerta se cierra.
Suspiro ¿Y ahora qué haré? No creo que sea fácil poder volver hablar con Haylin después de lo de anoche. Hoy le dejaré tranquila. Mañana lunes, haré el intento, no pierdo nada con ello... Mientras tanto, tomaré una ducha.
***
Haylin
El domingo pasó como una trémula nube pasajera. Cada momento del día fue en su mayoría, aburrido, citas matrimoniales; parejas indecisas que no tenían ni la más mínima idea de qué hacer con su matrimonio casi destruido. Ahora el departamento, me siento exhausta, sin ganas de comer. He tratado de distraerme con la televisión, con la maratón de Teen Wolf específicamente, pero nada funciona. Ni siquiera con Nata a mi lado, hablándome una y otra vez de lo increíblemente bueno que está Tyler Hoechlin. Mis pensamientos se detienen constantemente en Kerian y lo que sucedió la noche anterior. No sé por qué me siento tan mal, sólo le di a entender que lo que había entre nosotros no podría continuar; que era incorrecto. Después de esto, no sé cómo marchará la cita del miércoles. Él estará allí... ¿Qué haré? Ha pasado muy poco tiempo desde lo de Ethan; aún siento algo por él, aunque ya no esté a mi lado; los sentimientos no mueren de la noche a la mañana. El recuerdo de Ethan aún sigue llenando mi pecho de dolor. Todo lo que estuviera sucediendo sino hubiera pasado por aquello... Todo lo que hubiera hecho sino hubiera cometido tantos errores...
-Es todo un adonis... ¿No lo crees Hayl? -la voz de Nata no consigue despertarme del extraño letargo en el que estoy sumida desde la madrugada, desde que se fue Kerian-. ¿Hayl...? -chasquea los dedos frente a mi rostro. Creo que consigo reaccionar un poco.
-¿Ah?
-Oye Hayl, pareces un poco ida. ¿En qué mundo te encuentras? ¿Estás drogada o algo por el estilo? No has soltado palabra alguna desde que llegaste... Ni siquiera me has dicho cómo te fue ayer, o si agarraste de los pelos a Jennifer...
-¿Por qué la vida es tan difícil Nata? -ignoro lo último que me ha dicho.
-Eh... -dice frunciendo el ceño confudida por mi pregunta. Le miro atenta, esperando a su respuesta-. Bueno... no lo sé... quizá la vida no sea la difícil. Nosotros mismos la hacemos complicada, no sé... tú dime, tú eres la psicóloga aquí...
Asiento. Es cierto. ¿Por qué somos tan complicados la mayor parte del tiempo?
-Nata... ¿Puedo desahogarme contigo? -Abre la boca levemente, quizá sorprendida por mi petición, pero segundos después, cambia su gesto a una tierna sonrisa. Sus grises ojos brillan.
-Por supuesto Hayl... Sabes que más que una amiga, para mí eres como una hermana. Anda, ¿qué es lo que te tiene así? ¿Tiene algo que ver con lo sucedió en Georgia o... está relacionado con Kerian? ¿Sucedió algo entre ustedes anoche? -mientras dice esto, acaricia mi muñeca con suavidad.
Suspiro.
-Tiene que ver con las dos cosas Nata...-mi voz se quiebra levemente.
-Ven acá -murmura mientras frota una de sus piernas. Entiendo lo que trata de decirme. Acomodo mi cabeza sobre sus muslos, las cuales están cubiertas por una suave tela de algodón rosa. Segundos después, comienza a acariciar mi cabello con sutileza, mientras escucha con atención todo lo que llevo por dentro.
***
Natalia suspira profundamente. Seco las malditas lágrimas que cayeron mientras hablaba. Suspiro un poco, y espero a que diga algo. Ha estado todo el tiempo callada, asintiendo en todo momento.
-Hayl... No sé qué decirte. Ya sabes... no soy muy buena para estas cosas. Yo no soy la más adecuada para dar consejos, pero... por tratarse de ti, haré una excepción.
Sonrío.
Sí, sé que a Nata no se le da nada muy bien dar consejos. De eso he sido consciente los últimos cinco años.
-Di cualquier cosa, lo que sea -le aliento.
-¿Lo que sea?
Asiento.
-Del uno al diez, ¿qué puntuación le darías a Kerian? ¿Qué tal lo hace? ¿Qué tal es besando?
Me levanto de sus piernas y le fulmino con la mirada.
-Nata...
-Ya sé Hayl... -se encoge de hombros-, la curiosidad nada más... Oye... -me señala acusadoramente-, tú dijiste que preguntase lo que fuera, así que no me culpes y tampoco me mires de esa manera...
Niego irritada y a la vez sonriente sin poder evitarlo. Con Natalia sencillamente no se puede. Sin embargo, para zanjar ese tema le respondo:
-¿Del uno al diez? -finjo estar pensándolo un poco. Nata me observa divertida-. ¿Puedo con un once? -le sonrío ampliamente.
-¿Tan bueno es besando?-murmura-. Eso quiere decir que lo de los vestidores funcionó, ¿no es así?
Abro los ojos como platos. ¿Esa era su idea? Creí que lo de la vestimenta era todo. Niego incrédula. Con Natalia se puede esperar cualquier cosa...
-No me mires así Hayl... -levanta sus brazos a modo de defensa-, tenía que hacer algo contigo... No me gustaba verte tan apagada... -parpadea en repetidas ocasiones, tratando de disculparse con la mirada-. ¿De qué te quejas? ¿No dices que fueron sólo algunos besos inocentes? ¿O es que hay algo más que deba saber? -ahora su mirada es acusadora.
Mi silencio le confirma todo. Abre los ojos y ríe.
-Eres una pervertida Hayl... Da las gracias a uno de los tíos de la tienda. Trevor, creo que es su nombre. Él fue quien me entretuvo durante bastante tiempo. Si hasta de follar les dio tiempo...
-¡Nata! -le tiro una de las almohadas del sofá.
-Tranquila Hayl... No te sulfures... -no puede evitar reírse.
-¿Podemos cambiar de tema? -digo, tratando de parecer enfadada. Nata deja de reírse al ver mi gesto. Parece que ha funcionado.
-¿Quieres que te dé un consejo Hayl?
Asiento. Ella suspira.
-Lo único que puedo decirte es que... no pierdas el tiempo refugiándote en el pasado. Es dañino. Debes vivir, dejar de tener miedo y dejarte llevar sin importar nada. Sé que lo de Ethan ha sido muy reciente, pero debes de superarlo. Él hubiera querido que fueses feliz. No esperes a que pasen los años para poder estar con alguien más. Agradece que no ha pasado mucho tiempo. Eres completamente libre de hacer con tu vida lo que te dé la real gana. No pienses en los demás; piensa en ti. Y por Gael, no te preocupes, él no te volverá a hacer daño, está encerrado, totalmente loco, no puede hacerte nada, está lejos de ti...
Sorprendo de un abrazo a Natalia. Necesitaba tanto escuchar esas palabras...
-Gracias Nata... de verdad, no sabes cuánto lo necesitaba. Gracias por estar a mi lado...
-De nada Hayl... Sabes que estaré para ti en todo momento...-me abraza cariñosa-. Y ahora... -dice, dándome una palmadita en el hombro-, dejémonos de tantos sentimentalismos y cursilerías, no estamos perdiendo al buenote Tyler Hoechlin...
La miro con una gran sonrisa.
-Nata, no creo poder esperar un minuto más. Hoechlin puede esperar, Kerian no. Debo disculparme con él...
-Te entiendo Hayl... Ve, si tanto te gusta... Y no olvides lo que te dije: vive.
-Lo sé Nata y así será, te lo prometo.
Levantándome de un sólo salto, me pongo mis pantuflas amarillas y le doy un beso en la mejilla a Nata. Le agradezco una vez más y salgo disparada hacia la puerta, completamente decidida y sin temor alguno. Al llegar a su puerta, no puedo evitar sentir nervios. Toco desesperada la puerta. Segundos después, la puerta se abre del todo, dejando entrever la deliciosa imagen de Kerian con el torso desnudo y un holgado pijama negro amoldado deliciosamente a su cintura. Tiene el cabello desordenado y un gesto de total confusión se enmarca su rostro. Cuando estoy a punto de hablar, él se me adelanta:
-¿Eres tú Haylin? -su voz es un susurro profundo que enciende mi piel.
-Sí Kerian y he venido a... -mi voz se apaga al verlo acercarse. Su mano se llega inesperadamente a mi rostro y lo toca; y cierro los ojos dejándome llevar por la agradable sensación de su palma contra mi rostro. Acaricia con suavidad, sin prisa. Extasiada por su toque me dejo llevar y murmuro: -Bésame Kerian.
No miro, sólo siento su cálido aliento a menta acercarse a mi rostro. De pronto, sus labios rozan levemente los míos. Me besa con delicadeza. Poco después, el beso se intensifica. Nuestros labios danzan lentamente; saboreando y explorando lo que de pronto comienza a parecer tan conocido...
Nuevo capítulo... Bendiciones!!!