Dulce Maldad [En Librerías]

By JessRe

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«Detrás de toda belleza, se oculta el peor de los males» #1 en fantasía 16/02/17 #2 en fantas... More

Dulce Maldad en librerías 🌙
Trilogía Destinados 🌙
Sinopsis 🌙
Prólogo 🌙
Capítulo 1 🌙
Capítulo 2 🌙
Capítulo 3 🌙
Capítulo 4 🌙
Capítulo 5 🌙
Capítulo 6 🌙
Capítulo 7 🌙
Capítulo 8 🌙
Capítulo 9 🌙
Capítulo 10 🌙
Capítulo 11 🌙
Capítulo 12 🌙
Capítulo 13 🌙
Capítulo 14 🌙
Capítulo 15 🌙
Capítulo 16 🌙
Capítulo 17 🌙
Capítulo 18 🌙
Capítulo 19 🌙
Capítulo 20 🌙
Capítulo 21 🌙
Capítulo 22 🌙
Capítulo 23 🌙
Capítulo 25 🌙
Capítulo 26 🌙
Capítulo 27 🌙
Capítulo 28 🌙
Capítulo 29 🌙
Capítulo 30 🌙
Capítulo 31 🌙
Capítulo 32 🌙
Capítulo 33🌙
Capítulo 34🌙
Capítulo 35 🌙
Capítulo 36 🌙
Capítulo 37 🌙
Capítulo 38 🌙
Capítulo 39 🌙
Capítulo 40 🌙
Capítulo 41 🌙
Capítulo 42 🌙
Capítulo 43 🌙
Capítulo 44 🌙
Capítulo 45 🌙
Capítulo 46 🌙
Capítulo 47 🌙
Capítulo 48 🌙
Capítulo 49 (Final) 🌙
Agradecimientos 🌙
Secuela 🌙
Portadas 🌙

Capítulo 24 🌙

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By JessRe

Arianne

Estoy tan drogada que no puedo distinguir la realidad. Apenas soy consciente de que yazco sobre una cama incómoda. Revisan mi pulso y me hacen pruebas como si fuera un experimento. Mi brazo arde por los pinchazos de las inyecciones y aprieto los dientes para no vomitar.

Mis párpados pesados examinan el lugar con cansancio. Estoy en una habitación muy oscura: cortinas negras cuelgan ladeadas sobre una ventana tapiada, el papel de la pared se ha despegado y una bombilla densa convierte el lugar en sombras espantosas. Hago una mueca al notar un aguijón conectada a mi brazo y noto una intravenosa que roba mi sangre.

Están quitándome sangre.

El corazón se me acelera y el sudor baña mi cuerpo. El pánico hace girar mi cabeza mientras la oscuridad bordea mi visión. Duele. Todo me duele.

—¿Qué me hacen? —pregunto con un quejido —. Déjenme en paz. Suéltenme...

Aulus aparece en mi campo de visión con una sonrisa ladeada.

—Tu sangre es como un elixir —destaca él —. ¿Sabes cuán importantes son los druidas? Debido a sus inmensas conexiones con la naturaleza, pueden sanar hasta con un contacto físico.

Rechino los dientes, reacia a mostrarme débil. Juro matarlo en cuanto me dé la oportunidad. No podrá escapar de mí. Su destino está sellado.

—¿Qué se supone qué harás con mi sangre, enfermo?

Sonríe sin inmutarse por mi enojo. La mujer clava otra inyección en mi brazo derecho y hago una mueca de dolor. ¿Acaso nunca será suficiente para ellos? ¿Cuánto más tomarán de mí?

—Como líder de mi clan, quiero lo mejor para ellos —responde Aulus —. No ha sido necesario tener una compañera para que seamos fuertes, por años hemos utilizado las habilidades de druidas. Tú no eres común, eres especial. Tu sangre nos hará invencibles.

Las lágrimas queman mis párpados y trato de ignorar el mareo repentino. Estoy muy cansada por la extracción de sangre.

—Tu manada te desprecia —pronuncio las palabras con mucha satisfacción —. Te odian y te dieron la espalda. ¿Por qué luchas? ¿Por ti? Bastardo egoísta.

Alza los hombros.

—Pronto abrirán los ojos y entenderán que todo lo hice por ellos. Logramos sobrevivir décadas a pesar de la maldición que impusieron sobre nosotros.

Respiro hondo.

—¿Qué maldición?

Aulus se acomoda en el sofá de la esquina con un tobillo sobre su rodilla.

—Antes de ser Alfa, era un joven con muchos sueños —baja la barbilla —. Mi padre siempre decía que el amor es para tontos y una creencia absurda que nos manipula las mentes. Nunca estuvo de acuerdo que formáramos un lazo con las hembras —Hace una mueca —. Imagina que alguien tenga el control de tus pensamientos y que tu vida dependa de ella. La unión es tan poderosa que tu alma se entrelaza con la suya.

Una tos seca y húmeda me sacude el pecho. A mí tampoco me agrada, pero él lo hace sonar como si fuera lo más repudiable del mundo. Asher me enseñó lo contrario en pocos días.

—Si una compañera muere, los licántropos también.

Las esquinas de sus labios se curvan con desagrado.

—Exacto. ¿Qué tan egoísta es? —Niega con la cabeza —. El punto de quiebre empezó cuando mi padre estuvo a punto de morir por culpa de su compañera. No podía irse de este mundo y dejar indefenso a su manada. Así que se propuso a cambiar la historia y demostrar que los machos podemos sobrevivir sin las hembras.

Jadeo con el pecho agitado mientras comprendo a dónde se dirige su anécdota.

—La mató.

Me suena los dedos en la cara.

—¿Sabes qué hizo? Le arrancó la cabeza en una noche de luna llena. Le gritó a nuestra amada diosa que no necesitaba tener debilidades —Habla con tanto orgullo que me genera náuseas —. Y lo mejor fue que sobrevivió. Logró romper el lazo que los unía y se hizo más fuerte.

Le doy una mirada horrorizada.

—Tú y todo tu linaje me dan asco.

La expresión de Aulus queda en blanco.

—La diosa luna lloró esa noche y nos maldijo —sonríe con burla y se acerca a la cama dónde descanso —. Estamos condenados a la soledad sin el calor de una compañera desde entonces, pero no nos importó. Follamos humanas, ninfas, faes, cualquier concubina que pueda llevar a nuestros hijos. Algunas soportan la carga y otras no.

La bilis se pega a las paredes de mi esófago y las náuseas me recorren la garganta. Ellos matan a los niños que no nacen con sangre de licántropo. Lo dijo el señor Karlsson.

—Tiene sentido que trabajes para Abigail. Eres un monstruo.

—Abigail me dio un propósito —dice con un guiño —. Cuando murió mi padre asumí como el nuevo alfa de la manada y saqué adelante a mi gente. Fue difícil sobrevivir sin compañeras, pero lo conseguimos. No le debemos favores a nadie, no somos patéticos como los Karlsson.

—¿Los Karlsson son patéticos? —elevo la voz y lucho contra las cintas que me sujetan —. Ellos tienen honor y lealtad. Son una familia unida que no necesitan violar mujeres o matar niños para sentirse superiores. ¿Qué me dices de ti? Eres incapaz de sentir empatía o amor. Por esa razón morirás solo y amargado. Nadie te respeta, ni siquiera tus hijos.

La cabeza de Aulus se echa atrás y deja escapar una oscura carcajada.

—Qué conmovedor —murmura entre risas —. Supongo que el hijo mayor de Aiden logró embaucarte, pero no te preocupes. Pronto voy a liberarte del lazo que te une a él.

El miedo bloquea mis sentidos excepto mi palpitante y adolorido corazón. Me pone rabiosa que nombre a Asher en su repugnante boca.

—Tú no tomarás nada de mí, sucia basura. Ya has tenido más que suficiente.

—Oh, querida... —Me toca la mejilla y aparto mi rostro —. ¿Por qué quieres complicarlo todo? Deberías ser más accesible y no sufrirás ninguna consecuencia. Tu abuela tiene muchos planes para ti. ¿Por qué crees que sigues viva? Nunca quise matarte esa noche.

La furia sumerge y me rasguña.

—Mataste a mi hermano, cobarde —sollozo y mis párpados caen —. ¿Cómo pudiste matar a un niño inocente?

—Lamento haberlo arrastrarlo a eso, pero era necesario

—¿Lo lamentas? Arruinaste la vida de un pobre niño. Dudo que lo lamentes.

Él me observa con sus ojos fríos e ilegibles.

—Theodore era un niñito con habilidades que cualquier humano mataría por tener. Un alma pura anhelada por los demonios. Hice un trato con Abigaíl y cumplió su parte. No fue nada personal, solo un trabajo que me benefició. Ella me dio poder.

La cólera explota en mi interior.

—¿Nada personal? ¿De verdad? Me perseguiste casi toda mi vida e hiciste lo mismo con mi madre —escupo —. Eres un parásito que se alimenta del dolor de los demás. Sacrificas a personas para dárselos de comer a tu asquerosa señora.

Sus labios se alzan en una sonrisa que no demuestra ninguna disculpa. Bastardo soberbio.

—Tienes el mismo espíritu que tu abuela —Mira a la mujer que acomoda mi suero —. Lárgate, tu trabajo ha terminado.

Ella asiente y cierra la puerta al salir. Las drogas amenazan con hacerme dormir, pero mi mente está luchando. Me niego a rendirme. Me niego rotundamente.

—No te atrevas a insultarme de esa forma —siseo —. Abigail no es mi familia.

—Lo es, aunque te duela.

Mi mandíbula cruje dolorosamente con la furia dirigida a él. Lo miro con odio, un rencor que desea verlo muerto y arrancarle los ojos. Deseo tanto acabar con su repugnante existencia.

—¿Por qué elegiste a Theo esa noche y no a mí?

Mueve una indiferente mano en el aire, como si mis preguntas no fueran en absoluto importantes.

—Abigaíl pensó que con un solo druida sería suficiente y escogió al niño con el alma más pura —responde —. Eres su nieta y quiso mantener su linaje. Un grave error de su parte, por supuesto. Cuando trató de usar tu alma, Aimeé la detuvo.

Las lágrimas golpean mis ojos y un sollozo surge de mis labios. Mamá me protegió a pesar de que la culpa estaba matándola. No quería cometer los mismos errores que costó la vida de su hijo menor. Un fuerte dolor me golpea, exactamente en el centro de mi pecho, dejándome sin aliento. Juzgué y acusé a mi propia madre cuando ella quería lo mejor para mí.

Una vida normal sin monstruos.

—¿Quiere matarme para devorar mi alma? Ella fue quemada en la hoguera.

Bufa.

—¿Piensas que está muerta?

Trago saliva.

—¿Qué...?

Aulus da un paso cerca de mí y esta vez puedo verlo con más claridad. Es un hombre que está cerca de los cuarenta años. Tiene puesto un elegante traje y cruza sus dedos detrás de su espalda mientras camina a mi alrededor como un tigre que acorrala a su presa. No me intimida.

—Su espíritu sigue entre nosotros y se niega a irse —responde con una sonrisa —. Cuando fue quemada en la hoguera logró corromper el cuerpo de alguien más y la usó como huésped. No fue fácil para ella poque ningún humano es lo suficientemente fuerte para soportar la magnitud de su magia. Creyó que tu madre sí y mira como terminó. Aimeé siempre fue una gran decepción.

Mi corazón late con rapidez, demasiado fuerte para procesar sus palabras. Parpadeo un par de veces para asegurarme de que todavía estoy en la misma habitación y que todo está siendo producto de mi imaginación.

Abigail vive entre nosotros...

—¿Estás diciendo que posee personas cuando quiere? Eso es imposible.

La sonrisa de Aulus es diabólica. ¿No se cansa de sonreír?

—Deberías abrir tu mente y ver más allá —dice Aulus con seriedad —. Vives en un mundo que puede sorprenderte, Arianne. Existen los licántropos, lobos, vampiros y también espíritus malignos. Abigail es una que se alimenta de las almas humanas. Tanto buenas o malas, aunque las puras son sus favoritas.

Cierro los ojos en un parpadeo y las lágrimas bajan por mis mejillas. Esto es capaz de terminar con la cordura de cualquier persona. Mi hermano sirvió como alimento para un espíritu maligno y quiso poseer el cuerpo de mi madre.

El monstruo que nos arruinó la vida es mi abuela.

—¿Sabes lo que mi madre y yo hemos pasado por cinco años? —Lloro —. Fueron días de angustia, dolor y culpa. Ni siquiera pudimos sepultar a mi hermano. ¿Qué hiciste con su cuerpo?

Los ojos de Aulus se fijan en los míos con una sonrisa divertida.

—Tal vez lo tiré a un basurero o lo quemé. Ya no era útil cuando Abigail lo devoró.

Me enfurezco.

Mi mente manda al demonio las drogas.

Y me rompo.

Las lámparas de la habitación se encienden y se apagan, causando un efecto lumínico. Luego estallan y los vidrios caen en la cama. Las cortinas son llamas que consumen el resto de las paredes.

—¡Las drogas no están funcionando! —grita Aulus y abre la puerta —. ¡Denle algo más fuerte o nos matará a todos!

Estoy fría, retorciéndome en la cama en una catástrofe total, pero descubro algo importante: yo soy más poderosa de lo que ellos creen. Las drogas no duran por mucho tiempo en mi sistema. El padecimiento me domina y lloro tanto hasta que mis cuerdas vocales se quiebran. Las cintas que me mantienen prisionera empiezan a deshacerse. Siento a mi cuerpo tirar y vibrar con un constante latido de mi errático corazón. Las

Estoy fuera de control.

Las alarmas de emergencias suenan, cristales y metales están rompiéndose bajo la fuerza de mi energía. El caos sustituye la razón. Mataré a todos. Los mataré. Me levanto de la cama mientras los ojos de Aulus se abren con absoluto horror y ladra más órdenes para que me detengan. ¿Ya no es tan valiente? Mi sangre hierve en mis oídos, mi terror se convierte en pura cólera. Me imagino un lugar lleno fuego y cenizas. Me imagino...

Entonces un golpe impacta en mi cabeza y quedo inconsciente nuevamente.

🌙

Finjo estar dormida las siguientes horas que permanezco amarrada en la cama. Sé que intentarán drogarme nuevamente o harán lo que sea para mantenerme vulnerable. Necesito ser inteligente y encontrar una forma de escapar. Las drogas no me afectan por mucho tiempo y usaré ese conocimiento a mi favor. Escucho el tic tac del reloj, examino la ventana con rejas. Me trasladaron a otra habitación porque la anterior quedó destruida a causa de mi ataque. Bien, que vean de lo que soy capaz.

Mis posibilidades de supervivencia son muchas mientras permanezca cuerda y atenta a mi terreno. Si tengo suficientes fuerzas podré derribar el techo o incluso el lugar entero. No conozco los límites cuando estoy enojada y asustada.

Mataré a todos.

Clavo las uñas contra la carne de mis palmas para aliviar el dolor y el estremecimiento. Evito las lágrimas mientras pienso en Asher. ¿Piensa en mí? ¿Está buscándome? Por supuesto que sí. Él no me abandonaría. Podría encontrarme fácilmente por medio del lazo, pero Aulus me obligó a consumir drogas que bloquean esa posibilidad. Tengo que llegar a Asher de cualquier forma. Moriré aquí si no consigo escapar a tiempo.

Hago un esfuerzo para quitar las cintas justo cuando la puerta se abre y entra la misma mujer que acompañó a Aulus. Su ropa andrajosa me recuerda a los elegidos que vimos afuera del hotel hace horas. Es una de ellos. Agacha la cabeza y registra el suero que extrae mi sangre.

—¿Cómo puedes estar de acuerdo con esto? —pregunto, mi voz ronca —. ¿Tienes familia? ¿Hijos?

Evita mis ojos y mira sobre su hombro antes de responderme. Elevo una ceja al ver que su cuerpo flácido tiembla con cada movimiento. ¿Sería muy ingenuo de mi parte pensar que está aquí por obligación?

—Tuve mis motivos —susurra.

—¿Qué motivos? Trabajas para un asesino —reprocho —. Sacrifica a tu gente para darle de comer a un monstruo. Abre los ojos, él está manipulándolos. ¿De verdad crees en las estupideces que dice?

Finalmente me mira con una expresión de puro abatimiento y me siento mal por ella. Sé lo que se siente estar en un agujero cuando pierdes a alguien que amas. Ver morir a Theo es la batalla más difícil que me ha dado la vida y costará mucho aprender a sanar.

—Confié en él, ¿sabes? —susurra tan bajo que apenas soy capaz de oírla —. Prometió que vería nuevamente a mi Anatole. Nos ha mostrado cosas que no sabía que existía. Mi gente lo venera como a un Dios, alguien capaz de revivir a los muertos.

Aulus no tiene perdón por jugar con las ilusiones de personas lastimadas e inocentes. Espero que se pudra en el infierno.

—Él está mintiendo.

Sorbe por la nariz y me observa con lágrimas en los ojos.

—Lo sé, querida. Me ha pedido extraerle la sangre a una adolescente y mantenerla atada, pero yo no puedo con esto —solloza —. Mi gente será utilizada para un ritual y todos aquellos que seguimos a ese impostor seremos sacrificados.

La empatía es una emoción muy fuerte mientras la observo. Está abatida, cansada, dolida, destruida y sola. Siente que no tiene a nadie en este mundo.

—Aún estás a tiempo de escapar y empezar una nueva vida —musito —. No desaproveches la oportunidad de volver a vivir. No conozco a tu Anatole, pero estoy segura de que querría verte feliz.

Las lágrimas resbalan por sus mejillas.

—No quiero vivir sin él...

—Señora...

Observo sorprendida como agarra una tijera y corta las cintas de mis brazos y piernas. A pesar del temblor en sus manos me ayuda a levantarme. Estoy tan aliviada que podría echarme a llorar. Supongo que la humanidad no está perdida.

—Vete antes de que sea demasiado tarde —masculla —. Utiliza las salidas de emergencia que están en el segundo pasillo. Corre, muchacha. Corre y nunca mires atrás.

Un nudo de miedo se aloja en mi garganta mientras pienso en las consecuencias que sufrirá si Aulus se entera que me ayudó a escapar.

—¿Qué hay de ti? Ven conmigo.

Sonríe con tristeza y me lleva a la puerta. Un mareo instantáneo me aborda y respiro profundamente. Los efectos de las drogas siguen en mi sangre, pero no serán un impedimento. Saldré de aquí.

—Lo único que me queda es pedir perdón por mi alma. Vete, muchacha.

Será difícil convencerla de venir conmigo y ya no quiero perder más tiempo. Necesito irme y encontrar a Asher. Suena egoísta, pero la única que me importa ahora mismo soy yo.

—Gracias —digo y le doy un abrazo de agradecimiento que la hace llorar más fuerte —. Nunca olvidaré lo que acabas de hacer.

—Me llamo Georgia.

—Gracias, Georgia —Me aparto y sonrío —. Nunca te olvidaré.

Se ríe a pesar de que los sollozos la hacen derrumbarse. Me hubiera gustado conocerla en otras circunstancias. Demostró ser una buena persona.

—Adiós, muchacha.

Entonces salgo de la habitación sin mirar atrás.

🌙

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Pueden encontrar una versión mejorada y capítulos inéditos de Dulce Maldad en librerías. Más información en: www.planetadelibros.com.ar

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