Haylin: A través de tu piel |...

By YustinR24

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Saga Haylin #1 Basada en el video "Dangerously" de Charlie Puth. Haylin Cooper es una mujer temerosa e ins... More

Sinopsis
Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21/ Parte 1
Capítulo 21/ Parte 2
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Epílogo
Noticias
Booktrailer
PUBLICACIÓN EN FÍSICO

Capítulo 11

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By YustinR24

Haylin

-Estás hermosa Hayl... -comenta Nata mirándome con asombro-. ¿Sabes? Si yo fuera hombre, ya estaría...

-No lo digas Nata, por favor. No seas una pervertida -le digo bromeando.

Que diga eso, me hace recordar lo que viví ayer con Kerian. Fue algo maravilloso, aunque prohibido como incorrecto. Me siento tan abrumada por ello. ¿Por qué no me pude resistir? "Es Kerian Haylin..." Mi subconsciente pone los ojos en blanco. En esos instantes sentí un deseo vehemente por Kerian. La adrenalina por lo que estábamos haciendo me excitó. No lo pude evitar... Todavía siento sus manos recorrer con desenfreno mi cuerpo. Nos envolvió un deseo arrollador; palpitante y embriagador. Ni siquiera le dio tiempo a Kerian de probarse el traje. Cuando habíamos terminado con aquello y nos cambiábamos, una las dependientas de la tienda llegó para ver si necesitábamos ayuda. Me quedé callada, no quería que descubrieran que Kerian estaba encerrado con una mujer dentro. Kerian le dijo que no necesitaba ayuda; que todo estaba bien, que ya casi salía. La mujer, antes de irse, le volvió a recordar que le llamara por si le necesitaba.

Nata había llegado minutos después, y con cierta sospecha nos preguntó si ya habíamos elegido el traje que llevaría Kerian para la fiesta. Yo, un poco nerviosa le había dicho que sí. Eso si contábamos con que ni siquiera se hubiera probado alguno más. El traje de Kerian era de un negro impoluto. No puedo evitar imaginar cómo se vería con él puesto. Aunque puedo asegurar que se ve mejor desnudo... Sacudo la cabeza ante esos libidinosos pensamientos. Basta Haylin...

-Oye Hayl, ¿y enserio no sucedió nada de nada con Kerian en los vestidores? -vuelve a insistir con lo mismo otra vez; me lo ha estado preguntando en repetidas ocasiones desde ayer. Le he respondo irritada que no ha pasado nada; aunque eso sea una gran mentira. Porque sí pasó de todo en esos vestidores.

-No Nata -le vuelvo a murmurar-, y ya deja de insistir con ello. No pasó ni pasará nada más entre nosotros. -Más que decírselo a ella, me lo trato de decir a mí misma. Trato convencerme de que ahora sí no volverá a pasar nada. "Si claro..." me susurra mi subconsciente mofándose. Le ignoro. Ahora me concentro en la irreconocible imagen que se dibuja en el espejo. Mi cabello rubio cae en suaves ondas por la espalda. Está perfectamente liso y planchado. Observo mi maquillaje; unas sombras oscuras cubren mis ojos. Mis labios están pintados de un intenso rojo carmín. Mis mejillas están sonrosadas por la base que apliqué. El azul marino de mis ojos brilla con mucha más intensidad. Observo con asombro mi delgada figura: el vestido negro se adhiere perfectamente a mi cintura. El escote de este es mucho más amplio de lo que imaginaba en un principio. No llevo sostén y eso me incomoda un poco. Los tacones que llevo son extremadamente altos. No suelo usar muy a menudo tacones tan altos, pero puedo adaptarme a ellos sin ningún problema. No hay duda de que el negro se acentúa muy bien con mi piel morena.

-Está bien Hayl... Ya no te molesto con ello, pero... ¿ni siquiera un besito?

La fulmino con la mirada y niego.

-Ok, ya. Te entendí Hayl -alza las manos a modo de defensa. Se levanta de la cama y se calza sus tacones rojos.

-Creo que he de irme ya -dice preparada, sacudiéndose una basura invisible en la blusa roja que lleva-. Oye. No olvides llamarme para decirme cómo va la fiesta, y si agarras de las greñas a esa perra de Jennifer. -Sonríe y me guiña un ojo.

-Ok. Aunque eso no va suceder, Nata, te lo diré...

Chasquea la lengua, se acerca a mí y me da un fuerte abrazo. Me desea mucha suerte, toma su bolso y se marcha. Minutos después, con invitación en mano y en el vestíbulo, espero nerviosa a Kerian. Después de lo de ayer, no hemos vuelto a cruzar palabra. El ambiente en el auto era algo incómodo. Me sorprende que Nata no lo haya notado. En algunos instantes, me planteé la idea de negarme a ir a esa fiesta de compromiso. Pero no podía fallarle, ya todo estaba dicho. No me echaría para atrás a último minuto. Me pregunto cómo será nuestro ambiente después de lo de ayer.

La puerta de su apartamento se abre y aparece la figura delgada de su hermana. Luego sale él y mi garganta se seca por completo; le miro de reojo, está para comérselo entero, otra vez... Su traje, sus gafas, su camisa de manga larga y zapatillas negras, le dan un aura misterioso y atractivo. Su cabello va peinado hacia atrás. Él sonríe ampliamente. Fabiola le da un beso en la mejilla, le dice algo al oído y luego gira la cabeza hacia un lado, específicamente hacia mí. Sus ojos se abren como platos al verme. Sonrío y levanto la mano saludándole tímidamente. Ella me devuelve el saludo de igual manera.

Comienzan a dirigirse hacia mí. Cuando ya están cerca, Fabiola toma del brazo libre a Kerian, y con una gran sonrisa en los labios me dice:

-Estás despampanante Haylin.

Me ruborizo y miro de reojo a Kerian, el cual permanece callado y serio. Le agradezco avergonzada el cumplido a Fabiola.

-Cuida a Kerian, Haylin -dice esta vez completamente seria, mirándole con evidente amor-. Y agradécele a Natalia el noble gesto de haberle regalado el traje a Kerian. Dile que fue muy acertado el color que escogió. Me encanta; me parece muy acertada la elección -asiente y me guiña un ojo-. Te repito, cuida mucho a Kerian. Aunque no creo que tenga problema alguno si tú eres su psicóloga -le sonrío nerviosamente. Sí claro... Soy su psicóloga... Me digo sarcástica. Si supiera lo que ocurrió ayer no me dejaría a solas con él...

-Fabi, no hables como si no estuviera presente. Te escucho, ¿sabes? -musita Kerian impasible. Está un poco extraño hoy... ¿Estará nervioso?

-Ya -le dice Fabiola-, no me importa. Sabes que de igual forma me preocupo por ti. Bueno... -mira hacia mí.

-Tranquila Fabiola. Le cuidaré, no te preocupes -la tranquilizo. Ella suspira y luego me tiende la mano de Kerian.

-Aquí te lo dejo. Te lo encargo mucho Haylin -miro nerviosa la mano de Kerian. Sin embargo, aun así, con toda la fuerza del mundo, la tomo, y él disimuladamente la acaricia mientras la aprieta. Mi piel se calienta ante su tacto. Fabiola le da un beso en la mejilla a su hermano y se despide-. Que les vaya bien -nos desea-. Ya creo que deberían ir saliendo. Stewart ha llegado hace algunos minutos, debe de estar esperándolos fuera.

-Gracias, Fabiola -le agradezco un poco ruborizada. Eso espero, que nos vaya muy bien. Aunque crea que todo vaya a ir de la manera contraria. Los nervios me están comenzando a carcomer.

-Adiós -se despide ella, y nosotros le decimos lo mismo. Entra al apartamento, dejándonos a mí y a Kerian a solas en el pasillo.

-¿Listo? -rompo el silencio.

-Más que nunca, Haylin. -Su voz es más profunda mientras acaricia mis nudillos. Dentro de esas cuatro palabras, hay oculto. Trato de mantener el equilibrio y respirar con calma. ¿Cómo voy a estar a solas con Kerian después del arrebato de ayer?

***

Le he indicado a Stewart el lugar a donde debemos ir. El clima fuera es soleado y sin ninguna nube asomándose. El trayecto a Brooklyn no debe tardar más de una hora, pero ese tiempo, ahora mismo, me parece demasiado. Estar dentro del auto, con Kerian a mi lado, acariciando inocentemente mi pierna con su bastón, me está matando de los nervios y de deseo. Noto que lo hace a propósito, en su maliciosa sonrisa lo veo. Intento distraerme en el maravilloso esplendor que transmite la ciudad de New York a estas horas. El sol comienza a ocultarse levemente por el oeste, y la mezcla del color azul y naranja del cielo, crean una vista maravillosa y digna de disfrutar. Vuelvo a sentir el metal frío ascender por mi pierna, levantando el vestido a su paso. Miro nerviosa a Stewart, quien conduce ajeno a lo que ocurre aquí atrás. Golpeo disimuladamente el pie de Kerian, para que detenga esa divertida tortura que ha comenzado desde que nos subimos al auto. Su sonrisa se extiende aún más, dejando entrever sus perfectos dientes blancos. Suspiro... Me encanta verle sonreír. Ahora, me fascina descubrir ese lado juguetón suyo. Ni siquiera parece nervioso por ir a la fiesta de compromiso...

Stewart dobla hacia la derecha y entra en un camino de piedra adosada. Logro divisar un gran portón de metal alzarse ante nosotros. Stewart detiene el auto, baja la ventanilla, y me sorprendo al verlo hablando con un hombre moreno y calvo. No le había visto. Quizá, por su traje tan formal y por su actitud tan intimidatoria, llego a la conclusión de que es un guarda de seguridad. Éste nos mira a mí y a Kerian rápidamente, y asiente en dirección a Stewart. De pronto, las puertas de metal comienzan a abrirse y Stewart le agradece en un leve asentimiento. Vuelve a arrancar el auto y nos adentra a una especie de sendero. Minutos después, algunas luces comienzan a ser visibles, y una gran fila de autos y personas se extiende ante nosotros. Frente a ellos, una imponente mansión nos recibe. Stewart aparca con cierta dificultad el coche.

Nos bajamos del auto, y Stewart le dice a Kerian que nos esperará hasta que salgamos, aquí afuera. Kerian asiente, y luego, agarrada de su brazo, comenzamos a caminar con cierta lentitud hacia una acera de arcilla. A cada lado de la acera, bellas rosas y girasoles le dan un toque encantador a la entrada del lugar. Mientras nos vamos acercando hacia el interior, levanto la mirada. Desde la profunda oscuridad, logro vislumbrar a una hermosa mujer siguiéndonos con la mirada desde el balcón. Cuando continúo con la vista al frente, guiando a Kerian en el camino, mi cabeza recuerda tan claro como el agua, la identidad de esa mujer: es Jennifer. Sin esperarlo, una sensación de furia me invade al saber que es ella. Aprieto levemente el brazo de Kerian, él lo nota, pero no dice nada.

Una puerta blanca se extiende ante nosotros. Subimos unos cuantos escalones hasta llegar. Toco la puerta, y una amable mujer pelirroja de ojos azules, con un ajustado vestido turquesa, nos invita a pasar. Observa de reojo a Kerian, creo que va a decir algo, pero se contiene al ver la sospecha en mi mirada. Entramos al amplio salón, el cual es absolutamente blanco desde el techo hasta el piso. Las mesas están adornadas por glamurosos manteles de un rojo intenso, en el centro de cada una, un diminuto jarrón de vidrio las acompaña con una flor roja. En cada mesa, hay colocados un par de platos, copas y cubiertos. Además, estas mismas están ordenadas estratégicamente en filas de diez, doblando a un lado para dejar un espacio abierto en el centro de la estancia. Al frente de ellas, hay montado una especie de escenario. Las personas charlan alegres y beben de sus copas. Todas ellas resuman elegancia y sofisticación. Algunos camareros atienden amables sus pedidos. En una esquina del escenario, puedo escuchar la suave melodía de un piano.

-¿Qué hacemos? -me pregunta Kerian al oído. Le sonrío ampliamente y me encojo de hombros.

Estoy a punto de decirle algo, cuando de pronto, sin previo aviso, la mujer que más odio sin siquiera conocer, se acerca a nosotros con un despampanante vestido largo en rojo con un pronunciado escote en uve que no deja nada a la imaginación; igual que el mío. Todo el vestido se adhiere perfectamente a sus curvas y muslos. Lleva un intenso rojo carmín en sus labios y sus ojos grises destilan pura arrogancia.

-Hola, Keri... Qué gusto verte por aquí... -Este se congela al escuchar la voz de Jennifer. Aprieto su brazo aún más fuerte, como muestra de apoyo. Su mirada explora más de la cuenta a Kerian. No puedo evitar que eso me moleste-. ¿Y con quién tengo el gusto? -se dirige a mí. Nuestras miradas se cruzan. Ambas comienzan a desafiarse sin mediar palabra.

-Haylin Cooper -respondo lo más fría posible -, ¿y tú eres...? -le pregunto, como si no lo supiera.

-Jennifer Johnson...-responde ella- y muy pronto la señora de McLaren. -Estuve tentada de decirle que eso a mí no me importa, pero ella se me adelanta con algo más: -¿Ella quién es? Tu acompañante supongo... -se dirige a Kerian con una sonrisa fingida. Él sonríe amargamente y está apunto de decir algo, pero yo me adelanto.

-Soy su novia. -Jennifer alterna su mirada sorprendida en mí y en Kerian. Frunzo el ceño confundida al notar que su gesto arrogante cambia al enfado, quizá... ¿son celos? No lo creo. Ella se casará pronto. Es imposible que lo siga queriendo, ¿verdad? Sus manos comienzan a juguetear nerviosas sobre la copa que sostiene. Creo que va a agregar algo más, pero se detiene cuando un hombre joven, de traje negro y camisa blanca, chispiantes ojos verdes y cabello cobrizo, le abraza por detrás y le besa en una mejilla. Esta extiende una sonrisa que no le llega a los ojos.

-¿Quiénes son tus amigos, mi amor? -le pregunta este a Jennifer.

-Eh... Kerian Grayson y... Haylin Cooper -pronuncia mi nombre con evidente y verdadero desprecio. Lo noto, me odia a muerte.

-Encantado de conocerles. Soy Logan McLaren... -este mira de pies a cabeza a Kerian, lo analiza y sonríe. Frunzo el entrecejo al notar en la forma en la que lo escruta. A mí me ha ignorado por completo. Después de esto, directamente le pregunta: -Acaso eres... ¿ciego?

Kerian suspira y responde sereno:

-Sí.

***

La música del salón es entretenida y movida y el banquete es delicioso. Kerian y yo lo degustamos encantados. Parece que lo de ayer ha quedado en el olvido, el ambiente entre nosotros es muy liviano y cómodo. Me gusta verle sonreír, aunque el lugar no sea el adecuado. Ríe por las cosas que le cuento de mi niñez y adolescencia. Le hablo de las divertidas anécdotas que viví en mis tiempos de universidad con Natalia. Las noches en que salía de juerga con ella y las veces que tenía que cargarla borracha hasta la residencia. Estamos así durante varios minutos.

Sin embargo, desde que llegamos, no he podido evitar prestar atención a las nada disimuladas miradas de algunos curiosos, por el color de vestimenta que elegimos. Somos los únicos que portamos el negro a la totalidad. Resaltamos entre aquel blanco y rojo de la estancia. Desde lejos, puedo percibir otra mirada, una que ya vi antes. Jennifer no me ha quitado los ojos de encima. Hace minutos bailó una canción romántica con su prometido. Pero no parece feliz por su fiesta de compromiso. No es la típica mujer que brinca cuando anuncia la boda con el hombre que más ama. Sonríe hipócrita cuando Logan le habla al oído.

El animador, un pelirrojo llamado Ryan, incita a los invitados a que pasen a la pista de baile con sus acompañantes. Golpeo el hombro de Kerian, incitándole a ir. Creo que los Martini han empezado a surtir un poco de efecto en mí. Cuerda ni loca lo haría. Él niega con timidez y diversión, pero al final desiste por mi insistencia. Al ponernos en pie, noto que él viene con su bastón. Se lo quito de la mano de inmediato y lo coloco sobre su asiento.

-Esto estorbará, Kerian... -le advierto divertida y él niega contrariado.

-Está bien... -suspira rendido.

Entramos a la pista de baile improvisada que abrieron hace algunos instantes. Una lenta canción de John Legend comienza a sonar, y cruzo instintivamente mis manos alrededor de su cuello. Él posa sus manos tímidamente sobre mi cintura.

-Soy pésimo para bailar, Haylin. Te lo advierto. Tú guíame. No vaya a ser que te maje.

-No te preocupes, Kerian. Sólo déjate llevar...

A través de sus gafas y su gesto, percibo que lo que he dicho ha tenido un doble sentido para él. Y ahora que soy consciente de lo que acabo de decir, no puedo evitar pensar en lo que hicimos ayer. Eso fue lo que sucedió tras esos vestidores: nos dejamos llevar por el deseo.

Comienzo a moverme lentamente y él me sigue con un poco de torpeza. En ese momento nos perdemos, dejamos de lado a los demás y todo a nuestro alrededor deja de tener importancia. Sus manos pronto comienzan a calentar la tela sobre mi cintura. Ardo de deseo. Observo con anhelo sus labios... quiero besarlos ahora. No soy dueña de mis acciones hasta que siento sus labios posarse sobre los míos. Se mueven y se abren paso con una agónica lentitud. El beso comienza a aumentar de magnitud y la temperatura entre nosotros crece, ahogándonos a su paso. Nuestras lenguas se reencuentran y se exploran con sensualidad. Kerian me aprieta contra sí, acariciando parte de mi espalda desnuda en el proceso. No somos conscientes de que la canción termina hasta que escuchamos un: "Ah". Detenemos el beso de inmediato. Ruborizada y avergonzada, observo que muchos nos están mirando. Entre todo ese gentío, está Jennifer.

-Creo que pronto habrá otra fiesta de compromiso, señoras y señores. -Anuncia Ryan, medio en broma, a través del micrófono y yo me siento morir-, y quien quita que hasta una próxima boda... ¿no? ¡Qué viva el amor!

Tierra... ¡trágame! No sé a dónde mirar. Observo de reojo que Kerian ríe nervioso. Escuchamos un estruendo de vidrios haciéndose añicos. Todos buscan la dirección del sonido, pero no la encuentran. Dirijo la mirada hacia donde está Jennifer. A su lado, una apresurada mesera recoge algo del suelo, y quizá, sean trozos de vidrio. Desde aquí, sospecho que fue Jennifer quien causó el ruido. Me pregunto el porqué...

Nuevo capítulo a la vista!!! Voten y comenten!!! Bendiciones!!!

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