-Sí, cegándome a la realidad, los templarios tienen fines mejores que los del credo de los asesinos.
Ella comenzó a caminar circularmente hacia su derecha mientras tú lo hacías hacia tu derecha viéndose ambas de frente
-Nosotros sólo queremos libertad para cualquier individuo, ustedes sólo quieren el poder y aprovecharse de inocentes
- Jajaja querida estás mal...
- Déjala en paz - La voz era demasiado conocida, pero no era Connor, era de otro hombre, la voz era intimidante y varonil. También tenía una túnica aunque no tenía señales de ser del credo de los asesinos también usaba una capucha. - ¡Vete de aquí si quieres seguir viva, ahora!
-No le temo a dos niños jugando a ser justicieros pero debo irme, hay cosas más importantes para mí.- Suspiró- (nombre) creo que nunca podremos dialogar debidamente, pero sé que pronto nos veremos - Dijo con seria arrogancia alejándose despreocupadamente.
El tipo extraño se quitó la capucha - ¡No sabes cuánto me alegra verte! - Te abrazó- ¿Estás bien? ¿Te hizo daño? ¿Quién es? ¿Dónde vives? Tienes que explicarme muchas cosas - Dijo lo último rompiendo el abrazo y mirándote a los ojos.
-¿Antonio? ¿Hermano que haces aquí?
-Es un encargo de padre, te explicaré luego pero responde mis preguntas primero.
- Lo siento, pero es que tú y yo... ¡ESTABA A LA MITAD DE UNA MISIÓN IMPORTANTE!, no me hizo daño, creo que a estas alturas si hubiera querido ya me habría atacado, parece que es algo más lo que ella quiere pero en fin. Ella es un enemigo, es un templario, tú ya sabes de esas cosas por tu madre y todo eso.
-Bah, si ya sé y siento haberte arruinado esa ''misión'' pero sabes que no es un enemigo potencial pues de serlo ya te habría matado como dices. Asesinos, templarios, muerte etc...
-Pero ¿y esa túnica?- Dijiste con brazos cruzados mirándolo de pies a cabeza
-Solo la uso para pasar inadvertido, yo peleo por cosas menores por mi cuenta ya sabes, ladrones, delitos menores etc.
- Bien, tenemos mucho de qué hablar- Lo tomaste del brazo- ¿Qué te parece si vamos a donde actualmente vivo? Quiero presentarte a alguien y en el camino te puedo hablar de cómo he pasado los últimos años.
-Sí pero dejé en el bosque de la frontera mi caballo y mis cosas aparte que dejé a...- decía señalando hacía el bosque de la frontera pues se encontraban en los límites de la hacienda Davenport rumbo a la frontera
-Vamos, nadie se lo llevará, si es así yo te daré el mío.
-¿Tienes un caballo?
-Sí, pero empecemos por cuando me fui de casa. Tú ya sabes que me fui porque...- Decías mientras ambos caminaban hacía la hacienda Davenport
˷Salto de tiempo˷
-... y ahora heme aquí, la verdad que es muy linda la comunidad donde vivo te encantará la amabilidad de las personas que están aquí.
-Vaya, parece que estos últimos años todo ha sido una aventura para ti.- Ambos se detuvieron
- Pues sí, pero no fue tan difícil pues...-
- (Nombre) al fin te encuentro- Dijo Connor con su seria voz caminando hacia tí- Me dijiste que no irías, pudiste haber resultado herida, yo me confié demasiado, sé que no eres débil pero pudo haberte pasado algo. - Connor volvió en sí después de llamarte la atención- ¿Quién es EL?
La voz de Connor parecía haberse agravado, y seguía tan serio como siempre
-Es una persona que he querido presentarte, él es..
-Soy Antonio, hermanastro de (nombre).- Dijo extendiendo la mano para dar un saludo, el cual fue correspondido tal vez sólo porque Antonio era parte de tu familia-Tú debes ser Connor, bueno ya me dijeron que no es tu nombre real pero no se pronunciar la lengua de los mohawks. Muchas gracias por cuidar de mi hermana y ayudarla, mi padre también te manda saludos y sus agradecimientos.
-El placer es mío- Dijo Connor sin quitar esa seriedad, mostrando una pequeña sonrisa- No fue nada ayudar a (nombre), de hecho, ella me ha enseñado muchas cosas. Ahora es una gran compañera para mí. Gracias por los saludos.
Te sentías... bien por lo que Connor acababa de decir sobre ti.
-Ahora ya que sé que estás por aquí cerca (nombre), iré a vigilar si la comunidad y los colonos no necesitan algo. Los veré pronto, me retiro y fue un gusto Antonio.
-Hasta luego Connor- Mencionó Antonio
-Hey Connor ¿vendrás a cenar por la tarde?
-Claro que sí, nos veremos ahí.-Connor se alejó corriendo a ver si nadie necesitaba ayuda
-Vaya parece que le gustas a ese sujeto- Dijo Antonio viendo hacia donde Connor se había alejado
-¿Queeeeeeé?- Te sonrojaste viendo a tu hermano a la cara
- Jajajaja ay hermanita, sabes demasiadas cosas pero nada de relaciones afectuosas. Verás, yo como hombre, se las actitudes que tomamos cuando nos gusta una mujer. Te cuidamos demasiado al punto de sobreprotegerte, te celamos con cualquier hombre que vemos, no importa si es tu hermano, y eso lo acabo de notar con Connor. En ocasiones no demostramos nuestros sentimientos tan fácilmente pero estamos siempre pendientes de ti y aunque nos cueste nuestra felicidad queremos verte feliz.
-No lo sé, tal vez el tiempo lo diga, no estoy muy concentrada en eso. Mejor vayamos para la casa, tengo que presentarte a Aquiles, el dueño de este bello lugar.
Mientras tanto Norris estaba en el rio y Connor se dirigió con él para ayudarlo si necesitaba
-¿Qué pasa Norris? ¿Todo bien?
-¿Conoces a Myriam?
-Desde luego
-¿Sabes que le gusta? Quisiera hacerle un regalo
-La verdad no lo sé, pero déjame preguntarle a Prudence. Quizá nos ayude.
Connor corrió hasta la casa de Prudence y la encontró afuera de la casa, parecía estar haciendo algo importante
-Prudence, Norris intenta cortejar a una mujer, ¿Qué es lo que les gusta a las mujeres? En cuanto a regalos.
-Un buen ramo de flores silvestres siempre alegra el día ¿Quién es la amada de Norris?
-No diré nada todavía- Dijo Connor, como siempre con su tono tan serio.
-Es justo- Dijo Prudence. Búscalas sobre el noroeste. Es un poco difícil llegar ahí pero crecen grandes y hermosas.
Esa montaña se encontraba relativamente cerca de donde Connor confesó sus sentimientos (aunque tú no lo sabías). Quizá podría ser buena idea llevar un ramo de flores para ti también, pero aún no, tal vez era demasiado pronto según Connor.
Connor fue de regreso hasta donde Norris y le entregó las flores
-Prudence aconseja un ramo de flores silvestres.- Dijo Connor
- ¿En serio? ¿Estás seguro? ¿Lo ves apropiado? Bueno lo intentaré, es mejor a nada. Muchas Gracias
- Por nada. Nos veremos luego
-Mucho gusto Aquiles, mi padre manda saludos, no sabe cómo pagarle todo esto- Decía Antonio
-No hay problema, para mí no es un estorbo ni menos una carga, ella nos ha ayudado mucho a todos por estos lugares.- Mencionó Aquiles
- Me halagas Aquiles- Dijiste con algo de sarcasmo.
-Si no les molesta necesito regresar al bosque por algunas cosas- Mencionaba Antonio mientras bloqueabas la salida de la casa.
-No hay de que, fue un gusto platicar contigo Antonio y nuevamente, saludos a tu padre cuando regreses.
-Se los daré de tu parte Aquiles.
Aquiles se retiró hacia los establos.
-Vamos son sólo cosas materiales, no es importante, además mencionaste que no llevas mucho dinero ¿no?- Le mencionaste para que se quedase un rato más.
-No es lo material, dejé a alguien con mis cosas- Decía Antonio rascándose la nuca
-...
Mientras tanto Ellen y su hija Diana hacían sus labores cotidianas unos pasos fuera de la casa cuando un joven de tez morena (pero no tanto como Connor), cabello café un poco crecido, ojos del mismo color y un característico lunar cerca del ojo derecho de complexión delgada se acercó a ellas, era claro que no era de por ahí pues nunca lo habían visto y no parecía ser nativo para tener ese tono de piel y buscaba algo o a alguien. Llevaba un caballo que tenía cargadas algunas cosas, quizá era un mercader.
-Buen día señoritas, busco la hacienda Davenport- Dijo abriendo un mapa que no sabía ni siquiera por donde comenzaba- Necesito encontrar a mis amigos, verán, me he separado de mi compañero que venía a visitar a una amiga mía, hermana de él. Debo buscar a un hombre llamado Aquiles Davenport, creo están ahí. ¿Saben por dónde queda?
Ellen se acercó al chico y le dijo -Sigue el camino hasta el puente de madera que está por el rio, de ahí sigue derecho, verás una casa enorme con un establo al lado. Ya estás en la hacienda Davenport, lo que te indiqué es la casa de Aquiles.
-Muchas gracias buena mujer, buen día- El chico se alejó
-Ese chico parece carismático ¿no Diana?
-Sí, y parece que es muy apuesto, tal vez (nombre) lo conoce. Su acento no es conocido de por aquí.
Como la comunidad era muy chica se esparció el rumor de que un nuevo chico carismático andaba por esos lugares.
Terry y Godfrey que usualmente estaban cerca del puente estaban peleando (de nuevo). El chico nuevo iba pasando y no evitó verlos directamente, él no sabía si separar la pelea o no. Así que se limitó a mirar.
-¿Qué miras niño?- Le dijó Godfrey soltando a Terry de la camiseta.
-Sí, deja a los hombres con cosas de hombres- Le gritó Terry a lo que el chico rodó los ojos y siguió.
Connor no mucho después pasó por ahí donde aún seguían peleando esos dos hombres, Connor como siempre, separó triunfalmente la pelea. Y después de darles un discurso sobre no pelear y todo eso Godfrey le informó sobre el nuevo ''visitante''
-Connor ¿Conoces al chico extraño que visita estas tierras?- Le mencionó Godfrey
- ¿De qué me perdí? Infórmenme- Dijo seriamente Connor abriendo los ojos y cruzando los brazos
- Si- continuó Terry - Un chico de tez morena, pero no tanto como tú, tenía un lunar cerca del ojo y cabello castaño, era delgado. Venía en un caballo y nos miró fijamente como admirándose de nuestro comportamiento cuando estábamos peleando.
-Posiblemente venga de visita con alguien- Añadió Godfrey
-¿Vieron cómo vestía?- Añadió Connor.
-No llamaba la atención, parecía vestir como un granjero- Dijo Terry
-Bueno, yo investigaré sobre éste extraño, no se preocupen, no creo que sea una amenaza.
Connor se despidió y se dirigía a la mansión Davenport ya que el día había pasado muy pronto y casi era hora de cenar cuando de pronto se encontró con éste chico extraño
-¡Hola!- Le dijo este chico extraño bajando de su caballo, se lo dijo con un acento latino y en idioma español, a lo que Connor sólo se le quedó mirando- Lo siento, creí que también eras un paisano residiendo por estas tierras- Dijo en inglés el muchacho- Busco la mansión de los Davenport ¿Sabes dónde queda?
De hecho se encontraban a sólo unos cuantos pasos de la casa. Connor frunció el ceño. Sospechando quizá que podría ser un enemigo disfrazado de un amigo.
-¿Quién eres y a quien buscas?- Le dijo Connor seriamente, sin ninguna señal de amabilidad.
-Perdona, me dicen Martín pero mi nombre real es Marco Díaz Sánchez. Busco a (nombre) tal vez tú la conozcas, está residiendo por aquí, es una chica...
-¿Qué quieres con ella?- Le dijo Connor enojado sacando su hoja oculta mientras Martín mostraba las manos en señal de que no quería hacer daño.
-Tranquilo, sé pelear también pero somos gente civilizada, no vengo a hacer daño, sólo vengo a...
-¡Martín!- Dijiste corriendo hacia él para abrazarlo, ignorando completamente a Connor- ¡Connor cálmate! no le hagas daño, es un amigo de toda la vida, es casi como mi hermano- Lo abrazaste mientras Connor sólo los veía con una seriedad pero a la vez tristeza- sólo viene a visitar, descuida, él es un humilde granjero, no sabe nada de templarios y esos conflictos - Miraste a Connor a los ojos para que te creyera- Llevo conociéndolo años, confía en mí por una vez en tu vida.
Connor suspiró -Está bien (nombre), lo lamento Martín, no debí actuar así contigo, sobre todo cuando eres tan importante para ella- Dijo Connor con un tono de tristeza
-Descuida amigo ¿Connor cierto?- Dijo Martín extendiendo la mano para hacer las paces a lo que Connor la respondió reflejando una leve sonrisa, pero en sus ojos se veía tristeza- Ya me acostumbré a que a veces traten así a las personas extrañas en este país, sobre todo cuando somos del sur, pero tú no sabías, eres diferente. No hay problema.
-Bien, pues olvidemos ésta amarga presentación y vamos a cenar, mi hermano está poniendo la mesa- Dijiste para romper el hielo
- Muy bien, el viaje estuvo muy largo, me muero de hambre- Dijo Martin
-Y tú Connor ¿No vienes?- Dijiste mirando a Connor detenidamente, parecía, enfermo quizá.
- Gracias (nombre) pero no tengo hambre.
-Me dijiste que cenarías con nosotros.
-Tengo, tengo cosas que hacer...
Lo miraste a los ojos detenidamente- Okay, nos vemos luego- Le dijiste con una sonrisa.
Tomaste a Martín del antebrazo y le hablabas sobre algunas cosas que habían pasado pero Martín miraba a Connor, como si supiera que estaba triste por el hecho de que los vio juntos.
Después de cenar Martín fue a dar un paseo por ahí cerca. Mientras que Antonio tenía cosas que decirte y para esto fueron a caminar al muelle.
-Me da mucho gusto saber que encontraste buenas personas que se preocupan por ti y te dieron una nueva vida. Pero te extrañamos mucho, ya sé que mi madre no te dio el trato que mereces pero eso se arreglará. Vuelve con nosotros, por favor.
-Me encantaría volver pero Antonio, ya he formado una nueva vida aquí. Si vuelvo temo que les hagan daño, ahora formo parte del credo de los asesinos, no puedo dejar esto, prometí hacer algo con esto.
-Te entiendo pero...
- Iré a visitarlos cuando Luisa se case, nos veremos pronto, además estoy bien aquí, aquí soy feliz. Mejor cuéntame cómo han estado todos por allá.
-Sabía que tu padre tenía razón, no ibas a volver- Se rió - Pero comprendo tus razones. Después de terminar la escuela...
Mientras tanto Martín en su divagación encontró a Connor arriba de un árbol. Connor miraba a lo lejos, perdido en sus pensamientos.
-¿Te molesta si subo?- Gritó Martín pues quizá Connor no lo oiría
- No, sube si quieres- Dijo Connor seriamente sin despegar la mirada del horizonte.
Martín subió quedando en una rama frente a frente con Connor
-¿La amas verdad?- Suspiró Martín.
-¿De quién hablas?- Dijo Connor mirando a Martín.
-Tú sabes de quién hablo- Dijo seriamente Martín a Connor.
- Yo, yo... sólo quiero lo mejor para ella.- Dijo Connor suspirando al final mirando hacia el suelo.
- Hey, no estoy aquí para celarla ni para pelear contigo- Dijo Martín calmadamente- Sí, supongo que tengo sentimientos por ella yo también.
Connor miró a Martín como para golpearlo quizá, pero no lo hizo, supuso que nunca se lo perdonarías.
- Supe por una carta que (nombre) envió a su hermano que tu nombre no es Connor sino Ratonhnaké:ton. Bien Ratonhnnaké:ton no vengo a burlarme de ti, no vengo a pelear, vengo a hablar contigo. En el momento que (nombre) te mencionó en la carta, mis esperanzas con ella se derrumbaron, pensé que era tu novia, e incluso tu prometida. Te dije que tengo sentimientos por ella y es cierto, pero ahora ya es sólo de amistad, amistad sincera pues desde que éramos jóvenes estuvimos juntos, cuando en nuestra adolescencia ella partió, cuando teníamos trece años éramos unos niños pero me enamoré de ella perdidamente.
-¿Entonces qué quieres?- Dijo Connor para motivarlo a que siguiera con su discurso.
- Yo sé que no soy buen partido para ella, mírame, soy un simple granjero que sabe defensa personal para defender lo que le da de comer, tengo una pequeña cabaña en un pequeño pedazo de tierra, además de que tanto ella como yo somos jóvenes aún. En cambio tú tienes éste hermoso lugar, con buenas personas, una gran casa y dinero para poder darle lo que se merece. No me estoy menospreciando, es la verdad, ya no quiero nada con ella, no porque la odie. Me dí cuenta que lo mío quizá era sólo una atracción de la adolescencia que se quedó en el pasado.
-Oye no eres un inútil ni una mala persona para ella, te adora, eres su mejor amigo de la infancia- Dijo Connor suavemente.
-Lo sé amigo, no estoy triste, es sólo que sé, cómo su mejor amigo, sé cuando alguien le gusta y ese eres tú. Sé que tú también la amas y que por eso la sobreproteges. Por ejemplo cuando yo llegué aquí- Martín se rió- ¿En serio creías que yo era una amenaza?
-No se puede saber nunca, hay mucha gente con malicia por aquí. Además como tú lo dijiste, ella es muy importante para mí y no me perdonaría el que algo le pasara.
Martín sonrió y le dio una palmadita en el hombro a Connor - Ella no es una niña, sabe defenderse, no la trates como si fuera débil, ella no necesita un salvador, necesita un amigo...
-Tú eres su amigo...
-Yo estoy demasiado lejos para apoyarla en momentos difíciles, tú, en cambio estás aquí, con ella, has sido su compañero, la has ayudado mas no salvado. Ella ha pasado cosas muy terribles, ayúdala en lo que puedas, si ella se comporta extraño, dale un hombro donde llorar, si necesita un amigo para pelear, no dudes en serlo.
-Muchas gracias Martín- Dijo Connor seriamente, pero con más alegría - Lo haré, seré su amigo, compañero, y quizá llegue a ser otra cosa.
-¡Así se habla! Ahora lo último que te pediré es que la cuides mucho, pero no la sobreprotejas. Y cualquier cosa que ustedes los asesinos ocupen, estamos para servir- Dijo Martín bajando del árbol de un salto.
-¡Espera!-Dijo Connor aún arriba del árbol. Después de bajar continuó- ¿Acaso ella te dijo que era una asesina? ¿Eres un asesino también?.
Martín sólo se dio la vuelta sonriendo.- Ella no me mencionó nada yo no sé qué ella es un asesino. Respondiendo a tu otra pregunta: trabajamos en las sombras para servir a la luz Connor.
Martín le guiñó el ojo a Connor, Connor entendió completamente, Martín también era un asesino, pero estaba realmente muy escondido.
Ambos regresaron a la casa donde Antonio acomodaba el caballo listo para el viaje
-¿Se marchan tan pronto?- Dijo Connor mirando al caballo a lo que Antonio respondió
-Sí, aunque ya obscureció, tenemos que regresar a Boston rápidamente, tenemos cosas que comprar ahí y tomar nuestro barco de regreso a casa.
-¿Por qué no se quedan y temprano por la mañana se marchan?- Decía Aquiles amablemente- Ha sido un honor tenerlos aquí, son extranjeros pero grandes personas.
-No queremos causar molestias- Decía Martín
-Ninguna molestia, ya escucharon al anciano, mañana partirán- Decía Connor guiando al caballo de regreso al establo.
Tú no podías evitar reírte ante la actitud de todos.
Regresaron dentro de la casa y ya era una hora muy alta de la noche, por lo que cada quien se fue a dormir.
A la mañana siguiente se levantaron temprano todos, incluyendo a Aquiles para despedir a Antonio y Martín.
-Muchas gracias por todo Aquiles, aunque solo hayan sido dos días me sentí como en casa- Decía Antonio dándole la mano en señal de agradecimiento.
-Igual yo me sentí como en casa- Decía Martín.
- Se me olvidaba, dijo Antonio sacando de una de las bolsas del caballo.
-Nuestro padre te envía esto- dijo Antonio sacando de ella una túnica blanca con detalles en color morado y un vestido color lila, ese vestido era elegante, pero no estorboso como los ''elegantes'' de esa zona pues eran muy estorbosos.- Dijo que pertenecieron a tu madre junto con estas joyas, Antonio sacó de su bolsillo un puñado de joyas, entre ellas collares, aretes, brazaletes etc. - Tu padre dice que entre las joyas hay algo muy especial, pero tu sabrás cuál es.
-Y antes de morir mi madre te dejó esto, sé que no es mucho pero como ella nunca tuvo hijas quería que tú lo conservaras, pues para ella fuiste una hija postiza- Dijo Martín sacando de una caja un vestido color rojo pálido, y un violín color blanco, el violín estaba bien conservado- Ella sabía cuánto te gustaba la música así que me pidió que cuando te viera te lo entregara. A mis hermanos y a mí no nos cuesta nada, nadie es músico, así que, por favor tómalo.
-No sé qué decir chicos... muchas gracias, no solo por esto, sino por todo.- Dijiste con una gran sonrisa en el rostro.
-Bueno basta de sentimentalismo y vámonos que se hace tarde- Dijo Antonio sarcásticamente.
Se despidieron con un abrazo, no sin antes Martín recordarle a Connor algo importante.
-Cuídala mucho, hazla muy feliz- Dijo Martín señalando a Connor con el dedo índice y muy seriamente.
-Lo prometo- Dijo Connor.
-¿Te veremos en la boda?- Dijo Antonio dirigiéndose a ti mientras Martín subía al caballo.
-Ahí estaré, le dijiste con una señal que solo ustedes entendían.
Ambos desaparecieron a lo lejos, mientras Connor, Aquiles y tú regresaban a sus actividades cotidianas.