Dulce Maldad [En Librerías]

By JessRe

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«Detrás de toda belleza, se oculta el peor de los males» #1 en fantasía 16/02/17 #2 en fantas... More

Dulce Maldad en librerías 🌙
Trilogía Destinados 🌙
Sinopsis 🌙
Prólogo 🌙
Capítulo 1 🌙
Capítulo 2 🌙
Capítulo 3 🌙
Capítulo 4 🌙
Capítulo 5 🌙
Capítulo 6 🌙
Capítulo 7 🌙
Capítulo 8 🌙
Capítulo 9 🌙
Capítulo 10 🌙
Capítulo 11 🌙
Capítulo 12 🌙
Capítulo 13 🌙
Capítulo 14 🌙
Capítulo 16 🌙
Capítulo 17 🌙
Capítulo 18 🌙
Capítulo 19 🌙
Capítulo 20 🌙
Capítulo 21 🌙
Capítulo 22 🌙
Capítulo 23 🌙
Capítulo 24 🌙
Capítulo 25 🌙
Capítulo 26 🌙
Capítulo 27 🌙
Capítulo 28 🌙
Capítulo 29 🌙
Capítulo 30 🌙
Capítulo 31 🌙
Capítulo 32 🌙
Capítulo 33🌙
Capítulo 34🌙
Capítulo 35 🌙
Capítulo 36 🌙
Capítulo 37 🌙
Capítulo 38 🌙
Capítulo 39 🌙
Capítulo 40 🌙
Capítulo 41 🌙
Capítulo 42 🌙
Capítulo 43 🌙
Capítulo 44 🌙
Capítulo 45 🌙
Capítulo 46 🌙
Capítulo 47 🌙
Capítulo 48 🌙
Capítulo 49 (Final) 🌙
Agradecimientos 🌙
Secuela 🌙
Portadas 🌙

Capítulo 15 🌙

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By JessRe

Arianne

Mi atuendo no está mal. Consiste en una chaqueta de cuero, pantalones ajustados y top blanco. Tengo otras preocupaciones, pero decidí ir a una fiesta detrás de un chico. Son celos por mucho que intente negarlo. Me molesta que Asher haya accedido seguirle la corriente a Julianne a pesar del escándalo que nos involucra con Aulus. ¿Cómo pudo?

Imbécil desconsiderado.

—Te ves caliente —Andrew mira mis labios que resaltan gracias al labial rojo.

—Gracias —sonrío.

Pasamos por la sala dónde la mirada de Ashton me paraliza como un venado frente a los faros. Sus ojos azules me evalúan y contrae los labios en desaprobación. ¿Qué le pasa? Andrew me toma de la mano y me arrastra afuera sin otro comentario. No invita al idiota amargado porque obviamente las fiestas no son de su estilo.

El motor de un auto deportivo ronronea mientras Axel nos espera en el volante. Su boca se levanta en una sonrisa y le da un trago a su cerveza.

—Bueno... —Su lengua limpia la comisura de sus labios —. Asher no estará feliz con esto, Andrew. ¿Quieres volver loco al pobre hombre?

Andrew se encoge de hombros y me abre la puerta del Camaro negro.

—Quiero darle una lección al idiota por irse con Julianne.

—¿Qué tiene de malo si va con ella? —cuestiono —. Son amigos, ¿no?

—Y tú eres su chica —remarca Andrew —. Esa loca deberá entender que mi hermano está fuera de sus garras.

Lo hace sonar como si fuera la mala. Asher es un adulto que accedió a irse por su cuenta.

—Yo... —me empuja en los asientos traseros y Axel arranca cuando su hermano ingresa.

Grito mientras el auto aumenta la velocidad varias millas y me sostengo a la puerta para no golpearme. El viento me alborota el cabello y me uno a la ronda de risas. ¡Están dementes! Una canción de Snoop Dogg suena cuando Andrew enciende la radio. Pronto ambos idiotas cantan y me ofrecen una lata de cerveza.

—¿Desde cuándo conocen a Julianne? —pregunto y bebo la cerveza —. ¿Ella también es licántropo?

Axel mueve la cabeza y disfruta la canción depravada con letra pegadiza.

—Oh, sí. Te caerá muy bien.

Ruedo los ojos ante el sarcasmo.

Diez minutos después, llegamos a la dichosa fiesta dónde están presentes Asher y su amiguita. Las paredes retumban al ritmo de la música rap y hay varios autos aparcados. Luces de neón le dan un toque divertido a la intimidante casa de dos pisos. ¿En qué lío me metí?

—Asher nos golpeará por esto —murmura Axel y salimos del auto.

Me deshago de la chaqueta, lanzándolo en los asientos traseros. Remuevo el dobladillo de mi ajustado top blanco, subiéndolo para que muestre mi estómago. Suelto mi cabello castaño y lo peino con los dedos en un intento ridículo de arreglarlo. ¿Qué me pasa? Esta no soy yo, pero a la mierda.

―Asher me da igual, esta noche vine con ustedes―espeto ―. Son mi compañía perfecta. ¿Qué opinan, chicos?

Dos pares de ojos me observan como si nunca antes hubieran visto a una chica. La boca de Andrew está muy abierta y Axel gime.

Muy bien, Arianne.

―Asher nos cortará las pelotas ―Se queja Andrew.

Me encojo de hombros y miro la enorme casa frente a mis ojos. No es como cualquiera que haya visto antes. Tiene tres niveles con pórticos y techos abovedados. Está rodeado de árboles y el lago con muelle alrededor es precioso. Chicos y chicas se divierten en el agua.

―¿Seré bienvenida? ―cuestiono.

―Por supuesto que sí ―Andrew sostiene mi mano mientras Axel nos sigue con la cerveza ―. Le advertimos al anfitrión que nadie sea un idiota contigo o los mataré

Trago saliva, preocupada de no encajar en un ambiente como este.

―¿No me echarán?

―Nah ―Axel descansa su brazo derecho en mi hombro ―. Nadie quiere enfrentarse a un Karlsson porque siempre pierden.

Botellas de alcohol y porros circulan como pan caliente cuando ingresamos a la casa. La música resuena en los altavoces y tantos cuerpos sudorosos me hacen arrugar la nariz. Hay parejas en el sofá semidesnudos y miro boquiabierta mientras se devoran. Eww...

―Tan pura e inocente ―Axel suelta una risa al ver mi reacción ―. Será un placer corromperte.

Lo golpeo en el estómago con mi codo.

―Para mí será un placer patearte en las bolas ―murmuro y él se echa a reír.

Andrew me mueve entre la multitud pegajosa e impide que me tropiece con algún vaso tirado. Qué lugar tan reducido e incómodo. ¿En serio disfrutan esto? Cualquier persona se detiene para saludar a los hermanos. Obviamente no faltan las miradas furtivas hacia mí, pero nadie comenta nada sobre el incendio.

―¡Miren quién está aquí! ―grita un moreno cuando ve a Andrew ―. ¡Mi Karlsson favorito!

Luego le da una palmada en la espalda a Axel a modo de saludo.

―Joel, te presento a Arianne ―dice Andrew ―. La chica de Asher.

¿Qué...? Los ojos de Joel se posan en los míos. Es un moreno atractivo con pendientes en las orejas y tatuajes en el cuello. ¿Licántropo? Pensé que este pueblo estaba liderado por los Karlsson y Persson, pero al parecer hay más.

―¿Es una de nosotros? ―inquiere Joel ―. Su olor...

Gracias por el amuleto, mamá.

―Es confuso, lo sé ―suspiro ―. Un gusto conocerte.

―No estás marcada ―señala Joel.

Andrew gruñe y me encojo ante el sonido. Incluso Axel me protege con su cuerpo.

―¿Hay algún problema con eso? ―desafía Axel ―. Vete a la mierda o mi hermano te hará pedazos.

El moreno niega y retrocede.

―Nada, nada. Disfruten la fiesta.

Me da un susto de mierda el repentino cambio. ¿Por qué actúan tan sobreprotectores?

―Jodido idiota ―dice Axel.

―Solo fue un comentario ―susurro.

Andrew echa la cabeza atrás con una carcajada.

―Eres muy ingenua, corazón. Si Asher lo escuchaba no dudaría en cortarle la lengua ―farfulla, disgustado ―. Cuando una licántropo sin marca entra a una fiesta como esta, hay muchos riesgos de que otros la reclamen.

Parpadeo confundida. ¿De qué marca hablan?

―No entiendo.

Axel chifla.

―Esto será divertido ―ríe.

Andrew continúa:

―Le perteneces a Asher, pero aún no estás marcada y eso le hace creer a otros licántropos que fuiste rechazada. No es común encontrar a tu compañera y no marcarla, ¿sabes?

Una nueva ola de humillación me sacude junto a la rabia. Hablan como si yo fuera un objeto y un animal.

―No le pertenezco a nadie ―siseo, enojada ―. ¡Por los dioses! Soy una persona.

―Bienvenida a nuestro mundo ―Axel bebe y sigue a una morena que lo llama sin presentarse.

Genial. Hay tanto para conocer en este mundo desconocido. No me gusta que se refieran a mí como propiedad de Asher. ¿Dónde está él? No le he visto aún. ¿Qué diablos estoy haciendo? La pregunta da vueltas en mi mente mientras me siento molesta e irritada conmigo misma por caer en la provocación de Andrew. Mamá es lo más importante en estos momentos. Al diablo las fiestas o Asher para el caso.

―¿Puedes oler a tu compañero? ―inquiere Andrew.

―Todavía no he aprendido a usar mis sentidos agudizados.

Continúo buscando a Asher entre la multitud, pero no logro verlo.

―Concéntrate ―instruye Andrew ―. Concéntrate en Asher y dime qué puedes oler.

Imagino la sonrisa de Asher y cierro mis ojos. Hago exactamente lo que dice Andrew; concentrarme en cierto lobito exasperante. Estiro mi sentido del olfato mucho más allá. No distingo nada, solo el olor a sudor, personas cachondas, cervezas, marihuana, licántropos...

Ahí está.

Aroma a cítricos, menta, bosque, naturaleza...

Es Asher.

Cuando abro los ojos puedo verlo.

Él está mirándome también.

Quiero huir por la intensidad de su mirada, pero es tarde. A la mierda, no me acobardaré. Mi corazón golpea mis costillas, mi cuello se calienta y resisto el impulso de ir hasta él. Su apariencia me deja sin habla como todo lo relacionado a Asher Karlsson. Viste un pantalón jeans y su camisa negra está abierta en el cuello dándole un aspecto rebelde. Aturdida, observo su rostro hostil que me hace luchar contra el sonrojo que se expande por mis mejillas.

No luce feliz de verme aquí.

De repente, Julianne se acerca y le acaricia los brazos. Asher no la aparta, pero sus ojos avellanas siguen en los míos como imanes.

Imbécil, mil veces imbécil.

―¿Arianne Laroux? ―Oigo una voz a mis espaldas y me volteo para ver a Lily ―. ¡Eres realmente tú!

―Hola, Lily ―sonrío, encantada.

Se ve hermosa como la recuerdo con el vestido negro y cabello rojo ondulado. No dudo en corresponderle cuando me abraza. Huele a cerveza y melocotón.

―Pensé que te fuiste del pueblo ―comenta ―. ¿Dónde has estado?

―Estoy quedándome con unos amigos.

Me siento culpable por no decirle como son realmente las cosas, pero ella no lo entenderá. Los ojos de Lily se agrandan cuando nota a Andrew detrás de mí.

―¿Los Karlsson?

Me remuevo nerviosa en mi lugar.

―¿Conoces a Andrew?

Se ríe ligeramente.

―¿Quién no conoce a Andrew Karlsson?

No debió decir eso. Apuesto a que el ego de Andrew está por las nubes.

―Es un placer conocerte, Lily ―dice Andrew.

La pelirroja va a desmayarse.

―El placer el mío.

Carraspeo.

―¿Dónde está Ethan? ―indago.

―Hablando con unos amigos ―contesta Lily ―. ¿Entonces vives con los Karlsson?

Me desagrada que dirija la conversación en mí. Sé que está curiosa y quiere muchas explicaciones que no daré.

―Eh... sí.

―Vuelvo en un minuto, corazón ―Andrew se aleja tranquilamente, dejándome con la entrometida de Lily. Odio que haga tantas preguntas.

―¿Cómo terminaste involucrada con ellos?

¿Por dónde podría empezar? Soy una druida, licántropo y resulta que Asher es mi alma gemela. Quemé la manada de Aulus porque es el asesino de mi hermano, sin embargo, respondo:

―Es una larga historia que te contaré otro día.

Lily ahoga una risa y Ethan se une a nosotras para mi alivio. Se ve tan guapo con el cabello rubio y piel bronceada. Me duele que no haya podido conocerlo más. Mañana partiré a Chicago y no sé cuándo regresaré.

―¡Arianne! ―Me levanta en sus brazos y río como niña pequeña ―. ¿Dónde demonios te metiste, chica? Casi pusimos una denuncia en la comisaría porque creímos que fuiste secuestrada, pero estás muy a gusto con los Karlsson.

No dejo de sonreír mientras me deposita en el suelo.

―Los Karlsson son unos viejos conocidos y estoy a salvo con ellos ―Le guiño un ojo ―. Ustedes se ven espectacular juntos.

―Somos muy felices ―Lily besa a Ethan en los labios.

―Me alegra saberlo.

Ethan me da una mirada extraña.

―No dudes en decirnos si necesitas ayuda. Nadie ocupa tu habitación en la cabaña.

En realidad, yo soy una amenaza para los Karlsson. Ellos han sido más que amables conmigo excepto Aria.

―Estoy bien, chicos. No se preocupen por mí.

―Yo sí estoy preocupada ―espeta Lily ―. Te comiste al ganado de Julianne y no está feliz.

Me atraganto.

―¿Ganado de Julianne?

―Asher ―responde Lily ―. Todos sabemos que Julianne lo ama y tú eres su rival.

―No vine aquí a pelear con nadie ―afirmo ―. Asher y yo no somos nada.

Ethan acomoda la gorra de béisbol sobre su cabeza.

―¿Segura? Porque no quita sus ojos de ti.

Siento la mirada lívida de Asher sobre mí, pero me esfuerzo para ignorarlo.

―Prefiero no hablar de él. ¿Por qué no me cuentan cuáles son sus planes para el futuro? Soy todo oídos.

Las siguientes horas me concentro en conversar con mis amigos y accedo a sacarme fotos con ellos. Axel desapareció y Andrew baila con una chica. Lily me presenta a algunas personas que hacen preguntas sobre cómo terminé involucrada con los Karlsson. Omito la mayoría mientras bebo otra refrescante lata de cerveza. Descubro que este tipo de eventos son entretenidos si estás con la gente adecuada. A diferencia de la fogata dónde estaba Simón, nadie me trata mal ni menos. Por primera vez en mi vida, me siento bien por disfrutar una fiesta sin pensar en los problemas.

Vuelvo a coincidir con Andrew que me arrastra a la pista de baile con sus manos en mis caderas y mis brazos alrededor de su cuello. Tanta cerveza hace que esté ligera. Visualizo a Axel en medio de un chico y una chica. La escena es explícita mientras se tocan y besan.

―Gracias por traerme a la fiesta ―Le sonrío a Andrew ―. Nunca me divertí tanto como hoy.

Bailamos muy juntos, su cuerpo pegado al mío.

―Me agradas, Arianne. Asher es afortunado por tenerte.

Resoplo.

―¿De verdad? No se molestó en buscarme y está ocupado con Julianne.

Una carcajada brota de sus labios.

―Eso es lo que tú crees.

De repente, una mano me separa de Andrew como si hubiera invocado al diablo y choco contra un duro pecho. Una deliciosa y peligrosa sensación estremece mi interior cuando miro brillantes ojos avellanas con toques amarillos.

—Asher...

—Me gustaría quedarme, pero dudo que me necesitan —Andrew hace una reverencia.

Asher aprieta la mandíbula y ordena:

—Piérdete.

La carcajada de Andrew resuena mientras se mezcla con la multitud y tomo bocanadas de aire. Un cosquilleo cálido se arrastra por mi cuerpo y necesito fricción. Estoy ardiendo por dentro.

—¿Qué haces aquí, Arianne? —pregunta él.

Mi respiración se agita.

—Tus hermanos me invitaron a venir.

Sus labios se alzan en una sexy sonrisa.

—Qué excusa tan buena.

Mis poros desprenden rabia por su arrogancia.

—¿Mi presencia te molesta? ¿Quieres que me vaya para que estés en paz con Julianne?

Me mira con algo parecido al asombro y luego viene la absoluta satisfacción. ¿Por qué no puedo callarme y fingir que sus acciones no me interesan?

—Mierda, no. ¿Estás celosa?

La electricidad se enciende mientras más compartimos el espacio, la tensión aumenta entre nosotros. Quiero fingir indiferencia, pero fracaso.

—Claro que no. ¿Piensas que el mundo gira a tu alrededor?

Se lame los labios y bebe la cerveza que sostiene en su mano derecha.

—Entonces explícame porque te enoja tanto que esté aquí con Julianne —masculla. Me sostiene la mirada y su pecho se encoge con una respiración resignada —. No significo nada para ti, ¿recuerdas?

Me cruzo de brazos.

—Deja de escuchar mis pensamientos. Es grosero.

—Mentir también es grosero.

Me doy la vuelta, pero su agarre en mi brazo es de acero.

—Suéltame, Asher.

—No, baila conmigo.

Me acerca a él, instándome a moverme con la música. Mis mejillas están encendidas por la vergüenza y el calor. Afortunadamente nadie nos mira. Cada uno se encuentra absorto en sus propios asuntos y les da igual lo que hacemos. Pongo las manos en su amplio pecho mientras engancha una de mis piernas alrededor de su cintura. Un débil jadeo se me escapa y el sudor se arrastra por mi cuello cuando sus labios lamen las gotas.

—Dime que no disfrutas esto y dejaré de insistir. Dime que no te importa si regreso con otras chicas. Dime qué quieres, Arianne.

El pensamiento de él otras chicas me hace hervir la sangre y no contesto. Mi silencio le da la razón. Estoy celosa.

—Buena chica ―sonríe.

Esta es la razón por la que me irrita estar en la misma habitación que él. Nuestra química no se puede negar y el vínculo solo crece, acercándonos cada vez más. Es tan fuerte que es imposible de combatir. Mi cuerpo se adapta al suyo como si estuviéramos hechos el uno para el otro.

—¿Planeabas volverme loco? ―susurra ―. Porque está funcionando.

Estoy excitada y ansiosa. Ambos lo estamos. La música sensual obliga a nuestros cuerpos a moverse más cerca. Su respiración agitada hace que mis pulmones trabajen rápido. Yo le hago esto.

Yo le afecto.

Me voltea y presiona mi espalda contra su pecho. Le da un trago a su cerveza antes de volver a besarme el cuello y mordisquear mi barbilla. Sus manos y sus labios están en todas partes, consumiéndome. ¿Y lo mejor? Mi cuerpo cobra vida porque fue hecho para él. Estoy tan complacida que no puedo dejar de jadear.

—¿Sientes lo que me haces? —pregunta sin aliento y acaricia la piel de mi estómago expuesto —. Solo siéntenos, Arianne.

Soy un charco de escalofríos y desesperación absoluta. El sonido de su voz ronca envía escalofríos en mi columna vertebral.

—Asher...

Bailamos descaradamente muy juntos hasta que el sudor me baña y entrelazo las manos alrededor de su nuca. Él coloca un brazo posesivo en mi cintura y me inhala con fervor. Las sensaciones que despierta en mí jamás lo habría imaginado.

En mis dieciocho años nunca disfruté mi adolescencia, jamás puse mi interés en un chico y tampoco bailé con nadie.

Hasta Asher.

No me importaba. Nada de esto me importaba mientras mi familia estuviera bien y el asesino de Theo obtuviera su merecido. ¿Pero ahora? Me siento plena y viva. Tan jodidamente viva mientras Asher me toca y acaricia cada curva de mi cuerpo con sus manos. Estoy tan perdida de la realidad, tan lejos de mi objetivo que despierto de golpe y lo aparto con los labios entreabiertos. No puedo hacer esto, no puedo ser egoísta.

—Arianne...

―Aléjate ―advierto.

Las lágrimas me pican y salgo del salón devastada. Soy tan ridícula. ¿Qué hago? ¿Acaso olvidé por qué vine a New Hope? No es un cuento de hadas, tampoco una etapa de fiestas. El sentido de mi existencia no se debe a la felicidad.

Lo mío es la soledad.

Lo fue desde el día que murió Theo.

Empujo un par de cuerpos hasta que encuentro un lugar solitario y silencioso rodeado de árboles. Escucho fuertes pisadas, sonando la aproximación de Asher. No necesito mirar atrás para saber que me ha seguido.

—Yo no soy esta chica —susurro —. No lo soy.

—Está bien.

—No, no está bien —me limpio las lágrimas —. Debería ir a Chicago y averiguar qué sucedió con mi madre. Fue una mala idea venir aquí. Es tan estúpido preocuparme por cosas que no tienen sentido.

Me estudia atentamente con las manos en los bolsillos de su chaqueta.

—Te preocupas todo el tiempo. Está bien ser tú por un par de horas.

—¿Te refieres a bailar contigo y permitir que me toques a tu antojo?

El dolor golpea sus ojos, pero mantiene la calma.

—No hice nada que no quisieras.

—Oh, claro. Usas la maldita ventaja que tienes con el lazo. ¿Por qué otra razón vendría a buscarte?

Su cara se pone roja y suelta una dura exhalación. Su cabello húmedo se pega a sus sienes por el sudor y es tan hermoso a pesar del desorden.

—¿Piensas que estoy manipulándote? —inquiere, perplejo —. ¿En serio, Arianne?

Aparto los ojos de él, abrumada. ¿Por qué no puede estar bien como hace minutos? Quisiera retroceder y regresar al salón dónde me sentía libre en sus brazos.

—¿Cómo explicas mi actitud y el hecho de que estás volviéndome loca? —Lo enfrento de nuevo —. ¡Todo se trata sobre el maldito lazo!

Retrocede con las fosas nasales dilatadas y niega con la cabeza.

—Será mejor que me vaya antes de que digas cosas de las cuales te arrepentirás después.

—No me arrepentiré de nada. Lo único que quiero es que me dejes en paz —exploto —. Quiero concentrarme en mi verdadero objetivo, no en esta ridícula conexión de almas gemelas.

Mi corazón late tan fuerte que me lastima y mi estómago se mueve como si estuviera en una montaña rusa. Voy a vomitar por lo que acabo de decir. Asher no habla, no se mueve y estoy segura de que tampoco respira.

—Asher... —Las manos vuelan a mi boca.

—No —frena cualquier disculpa —. Quédate aquí, le pediré a Andrew que te lleve a casa.

—Yo... —No encuentro las palabras adecuadas. Soy una maldita insensible. ¿Por qué dije esa tontería después de disfrutar bailar con él? Está en mi naturaleza arruinarlo todo —. Detente, por favor.

La furia es evidente en sus ojos. Veo la ira, el daño y la incredulidad grabada en sus expresiones. Sus emociones me rompen y me dejan sangrando.

—¿Qué demonios quieres de mí, Arianne? —inquiere —. Ya dejaste claro tu punto y no tiene sentido insistir. Vete a casa y hablamos otro día.

—No quiero ir a casa.

—Perfecto. Lo haré yo.

—Asher, espera —Le alcanzo el brazo —. Yo... lo siento, ¿de acuerdo? No sé cómo responder a mis emociones. Ni siquiera puedo respirar cuando estás cerca. Siento que me volveré loca.

Me atrevo a mirar sus ojos y estoy perdida. Brilla con tantas emociones que me caigo en pedazos por la intensidad de ellos.

—Te dije que al principio no sería fácil.

—¡Yo... solo quiero calmar la ansiedad y no ayudas! —Mis palabras están cargadas de frustración —. Es tan chocante que solo me relaje cuando me tocas o respiras cerca. ¿Qué está pasándome, Asher?

Me quedo allí congelada con el aguijón de lágrimas en mis ojos. Suelta una respiración profunda y acuna mis mejillas con las manos. Mi corazón retumba por el contacto.

—Shh... aprenderás a controlarlo con el tiempo y no volverás a sentirte así —murmura —. Prometo que no escucharé tus pensamientos a menos que me pidas lo contrario. Puedes con esto, Arianne. No te preocupes, no soy una amenaza.

Me inclino ante su toque.

—Nunca creí que lo fueras.

—Sé que estás dolida, pero jamás vuelvas a creer que estás obligada a corresponderme. ¿Entiendes?

Asiento con la cabeza.

—Entiendo.

Se quita la chaqueta al ver que estoy temblando y me cubre con ella. No es a causa del frío. Es por él.

—Ven, te llevaré a casa. Mañana nos espera un viaje agotador y necesitas descansar.

Trago la sequedad de mi garganta.

—Lo arruiné, ¿verdad?

Peina mi cabello en un toque relajante.

—No —me asegura —. No te sientas mal por decir cómo te sientes, nunca te escondas de mí.

Quiero hacerme una bolita y llorar por su gentileza. No lo merezco.

—Gracias.

—Vamos.

Me mantiene a su costado cuando visualizo un largo cabello rubio destacar en la oscuridad. Julianne nos mira con una expresión en blanco y sonrisa brillante. ¿Estaba espiándonos? ¿Qué hace? No la conozco y ella tampoco a mí, pero nos odiamos sin intercambiar palabras. ¿El motivo? Asher.

—Hola, Arianne —Se acerca y extiende su mano —. No hemos sido presentadas formalmente, pero Asher me habló de ti.

Le estrecho la mano sin soltar mi agarre en Asher. No seré una inmadura así que le sonrío con la misma falsedad.

—Julianne, ¿verdad? Es bueno conocerte.

Sus ojos me evalúan de pies a cabeza con desdén, pero veo algo más en su mirada: celos y resentimiento.

—Eres diferente a las demás.

¿Qué significa eso? Asher levanta una ceja oscura en señal de advertencia, pero Julianne no se detiene.

—También eres muy linda y pequeña. Hacen la pareja perfecta.

Miro de reojo a Asher quién tensa la mandíbula.

—¿Uh... gracias?

Asher toca mi cintura y los ojos marrones de Julianne caen en el movimiento. El dolor destella en su expresión y traga saliva.

—¿Ya se van? —fuerza otra sonrisa —. Deberías presentarla a los demás, Asher. Todos quieren conocerla —Me guiña un ojo —. Eres muy popular en mi clan porque se expandió el rumor de que tienes súper poderes. ¿Controlas el fuego? Impresionante.

Me remuevo de un pie a otro.

—En realidad, aún estoy en proceso de aprendizaje.

—Qué bien, mañana irás de viaje a Chicago con los Karlsson. ¡Qué afortunada! —Es más alta que yo, una belleza exótica que ningún ojo humano ignoraría. ¿Por qué aferrarse a alguien que no le corresponde? Sé que Asher no siente lo mismo que ella —. Apuesto que Axel y Andrew te adoran.

Mi sonrisa es sincera esta vez cuando pienso en el par de locos.

—Son agradables.

—Arianne y yo necesitamos irnos —dice Asher —. Ten una buena noche, Julianne.

La rubia empuja su cabello fuera de sus hombros y endereza la postura.

—Algún día deberíamos tener una reunión de chicas. Eres bienvenida en mi casa.

—Oh, gracias. Sería genial.

—Buenas noches, Julianne —insiste Asher.

—Espero verte pronto, Asher.

Me arrastra para alejarme de su amiga y casi me tropiezo con los pies. Julianne sigue en el mismo lugar y mirándonos mientras aprieta los puños. Mis sospechas son confirmadas: ella está más que celosa.

—Le gustas —comento —. Creí que me arrancaría los ojos.

Asher carraspea.

—El sentimiento no es correspondido —dice él sin negar los hechos.

Me abstengo de hacer otro comentario porque no hay razones para juzgar a la chica. Asher es hermoso en todos los aspectos. ¿Y quién soy yo para reclamar? Una recién llegada que no conoce el tipo de relación que tienen. No es de mi incumbencia.

Nuestro momento es interrumpido cuando su celular suena.

—¿Todo en orden, papá? —pregunta Asher. Unos segundos pasan y su expresión alegre cambia por completo —. De acuerdo, la llevaré a casa cuanto antes —Luego cuelga, maldiciendo entre dientes.

—¿Qué sucede?

Él duda por un momento, pero después de unos tensos segundos dice —: Aulus está prófugo.

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Pueden encontrar una versión mejorada y capítulos inéditos de Dulce Maldad en librerías. Más información en: www.planetadelibros.com.ar

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