Dulce Maldad [En Librerías]

By JessRe

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«Detrás de toda belleza, se oculta el peor de los males» #1 en fantasía 16/02/17 #2 en fantas... More

Dulce Maldad en librerías 🌙
Trilogía Destinados 🌙
Sinopsis 🌙
Prólogo 🌙
Capítulo 1 🌙
Capítulo 2 🌙
Capítulo 3 🌙
Capítulo 5 🌙
Capítulo 6 🌙
Capítulo 7 🌙
Capítulo 8 🌙
Capítulo 9 🌙
Capítulo 10 🌙
Capítulo 11 🌙
Capítulo 12 🌙
Capítulo 13 🌙
Capítulo 14 🌙
Capítulo 15 🌙
Capítulo 16 🌙
Capítulo 17 🌙
Capítulo 18 🌙
Capítulo 19 🌙
Capítulo 20 🌙
Capítulo 21 🌙
Capítulo 22 🌙
Capítulo 23 🌙
Capítulo 24 🌙
Capítulo 25 🌙
Capítulo 26 🌙
Capítulo 27 🌙
Capítulo 28 🌙
Capítulo 29 🌙
Capítulo 30 🌙
Capítulo 31 🌙
Capítulo 32 🌙
Capítulo 33🌙
Capítulo 34🌙
Capítulo 35 🌙
Capítulo 36 🌙
Capítulo 37 🌙
Capítulo 38 🌙
Capítulo 39 🌙
Capítulo 40 🌙
Capítulo 41 🌙
Capítulo 42 🌙
Capítulo 43 🌙
Capítulo 44 🌙
Capítulo 45 🌙
Capítulo 46 🌙
Capítulo 47 🌙
Capítulo 48 🌙
Capítulo 49 (Final) 🌙
Agradecimientos 🌙
Secuela 🌙
Portadas 🌙

Capítulo 4 🌙

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By JessRe

Arianne

Al día siguiente desayuno en la cafetería del motel. Una suave música clásica suena en los altavoces mientras bebo una taza de café caliente con donas. La mañana recién empieza y me queda mucho por hacer. Lo principal es buscar un lugar dónde quedarme porque el motel no es barato. Me quedaré sin dinero si pago cuarenta dólares todas las noches. Me conviene más buscar un alquiler por tiempo indefinido.

—No eres de aquí, ¿verdad? —pregunta una mujer con delantal alrededor de su cintura y brillante sonrisa amable.

Deduzco que es la dueña del local. Prepara unas donas deliciosas y su café es exquisito.

—Uh... no —respondo en voz baja y cautelosa —. Vine desde Chicago por asuntos familiares.

Asiente y me sirve más café en la taza cuando le doy mi aprobación.

—Imaginé que venías desde lejos con esa cara. Luces cansada, querida.

Una sonrisa se desliza por mis labios.

—Fueron horas de conducción y la cama del hotel es muy dura —Hago una mueca —. Busco un lugar dónde quedarme.

La mujer me da una expresión compasiva.

—Acabas de encontrar a la persona indicada que te ayude con ese problema —me guiña un ojo —. Mi sobrina Lily vive a menos de diez cuadras en un complejo de cabañas y busca una compañera de cuarto que le ayude con los gastos. Estoy segura de que se llevarán muy bien, tiene tu edad.

Me cubro la boca porque no me lo creo. Las personas en este pueblo tienen un gran corazón. La humanidad no está perdida.

—¿De verdad? —inquiero.

—Claro, chica —sonríe la mujer —. Te daré su dirección y dile que vas de parte de Carolina Ramírez. De cualquier forma, voy a llamarla y le avisaré.

Me levanto con la emoción a flor de piel y aprieto su mano a modo de agradecimiento.

—Muchísimas gracias, Carolina. Puede llamarme Arianne.

Palmea mi espalda.

—No es nada, Arianne. Disfruta tu desayuno.

Me siento de nuevo y la veo seguir con sus labores en la cafetería. Soy una persona naturalmente desconfianza por mi falta de vida social, pero no pierdo nada con intentar ser normal. Es el mundo real y es esencial aprender cómo relacionarme con el resto si quiero lograr mis propósitos.

Soy mi propia voz y nadie luchará por mis intereses si no lo hago yo.

Le pago a la amable señora su desayuno y vuelvo a darle las gracias cuando me entrega la dirección dónde debo ir. Su sobrina Lily vive en una avenida llamada Genver. Es un día soleado y animado. El pueblo no luce como si rivalizara con el mismísimo infierno.

Detengo el auto frente a una cabaña agradable y un río cerca. Me cuesta creer que siga existiendo lugares tan ecológicos. Es hermoso, pero no olvido que aquí suceden tragedias que te marcan por siempre.

Saco las dos maletas de mi auto y lo arrastro hasta el porche. Toco la puerta, rogando en silencio que mi compañera de cuarto me reciba con los brazos abiertos. Estaré jodida si me rechaza. Ya no quiero dormir en los asientos de la chatarra.

—Me imagino que tú eres Arianne —La puerta se abre y soy recibida por una hermosa pelirroja de ojos marrones —. Mi tía Carolina me habló sobre ti.

Casi sollozo de alivio.

—Mucho gusto, Lily —respondo —. ¿Entonces estás de acuerdo en que sea tu compañera de cuarto?

—¡Por supuesto! —exclama y me permite pasar —. Pensé que moriría sola aquí. Eres más que bienvenida, Arianne.

—Gracias.

Me ayuda con las maletas y cierra la puerta.

—Perdona la indiscreción. ¿Puedo saber qué hace una chica como tú en New Hope?

Observo el interior de la cabaña. La decoración es femenina con muchos posters de One Direction en las paredes. Me gusta.

—Uh... vacaciones —miento. ¿Qué otra respuesta podría ofrecer?

Lily se echa a reír.

—¿En serio? No hay nada atractivo en New Hope, excepto los Karlsson.

Elevo una ceja.

—¿Quiénes son los Karlsson?

Su suspiro es una llena de placer.

—Los Kardashian del pueblo —dice a modo de broma —. Son la familia más atractiva que podrás conocer. Aiden Karlsson es el alcalde y su esposa Aria la primera dama. Tienen cuatro hijos varones.

No me interesan los chismes.

—Oh, bueno.

—Este pueblo es pequeño, pero entretenido —continúa y ahora tiene toda mi atención —. Nunca faltará noticias de qué hablar.

—¿A qué te refieres?

—Desapariciones, sucesos extraños —responde y me estremezco —. Créeme, siempre estarás distraída.

—¿Algo más que deba saber?

—La familia Karlsson es una celebridad aquí, son muy respetados —continúa —. Cuando hay un desastre ellos están involucrados.

Enarco una ceja.

—Definitivamente son más famosos que los Kardashian —concuerdo.

—Tienen mucho dinero y los hermanos... —Hace una pausa y suspira —, son el sueño húmedo de toda chica.

—Estás exagerando, ¿no lo crees?

—¡Por supuesto que no! —chilla —. Si los vieras por ti misma me darás la razón.

Sacudo la cabeza. Ahora solo quiero hablar con Amelia antes de que termine el día.

—Ojalá pronto tenga el placer —Le sigo la corriente —. ¿Puedes mostrarme mi habitación?

—Por supuesto —Lily me guiña un ojo —. Sígueme.

Me guía hacia las escaleras mientras observo la decoración. La cabaña no es grande ni pequeña. Tiene el tamaño y el espacio perfecto. Hay dos habitaciones y el mío está en el segundo piso. Es de madera con un toque elegante. Los muebles son sofisticados. El salón principal está compuesto con una chimenea y una alfombra de felpa.

—No dudes en hablarme si necesitas algo —dice Lily —. Olvidé mencionar que mi novio Ethan también vive aquí, pero no te preocupes por él. Es un gran chico.

La miro aturdida.

—¿Estás segura de que no seré una molestia? Tu tía dijo que necesitas ayuda con los gastos y pensé que vivías sola.

Sacude la mano.

—La cabaña es grande para tres personas —destaca —. Ethan apenas vive aquí porque entrena mucho y yo amo tener compañía femenina. Relájate.

Me siento en la cama.

—Odiaría incomodar.

—No lo harás —Lily rueda los ojos —. Me encargaré de que tu estadía en New Hope sea buena. Te presentaré a mis amigos e iremos a muchas fiestas. Puede que sea un apestoso pueblo, pero sabemos divertirnos aquí. ¿Hecho?

Mi sonrisa viene porque me gusta la idea. Sé que vine aquí por otras razones, pero no me quejo si quiere involucrarme con sus amigos.

—Hecho.

—Dejaré que te acomodes —señala el armario —. Todo esto es para ti, ya luego nos pondremos de acuerdo con los gastos.

—Gracias, Lily.

—De nada, te veo después.

Cierra la puerta y me tumbo de espaldas en la cama con mis ojos en el techo. Es irreal que haya escapado del ala de mi protectora madre. No me veía en este escenario, pero es tiempo de crecer.

Guardo mis cosas en el armario y ordeno la cama. Abro la ventana para contemplar el paisaje verdoso del pueblo. ¿Qué hace mi madre? ¿Llamó a la policía? ¿Vendrá a buscarme? La última opción no me sorprendería. Conociéndola estará aquí cuando menos lo espere y por esa razón debo ser rápida.

Agradezco que mi habitación tenga su propio baño. Tomo una ducha breve y después me pongo un vestido de verano que se adapta al caluroso clima. Vuelvo a chequear los informes y me encuentro con la sorpresa de que Amelia vive muy cerca. Correré el riesgo de hacerle una visita, aunque no sé cómo será su reacción. La muerte de su amiga es un tema delicado y no quiero abrir ninguna herida.

Mientras desciendo las escaleras para llegar hasta la sala veo a un chico rubio muy atractivo. Trae puesto el uniforme de un equipo deportivo que desconozco y un hoyuelo se forma en su mejilla cuando nota mi presencia.

—Supongo que eres Arianne —murmura.

—Y tú eres Ethan.

Me sorprende cuando me da un abrazo de oso.

—Bienvenida al pueblo de locos —Me baja al suelo y examina mi aspecto —. Lily no me ha dicho que eres tan sexy.

Siento mis mejillas arder ante el cumplido.

—Gracias, tú no te ves mal.

—¿Te gustaría hacer algo hoy? —pregunta —. Me encantaría darte una bienvenida decente.

Sonrío incómoda.

—Eso es muy dulce de tu parte, pero no será necesario.

—Oh, vamos —protesta —. Esta noche habrá una fiesta en el lago. Comemos malvaviscos, bailamos y las cervezas no faltan. Tienes que venir.

Suena como un buen plan, pero me recuerdo que el objetivo no es hacer amistades.

—Voy a pensarlo —musito.

Se rasca la nuca.

—De acuerdo. ¿Ibas a algún lado?

—Voy a caminar un rato por el pueblo —miento.

—¿Quieres que te acompañe?

Mierda, si Ethan viene no podré hablar tranquilamente con Amelia. Prefiero que mi conversación con ella sea privada.

—Iré sola —susurro y me dirijo a la puerta —. Gracias de todos modos.

Ethan no me detiene cuando salgo de la cabaña y camino por las calles. El ambiente parece normal. Hay una anciana pidiendo limosnas en una esquina y no dudo en dejar algunos centavos dentro del tazón que sostiene.

—Que la diosa luna te bendiga —dice con agradecimiento.

Le sonrío y sigo mi camino. Durante un largo periodo New Hope ha sido el objetivo de los medios de comunicación. Se sintieron atraídos por los asesinatos que ocurrieron y los misterios que oculta el bosque. Pronto se expandió el rumor de que en este pueblo abundan lobos salvajes y espantó a los turistas.

Solo una loca como yo tendría el valor de venir aquí.

Verifico por última vez la dirección de Amelia en mi celular y después me detengo frente a una pintoresca cabaña. Tomo una respiración profunda antes de tocar la puerta y ser recibida por un hombre. Ronda alrededor de cuarenta años y viste un traje oscuro.

—Busco a Amelia Boston —empiezo y sueno nerviosa. La cara de este tipo no es nada amable —. Me gustaría hablar con ella.

El tipo frunce el ceño, mirándome de pies a cabeza.

—¿Quién requiere su presencia?

—Soy Arianne Laroux, amiga de su hija —miento con facilidad.

No está nada feliz con mi respuesta. Mierda, me echará a patadas.

—Conozco a todos los amigos de mi hija y nunca la he visto —dice él con brusquedad y me tenso —. ¿Qué quiere realmente?

Las manos me sudan y presiento que no me dejará hablar con Amelia.

—Quiero hacerle algunas preguntas —respondo —. Prometo que no me llevará mucho tiempo.

Aprieta la mandíbula antes de dejar salir un fuerte suspiro de irritación.

—¿Es sobre la muerte de su amiga? —inquiere y asiento —. Mi hija está intentando superarlo y le agradecería que olvide el asunto. Ni siquiera los periodistas lograron convencerla de hacer entrevistas.

—Señor... —Trato de replicar, pero cierra la puerta en mi cara.

De acuerdo. No salió como esperaba.

🌙

Vuelvo a la cabaña con un humor de los mil demonios. Sé que esto llevará tiempo, pero estoy desesperada. No me quedaré encerrada aquí. La otra alternativa que tengo es ir a la fiesta del lago que mencionó Ethan. Servirá para conocer a más personas y obtener algún dato importante.

En el momento que llega la noche termino de maquillarme y me cambio de ropa a algo más adecuado para la ocasión. Ethan me mira sorprendido cuando me reúno con él en la sala. Lily chifla al ver mi aspecto. Sus reacciones espantan a las inseguridades que sentía hace minutos.

—Dime que cambiaste de opinión —implora Ethan.

Jugueteo con mis dedos.

—Sí y espero no arrepentirme.

—Haremos que te sientas como en casa —Ethan me mira —. ¿Vamos?

Lily me tiende su mano y acepto. Su vestido a diferencia del mío es más revelador. Es azul con un acentuado escote. Yo traigo puesto algo floreado y cursi. Dioses... Será la primera fiesta que asistiré en mi vida. ¿Qué demonios diré? No soy muy sociable y me cuesta mucho hablar con extraños. Es un milagro que siga viva después de conocer a mis compañeros de cuarto.

—Yo... no creo que sea buena idea —musito.

Lily enlaza su brazo con el mío.

—Es una gran idea —recalca —. No dudes en decirnos si te sientes incómoda. Te traeremos de regreso sin dudar.

Le doy una sonrisa agradecida.

—Gracias.

—Iremos en mi auto —dice Ethan.

Luego nos dirigimos a la fiesta. El auto de Ethan nos transporta en menos de diez minutos. Observo insegura a los invitados que beben y bailan a gusto cerca del lago una vez que llegamos. Las chicas visten bikinis mientras los chicos pantalones cortos. ¿Quién se tira al agua a estas horas en una zona tan oscura? Podría haber una serpiente o un lobo en el peor de los casos.

Sí, soy paranoica.

Alguien estaciona su auto y enciende los estéreos. Puedo reconocer la canción de Black Eyed Peas "Pump It". Por un momento me siento una chica normal que la pasará increíble con sus amigos.

—Vamos por esos tragos —Ethan nos abre la puerta.

Lily se ríe y enlaza su brazo con el mío.

—Te presentaré a las chicas.

Dudo un momento.

—Yo... no creo que sea buena idea.

—Deja de decir eso —Lily pone los ojos en blanco —. No seas tímida.

Ethan se dirige a buscar nuestras bebidas mientras continúo mi evaluación. Hay una gran multitud reunida en torno al fuego, otros cantan y bailan. Algunas chicas me miran con curiosidad cuando Lily me presenta. Me siento cohibida por el escrutinio.

—Ella es Charlotte —Lily sigue con las presentaciones.

—Hola —musito.

La morena de bikini rojo y cabello rosa me sonríe. La envidio por sentirse tan plena y a gusto con esa ropa. Mi atuendo parece salida de un convento a comparación de ellas.

—¿Eres nueva? —pregunta.

—Sí.

—¿De dónde vienes?

—Chicago.

Charlotte mira al resto de sus amigas y libera una risita.

—¿Vienes de Chicago para instalarte en New Hope? Dime que es una broma de mal gusto.

—Bastante, cualquiera en su sano juicio no haría eso —concuerda una.

—¿Sabes la reputación que tiene este lugar? —prosigue Charlotte.

Oh, sí. Cada jodido detalle que provocaría hasta escalofríos.

—Eso lo hace más interesante, ¿no? Hombres lobos que devoran a humanos.

Silencio.

La mayoría me observan como si fuera una especie de extraterrestre.

—¿Qué sabes de eso? —Un chico alto y rubio se planta frente a mí. La cicatriz cerca de su ojo izquierdo me llama la atención.

Me encojo de hombros.

—Internet.

Su rostro refleja una tormenta de furia. Charlotte lo manda a callar cuando pretende hablar de nuevo. Entrecierro los ojos porque su actitud defensiva me llama la atención. ¿Acaso es uno de ellos?

—Relájate, Simón —pide Charlotte.

Él asiente con brusquedad y acepta la cerveza que le ofrece un chico. Lily sonríe de manera tensa y me aparta del grupo.

—¿Qué fue eso? —sisea en voz baja.

—Solo dije la verdad.

Niega.

—Regla número uno: nunca menciones a los lobos cuando estés aquí —Su voz suena baja y asustada —. Nadie habla sobre ellos, menos los Persson.

Una sensación inquietante me hace temblar. ¿Los Persson?

—¿Por qué?

Lily me obliga a caminar más rápido.

—Recuerda mi consejo y estarás bien.

Me muerdo la lengua para evitar pronunciar otra estupidez. La reacción de ese chico fue inesperada. ¿Por qué tomaría a mal que comente un rumor? ¿Está involucrado en el tema? Mis sospechas gritan que sí.

—Lo siento —me disculpo.

Lily emite un suspiro.

—Tranquila —murmura —. No te acerques de nuevo a ellos y disfruta la noche. ¿De acuerdo?

Ya se me fueron las ganas de hacer cualquier otra actividad. Me resulta más atractivo quedarme en una cama y leer un buen libro de romance. Tratar de ser normal unos minutos definitivamente no funcionó.

Soy un fracaso.

La noche transcurre con normalidad y cada uno se concentra en lo suyo. Veo a adolescentes borrachos, chicas alegres y Ethan besándome con Lily. Me siento fuera de lugar porque nadie se ha dignado a hablarme. No es que me importe de todos modos, vine a esta fiesta en busca de alguna pista.

—Te arrepientes de venir —asume Lily mientras aparta los labios de Ethan.

Hago una mueca. ¿Acaso soy muy obvia?

—No estoy acostumbrada a estas cosas —admito —. Soy introvertida, prefiero la soledad.

Ethan sonríe.

—¿Ningún chico te espera en Chicago?

Me sonrojo.

—No. Las relaciones son el menor de mis intereses.

En ese aspecto tengo razón. Nunca le di importancia a un chico. Estoy muy ocupada tratando de superar mi culpa y sobrevivir al dolor que significa estar cada día sin Theo. ¿Por qué debería ser feliz cuando él ni siquiera tuvo un entierro digno?

—Espero que cambies de opinión —dice Lily —. Sería muy triste que termines sola en un asilo.

—Probablemente sería lo mejor —mantengo la cabeza gacha.

Estoy condenada a la soledad. Es un castigo que asumiré con gusto porque no fui capaz de proteger a mi hermano. Ni los dioses de mamá me perdonarán.

—¿Quieres bailar? —inquiere Lily —. Vamos a sacarle el mayor partido a esta noche. Anímate, Arianne.

Me cruzo de brazos con una negación.

—Ustedes vayan, yo me quedaré cerca.

Ethan duda.

—¿Estarás bien?

Le ofrezco una sonrisa tranquilizadora.

—Claro que sí, chicos. No se detengan por mí.

Él toma la mano de Lily y se pone de pie.

—Una palabra tuya y será suficiente para irnos. ¿De acuerdo?

Sonrío. Este chico es adorable.

—Gracias.

Se reúnen con el resto de las personas a bailar mientras me quedo en una esquina. También envidio lo libres que lucen sin aparentar tener algún problema. Ellos son felices y normales. Algo que yo nunca podré ser.

Me abrazo a mí misma mientras me alejo hacia el bosque. La mayoría están muy ocupados como para notarme. Visualizo un muelle cerca del lago con luciérnagas y niebla rodeándolo. Todo parece tranquilo y no hay nada raro, pero sé que es un camuflaje. El bosque no dudará en mostrarme lo que es realmente si exploro con más profundidad. A menos que la bestia sea uno de esos chicos.

Puede estar en cualquier parte.

Me siento en el muelle sin que mis pies toquen el agua y contemplo la noche. Años tras años investigué sobre los famosos lobos que relatan los mitos. Algunos fueron maldecidos por la luna, otros nacieron con esa genética y tienen debilidad por la plata.

Vi series y películas, leí libros que me hablan de ellos. Mi obsesión llegó muy lejos y nadie me convencerá de que son seres ficticios. Fui atacada por uno y no olvidaré su mirada. Un animal irracional no dejaría viva a su víctima.

—¿Quién eres tú? —pregunta una voz ronca —. ¿Qué haces aquí?

Levanto la mirada y me encuentro con un chico alto e intimidante. Me toma con la guardia baja el brillo en sus ojos: son avellanas con toques marrón.

—Soy Arianne —No me dejo intimidar.

Sus ojos recorren mi cuerpo, deteniéndose más tiempo en el collar que cuelga en mi cuello. Soy golpeada por el olor que desprende: colonia de hombre y algo que no puedo percibir.

—Arianne —repite él —. Muy bonita, ¿qué haces sola aquí?

Me pongo de pie y me cruzo de brazos en un intento de parecer intimidante.

—Estoy disfrutando del aire libre —sonrío falsamente —. ¿No puedo?

—Es peligroso —Trato de concentrarme en sus palabras, pero el sonido de su voz me distrae —. ¿Eres nueva en el pueblo?

¿Por qué no puedo dejar de mirarlo?

Él parece estar en sus veintitantos y sus ojos brillan con un resplandor desconcertante. Su cara no es lo que la gente considera una belleza clásica. Es demasiado varonil y estoy segura de que la palabra hermoso le ofendería. Es alto, probablemente un metro ochenta y cinco. Su cabello es tan negro como las plumas de un cuervo y algunos mechones caen sobre su cara. Se ve desaliñado, un chico rudo con espíritu animal. Me siento atraída por el aura oscura que desprende y me asusta como la mierda. Puedo sentir el calor invadiéndome y su olor está en todas partes.

Me siento hipnotizada.

Se acerca y retrocedo. Cuando estoy a punto de caerme, su brazo en mi cintura me detiene. Mi garganta se tensa e intento ahogar un jadeo. Trato de disimular los temblores en mi cuerpo, pero no puedo.

—Soy nueva —balbuceo y me odio por eso —. Llegué al pueblo esta tarde.

Me aparto, necesitando poner una distancia adecuada.

—Ya veo —dice y extiende su mano —. Soy Asher Karlsson.

Dudo un momento, pero acepto su mano. Mi piel arde ante su contacto y mantengo mis ojos en los suyos.

—Arianne Laroux —digo esta vez más segura —. Puedes llamarme Ari.

Su sonrisa se borra ante la mención de mi nombre y su mirada se oscurece a algo que no puedo comprender.

—¿Laroux? —pregunta —. ¿Cómo Josh Laroux?

Todo se detiene a mi alrededor.

—¿Cómo sabes el nombre de mi padre? —exijo.

Él mira otra vez, su ceño frunciéndose como si estuviera tratando de entender algo.

—¡Ari! —La voz de Lily nos interrumpe. Sostiene la mano de Ethan mientras se acerca. Una sonrisa se desliza por sus labios cuando nota a mi compañía —. Estuvimos buscándote.

Me aclaro la garganta.

—Yo vine a caminar —digo sonriendo —. Y tuve el placer de conocer a Asher Karlsson.

Lily nos mira con la boca abierta.

Me aclaro la garganta porque repentinamente me acechan las ganas de correr. ¿Cómo es posible que sepa el apellido de mi padre?

—Quería caminar y estar sola —explico tensa —. Lo siento.

Ethan observa a Asher con la mandíbula tensa, Lily está boquiabierta.

—¿Estás bien? —cuestiona Ethan y me examina en busca de alguna herida. ¿Cuál es su problema?

Asher frunce el ceño y noto lo claros que son sus ojos cuando parpadea. Se asemeja al amarillo.

—¿Por qué no lo estaría? —pregunto y miro a mi compañía —. Él es Asher Karlsson.

Lily sonríe y nos mira pícara.

—Sí, lo sabemos.

Ethan está a punto de reventar, Asher enarca una ceja. Se nota que está incómodo también.

—Fue un placer hablar contigo, Ari —dice. Se aleja y me mira sobre su hombro —. Espero verte de nuevo.

—Adiós, Asher —susurro.

No aparto los ojos de él hasta que desaparece en la fiesta y una ardiente sensación calienta mi estómago. Esto no es normal. ¿Así es como se sienten las famosas mariposas que mencionan los libros? Dioses... Me falta el aliento.

—No quieres poner tus ojos en él —indica Ethan, sacándome de mis pensamientos.

—¿Por qué? —pregunto.

—Tiene una reputación que espanta a cualquiera —Se burla Lily —. Solo Julianne está sobre él como una garrapata.

—¿Julianne? —arrugo la nariz.

—Es su mejor amiga. Nunca he visto a Asher sin Julianne.

Parpadeo lentamente.

—¿Pero de qué reputación estás hablando?

—Cariño... —Lily me mira seria esta vez —. Las novias que ha tenido en New Hope terminaron muertas.

🌙

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Pueden encontrar una versión mejorada y capítulos inéditos de Dulce Maldad en librerías. Más información en: www.planetadelibros.com.ar



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